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Especial 10k

Pareja:CaMilo
Advertencia:+18






Viene Del Especial 5k



Dégel y Kardia no podían creer lo que el patriarca Sage les decía, era imposible que el caballero de acuario estuviera en cinta, nunca se les pasó por la mente que tuviera esa condición de doncel.

Los síntomas eran la señal de un embarazo que terminó por confirmarse, Dégel no lo podía creer ya que era muy raro que alguién y más un hombre pudiera concebir pero lo aceptó de inmediato y ahora que sabía que una pequeña vida crecía en su vientre fruto de ese inmenso amor que desde jóvenes nació lo ponían feliz.

El octavo guardián después del shock no cabía de la felicidad, cargó a su amado francés mientras giraban.

Los protegería con su vida de ser necesario.

Los meses pasaban rápido y sus compañeros de armas cuidaban mucho al embarazado Dégel que a veces las hormonas lo tenían de muy mal humor.

También se confirmó que eran dos bebés los que venían en camino, el octavo guardián no se la creía serían gemelos o mellizos?

Se sentían plenos y más con la pronta llegada de sus pequeños, dos meses y la espera terminaría.

Cada día pasaron rápido, con la luna llena iluminando el cielo oscuro los dolores en su vientre llegaron, su rostro empapado en sudor por las contracciones.

Kardia vía cosmos aviso a todos sus compañeros y al pontífice que a su vez informó a su diosa.

Dégel era asistido por la vestal del santuario que con su cosmos lo tranquilizaba.

Horas que le parecieron eternas al escorpión, no paraba de dar vueltas y ya tenía más que harto a El Cid que le dio un golpe en su cabeza para que se controlará.

El primero en nacer fue un pequeño de pocos cabellitos en color aguamarina y su piel tan blanca como la nieve, el segundo bebé piel acanelada y su color de cabello azul aunque fuera poco era visible.

Mellizos, tal parecía que poseían las características de cada padre.

La labor de parto dejaron exhausto al onceavo guardián que cayó rendido en cuanto lo pasaron a otra habitación.

Kardia entraba con sus dos pequeños en cada brazo mirando a su bello copero dormir.

Se sentó en una silla al lado de la cama y vigilar el sueño de sus tres amores.

Eran felices con sus hijos, el menor que le pusieron por nombre Milo ya que el octavo guardián impuso su ley para ponerle manzana en griego aparte que adoraba esa fruta, su adorado Dégel no dijo más respetando la decisión de su inquieto escorpión pero él escogería el de su hijo mayor que fue Camus.

No todo sería felicidad para la pareja ya que la Guerra Santa había dado inicio, cuatro meses que disfrutarón en familia.

Presentían que no sobrevivirían a la guerra contra el Dios Hades, antes de que todo empezará pidieron al patriarca Sage que sus hijos fueran protegidos, alejados de la guerra que se desataría.

Con el dolor de sus almas se despidieron de ellos.

- Mis pequeños, saben que los amamos mucho aunque sean pequeños y no nos recuerden siempre estaremos con ustedes ya que en un futuro serán nuestros sucesores, Camus será el nuevo portador de acuario y Milo el de escorpio. Decía Kardia con un nudo en su garganta sin poder seguir hablando.

Dégel lo tomó de la mano ya que él también le dolía dejar a sus hijos pero era por el bien de ellos.

- Ustedes poseen un gran cosmos vienen de dos padres de alto rango, puede que ya no estemos con ustedes en sus demás etapas pero nuestro cosmo vivirá en las armaduras que portarán, los ciudaremos a pesar que ya no estemos físicamente, mis bebés, son mi orgullo y el de su padre. Las lágrimas surcaban el bello rostro del onceavo guardián que les dio un beso en su frente a sus pequeños que estaban dormidos.

Kardia también se despidió de sus hijos, lo más preciado que tiene además de su amado copero, por ellos hará arder su cosmo al máximo, por ellos daría su vida.

