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Cura De Amor

Pareja:ZaphirixKrest
Advertencia:+18
Créditos al autor de la imágen

Pedido de APBR12








Zaphiri es un buen jugador de fútbol hasta ese día que conoció a la persona que estaba dispuesto a ser su cura de amor.

El pelinegro prometía ser un futbolista profesional ya que era bueno con el balón y un excelente medio campista.

Era un día normal en la Universidad de Grecia los jóvenes disfrutaban de su receso.

Mientras los que estaban en el equipo de fútbol hacían sus calentamientos antes de iniciar un entrenamiento dividiendo al grupo en dos para que jugarán.

Media hora después el silbato del entrenador sonaba para que iniciará el juego.

Una que otras chicas y chicos observaban al equipo.

Zaphiri corría en dirección a la portería esquivando a sus compañeros que se barrían por el pasto al tratar de quitarle el balón a casi tres metros y medio de llegar a la portería y meter gol.

Lugonis e Ilias como los defensa del equipo contrario evitarian a toda costa que el pelinegro lograra su cometido.

El rubio empujó con su hombro al pelinegro para distraerlo así el pelirojo le quitará el balón con una sucia jugada que además de quitarle la pelota hizo tropezar a Zaphiri haciendo doblarse su tobillo de una forma horrible.

El de ojos záfiro se dejó caer en el verde pasto ya que la zona afectada le dolía demasiado.

Todos corrieron a auxiliarlo pero el entrenador apartó al montón de jovenes rodeando a su jugador estrella.

Sin que nadie se diera cuenta Ilias y Lugonis sonreían de forma perversa.

Decían ser sus mejores amigos del pelinegro pero tan sólo era actuación ya que envidiaban a Zaphiri por ser un buen futbolista.

Otros compañeros del equipo lo llevarón cargando hasta la enfermería de la universidad para que lo atendieran por órdenes del entrenador.

Tocaron la puerta y un castaño de ojos verdes abrió de inmediato al escuchar los golpes.

Dejó que entrarán de inmediato para atender al adolorido pelinegro que no paraba de quejarse.

Lo rescostarón en la camilla y salieron deseando que no fuera nada grave para Zaphiri ya que lo apreciaban demasiado al ser amable con los demás.

El castaño le dijo con voz calma que se tranquilizara mientras le revisaba el tobillo.

Zaphiri tan sólo asintió mientras se tapaba los ojos con su brazo, desde que llegó al lugar no se daba cuenta de la persona que lo estaba revisando porque no prestaba atención a su alrededor tan sólo se concentró en su dolor.

El de ojos verdes desató la correa de los tacos y quitó las medias largas para palpar que tan grave era la lesión.

Sus suaves dedos recorrieron el tobillo viendo que estaba hinchado y amoratado la zona afectada.

Con quejas de dolor por parte del pelinegro hizo movimientos circular el pie viendo si también afectó la fíbula y los cuneiformes porque el movimiento sería más doloroso al hallarse aunque sea un hueso roto del pie porque el chico no jugaría por meses hasta que estuviera totalmente recuperado y también con terapia.

Por suerte sólo fue una pequeña lesión, nada de que preocuparse.

Puso una venda alrededor de la zona afectada no sin antes ponerle una crema en frío para relajar el músculo.

- Al parecer sólo es un esguince, con medicamentos desinflamatorios y un ungüento para bajar la hinchazón estarás bien en una semana, pero tienes que venir todos los días para ver como va tu tobillo.

El castaño fue a un gabinete buscando las pastillas para calmarle el dolor y darle un vaso con agua.

- Ten, toma ésto y se te pasará el dolor con el paso de los minutos.

El pelinegro que hasta ahora seguía cubriendose la cara lo retiró para beber lo que le estaba dando la otra persona que por el tono de voz escuchaba mayor que él.

Se equivocó ya que no era alguién mayor sino uno de tal vez la misma edad o dos años más que él.

Pero rayos si que era guapo ese chico castaño con ojos verdes.

Si antes no creía en el amor a primera vista ahora estaba seguro que si existía eso que los demás aseguraban era verdad.

