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Amar De Nuevo

Pareja:KardiaxDégel (Mención de KardiaxMilo)
Advertencia:+18
Créditos de la imágen a su respectivo autor y gracias a ScorpioNoMilo por darme el permiso de usar su mini historia que se encuentra en Golden Stories para mi pareja Escorpio & Acuario.









Mi pequeño escorpión era dos años menor que yo, pero me veía a su lado el resto de mi vida, sus padres no me aceptaban al igual que los míos no aprobaban a mi chico de cabellos rubios, estábamos dispuestos a fugarnos si era necesario para amarnos sin impedimentos.

Lo conocí por casualidad un día que junto a mis amigos quisimos dar un paseo por la ciudad e ir al cine por una película de terror que recién se estrenaba, yo esperaba a los chicos a un lado, fue ahí que lo vi adelante de ellos en la fila junto a un castaño, era jodidamente hermoso, su piel morena y una melena rebelde rubia, cuando volteó para mirarme quedé hechizado por su mirada azul, me dedicó una sonrisa la que yo correspondí con coquetería.

Fue una coincidencia que entráramos en la misma sala para ver la misma película que junto a mis amigos esperábamos para su estreno en cartelera.

Su asiento quedó junto al mío y él dio la iniciativa de hablarme por lo bajo, ambos no le prestamos atención al filme de principio a fin porque estuvimos enfrascados en conocernos, intercambiamos nuestros números de teléfono.

Cuando llegué a mi casa le mandé un mensaje para invitarlo a salir por un helado, su respuesta fue inmediata y quedamos en vernos en dos días.

Para mi ese día fue maravilloso, teníamos actitudes parecidas, coincidimos en gustos musicales además de pasatiempos como leer, era impresionante la química que había entre nosotros y desde un principio el atrevimiento de Milo me gustó, tuvo la iniciativa de hablarme sin conocerme.

No pasó mucho tiempo para que le pidiera ser mi novio, mi pequeña manzana se había ganado mi corazón de fuego, sólo él pudo conquistarme en tiempo récord aquel día en el cine.

Mis amigos apreciaban mucho a Milo, se ganó la amistad de ellos en cuanto lo presenté, a veces salíamos todos con sus respectivas parejas para divertirnos en antros de la ciudad.

Desde que tuvimos nuestro primer encuentro íntimo, nuestra relación se volvió más profunda, todas esas entregas llenas de pasión, cada caricia y beso no eran suficientes por un día, unas horas, parecíamos bestias insaciables, adictos a nuestros cuerpos.

Yo llamaba mucho la atención entre chicos y chicas de mi instituto que se acercaban a mí con propuestas indecentes, yo rechazaba todo de manera sutil porque mi corazón tenía un sólo dueño, al que jamás traicionaría con una infidelidad.

Todo era perfecto, nuestro amor se veía indestructible, Milo estaba por terminar la preparatoria y decidió estudiar en la misma universidad a la que iba.

Yo ya no estaría a su lado en ese nuevo camino porque faltaba poco para que terminara mi carrera de ingeniería.

Mi pequeña manzana había decidido dejar la casa de sus padres para vivir conmigo en un departamento que ya tenía pagado los dos primeros meses, conseguiría un empleo para pagar sus estudios, lo que menos deseaba era ver truncados sus deseos, empezaríamos a vivir juntos como una pareja estable, nuestros sueños empezarían a volverse realidad.

Pero el destino dictaminó que ese amor no duraría por siempre, la "tragedia" estaba por venir.

Una fiesta, la última en la que despedían a nuestra generación y la casa de fraternidad hizo los preparativos, mucho alcohol y otras sustancias que no mencionaré estuvieron presentes desde la tarde, invité a Milo para que fuera acostumbrandose a ese nuevo territorio que exploraría, bebimos de todo lo que nos ofrecían, yo aún no estaba tan borracho pero mi pequeño rubio se reía por todo, no era tan tolerante a las bebidas fuertes y su juicio ya se había ido al más allá.