Un leve asentimiento de cabeza fue la señal para que el patriarca Sage se acercará y entregarles a los bebés para que se los llevara.

Usando su teletransportación desapareció del recinto principal con la descendencia de escorpio y acuario dejando a la pareja abrazandose para darse consuelo.

Los mellizos fueron separados Camus fue llevado a Francia para ser criado ahí en un pequeño pueblo, el menor que era igual a Kardia en la Isla Milos se criaría.

Las fechas de nacimiento fueron cambiadas y cuando tuvieran siete años serían reunidos de nuevo en el santuario para entrenarse como caballeros de oro.

Antes de entrar a los dominios del Dios Poseidón en busca del Oricalco Kardia pidió un beso a Dégel.

Un beso De Diamante.

- Vete amor, yo me encargo de Wyvern que estoy seguro será un gran oponente hasta el final. Dégel no quería irse dejando sólo a Kardia ambos poseían golpes y magulladuras por el inmenso poder de aquel juez.

- Pero Kardia... Fue interrumpido por el escorpión.

- Vete, en un momento te alcanzo ya que Hades es el siguiente. Los ojos azules de Kardia lo convencieron y sólo asintió pasando a su lado.

El escorpión lo observó por breves segundos enfocándose de nuevo en su oponente que tanto buscaba para que hiciera arder su corazón.

La batalla empezó y el cosmos de Kardia ardía al máximo, mientras Dégel seguía buscando lo que les abriría el camino a sus compañeros hacía el Lost Canvas.

Se detuvo en seco y volteó hacía atrás donde luchaba su amado, se negaba a creerlo, de sus ojos violetas salían lágrimas ya que la presencia de su escorpión ya no lo sentía.

Kardia antes de morir susurró un:

- Te Amo Dégel. La armadura volvió de nuevo al santuario en la octava casa zodiacal.

Sus puños se cerraron, lucharía hasta el final por él, por la esperanza de un futuro para las personas y sus pequeños hijos los que lleva en su corazón al igual que su amado.

El también se sacrificó conteniendo el poder de Poseidón que habitaba en el cuerpo de su amiga Seraphina congelando todo Blue Graad.

El sacrificio de él y de Kardia sería contado a las futuras generaciones de caballeros también sus hijos lo escucharían.

Quería que se sintieran orgullosos de ellos aunque no supieran que eran sus padres.

El final de la Guerra Santa con muchos sacrificios de los caballeros dorados, sólo dos lograron sobrevivir Shión de Aries y Dohko de Libra.

Aquellos que de ahora en adelante se encargarían de restaurar el santuario para los nuevos aspirantes a caballeros.

Shión asumió el cargo de patriarca ya que su maestro Sage se lo encomendó antes de perecer y dar la ubicación de los hijos de Kardia y Dégel ya que ellos serían los sucesores de la armadura del escorpión y acuario.

Mientras el caballero de Libra cuidaría el sello de los 108 espectros en los cinco picos.

La reconstrucción del santuario fue lenta por los pocos caballeros sobrevivientes, dos años después estaba lista y buscar a nuevos aspirantes.

Conexión y Lazos De Sangre

5 años después...

El pequeño Milo que tenía ya siete años fue llevado al santuario para que comenzará su entrenamiento para ser caballero de oro, aunque aún fuera un niño sentía que le faltaba algo en su vida, no se sentía completo y feliz del todo.

Los primeros días le costaba seguir el ritmo de esos arduos ejercicios pero logró adaptarse y la determinación no lo abandonaba.

Saga y Aioros cuidaban de él junto a sus otros compañeros ya que el patriarca Shión iría a buscar al caballero que ocuparía la onceava casa zodiacal, se sintió feliz de conocer a otro niño además que venía según escuchó de Francia.

Su emoción aumentó aunque la espera no fue larga como pensó ya que al tercer día el pontífice llegaba con un niño de cabellos aguamarinas, su piel tan blanca como la nieve y unos bellos ojos en color violeta.

La sensación que antes sentía se esfumó cuando los ojos azules de Milo se encontraron con los de aquel pequeño.

