Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Eternamente Tuyo

Pareja:CamusxMilo
Advertencia:+18
Créditos al autor de la imágen

Pedido de @APBR12 espero sea de tu total agrado, al igual las demás personitas que lo leen 💖







Siglo XIV
Año 1346


El primer siglo que cumple desde que se convirtió en un monstruo sediento de sangre, cien años recordándo cómo si fuera ayer aquella vez dónde blasfemó en contra de la iglesia negando su fé y negar al Dios que a palabras de ellos era Todo Poderoso.

Más nunca creyó que su castigo sería eterno por parte de ese Dios del que se burló, esa misma noche fue maldecido a vagar eternamente día y noche alimentándose de sangre humana.

Los primeros días le costaba controlar sus instintos, esa sed lo atormentaba a todas horas y sus primeras víctimas fuerón su familia, todos muertos en una escena horrible dónde se apreciaba sangre por todos lados.

Huyó de inmediato para no volver en mucho tiempo a Francia, su país de origen.

Poco a poco se fue adaptando a esa nueva vida, si es que se le podía decir así, controló sus instintos con el tiempo.

Cien años dónde vivió tránquilo, ahora con la llegada de un nuevo siglo los cazadores lo perseguían día y noche sin parar, cazando a todos los de su especie en nombre de Dios.

Viajó alrededor del mundo para perderles la pista, pero era imposible ya que esos sujetos no se rendían tan fácil.

No podía volver a Francia porque La Peste Negra se esparció como polvora por toda Europa y la gente moría en masa todos los días reduciendo su población, eso sería un problema para él ya que no podría alimentarse.

La ruta marítima quedó descartada ya que no se podía navegar porque desde ahí se introdujo esa enfermedad y ninguna embarcación podía tocar puerto, la única vía fáctible era la terrestre aunque tardaría más días en llegar a un nuevo destino.

Viajó en carruaje para hacerse pasar como un humano normal y así por lo menos perdieran su pista sus perseguidores, siguiendo toda la Península Balcánica.

Se instaló en Grecia ya que ese lugar lo atrajo en cuánto sus pies tocarón el suelo, es como si algo lo llamará.

Caminó a pasos elegantes ya que su toque francés no desaparecía con el tiempo.

Recorrió todo el lugar hasta llegar al mercado dónde la gente pululaba ofreciendo sus productos a las personas que pasaban por ahí.

Entre ellos alguién le llamó la atención, un joven de cabellos rubios, una piel besada por el sol y unos ojos azules cómo el mismo mar Egeo comprando manzanas.

Se quedó hechizado por su atrayente belleza.

Vio cómo se iba del lugar y lo siguió de lejos, el aroma que desprendía aquel jovén inundó sus fosas nasales.

Lo deseaba, pero no sabía en que forma ya que sed de su sangre no era, ¿Entonces cuál sería?

Notó como un chico peliplateado de la nada empujó al rubio a una callejuela tal vez para robarle.

Vio la oportunidad perfecta para acercarse más a ese chico de ojos azules.

Sus sospechas fuerón ciertas, el de cabellos plateados lo amenazaba con una daga y el rubio parecía asustado.

- ¡¡Déjalo en paz!!. Su miráda la desvió a la tercera voz.

- ¡¡Tú no te metas y vete de aquí si esque no quieres morir!!. El pelirojo sonrió de lado ya que él estaba muerto desde hace mucho.

- No me importa, sueltalo o te irá peor de lo que crees. Le dirigió una miráda gélida que hizo estremecer al peliplata pero no se dejaría intimidar.

- ¡¡Ya me tienes harto, tú te lo buscaste!!. Empujó hacia un lado al rubio que cayó al suelo tirando sus manzanas.

El de ojos carmesí no se inmutó para nada, la punta de la daga estuvo a punto de atravesarle el estómago pero en un movimiento rápido lo esquivó, midió su fuerza para golpearlo en el rostro varias veces hasta sacarle sangre de la nariz y boca.

El peliplateado huyó todo malherido pero jurando que se vengaría de aquel pelirojo si se lo encontraba de nuevo.

- ¿Estás bien?. Dirigió su mirada carmesí al rubio que seguía en el suelo sin mirarlo a la cara.

- Si. Respondió en un bajo susurro, se levantó y recogió las manzanas.

- Déjame ayudarte. Se acercó para ayudarlo a guardar la fruta.