Unos simples minutos fueron eso que marcó un antes y después.

Sólo fui al baño, cuando regresé lo vi a él, sentado en el sofá donde lo dejé acompañado de otro devorandose literalmente a besos.

Sentí en ese momento muchos sentimientos encontrados, mi corazón se partió en miles de fragmentos, me acerqué furioso hacía ellos y los separé abruptamente.

Tiré fuertemente del brazo de Milo y lo saqué de la fiesta sin que él pusiera objeción ya que sólo se dejaba guiar.

Lo llevé al departamento donde viviríamos para que se le pasara la borrachera, se durmió enseguida y yo permanecí despierto pensando lo que vendría después de ésto.

Al siguiente día en cuanto despertó lo confronté, quería saber porqué razón lo hizo.

El Lo Siento de Milo no sirvió para calmar el dolor que se instalaba en mi pecho a causa de la decepción, yo nunca le fui infiel aunque estuviera borracho o estando en mis cinco sentidos, mientras él a la primera lo hacía y lo que más me dolió es que su desliz fue con uno de mis mejores amigos porque a palabras de él estaba borracho y no sabía lo que hacía, me confundió por el mismo tono de cabello que Defteros.

En ese mismo instante terminé esa relación, jamás olvidaré su rostro lloroso pidiendo perdón y que no lo dejara, se veía arrepentido pero yo no soy de dar segundas oportunidades si me fallan a la primera.

Salí del departamento sin mirar atrás escuchando los gritos de Milo, también de mis ojos salían gruesas lágrimas porque ese ardiente amor se acabó.

Llegué a casa y lo pensé en todo el camino, me iría lejos para olvidar, Londres sería mi destino porque haría mi especialización en mi carrera de ingeniería, diría adiós a mi amada Grecia porque no volvería en mucho tiempo.

Mis padres no cuestionaron mi decisión y me despedí de ellos al día siguiente de mi ruptura amorosa, deseaba cuanto antes olvidar a Milo y lo que no pudo ser a su lado.

El cambio de horario me afectó en cuanto el avión aterrizó, fue una suerte que hubiera cupos en la más reconocida institución privada donde estudiaría cuando diera fin a las vacaciones de verano y un amigo mío con sus influencias fue de gran ayuda con el rector.

No le dí muchas explicaciones a Sísifo cuando hablé por teléfono con él, sólo que al final si acepté su oferta, antes la rechacé por mi pequeña manzana pero ahora nada me detenía.

Me instalé en un hotel y dejé las maletas cerca a la puerta, me tiré en la cama, estaba cansado, mi alma estaba rota, las lágrimas que reprimí en 48 horas comenzaron a fluir cual río.

Mi corazón tardaría en sanar, me concentraría en mis estudios para no pensar más en él.

Quedé de reunirme con Sísifo al siguiente día para llevar toda mi documentación e inscribirme para el nuevo semestre que iniciaría.

Después de eso me llevó a dar un paseo por toda la elegante Londres y me presentó a su pareja Cid, sangre española corría por sus venas y el bailar flamenco con maestría, se conocieron en el instituto, sus miradas se cruzaron y fue amor a primera vista.

Los felicite por sus casi tres años de relación, su noviazgo era perfecto y sentí mucha envidia.

Ha pasado un año y medio desde que estoy en tierras inglesas, mis heridas sanaron lentamente pero superé el amor que sentía por Milo, cada fin de semana hablo con mis padres para saber como están.

Desde que me fui jamás te han mencionado pero supongo que se imaginarán que todo terminó entre nosotros.

Ellos eso siempre quisieron, nunca lo aceptaron como mi pareja, apostaban que no duraría para siempre por diferentes motivos.

El dolor de la decepción amorosa lo fui olvidando con el tiempo, ya no sufría como las primeras semanas.