El ojivioleta experimentó lo mismo.

El vacío en sus almas se llenó, la conexión aunque no fuera tan fuerte como la que comparten los gemelos existía y los lazos de sangre llamaban.

Shión estaba atento a cualquier reacción de los mellizos luego de separarse cuando fueron bebés, Milo fue el primero en correr y abrazar muy fuerte al de cabellos aguamarinas que le correspondió con una pequeña sonrisa.

El patriarca se sorprendió ya que en todo el camino no habló para nada y ahora con el inquieto de Milo sonreía.

- Milo él es Camus entrenará para ganarse la armadura de acuario.

Fue todo lo que dijo el pontífice para presentarlos y retirarse no sin antes ordenar que el pequeño peliazul le mostrará el santuario y llevarlo al onceavo templo.

Vio como crecían volviéndose amigos pero también se dio cuenta de la atracción que comenzaba en ellos, cuándo iba a intervenir fue asesinado por Saga, no pudo revelar que eran hermanos.

Amor Naciente

Inseparables desde aquel día que se conocieron, los mejores amigos que a pesar de ser tan diferentes se complementaban perfectamente Milo tan enérgico mientras Camus serio y elegante.

Nunca se percataron que desde que se conocieron la sensación de que algo les hacía falta se esfumó.

Conforme pasaron los años y cambiaban físicamente, la atracción aumentó con un nuevo sentimiento instalándose en sus corazones.

Camus al ser mayor ya tenía 18 años mientras Milo 17.

El caballero de acuario estaba consciente de que sus sentimientos cambiaron a un amor infinito y el escorpión estaba en la misma cuando aún eran chiquillos de 14 y 13 años.

Día de entrenamiento y algo inesperado ocurrió.

Camus combatía con Shura, un mal movimiento hizo que los rostros de ambos quedarán muy pegados creando la ilusión de besarse, ésto fue visto por Milo.

Se levantó de inmediato yéndose a una parte alejada donde había un pequeño arroyo que calma la sed de todos después del arduo entrenamiento.

Camus al terminar su batalla buscaba con la mirada al inquieto bicho pero no aparecía, le preguntó a Aioria y le indicó la dirección que tomó el peliazul.

Se dirigió al lugar y ahí estaba él con sus cabellos rebeldes tapando su rostro jugando con la cristalina agua.

- Milo. Se acercó unos cuantos pasos.

- Que quieres?. Fue la seca respuesta del octavo guardián sin dirigirle la mirada.

- Porque me hablas así? Hice o dije algo malo para que me trates de esa manera?. Se arrodilló frente al escorpión.

- No tengo nada, mejor ve con Shura que estoy seguro extrañará tus labios. Los celos se notaban en el peliazul

- Acaso estás celoso?. Arqueó una ceja y sonrió.

- Ja! Claro que no. Porque habría de estarlo?. Finalmente dirigió una mirada a su amigo.

- Se notan a kilómetros Milo además no puedes engañarme, tu expresión te delata. Pero la pregunta aquí es porqué lo estás realmente?. Vio una oportunidad para ver si su amigo sentía algo más por él.

- No sé de que hablas y no estoy celoso. Desvió su rostro que estaba sonrojado y no lo viera Camus.

- Bueno viendo que no quieres decirme me voy con Shura a besarnos en un rincón oscuro de mi templo y no sé tal vez algo más pase. Ojos pícaros y sonrisa coqueta le dirigió el onceavo guardián al escorpión.

Su ira y celos explotaron al oir aquellas palabras salir de esos labios que tanto ansiaba probar.

Dio media vuelta y cuando ya llevaba cuatro pasos pasó lo inesperado de una confesión.

- Si estoy celoso, lo admito, no soporté ver que Shura te besó en pleno combate, lo estoy porque me gustas y te amo desde que tengo trece años!! Y no estoy dispuesto a dejarte ir y tengas sexo con alguien que no sea yo, Camus quiero que seas el primero, el único en mi vida!!. Lo próximo a sentir fue vergüenza por haber revelado todo pero imaginarse que Camus estuviera con otro jamás lo permitiría.