- Muchas gracias precioso. Sonrió coqueto y el castaño rodó los ojos.

Se tomó la pastilla sin apartar la mirada de ese muchacho guapo de porte elegante, la bata blanca que usaba competía con su pálida piel, casi de su misma estatura y no tan musculoso como él.

La mirada penetrante que le dirigía ese estudiante lo tenía incómodo aunque lo disimulada bien por su serenidad.

- Soy Zaphiri y tú ¿Cómo te llamas?. Sonrió pero ya no como la primera vez.

- Krest. Le tendió la mano para estrecharla en un apretón.

Pero Zaphiri la tomó para llevarlo a su boca dejando un beso en los nudillos.

Se estremeció de la cabeza a los pies el castaño ya que jamás esperó esa acción venir.

- No te había visto por aquí, digo no es que me lesione seguido pero quiero decir que jamás en mi vida te vi caminar por los pasillos de la universidad.

- Es porque yo sólo estoy haciendo mis prácticas de medicina en esta universidad ya que fue la que escogí, ésto cuenta como calificación final y así tener un trabajo en cualquier hospital de prestigio.

- Oh. Fue todo lo que pudo decir Zaphiri ya que veía esos verdes ojos brillar de una forma tan anhelante.

Y no era para menos ya que Krest eligió esa carrera para ayudar a las demás personas sin importar si son de bajos recursos, la personalidad de él lo hacian una persona noble y de buenos sentimientos.

Zaphiri se bajó de la camilla para ver como estaba su pie, punzaba un poco pero era tolerable.

El castaño estaba atento mirando al pelinegro.

- Ya me siento mejor, creó que eres muy bueno con ésto y te deseo la mejor de las suertes ya que pareces alguien bueno curando a tus pacientes. Le dio una mirada agradecida pero sin dejar atrás la coquetería.

- Me da gusto que ya no tengas molestias pero como dije tienes que venir toda la semana para ver como va tu recuperación ya que al caminar se te dificultará un poco por lo hinchado que está tu pie y gracias pero ese es mi trabajo.

Krest se mostraba neutro pero las miradas de color záfiro tenían un no sé qué que lograba inquietarlo.

- Pero claro que me verás aquí todos los días ya que una preciosura cómo tú no lo dejaría plantado por nada del mundo. Le guiñó el ojo derecho. - Adiós Krest y fue un placer conocerte.

Le tendió la mano para que lo estrecharan de nueva cuenta pero en cuánto esa palma suave tocó la suya volvió a besarlo sin dejar de mirar aquellas orbes verdes que hipnotizaban.

El castaño no dijo nada y vio salir aquella cabellera negra de esas cuatro paredes entonces dejó salir todo el aire que estuvo conteniendo en sus pulmones hasta ese momento que se dejó caer en su silla giratoria.

Al día siguiente todo transcurrió normal para ambos excepto cuándo llegó la hora de que Zaphiri entrará por esa puerta.

El pelinegro no dejaba de pensar en Krest en todo lo que transcurrió la tarde y noche sonriendo como tonto en su habitación.

Deseaba que fuera el siguiente día para poder ver al que sería su Cura De Amor.

Sus compañeros lamentaban que por ahora no jugaría con ellos pero le dieron la capitanía temporal a Ilias que estaba más que feliz celebrando junto a Lugonis que era su pareja.

Estaba ansioso porque terminaran las clases e ir hacía la enfermería de la universidad para ver a Krest.

Las horas pasaron lentas para gusto de Zaphiri pero en cuanto todo terminó se dirigió cojeando a su cita.

Krest estaba a punto de irse cuando tocaron la puerta y vio de nuevo esos záfiros.

Le dio el paso para revisar su tobillo que seguía aún hinchado, volviendo a vendarlo.

Así transcurrió la semana tan rápido para gusto de los dos ya que lograron congeniar a pesar de que Zaphiri le coqueteaba a cada momento pero se podría decir que eran amigos.

Se conocieron más en sus pláticas cuando terminaba clases o la hora de receso ya que en algunos aspectos coincidían en otros no tanto.