Mi carácter se endureció, una dura coraza protegía mi corazón, de nuevo llamaba la atención en chicos y chicas que me declaraban su amor pero ya no estaba dispuesto a caer en la trampa de Eros, sentía que si abría mi corazón otra vez me traicionarían como Milo lo hizo al engañarme con otro, tenía miedo de ser lastimado, por eso los rechazaba con la excusa de concentrarme en mis estudios académicos.

Era un nuevo semestre y a nuestra clase se unía un nuevo compañero, el profesor lo presentó ante todos, tras sus lentes redondos se escondían unos ojos peculiares, me causaba mucha curiosidad e intriga porque su color es igual a la lavanda, su cabello largo y liso de color verde que lo comparé con las manzanas que tanto adoro por su sabor ácido pero a la vez muy dulce.

Dégel, ese acento que se percibía cuando pronunciaba cada palabra no podría ser otro que francés, venía de la ciudad del amor y romanticismo.

Amor, palabra que he estado evitando y odiando por lo que me pasó en el pasado.

Era obvio que se sentaría al lado mío porque era el único lugar desocupado en todo el aula, me presenté con un "Que hay, soy Kardia" "Espero nos llevemos bien".

Fue todo lo que dije y él me tendió la mano a modo de saludo cordial, volvió a repetirme su nombre y yo sólo asentí.

No cruzamos más palabras en toda la clase hasta que hubo un receso, me encontré con Sísifo y Cid para charlar fue cuando vi de nuevo a Dégel sentado bajo la sombra de un árbol leyendo un libro.

Me quedé viéndolo un rato para luego desviar la mirada hacía mis amigos que notaron mi pequeña distracción por el chico nuevo, Sísifo tan socializador y metiche lo llamó con un ¡¡Hey, el joven que lee un libro, por aquí!!.

Sentí vergüenza y preferí ver a otro lado cuando Dégel se acercaba a nosotros, se presentó diciendo que era mi compañero de clase y sólo me dediqué a escucharlos lo que restaba del receso que para mi suerte no duró mucho.

El mismo proceso se repitió los siguientes días, se hizo un hábito el reunirnos los cuatro, Cid y Sísifo crearon amistad con Dégel, y yo, bueno se podría decir que me cae bien, cuando la pareja quiere disfrutar a solas su romance me retiraba para darles su espacio, al menos ya no estaba tan sólo porque el peliverde me seguía para charlar sobre banalidades.

Poco a poco lo consideré mi amigo, conociendo más su forma de ser me fue agradando, no teníamos gustos similares porque somos polos opuestos, a veces chocamos por tener diferentes opiniones sobre equis asunto.

Pero era increíble como soportaba a veces mi actuar infantil, las bromas que solía hacerle, pasó rápido otro año y nos volvimos más cercanos, sabíamos todo acerca del otro aunque yo omití sobre mi fallida relación, era algo que a pesar de superar no me gustaba hablar de ello.

Solíamos pasear por las noches junto a Sísifo y Cid pero luego ellos nos dejaban solos para irse a hacer cosillas de pareja, por eso cuando solían decir "salida de amigos" inventabamos cualquier excusa porque siempre nos hacían lo mismo, es por eso que Dégel se ponía de acuerdo conmigo para hacer nuestros propios planes.

Esa noche no se nos ocurrió nada así que sólo caminamos sin rumbo alguno, la actitud de Dégel era rara, lo notaba distraído, nervioso.

Las estrellas por esa noche se dejaron observar en el manto oscuro, el clima era agradable, nos quedamos sentados en unos escalones, a dos o tres metros de nosotros se encuentra el puente donde cruza el Río Támesis.

El silencio es cómodo, siento cómo algo cálido se posa en mi mano izquierda, es mi acompañante el que deja reposar su extremidad con la mía.

- Kardia. Escucho mi nombre salir de sus labios, giro mi cabeza para verlo.

- Dime. Le sonrío, tras sus lentes redondos sus ojos violetas tienen un brillo inexplicable.