El onceavo guardián giró sobre sus talones y con pasos seguros se dirigió al peliazul que tapaba su rostro con su cabello.

No quería verlo a la cara pero una mano lo obligó a alzar la mirada y encontrarse con aquellos violetas hipnotizantes.

- Lo que viste en el coliseo no pasó, Shura no me besó ni nada parecido, sí quedaron nuestros rostros cerca pero hasta ahí se quedó, me alegra escuchar que me amas porque yo también lo hago, no sabría explicarlo pero desde que te conocí es cómo si algo me atrajera de ti, una conexión, mi alma gemela, no lo . También estoy celoso de Aioria aunque no lo demuestre pero saber que son cercanos hace que quiera congelar todo el santuario. Quieres ser mi pareja?. Corazones latiendo en sincronía y lo más esperado por ambos.

- Ya sabes la respuesta Camie. Colocó sus brazos alrededor del cuello del aguamarina y ese beso que tanto anhelaban por fin sucedió.

Un suave roce labial, tímido que conforme pasaban los minutos se transformó en uno más candente y voraz.

Las lengüas se enredaban jugando entre ellas en una batalla dónde el mayor fue el ganador absoluto mientras Milo recuperaba de a poco el aliento que se robaron en el beso francés.

De ese le siguieron más y sus cuerpos reaccionaban pidiendo otro tipo de atención.

- Milo no quiero obligarte a hacerlo, podemos esperar cuando te sientas listo para dar el siguiente paso a ésta naciente relación y...

Fue interrumpido por un dedo moreno colocado en sus labios.

- Es lo que más deseo desde hace tiempo, quiero ser tuyo porque no existirá nadie más en mi vida que no seas tú y sólo tú. Te amo Camus.

La ropa fue desapareciendo de a poco, se adentraron al arroyo sintiendo el agua fresca contrastar con lo caliente de sus cuerpos.

Se tocaban con parsimonia disfrutando de ese encuentro y los suspiros que salían de sus bocas ante cada toque, unieron de nuevo sus labios acercándose más frotándose entre sí arrancando gemidos ahogados.

Milo saltó enrollando sus piernas en la cintura del aguamarina que lo sostuvo de sus redondos glúteos.

Separó las nalgas morenas y el agua serviría como lubricante, metió el primer dedo jugando en la pequeña entrada hasta que el segundo se coló para dilatar más en forma de tijeras.

Milo se mantenía tranquilo ya que confiaba mucho en su adorado copero mientras repartía besos y dejaba marcas de chupetes en la blanca piel del cuello que estaba seguro serían notorias al siguiente día ese era su plan, que todos supieran que Camus de Acuario guardián del onceavo templo ya tenía dueño en su corazón y cuerpo.

El tercero entró triunfante simulando embestidas hurgando en lo más profundo hasta dar con la próstata del escorpión que le hizo soltar un ronco gemido.

Siguió jugando hasta que estuvo seguro de no lastimar al menor, es lo que menos deseaba.

Su miembro ya erguido estaba listo para entrar en esas cálidas paredes anales, lo sostuvo mejor para que no cayera y lo arrinconó en el borde del arroyo.

De una sola estocada entró en lo más profundo y adentro todo se contraía apretando deliciosamente su pene.

Esperó prudentemente a que su escorpión diera la señal para moverse.

No tardó mucho en darla e iniciar un lento vaivén.

La dura hombría entraba y salía arrancando suspiros en los amantes, el roce de piel con piel aumentaba el libido.

- Cam, másss quiero más rápidoooo. Pidió aferrandose fuerte a la blanca espalda arañándolo en el proceso y alargando las palabras.

Se sentía increíble la sensación, siempre soñaba con ese momento, ser uno no sólo en cuerpo sino también enlazando sus almas en ese íntimo acto.