El esguince sanó tan rápido que en dos semanas ya podía volver a jugar y no era necesario ir más a la enfermería.

Eso puso a los dos tristes pero Zaphiri no se rendiría en conquistar al tan serio Krest pero que lograba sacarle una que otra sonrisa con sus tontas ocurrencias.

Lo visitaba al terminar clases ya que en el receso entrenaba otra vez en el equipo de fútbol.

Semanas transcurrían y todo marchaba normal pero por pensar en Krest recibió un balonazo en su estómago que le sacó el aire, pero una tonta idea le cruzó por su mente tirándose dramáticamente al pasto.

Todos corrieron para ver que Zaphiri estuviera bien ya que hasta hace poco volvía a reincorporarse al equipo.

Se quejaba de dolor para que así lo llevarán a la enfermería y ver a ese bello castaño.

El entrenador así lo hizo mandando a Lugonis e Ilias.

Tocaron la puerta y el castaño atendió rápido llevándose la sorpresa que era de nuevo Zaphiri.

Los dejó pasar para que lo acostaran en la camilla donde se quejaba en una perfecta actuación sonriendo sutilmente.

Una vez que se retiraron los amigos del pelinegro se dedicó a preguntar la zona que dolía.

- Recibí un balonazo en el estómago, me cuesta respirar aparte que me duele mucho Krest.

- Alza la playera a la altura de tu pecho, rápido.

El castaño estaba preocupado ya que el respirar era errático en Zaphiri.

Colocó sus manos en el marcado abdomen hundiendo sus dedos para saber que parte era la que molestaba más y así saber que hacer en cualquier caso.

- ¿Te duele aquí?. Dijo presionando la parte lateral de su abdomen.

- No, es más abajo. Con su mano indicó la zona que le dolía cerca a la V que sobresalía de su short.

Krest estaba nervioso porque donde le dolía era cerca a su pelvis y podía notar el bulto que sobresalía de la tela.

Tragó grueso.

- ¿Justo aquí?. Su voz salió como un bajo susurro.

- Oh sii Krest, ahí me duele mucho. Se quejaba pero todo era mentira para sentir esa tersa mano tocar su piel.

- Siento que de nuevo me falta el aire. Una gran actuación porque el castaño se alarmó y no habría de otra más que aplicarle respiración de boca a boca.

Juntó sus labios con los del pelinegro que se sentía dichoso de probarlos por primera vez.

Zaphiri coló su lengüa en la del castaño y Krest se sorprendió al sentir ese intruso recorrer toda su cavidad bucal se quedó estático.

Todo era mentira ahora caía en cuenta pero cerró sus ojos correspondiendo el contacto.

Se mordían el labio inferior succionandolo, probando el sabor del otro, robandose el aliento.

En cuanto se separaron por falta de aire trataron de recuperarlo pronto y volver a besarse necesitadamente.

Zaphiri atrajo a Krest para que se sentará en su regazo.

Repartía besos en el cuello dejando marcas de succiones que serían notorios al día siguiente.

El castaño soltó un bajo gemido.

La ropa desapareció de sus cuerpos y volvían con los besos que está vez cambió a uno pasional.

Se olvidaron por completo del lugar que se encontraban y alguien podría encontrarlos en dicha situación si no tocaban la puerta abriendola de golpe.

Pero nada importaba tan sólo disfrutar del momento, dejándose llevar.

El primer dedo se coló en la entrada de Krest que su cuerpo se estremeció por completo al sentir como se adentraba en su interior.

Zaphiri lo distrajo con besos en su cuello, la mullida camilla sería testigo de los amantes que por primera vez se entregarían.

El segundo dedo dilataba más la estrecha entrada haciendo forma de tijeras hasta que el tercero se introdujo simulando embestidas que ya tenían con la mente nublada a Krest que anciaba sentir más que esos dedos.

- Quie-quiero sentirte de una vez Zaphiri. Súplicaba gimiendo.

- Tus deseos son órdenes para mi cariño. Sin más retiró sus dedos y posicionó su pene en la mojada entrada.