- Tú me gustas, no, en realidad estoy enamorado de ti, cada uno de tus gestos, bromas y tus raíces griegas me han cautivado, por más que intenté sacarte de mi mente no pude, trataba de convencerme que sólo somos amigos pero fallé en mi misión.

No tenía palabras, su confesión me tomó desprevenido, el agarre en mi mano se hizo más fuerte.

- Dégel yo... yo. No pude articular más y volví a quedarme callado.

Cómo decirle que también me gusta, que sin notarlo se metió en lo más profundo de mi corazón, pero tengo miedo, miedo a enamorarme y sufrir de nuevo por la traición.

- Entiendo. Su mano la retiró y volteó para no verme a la cara.

El ambiente cambió a uno tenso, tenía una batalla interna pero sé que debo ser sincero.

Ésta vez yo tomé la iniciativa y posé mi mano en la suya para tener su atención.

- Igual me gustas, tal vez desde la primera vez que te vi, o después cuando empecé a conocerte, tu belleza irreal me hacía compararte con un ángel caído del cielo, o una obra de arte hecho por un artista desconocido, pero seré sincero contigo, tengo miedo a enamorarme otra vez, hace tiempo alguien me falló. Y así empecé a relatar mi historia con Milo, Londres fue esa vía de escape para olvidar.

Dégel me escuchó y secó las lágrimas que se escaparon de mis ojos, revivir el pasado no fue agradable.

- Comprendo por lo que pasaste, pero debes volver a amar, no todos somos iguales que Milo, alguien más valorará ese amor tan inmenso e intenso que tienes, te juro que si me das una oportunidad yo jamás te decepcionaré, cada día de mi vida te lo demostraré, serás lo más valioso que poseo.

Las palabras de Dégel, la confianza que me transmitió y sus ojos me convencieron de abrir de nuevo mi corazón a ese sentimiento que me negué de sentir otra vez.

- Enseñame a confiar, pero sobre todo cura las heridas del pasado con tu amor, tus besos serán la mejor anestesia para eliminar el dolor de la decepción y tus caricias impresas en mi piel los sinsabores que pasé.

Nos acercamos lentamente hasta que nuestros rostros quedaron a escasos centímetros, pero antes debía hacerle una pregunta.

- ¿Quieres ser mi novio?. Susurre contra sus labios, Dégel sólo asintió porque no paraba de observar mi boca, podía notar como deseaba probarlos y yo cumplí su deseo.

Fue una sensación maravillosa, ni con Milo pude sentir miles de sensaciones cuando nos dimos el primer beso como pareja.

El contacto labial arrasó con todo mi pasado, borrando la huella que dejó el que fue mi pequeña manzana, aquel que amé y me hizo sufrir.

Corresponder a Dégel sus sentimientos es algo de lo que jamás me arrepentiré, soy feliz a su lado, volví a tener la confianza de enamorarme y dejar a un lado todos mis miedos, cada día me demuestra su infinito amor, sus detalles me hacen ver lo importante que soy para él, tres años que estamos juntos en pareja y días atrás le pedí matrimonio porque no me veo con otra persona al lado mío que no sea mi amado francés de ojos cautivadores, lo amo con locura, con devoción.

Nuestros amigos Sísifo y Cid hace dos años se casaron, se mudaron a Madrid porque mi buen arquero quería conocer la tierra donde nació su esposo.

Cuando teníamos meses de iniciar nuestro noviazgo viajamos a mi amada Grecia porque eran vacaciones e invité a Dégel a acompañarme para visitar a mis padres, él accedió de inmediato.

Ante mis progenitores lo presenté como mi novio esperé las mismas palabras duras de rechazo que usaron cuando lo hice con Milo, pero no fue así porque aprobaron mi relación, dejando de lado eso, recorrimos muchos lugares, todo fue maravilloso.