El onceavo guardián acató de inmediato la orden de forma ruda entraba cada vez más profundo tocando la próstata en cada salvaje arremetida.

- Dioses, me encanta como me aprietas mi amor. Su voz ronca y llena de erotismo lamiendo la piel morena del cuello.

- Mmm. Fue lo único que podía salir de sus labios, su mente estaba en blanco por las miles de sensaciones.

Ni el agua fría podía calmar el fuego en sus pieles, las llamas que ardían por la pasión desbordante.

Gemidos, jadeos, susurros de amor en cada penetración tocando el punto máximo de placer en el octavo guardián.

La cúspide de un intenso orgasmo los envolvió Milo entre sus vientres que el agua limpió la evidencia de aquel íntimo encuentro mientras Camus eyaculaba dentro de su escorpión.

Un último beso para sellar ese amor que de ahora en adelante nadie podría destruir ni separar.

La relación más estable con alguna que otra pelea pero nada que no se pudiera resolver, eran un ejemplo como pareja para los demás caballeros.

Una separación inevitable cuándo aquellos jóvenes caballeros de bronce llegaron al santuario asegurando que aquella joven era la verdadera diosa Athena derrotando a los más poderosos de la élite dorada entre ellos su amado acuario.

Sabían que era parte de ser caballeros, el morir pero no podía asimilar que ya no estuviera más con él.

Una parte le decía que se volverían a ver y sentía un pequeño cosmo de su copero estar siempre cuidandolo en sus noches más solitarias.

Verlo convertido en un espectro vistiendo una sapuri no podía creerlo.

No había necesidad de palabras cuando con la mirada se decían todo y esos ojos violetas le daban un mensaje oculto tras las palabras que repetían como un mantra Matar a la Diosa Athena y entregar su cabeza al Dios Hades.

La vida de él y sus demás compañeros se extinguió al romper el muro de los lamentos para que pudieran entrar a los campos Elíseos aquellos valientes jóvenes de bronce para salvar a su diosa.

De nuevo volvierón a resucitar en Asgard y ahí Camus se unió a los guerreros de Odín por una promesa a su amigo Surt, sabía de aquello aunque le dolió que lo atacara pero comprendió que lo salvó de las llamas de aquel pelirojo, antes de desaparecer al final de la batalla contra el falso Dios Loki se tomaron de las manos y darse un beso en los labios promesa de un amor infinito.

Verdades A La Luz Y Una Decisión Difícil

La diosa Athena generosa con sus caballeros caídos les dio una nueva oportunidad, resucitándolos para que hagan una vida si así lo desean fuera del santuario.

El patriarca Shión también fue revivido.

Milo y Camus ese amor aunque murieron jamás se extinguió, retomaron esa hermosa relación que tenían antes que todo comenzara la batalla de las doce casas y la inminente Guerra Santa.

El pontífice vio ese amor igual de fuerte e inquebrantable como el de Dégel y Kardia sus antigüos camaradas.

Esa relación no podía ser, eran hermanos, mellizos pero no lo sabían.

Primero hablaría con su diosa y saber su opinión para luego revelar esa verdad a Milo y Camus para que tomarán una decisión.

Hablado el asunto mandó llamar con un soldado a el escorpión y el copero que se encontraban en la octava casa haciéndose mimos con uno que otro beso.

Les pareció raro ser llamados ya que eran tiempos de paz como para que les sea dado una misión.

Pero si el pontífice requería de sus presencias era algo importante.

Y claro que lo era ya que una verdad les caería como balde de agua helada dejándolos en un dilema.

- Su santidad, aquí el caballero de acuario y escorpio reportandose para lo que necesite.

Habló Camus de manera respetuosa arrodillandose seguido de su pareja el moreno peliazul mostrando respeto.

- Pueden levantarse caballeros, si los he llamado es para algo que no sé por donde empezar ya que lo que les diré será imposible de asimilar o creer por ustedes. Nervioso se encontraba Shión porque le dolerá ver sufrir a los dos, prácticamente desde pequeños los crió a todos como si fueran sus hijos.