Lo metió de una sola estocada y la espalda de Krest se curveó por lo dotado que era ese miembro.

Sentía que era llenado por completo, el pelinegro jadeó por lo apretado que estaba su pene en el interior.

Las fuertes manos de Zaphiri tomaron la cadera del castaño para que él mismo dirigiera los movimientos.

Empezó a moverse lento mientras se acostumbraba.

Con el paso de los minutos la cabalgata era desenfrenada, las manos del pelinegro dejaban una que otra nalgada que prendía a mil al castaño que gemia alto el nombre de su amante.

Los pálidos dedos se aferraban a la oscura cabellera tironeandola, en un arranque de pasión arañó la ancha espalda porque la dura hombría tocó su próstata haciendolo gemir descontrolado.

Su pene se rozaba con el marcado abdomen y la pasión se desbordaba en aquellas cuatro paredes.

Una y otra vez su punto g era estimulado, la posición en la que estaban hacía que las estocadas fueran más profundas.

La cúspide del orgasmo estaba cerca, Zaphiri masajeaba el pene hinchado de Krest hasta que se vino en su mano y salpicó su piel morena.

Las paredes anales se contrajerón apretando alrededor de su pene que gruñó satisfecho eyaculando en el interior de forma abundante dejando una mordida en la clavícula de la blanca piel.

Sudorosos y cansados Zaphiri atrajo a Krest sobre su cuerpo para que se acostara ya que la camilla sólo cabía una persona.

Los minutos pasaron en silencio los dos, tan sólo la respiración era lo que se oía.

- Mentiroso. No te dolía nada. Fue lo único que dijo el castaño.

- Tienes razón, pero fue lo único que se me ocurrió para poder verte ya que no tenía ninguna excusa para volver a pisar la enfermería hasta que el balón golpeó mi estómago. Suspiró profundamente.

- Tonto, me preocupé demasiado, sé que ya no nos vemos cómo antes pero tú tienes responsabilidades con tus estudios y no es bueno que pierdas el tiempo conmigo. Se alzó para mirarlo a los ojos, esos bellos záfiros que competían con la profundidad del mar.

- Perdóname, no lo vuelvo a hacer pero contigo me siento a gusto jamás me harías perder el tiempo porque sabes me gustas mucho y sé que aunque intentas negarlo soy correspondido. Ésto que pasó no quiero dejarlo como un simple desliz, déjame ganarme tu corazónconquistarte para que me ames como yo lo hago. Sus ojos súplicaban para que se le diera una oportunidad.

Una que se le daría.

- Está bien lo hago porque me gustas.

Le dio una ligera sonrisa ganándose un fuerte abrazo de un eufórico pelinegro.

Zaphiri visitaba a Krest en la enfermería cuando las clases terminaban yéndose juntos a dar un paseo o a una cita en un restaurante mientras charlaban de su día.

El mejor jugador de fútbol seguía siendo a pesar que Lugonis e Ilias intentaban de todo en su contra pero no lo lograban.

Al pelinegro le pusieron de apodo El mil lesiones ya que algo le pasaba se quejaba para que lo llevarán a la enfermería donde un castaño lo recibía, fingir dolores era su pan de cada día.

Se amaban en esas cuatro paredes dónde daban rienda suelta a la pasión que ambos sentían, el amor se iba forjando con el paso de los días.

Krest aunque fueran pretextos de su amado estaba dispuesto a aliviar con un beso o caricias cualquier dolor.

Porqué él sería su perfecta Cura De Amor.





💙❄🔷❄💙






Hola mis bellos lectores espero haya sido de su agrado éste one-shot 😄

Dejen su comentario y voto 💖

Nos seguimos leyendo ya que ésta vez si volveré en dos o tres semanas con las historias de CaMilo y KardGel.

Un Milo Stripper que ya tengo avanzado en escritura y el pedido de Yhazira de mi bello cubo lector con el adicto de manzanas.

Sus pedidos están anotados y no se me olvida el de sexy hielera patriarca.

Se despide...

Skarlet Antares 🦂❄💙☠

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