En un parque cercano dimos un paseo ya que al siguiente día viajaríamos de nuevo hacia Londres porque empezarían las clases, lo acorralé contra un árbol dejando un beso en sus labios y decirle por primera vez Te amo, sus ojos brillaron de emoción porque dije la palabra que tanto ansiaba escuchar salir de mis labios.

Después de años volvería a mi Grecia querida, Dégel me convenció de casarnos allá y tener una bonita casa con jardín, yo no me opuse a su petición porque me encanta su entusiasmo que muestra mi bello prometido, ya que desde la primera vez que viajamos quedó cautivado de la cultura griega.

En cuanto llegamos fuimos directo al hotel donde hicimos reservación, estamos cansados y lo único que queremos es dormir.

Despertamos sobre la tarde faltaban seis minutos para las cinco, tomamos una ducha para luego almorzar algo ligero porque iríamos a la casa de mis padres y darles una sorpresa además de la noticia.

Dégel está nervioso, es la cuarta vez que se acomoda la ropa y su cabello porque quiere verse presentable e interrumpe que dé los golpes en la puerta, hago que gire a verme y le doy un beso para calmar su ansiedad.

- Te amo. Él me sonríe y asiente para que haga el llamado a la puerta.

Mi madre es la encargada de abrir y se sorprende al vernos pero reacciona de inmediato abrazandonos a los dos en un apretado abrazo grupal.

Nos hace pasar a la sala donde está mi padre que nos recibe feliz, no doy tantas vueltas al asunto y doy la noticia de que me caso con el bello joven que está a mi lado.

Gritos de emoción no se hicieron esperar, nos llenaron de preguntas acerca del compromiso.

Se fijó la fecha de la boda, sería en dos meses, no queríamos una gran fiesta sólo nuestras familias y amigos cercanos para ese día importante donde legalmente el juez nos declararía esposos.

Entre preparativos y tener en orden todos los documentos se pasó rápido el tiempo.

El día más importante de mi vida llegó.

Mis testigos son Sísifo y Cid, por el lado de Dégel son su tío y padre porque su primo que quiere como un hermano llamado Camus sería uno de los que firmaría el acta que haría legal nuestra unión pero no pudo viajar porque su pareja enfermó así que no estaría presente, deseaba conocerlo porque mi amado habla maravillas de él además del parecido que tienen.

Me sentía pleno, feliz mientras escucho las palabras del juez sobre lo que conlleva ser una pareja, un matrimonio ante la sociedad, decir nuestros votos y ver tu sonrisa, el beso que sella nuestra promesa de amarnos hasta que la muerte nos separe.

En la casa que compramos se llevó a cabo la celebración, brindamos por nuestra felicidad, Cid y Sísifo no paraban de abrazarnos, ellos pronto serían padres de una niña que decidieron adoptar, su nombre es Mine y tiene tres años, tal vez más adelante también hagamos lo mismo para darle un hogar a pequeños que han quedado huérfanos y necesitan de todo el amor y protección de alguien.

Se ve tan hermoso mi esposo con el traje blanco que resalta su belleza, no me canso de decirle cuanto lo amo mientras bailamos al ritmo de una canción lenta, la felicidad que experimentamos nada lo puede opacar.

La fiesta culminó a la medianoche, todos se retiraban menos Sísifo y Cid que se quedarían en una de las muchas habitaciones disponibles de la casa.

Estando en nuestra habitación nos retiramos de todas nuestras prendas porque es nuestra noche de bodas y necesitamos enlazar nuestras almas, fundir nuestros cuerpos, convertirnos en uno sólo en la danza más primitiva de la humanidad.

Empezamos por un beso lento, donde transmitimos todo nuestro amor mientras guío a mi bello esposo a la cama, él aferra sus brazos a mi cuello para evitar separarnos, caemos sobre suaves pétalos de rosas que yo mismo coloqué en las sábanas de seda para hacer más romántico nuestro acto y velas colocadas estratégicamente por toda la habitación que iluminan tenuemente.