- Gracias y no debió arriesgar su vida por un simple desconocido. Por primera vez le dirigió la mirada y quedó mudo al ver la belleza de aquel apuesto hombre y esos ojos de color rojo, algo inusual en las personas, jamás lo había visto en Grecia, "tal vez sea un extranjero pensó.

Una conexión entre ellos sucedió en ese momento.

- No es nada y lo haría las veces necesarias por salvarte. Le guiñó un ojo de forma coqueta a lo que él otro se sonrojó.

- Debo irme a casa. Hasta luego y muchas gracias. Con todo su bochorno agradeció dispuesto a irse.

Ya estando a unos pasos de salir de la callejuela...

- ¿Cuál es tu nombre?. Preguntó al rubio que se detuvo para girar sobre su eje.

- Milo.

- Manzana, eso significa en griego o me equívoco.

- No, no se equívoca. Sonrió tímido. ¿Y puedo preguntar como se llama la persona que me salvó?.

- Soy Camus. Como un caballero besó la mano de su contrario en los nudillos.

- Yo... este... a forma de agradecerle le invito a mi casa para tomar un café.

- Claro, seria un placer. Le sonrió el pelirojo ya que fue un gran paso el que dió con el rubio.

Desde ese día Milo y Camus se convirtierón en amigos, solían ir a pasear para que el francés conociera todo de su país.

Compartían buenos momentos juntos, el rubio sentía algo más que amistad por aquel pelirojo encantador y éste igual nunca creyó enamorarse ya que creía que su corazón estaba muerto.

Él una bestia sanguínaria enamorado de un humano, por primera vez deseaba a alguién no para beber de su sangre sino para probar de sus labios.

Una noche mientras paseaban un descuido del rubio hizo que resbalara, ya que las calles aún estaban húmedas por la lluvia de la tarde, cerró sus ojos esperando un golpe que nunca llegó.

Camus actuó rápido sujetando a Milo de su pequeña cintura en una escena que parecía de película romántica estando a escasos centímetros de tocar el suelo.

El rubio abrió los ojos viendo el rostro del pelirojo cerca del suyo, sus manos por instinto se aferrarón al cuello de su contrario.

No dejaban de observarse, aún estando en esa posición, sus rostros poco a poco se iban acercando más acortando la distancia.

El primer beso de ambos, un roce labial.

Poco a poco fuerón moviendo sus labios siguiendo un ritmo lento, experimentando por primera vez cerrando sus ojos para disfrutar mejor del momento.

Se separarón cuándo la falta de aire se hizo presente en ellos.

Camus aún sosteniendo la cintura de Milo lo incorporó para quedar parados y éste puso su cabeza en el pecho del más alto abrazándolo por la cintura.

Así estuvierón por varios minutos pero había algo que decirse ambos, el primero en hablar fue Milo que alzó su cabeza para verlo.

- Te amo Camus, sé que está mal amar a un hombre pero...

Un dedo pálido en sus labios lo hicierón callar.

- Yo también te amo Milo, nunca creí enamorarme pero desde que te ví la primera vez, algo en tí me llamó la atención, quiero hacerte feliz eternamente y no me importa que sea mal visto amar a otro hombre, por mí se pueden ir al infierno. ¿Quieres ser mi pareja?.

- Claro que sí, Camus. El rubio se alzó de puntitas para llegar a los labios de su amado pelirojo, sellando ese amor.

Llevaban dos meses siendo pareja, cada dia su amor crecía más pero Camus aún no revelaba lo que era, ya que temía que si decía lo que era al rubio, un asqueroso chupasangre, éste huyera asustado o lo tachará de loco.

No podia arriesgarse a perderlo, aunque tarde o temprano la verdad saldría a la luz.

Esa noche su amado le dijo que estaria ocupado en algo que era de suma importancia así que no iría a visitarlo sino hasta el siguiente día.

Milo a veces era despistado y olvidó comprar algo que utilizaría en el desayuno eran las 9:30 de la noche así que caminó rápido ya que a esa hora todo estaba silencioso unas que otras personas aún caminaban para sus casas.

Camus ya tenía casi acorralado a su presa que asustado no sabía hacía dónde correr, sus pasos lo guiarón a una calle sin sálida semi alumbrada por la lámpara de gas, velóz lo estampó en la pared y ladeó la cabeza de su presa que inmóvil se quedó esperando su cruel destino.

Sus colmillos picaban para clavarse en la carótida, el corazón del desdichado latía frenéticamente por el miedo.

La sed que sentía hizo que de una vez clavara sus afilados dientes rasgando la piel del cuello y así beber de ese elixir.