- Su santidad sea lo que sea lo escucharemos aunque no entendamos mucho de lo que se refiere. Ésta vez fue Milo quién hablo.

- Bueno como saben yo les conté sobre todos los antecesores que fueron mis compañeros de armas, en éste caso los suyos fueron Dégel de Acuario y Kardia de Escorpio, ellos fueron pareja. El caso es que era imposible de creer que el caballero de acuario estuviera en cinta pero mi maestro nos explicó que era un doncel, hombres con la capacidad de concebir igual que una mujer. Ellos tuvieron mellizos, dos bebés preciosos pero tan diferentes el mayor era una copia exacta de su madre de cabello aguamarina, el menor una copia exacta de su padre a esos pequeños los llamaron Camus y Milo. Antes que empezará la guerra santa mis compañeros pidieron que sus hijos fueran protegidos de todo el caos que se avecinaba, mi maestro Sage aceptó llevandoselos lejos, el mayor fue llevado a Francia mientras el menor se quedó en la Isla Milos al cuidado de unos caballeros retirados, nunca entendí el porqué fueron separados y cambiar sus fechas de nacimiento. Ninguno decía nada hasta que.

- Porqué? Porqué hasta ahora lo dice?. Camus le costaba creerlo pero lo iba asimilando lento, el saber una verdad que era muy dolorosa, amaba a su hermano.

- Porqué cuando vi ese naciente amor les iba a decir pero fui asesinado por Saga así que no pude intervenir para impedirlo, ustedes son hermanos, mellizos nacidos el mismo día pero en cada uno rige la constelación de sus progenitores, respondanme algo antes de conocerse y a pesar de su corta edad nunca sintierón que algo les faltaba, incompletos pero eso se esfumó el día que se conocieron. Analizándolo más detenidamente era verdad, Camus siempre tenía esa sensación que nunca supo explicar pero conocer a Milo se esfumó el vacío.

El escorpión no decía nada, aún no lograba procesar toda la información dicha por el patriarca, su bello acuario, su Cam era su hermano mayor.

- Es verdad. Fue todo lo que dijo el onceavo guardián.

- A pesar de ser mellizos existe un lazo no tan fuerte como la que comparten los gemelos pero ahí está, los lazos de sangre llaman y como hermanos sus almas buscan para complementarse siendo más fuertes. Ustedes dos son el orgullo de Kardia y Dégel los amaron hasta el final de sus días, lucharon por un futuro para las personas y sus pequeños. La decisión la tomarán los dos, sea cual sea se respetará, la diosa Athena me aconsejó qué hacer con ustedes, ese amor me recuerda al de sus padres. Sólo quería decirles la verdad aunque fuera dolorosa de saber, los he criado como mis hijos yo no soy quien para juzgarlos, la diosa de la sabiduría me abrió los ojos. Tomen, éstos son los diarios de sus antecesores, sus padres. Les extendió unas libretas de cuero forradas intactas a pesar del tiempo que se guardaron, las letras en cursiva decían el nombre de los antigüos caballeros de oro.

Milo tomó el de Kardia sin decir nada y Camus el de Dégel.

- Tal vez leerlos les sirva de algo, pueden retirarse para que mediten. Otra reverencia y se retiraron sin decir más.

En todo el camino que descendieron hasta llegar al onceavo templo no dijeron nada, seguían procesando todo lo dicho por Shión.

Se sentaron en el sofá y Milo se jaló de sus largos cabellos azules frustrado, dolido.

- Qué haremos Camus? Dime cuál será el futuro de éste amor que siento por ti porque yo sinceramente no sé que hacer. Se tapó su rostro, impotente.

El de cabellos aguamarina soltó un suspiro.

- Por ahora leer el diario de nuestros padres, descansar para pensar mejor las cosas, es lo que te recomiendo, ya veremos con un nuevo día y la mente relajada lo que haremos con ésto pero déjame decirte que yo te amo sin importar que seas mi mellizo, nada cambiará éste sentimiento por ti. Le acarició el rostro con ternura.