Me acomodo entre sus piernas sin separarnos del fogoso beso que compartimos, nuestras lenguas librando una batalla por saber quién dominará ésta vez, pero yo soy el ganador absoluto porque se separa de nuestro contacto para tomar aire.

Bajo para besar su cuello, la clavícula dónde muerdo su tersa piel, sigo mi camino para poder llegar a sus rosados pezones, el punto débil de mi francés.

Introduzco uno en mi boca chupando y mordiendo suavemente mientras el otro con mi mano lo pellizco, ésto hace arquear la espalda de mi amado dejando escapar de sus labios el primer gemido de los muchos que saldrán de su garganta ésta noche.

Sigo jugando por un buen rato con sus pezones hasta que decido es suficiente, dejandolos rojos.

Vuelvo a atacar su boca en un ardiente beso húmedo, coloco mi dura hombría en la caliente entrada de mi esposo, con sumo cuidado voy introduciéndome teniendo la delicadeza para no lastimarlo.

Lo hemos hecho muchas veces antes cuando fuimos novios pero estando seguros de que había amor de por medio y no sólo fuera sexo.

Recuerdo que le hice el amor a Dégel por varias horas, caricias y palabras dulces susurradas en su oído con nuestras manos entrelazadas.

Siento que de nuevo sería nuestra primera vez pero ahora estando casados legalmente, las cálidas paredes reciben toda mi longitud y decido esperar hasta que me sea dado la señal para empezar mis movimientos.

- Mi guapo griego, amo que seas así de cuidadoso, pero sabes que no es necesario esperar, por favor amor mío complace a tu esposo y empieza.

Órdenes son órdenes y empecé con lentitud a dar las primeras embestidas, su húmedo interior me vuelve loco y en minutos el vaivén se vuelve constante, adentrándome más profundo.

El sudor en nuestras pieles se presenta, la habitación se ha llenado de sonidos eróticos, Dégel no para de gemir de forma descontrolada, eso puede despertar a nuestros huéspedes.

Decido cambiar de posición, coloco de lado a Dégel, paso mi brazo por su costado, me apego más a él y nuestras piernas se entrelazan, mi miembro vuelvo a introducirlo empezando de nuevo con los movimientos, mi mano tapa la boca de mi amado para que ningún sonido se escuche por todo el silencioso lugar excepto el golpe seco de mis testículos chocar con las nalgas de mi francés.

Sigo con mi cadencioso ritmo sin parar hasta que toco el punto dulce de mi esposo, las paredes me aprietan cada vez más fuerte cuando doy en el punto exacto.

Estoy llegando a mi límite y sé que mi amado también, con mi mano que está libre viajo al palpitante miembro de Dégel, comienzo a masturbarlo al ritmo de mis embistes, cuatro estocadas más y todo alrededor de mi pene se contrae vaciando mi semilla en su interior.

La liberación de mi esposo queda en mi mano, en la misma posición nos quedamos para recuperar el aliento, mis brazos se aferran a su delgada figura, dejo besos en sus hombros y susurro a su oído lo mucho que lo amo.

Entrelaza sus manos con las mías luego las suelta para darse la vuelta y verme a la cara, me sonríe cómo sólo él lo hace, besa mis labios con amor, con pasión.

Correspondo gustoso y sé que otra vez iniciará una nueva ronda de entrega total entre los dos.

Milo quedó en el pasado viví momentos agradables cuando fuimos pareja pero ahora mi presente y futuro es la persona que duerme en mis brazos.

Amar De Nuevo fue ese antes y después en mi vida porque Dégel me hizo creer de nuevo en el amor, confíe en sus palabras y soy feliz al lado de mi bello esposo.











Hola a todos los que leen éste nuevo capítulo de Escorpio & Acuario espero sea de su agrado, no olviden dejar su voto y comentar si odiaron o amaron a Milo xD.

Disculpen mi tardanza 💖 los amo.


Atte. Skarlet Antares 🦂❄💙☠

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