Sintió el caliente líquido recorrer su garganta y su presa gimió de dolor removiendose en el lugar para tratar de escapar.

Milo habia caminado un par de calles cuándo escuchó que alguién se quejaba cerca, creyendo que era una persona herida se dirigió hacia allí.

Se detuvo en seco cuándo se adentró viendo a dos personas tan cerca sus cuerpos, conocía esa cabellera carmesí ya que en Grecia no había nadie con ese color de cabello.

- Camus. Dijo en un susurro.

Volteó de inmediato al escuchar esa voz.

- Milo. De la comisura de sus labios escurría un hilillo de sangre, su víctima estaba muerto desde hace unos segundos y soltó el cuerpo que cayó inerte al frío suelo. - Yo puedo explicarlo.

El rubio negaba con la cabeza, no podía creer lo que veía; su amado era un demonio, una criatura que se alimentaba de sangre humana, un asesino, un vampiro que amaba demasiado.

El pelirojo trataba de acercarse pero los pasos que el daba, el rubio retrocedía alejandose más, creía que los vampiros sólo en Transilvania se encontraban o a veces se negaba a creer tal cosa porque sólo era un invento de la gente para asustarlos y se unierán a la religión.

Pero ahora tenía uno frente a él, uno que él conocía y de su boca sobresalían esos colmillos con la sangre aún fresca.

- Amor escuchame, por favor, te lo súplico. Trató de convencerlo pero Milo negaba con la cabeza, de sus ojos salían gruesas lágrimas, miles de emociones se agolparón en su mente confundiendolo y un temblor se apoderó de su cuerpo.

- ¡¡No!! ¡¡Dejame en paz!!. Gritó para salir corriendo directo a encerrarse en su casa dónde lloró hasta quedarse dormido.

El pelirojo no hizo nada para detenerlo, entendía lo que Milo sentía en ese momento, miedo, terror hacia él por descubrir lo que era, un maldito vampiro.

Dos largas semanas pasarón sin saber nada de su amado rubio, estaba impaciente por saber de él, creyó que dándole algunos días para que procesara todo iría a verlo, pero se equivocó.

Pensaba en marcharse de Grecia para irse a otro lugar, aunque le doliera dejar a su manzana sólo, pero tal vez era lo mejor.

Milo por su parte tardó en aceptar lo que era su Camie, pensaba cómo fue que terminó siendo un vampiro ya que los griegos tenían sus propias creencias como si murió siendo un niño o sufrió maltrato para reencarnar así, se suicidó, hizo un pacto con el diablo para vivir eternamente vendiendo su alma o blasfemó en contra de la iglesia obteniendo ese castigo.

También recordó cada momento junto a él lo felices que se miraban, cada beso dado.

Estaba en una encrucijada, lo amaba sí, pero también tenía miedo de que lo matara como a sus otras víctimas.

En esas dos semanas se la pasó pensando y no le importaba arrepentirse si moría a manos de su amado, él sería feliz.

Su amor pudo más y no le importaba lo que era, el amaba a ese ser que se comportó diferente ese primer día que se conocierón.

Se dirigió a dónde vivía su pelirojo sin importarle que era tarde alrededor de las once de la noche.

Tocó la puerta de aquella casa que se abrió de inmediato viendo la cabellera carmesí.

- Te amo y no me importa lo que eres, quiero ser tuyo eternamente. Se lanzó a sus brazos y lo besó de forma desesperada.

Feliz no podía estar, su Milo estaba de nuevo con él.

Se besaban con pasión acostados en la cama del pelirojo.

- ¿Estás seguro de ésto Milo?. Lo miró directo a los ojos.

- Si, quiero pertenecerte en cuerpo y alma.

La ropa poco a poco fue desapareciendo, sus cuerpos desnudos se apegaban más para sentir el calor del otro.

Inexpertos ambos se daban caricias algo toscas, rudas.

Besó esa piel morena con lentitud, saboreó esos pequeños pezones mordiendolos con sus colmillos, para qué ocultarlos más sí su manzana ya sabía lo que era y lo aceptó tal como es.

Milo jadeaba, apretaba la sábana por las sensaciones en todo su cuerpo.

Colocó en cuatro al rubio que levantó más la cadera apoyando el peso en sus brazos, posicionó su pene en la entrada abriendose paso en la estrecha cavidad.

El olor metálico de la sangre inundó sus fosas nasales y sus ojos carmesí brillarón con intensidad.