- Tu sabes que te amo a pesar de todo, mi corazón, cuerpo y mente te pertenecen. No me importa que seas mi hermano. Un corto beso se dieron antes de retirarse el escorpión del templo.

Caía la tarde y cada quien estaba sumido en su propio pensamiento, la verdad les fue chocante, en la mesita de madera descansaba el diario de su antecesor, su madre Dégel.

Como si una fuerza mayor lo llamará tomó aquella libreta abriendo en la primer página, la misma acción fue hecha por Milo en su templo.

Sumidos en las páginas tan antigüas sin percatarse que en el firmamento comenzaba a asomarse las estrellas, la noche con una brisa fresca y todo silencioso agregaba nostalgia a aquellos escritos.

Tan concentrados en la lectura que ya era casi la media noche pero no podían parar de leer, algo les decía que llegarán al final de las hojas.

Algo en Camus llamó su atención, palabras tan claras en aquel diario.

Tal vez mi maestro Krest pensó que no lo escuchaba hablar mientras yo estaba encerrado en aquel ataúd de hielo, fue tan claro al confesar que Kardia y yo somos hermanos por eso no podíamos estar juntos, la persona que respeté, mi mentor es mi madre por así decirlo, nos llevó en su vientre. Ahora entiendo porque era tanta su insistencia de separarme, llevarme una temporada a entrenar fuera del santuario y hacer que me volviera frío, carente de sentimientos, renunciar al amor porque veía cada vez más la atracción que sentíamos. Pelee hasta el final con él, jamás renunciaría a ese amor que nos tenemos mi determinación ayudó para romper ese ataúd en miles de fragmentos. Aunque mi maestro o madre no lo mencionó nunca pero siempre su corazón perteneció a Zaphiri el anterior caballero de escorpio lo supe por el patriarca Sage junto a algo más y es que el anterior pontífice Itiá de libra le arrebató a un pequeño llamado Kardia, deducir que todo lo dicho por él fue verdad pero nadie lo sabe sólo yo y mi amado escorpión ya que se lo confesé al siguiente día que llegué de mi misión, no le importó en absoluto saber que éramos hermanos porque él me ama como yo lo amo a él.

Cerró de golpe el diario, no podía creerlo también ellos eran hermanos y aún así dejaron de lado el lazo sanguíneo que los unía para seguir adelante con ese amor para que más adelante ellos fueran concebidos.

Eso haría, lucharía por ese amor con su pequeño escorpión, dejó en la mesita aquella libreta dispuesto a buscar a Milo sin importar la hora que sea.

Al llegar a la entrada de su templo se encontró con su amado que venía agitado por subir muchos escalones hasta la onceava casa.

- Nuestros padres también eran hermanos, no les importó serlo amándose hasta el final. Te amo Camus sin importar que seas mi mellizo, ésto que siento por ti jamás morirá. Se abalanzó para abrazarlo tan fuerte y brindarle un beso en los labios.

- Lo sé Milo, leí el diario de mamá e iba a buscarte para decirte que Juntos hasta el final. Acarició la mejilla morena que se sonrojo levemente.

No había que pensarlo más, en cuanto los primeros rayos de sol se asomaron en el horizonte fueron en busca del patriarca que los recibió de inmediato.

Fueron claros al decir que no iban a renunciar a ese amor y que se retiraban de sus puestos como caballeros para tener una vida normal.

Shión sonrió feliz por ellos y los abrazó para después decirles que le anunciaría a la diosa para que partieran cuando quisieran.

Dos días después dejaban el santuario despidiéndose de sus compañeros de armas y amigos.

Eterno Amor

En un pequeño pueblo de Francia decidieron empezar una nueva vida, desde cero.

Juntos como pareja ya que cómo hermanos nunca hubo tal conexión.

Le causaba curiosidad que su abuelo Krest y su madre Dégel fueran donceles pero ¿también su padre Kardia tenía esa condición? O esque sólo los de acuario lo poseían.