Milo ahogó un grito de dolor, sintió como si lo desgarrarán por dentro.

De sus ojos salían gruesas lágrimas.

Era su primera vez, atesoraría eso para siempre en sus más preciados recuerdos.

La primera vez de ambos.

Empezó a moverse de forma lenta, a Milo ya no le dolía como al principio, poco a poco su cuerpo se acostumbró al tamaño de aquel miembro.

Pequeños gemidos escapaban de su boca al sentir cómo el placer lo envolvía de a poco su cuerpo.

- M-más rápido... Caaamusss. Arrastraba las palabras pidiendo por más.

Él pelirojo acató de inmediato la ordén y comenzó a mover más su pelvis.

Sus testículos chocaban entre los glúteos morenos haciendo que el ambiente se torne más erótico.

El sudor en sus pieles se hizo presente, Camus gruñía como un animal, jadeaba, soltaba maldiciones en su lengüa madre.

Milo sentía tocar las estrellas, los besos que le daba su amado por toda su espalda, las mordidas en su cuello sin lastimarlo sólo hacía que amara más a su vampiro porque esa noche demostró que no era una presa más de él.

La cima del orgasmo los envolvió a ambos consumiendolos por completo.

Se dejarón caer en la cama rendidos, Camus abrazó a Milo que se quedó dormido al instante.

Le besó su frente con cariño, observándolo dormir jurando amarlo por toda la eternidad.

La felicidad es tan efímera ya que los cazadores habían encontrado a ese vampiro pelirojo que era muy escurridizo.

Le siguierón sus pasos pero por un momento le perdierón la pista hasta que en Grecia lo vierón al lado de un chico rubio, ambos felices.

Los observarón de lejos y vierón como tenía una relación con ese joven humano, sonrierón victoriosos ya que su talón de áquiles era ese griego moreno.

Una noche iban de regreso a casa de Milo después de un largo paseo, sin embargo nunca creyerón que esa sería su uĺtima noche juntos mientras reían tomados de la mano.

Tres tipos encapuchados los rodearón con ballestas en mano.

Mientras dos más salían mostrando sus rostros felices.

Camus los reconoció al instante frunciendo su ceño.

- Vaya, vaya finalmente nos vemos asqueroso vampiro ¿Creíste que nos rendimos en buscarte? Es obvio que no. Habló un pelinegro de cabello largo.

- Eres él único vampiro que nos falta por matar y admito que eres el más dificíl de todos. El otro cazador que era gemelo del pelinegro sonrió burlón y miró al rubio que estaba al lado de ese vampiro.

Camus por instinto lo puso tras de su espalda a modo de protegerlo, sabía que era fuerte muy fuerte pero eran cinco y también era su deber proteger a su amado que temblaba por el miedo.

Los gemelos corrierón en dirección del pelirojo y él también se lanzó atacándolos velozmente dejando expuesto a Milo que lo tomarón los otros tres inmovilizándolo de los brazos.

La pelea estaba en igualdad de condiciones ya que los cazadores gemelos se coordinaban atacando al pelirojo en sus puntos más débiles.

Camus hacía lo posible por defenderse pero eran fuertes igual que él, escuchaba los gritos de su rubio que forcejeaba con aquellos tipos tratando de zafarse.

En un descuido el pelinegro le clavó una daga en su pierna y otra en su brazo, hirió parte de su abdomen haciendolo sangrar.

Podía regenerarse de inmediato, no le importaba si lo herían ya que no le afectaba en absoluto.

Se desconcentró cuándo el gemelo le dijo algo.

- ¿Que pasa si matamos a tu amorcito junto contigo?

Un segundo bastó para bajar la guardia y recibir una bala bendecida por la iglesia en su hombro.

Dolía y su fuerza poco a poco disminuía por la sangre que emanaba de la herida.

Milo por su parte logró zafarse de uno para golpearlo con su puño mandándolo al suelo, estaba preocupado por su francés, golpeó al segundo y tercero hasta dejarlos casi inconscientes.

Fijó su vista en su amado que peleaba con pocas energías con el pelinegro, su gemelo estaba a un lado apuntando en dirección del vampiro un arma que disparaba estacas de madera.

Tenía un objetivo en claro y era salvar a su bello vampiro, corrió lo más rápido que pudo.

El pelinegro en un momento dado se apartó y eso le pareció raro, tarde se dio cuenta que era una trampa para matarlo, la estaca ya venía en su dirección.

Cansado y con pocas fuerzas se resignó a morir, cerró sus ojos para esperar su muerte.

La estaca jamás llegó hacía su corazón, escuchó un quejido de dolor cerca suyo.

Abrió los ojos y vio cómo su Milo era quién caía lentamente a su lado, lo tomó antes que tocara el suelo.

La estaca atravezó el corazón de su manzana y la sangre emanaba empapando la ropa.

- ¡¡Es un idiota ese chico, salvar a un asqueroso chupasangre que no vale nada jajajaja!!.

- Sí que lo es, jajajaj prefirió morir él. ¡¡Patético!!.

Oír las burlas de esos gemelos hacía su amado lo encolerizó, le dio un beso en la frente al rubio que lo miraba con amor aún sabiendo que estaba a punto de partir hacia un lugar sin retorno, lo dejó en el suelo y se levantó.

Con una velocidad empujó al pelinegro estampandolo en un árbol, le mordió el cuello arrancando un pedazo de carne, la sangre salía a borbotones y sin esperar más le arrancó la cabeza.

El gemelo miró asustado cómo su hermano mayor moría, vio desaparecer al pelirojo de la nada y atento observaba para todos lados retrocediendo lentamente.

Sintió su espalda chocar con algo, volteó despacio para ver unos ojos carmesí que brillaban de furia.

De sus labios salía la sangre de ese cazador, terror reflejaba el rostro de su enemigo y le atravesó el pecho arrancando su corazón que lo apretó en su mano hasta aplastarlo.

Los otros tres que recuperados mirarón la sangrienta escena, huyerón despavoridos del lugar.

Calmado se dirigió dónde su amado lo esperaba para despedirse.

- Milo por favor resiste, no me dejes solo, te amo y no sé que haré sin ti. De sus bellos ojos salían lágrimas de sangre al ver a su amado que estaba pálido.

- Ca-Camus por favor no llores, sé que no tengo mucho tiempo pero por favor promete que no me olvidarás, en tus memorias recuerdame como una linda parte de tu larga existencia, mi alma hará todo lo posible por volver de nuevo a la vida, reencontrarme contigo en otra época y verte una vez más para amarte para siempre, recuerda que soy eternamente tuyo. No me olvides porque yo jamás lo haré aún después de mi muerte. Sonrió débilmente, su corazón poco a poco se iba deteniendo.

- Yo sólo te amaré a ti, nadie ocupará tu lugar y te estaré esperando para volver a amarnos, te robaste el corazón de éste vampiro. No paraba de llorar al ver a su amado más débil. - Si quieres podemos hacer el intercambio de sangre ahora mismo para que seas igual a mí. Era la única manera para que no lo dejara solo.

- No Camus, para cuándo se haga el ritual sabes que será demasiado tarde. Ya te lo dije yo prometo volver a la vida para amarnos para siempre pero por ahora mi vida ha llegado a su fin. Te amo, no lo olvides y dame un beso mi amado vampiro. Pidió para despedirse momentaneamente de él.

Camus lo besó sin esperar más, sus labios se rozarón por última vez y Milo dejó escapar su último aliento en ese contacto, su corazón dejó de latir.

El pelirojo lloró, gritó y maldijo, aferrando entre sus brazos el cuerpo inerte de su amado.

Pero aún conservaba la esperanza de volverse a ver.

Al día siguiente le dió sepultura como era debido, Milo vivía sólo y no tenía familia así que él mismo se hizo cargo de todo.

En la lápida se apreciaba un pequeño epitafio.

"Mi Amor Por Tí Será Eterno, Deseo Volver A Verte En Otra Vida Como Lo Prometiste, Sé Que Nos Volveremos A Encontrar Para Estar Juntos".

Cada año visitaba la tumba de su amado dejándole las más bellas flores y esperando el momento de su reencuentro.

🦂

<<El Amor Pudo Atravezar La Barrera De La muerte>>

Actualidad
Año 2020

Despertó sudando, de nuevo tenía ese sueño dónde una estaca se clavaba en su pecho y una promesa a alguién de cabellos rojos como la sangre, cerca de su corazón le dolía aquella marca de nacimiento.

Su cara era difusa, borrosa y trataba de recordar el nombre que estaba seguro lo tenía en la punta de la lengüa.

Su largo cabello azul estaba húmedo y su flequillo se pegaba a su frente.

Desde que tenía uso de razón esos sueños los tenía cada noche desde hace 22 años.