Milo desde que empezaron a tener intimidad nunca mostró los síntomas de un embarazo es por eso que quería probar su teoría, si estaba en lo cierto.

Y esa noche quería probar algo distinto.

- Milo, amor. Se encontraban acostados ya listos para dormir pero el de cabellos aguamarina no tenía el mínimo sueño o interés en hacerlo.

- Dime Camie. Los záfiros miraban expectante a su pareja.

- Hazme el amor mi pequeño bicho. Pidió en tono juguetón y sensual incorporándose para subirse encima del moreno.

Comenzó a restregarse en la hombría que empezaba a reaccionar.

En un rápido movimiento del moreno logró quedar entre las torneadas piernas de su bello acuario.

- Estás seguro de ésto Camie? Sabes que no me molesta para nada ser el pasivo. Preguntó viéndolo a los ojos.

- Si Milo lo estoy. Es algo que deseo yo también. Lo jaló para darle un intenso beso retirando sus boxers ya que dormían más cómodos así.

Milo comenzó besando la mandíbula bajando para succionar la piel del cuello, clavícula haciendo que Camus suspire.

Llegó a esos botoncitos rosados donde con su lengua jugaba con uno mientras el otro lo pellizcaba con sus dedos.

El primer gemido salió de los delgados labios incentivando al escorpión a seguir.

Lamió cada musculo del abdomen siguiendo al inicio del vello púbico aspirando su aroma.

Su destino final, aquel miembro erguido que ya salía líquido pre-seminal saboreandolo.

Un deleite para su paladar, metió ese trozo de carne a su boca donde hizo movimientos de arriba hacía abajo hasta que gustoso sintió el semen en toda su cavidad bucal.

La esencia de su amado sirvió para lubricar su estrecha entrada hasta que logró meter los tres dedos.

Cálido se sentía adentro su propio miembro ya quería ser rodeado por esas paredes anales.

- Estoy listo, hazlo amor. Siguió la ordén sustituyendo sus dedos por su pene.

La sensación era embriagadora, se sentía extasiado, dio las primeras estocadas lentas pero profundas hasta que se volvió uno intenso y frenético gimiendo sus nombres, gritando lo mucho que se amaban hasta que el orgasmo los envolvió cayendo rendidos en la cama.

Muchas noches cómo esas le siguieron a la pareja.

Camus comprobó que su teoría fue correcta, al parecer sólo los que pertenecían a la constelación de acuario quedaban en cinta.

Cuatro semanas después con los síntomas que aparecieron fue al médico para corroborar sus sospechas.

Positivo a la prueba de embarazo y un Milo más que feliz ya que disfrutará los nueve meses consintiendo a sus adoraciones.

De ahora en adelante serían una familia feliz con su hijo o hija, además los que faltan por llegar.

Camus siempre recordará unas líneas escritas con mucha sinceridad y verdad en el diario de su madre, aquellas que marcaron para siempre ese amor entre Milo y él.

No importa el tiempo, el paso de los años o cualquier barrera que se interponga en éste amor que es tan infinito como el universo, estamos destinados a estar juntos, las estrellas lo dicen porque...

Escorpio y Acuario

Se amaran por siempre




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Y llegamos a las 10k vistas!!!

Muchas gracias por todo el apoyo que le han dado a ésta historia que sinceramente no creí que llegará tan lejos, espero les haya gustado mucho éste especial escrito con mucho amor.

Por ahora quiero descansar en mis escritos, han pasado muchas cosas en mi familia que sólo dos personas saben.

Pero en un mes subiré una nueva historia ya que es un reto de una gran amiga, la estimo mucho 💖 espero me apoyen en el one-shot que verá la luz para diciembre si Dios lo permite 😄.

No olviden dejar su voto y comentario 😉

Los amo demasiado y gracias a aquellas personitas que se han quedado a mi lado esperando actualización en éste libro.

Atte. Skarlet Antares ❄💙🦂☠

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