Siempre se veía a él mismo, sólo que su cabello era rubio tomando la mano de aquel hombre, paseos, besos y teniendo relaciones en su lugar de origen Grecia pero parecía en otra época ya que todo era diferente a ahora, pero nunca podía distinguir ese rostro.

Se siente como un tonto amar a un hombre que sólo en sus sueños existe, tuvo un novio llamado Shura pero siempre que lo besaba se imaginaba que quién lo hacía era aquel pelirojo.

Terminó con ese noviazgo ya que por más que trataba enamorarse de Shura nunca lo logró ya que su corazón le decía que a quién amaba era ese que ocupaba sus sueños.

En dos días volvería a Grecia ya que sus padres se fuerón de su país de origen cuándo se casarón para tener una mejor vida mudándose a Estados Unidos, pero algo le decía que volviera al lugar dónde nació ya que algo pasaría para cambiar su vida.

Vio cómo todo cambiaba conforme pasaba el tiempo, la gente poco a poco dejó de creer en los vampiros alegando que era puro invento de las diferentes religiones, los cazadores dejarón de hacer su trabajo ocultándose en las sombras.

La modernización fue un cambio rádical en todo el mundo y tuvo que adaptarse a la tecnología.

Cazaba de vez en cuándo ya que ahora podía comprar la sangre en los bancos de donación.

Dejaría Francia para volver a Grecia ya que en un par de días iría a visitar la tumba de su amado para dejarle las más finas flores ya que otro año más se cumplía de su muerte.

Aún sigue esperando volver a encontrarlo tal como se lo prometió, no le importaba esperar una eternidad.

En todos esos años jamás volvió a enamorarse, la pérdida de su manzana le costó mucho superar pero en su pecho albergaba una esperanza, algo le decía que su amado volvería a él.

Recorría las diferentes ciudades de Grecia cada año para ver si lo encontraba pero nada.

Todo cambió en ese país, y era como buscar una aguja en un pajal.

Ambos hacían sus maletas para viajar al siguiente dia a aquel país dónde todo comenzó.

<<Dos almas listas para reencontrarse>>

El primero que llegó fue Camus hospedandose en un hotel de Athenas.

Milo arribó del aeropuerto horas después para quedarse en la casa de sus padres.

Mañana tenía planeado recorrer la ciudad para ver que tanto había cambiado después de tantos años y un presentimiento de que algo bueno le pasaría.

Ese día llegó y Camus fue al cementerio dejando flores en esa tumba que él se encargó de conservar a traveź del tiempo para que no se perdiera nunca.

Observó por largo rato dónde reposaba su amado, la lápida se mantenía limpia ya que pagaba para que la mantuvierán en buen estado.

Miró hacia el cielo viendo que empezaba a atardecer, se fue de ahí a pasos lentos con las manos metidas en sus bolsillos.

Una suave brisa movía sus largos cabellos rojos.

Pensaba en Milo, en el inmenso amor que aún le tiene, ese sentimiento jamás murió al contrario revivía cómo el fenix, resurgiendo de las cenizas con más intensidad.

Milo caminaba maravillado por lo hermoso que lucía la ciudad, el bello atardecer se apreciaba a lo lejos.

Distraído como siempre no se percató que chocó con alguién y que al parecer era fuerte ya que, el que cayó fue él, de trasero contra el pavimento.

- Discúlpame, dejame ayudarte. Vio una pálida mano frente a él pero nunca se percató de quién era, la tomó para aceptar.

Se levantó para sacudirse el polvo de sus jeans negros.

- ¿Te encuentras bien?. Preguntó de nuevo esa voz en griego pero distinguía un acento que parecía al francés.

- Si, lo estoy. Dijo para mirarlo finalmente a la cara.

<<Amor mío después de tanto tiempo te he encontrado>>

El atardecer estaba frente a él pero no era lo que miraban sus ojos, los últimos rayos solares iluminaban esas hebras rojizas que brillaban dándo el efecto de un riachuelo de sangre fresca moviendose al compás de la suave brisa que hacían los siervos del dios Eolo, los ojos rojos se veían oscuros porque caía la noche lentamente.

Camus se quedó estático viendo a ese joven que era parecido a su Milo, lo único que cambiaba era el color de cabello pero era una copia exacta de él.

- Camus. Finalmente el nombre que tanto quería recordar salió de su boca.

El pecho del peliazul le dolió, se tocó la marca de nacimiento y su corazón latía desenfrenado, la imágen de aquel hombre por fin se volvió clara.

Era él, el mismo que ahora está viendo.

Aquel amor platónico que creyó, sólo era un sueño o parte de su imaginación, era real.

Ese pelirojo es real.

Sabía lo que era, un vampiro pero no tenía miedo como lo tuvo cuándo lo vio alimentándose, recordó su vida anterior al lado de él y la promesa que le hizo de volver.

Sus ojos se llenarón de lágrimas.

- Milo, ¿En verdad eres tú?. No podía creerlo, después de tanto tiempo volvía a él.

- Lo soy mi amado vampiro. Se lanzó a sus brazos llorando.

La oscuridad envolvió el cielo y las estrellas hacían acto de presencia para ver la conmovedora escena de dos almas volviendo a estar juntas.

Milo tenía la misma estatura que su amado y alzó su cabeza sólo para besarlo necesitado.

Camus dirigió sus manos a la cintura de su ahora peliazul para acercarlo más a su cuerpo.

Se separarón para juntar sus frentes. - Cumpliste tu promesa de volver y hoy es otro año más que se cumple cuándo moriste salvándome y como hoy volviste a mí de nuevo, para estar juntos.

- Te amo y cumplí mi promesa, recuerda que soy eternamente tuyo, algo me decía que viajara a Grecia, es cómo si algo me llamara, el destino o los dioses me trajerón hasta aquí para encontrarte. Volvierón a darse otro pequeño beso.

Felices se dirigierón a la casa de Milo, querían recuperar todo él tiempo pérdido.

Querían unirse de nuevo en cuerpo y alma.

<<El amor resurge con más intensidad que antes>>

Entre besos y caricias llegarón a la habitación del peliazul despojándose de sus ropas rápidamente.

Necesitados de sentir las caricias del otro cómo hace siglos compartierón varios momentos así.

Rodarón en la cama hasta que Camus se posicionó entre las piernas de Milo.

Besó el cuello de su amado y con sus colmillos mordió ligeramente esa suave piel.

Un pequeño hilillo de sangre salía y saboreó ese elixir prohibido.

Sin duda delicioso.

Succionó dónde estaba la herida dejando una marca que con los días se vería más visible.

Siguió bajando sus besos por todo el pecho dejando uno que otro chupetón hasta llegar a los pezones de Milo.

Se llevó a la boca uno mientras el otro lo apretaba con sus dedos, el peliazul se retorcía en la cama por la placentera sensación.

Continuó su descenso por todo el abdomen hasta llegar al inicio del vello púbico, sacó su lengüa para saborear la punta rosada de aquel miembro dónde el líquido pre-seminal salía.

Se dedicó a lamer en circulos todo el tronco venoso e hinchado y su mano lo estimulaba.

De una sola lo metió a su boca, Milo jadeó al sentir su pene siendo rodeado de lo cálido y húmedo de aquella cavidad bucal.

Movió su cabeza de arriba hacia abajo, sintiendo como la anatomía de su amado le llegaba hasta su garganta.

Masajeaba los testículos con su mano, sentía como el cuerpo de su amante vibraba de plácer.

Sus ojos los apretaba con fuerza aferrándose de las sábanas, su boca entre abierta sólo salían balbuceos inentendibles.

Su cuerpo se estremecía, miles de corrientes eléctricas le recorrián de la cabeza hasta la punta de los pies.

Una fuerte oleada de calor lo invadió hasta bajar a su entrepierna dónde dejó salir un gemido y derramar toda su esencia en la boca de su vampiro que gustoso se lo tragó.

Su pecho subía y bajaba, Camus gateó para quedar de nuevo a su altura.

- Lo siento. Dijo a duras penas para disculparse por no avisar que se correría pero eso no le importó al pelirojo.

- Amor mío no te disculpes, la noche es jovén y ésto apenas comienza.

Un beso francés le dió a su querido peliazul que correspondió de inmediato sin importarle que aún no se recuperaba de ese orgasmo.

Sus lengüas batallaban por ver quién era la dominante y el ganador absoluto fue Camus.

Se separarón y un fino hilillo de sáliva los mantenía unidos después de ese delicioso beso.

Camus se acomodó de nuevo entre las torneadas piernas del moreno, acariciando los muslos, subió una a su hombro para tener mejor acceso a su entrada.

Lúbrico sus dedos él mismo metiendo el primero, le siguió el segundo dilatando más esa entrada que se contraía por la invasión y el tercero llegó para simular embestidas.

El rostro de Milo era cómo una bella obra de aquellos pintores famosos que conoció mientras vagaba de nuevo por el mundo al verse sólo y triste sin su manzana.

Pero ahora que lo tiene de nuevo entre sus brazos jamás lo dejará ir de su lado.

Una nueva sensación se instaló en el cuerpo del peliazul, mucho más intensa que la anterior y su miembro de nuevo se encontraba erecto.

Los dedos que había en su interior lo estaban volviendo loco de placer y sus manos se aferraban a lo que tuviera a su alcance.

- Estoy listo, quiero sentirte mi vampiro. Deseaba tener en su interior ese miembro que por lo que vió estaba bien dotado.

- Tus deseos son órdenes para mí. Retiró sus dedos para posicionar su miembro en la entrada metiendolo lentamente.

Le dolía y ardía pero no importaba ya que después el placer ganaría terreno.

De nuevo el olor metálico de la sangre inundó sus fosas nasales, Milo era virgén, su primera vez cómo en aquel entonces.

Esperó a que su amante se acostumbrara para empezar a moverse.

Después de un par de minutos la cadera morena se movió dándole a entender que comenzará con los movimientos.

Y así lo hizo en un vaivén lento, sus ojos carmesí brillaban de la más pura lujuria y eso le excitaba a su amante que pidió por más.

- ¡¡Más rápido Camus!!. Las estocadas fuerón más rápidas y en una de esas su próstata fue tocada deliciosamente arqueando su espalda.

Gemía cada vez más fuerte y se aferraba a los fuertes brazos de su vampiro que besaba su pecho y succionaba sus pezones.

En un movimiento rápido se incorporó para sentarse en medio de la cama con Milo aún siendo penetrado, el moreno soltó una exclamación en griego por la rápidez en que lo hizo.

Ahora quién dirigía los movimientos de la embestidas era el peliazul que lo cabalgaba.

El ritmo que llevaba era rápido ya que su punto g era tocado una y otra vez por ese miembro.

Una mano estaba en el blanco cuello de su vampiro mientras la otra se aferraba en la espalda.

Su cuerpo volvió a arquearse y hechó su cabeza hacia atrás gimiendo descontroladamente, Camus aprovechó eso para besar el cuello y morderlo ligeramente saboreando su sangre.

Su mano arañó la espalda blanca por las mordidas y succiones, le pareció excitante aún más que su vampiro lo nalgueará varias veces.

Sus cuerpos perlados en sudor, los diferentes sonidos que inundaban en la habitación, palabras de amor susurradas en sus oídos.

Estaban cerca ambos de terminar, 3 y 4 embestidas más fue todo para que llegaran a la cúspide del orgasmo.

Milo entre sus abdomenes y Camus en el interior de su amado.

Cayerón rendidos en la cama dándose un último beso para que su manzana descansara.

Tomados de la mano le daban inicio a una nueva vida juntos pero ésta vez para toda la eternidad.

Milo convertido en vampiro se convirtió en el eterno compañero de Camus, juntos recorriendo el mundo, ya nada ni nadie los podría separar de vivir su eterno amor.

<<No pueden separarnos porque el amor es un arma poderosa que puede romper cualquier barrera incluso el de la muerte, te pertenezco en cuerpo y alma, éste amor será para siempre, nunca me cansaré de tí, te amo porque Eternamente Tuyo Soy>>





❄💙❄💙❄💙





Hola mis bellos lectores esperó haya sido de su agrado éste one-shot con la temática de vampiros y agregándole un poco de historia sobre la peste negra que fue una enfermedad bárbara que atacó Europa provocando que muriera mucha gente al no existir una cura.

Mi querida Mabesagittarius24 me ayudó un poco en eso :3 ya que me dió esa idea que acepté como reto cambiando un poco de lo que acostumbro a escribir y bueno éste fue el resultado final.

Voten y comenten que tal les pareció 😶
Dos canciones me inspirarón para escribir la parte trágica aunque se me salierón unas lágrimitas, su loca escritora gusta mucho de la música eléctronica y de los diferentes géneros que tiene.

Aunque unos digan que son sólo sonidos feos me encanta, depende desde el punto en como lo escuches.
A mi me transmiten muchos sentimientos aunque no lo crean, me inspirán a tal punto de hacer volar mi imaginación creando diferentes escenarios.

La primer canción se llama:
Don't forget me-sullivan king & wooli
La segunda:
Sight of your soul-dirtyphonics & sullivan king

Son libres de buscarlas para que las escuchen pero sino quieren pues no lo hagan xD

Sin mas me despido.

Atte. Skarlet Antares 🦂❄💙☠

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro