03
Hyunjin lo observó desde su lugar, con su corazón latiendo alocado porque Minho se había quedado estático.
—Minho... —lo llamó en un susurro, pero parecía que Minho no escuchaba—. Oye...
Hyunjin se calló al ver cómo Minho se acercaba a él, con una mirada que no sabía si era buena o mala.
—Min, ¿qué sucede?
—Eso debería preguntar yo, Hyunjin... ¿Qué sucede?
Minho se inclinó hacia Hyunjin lo suficientemente cerca para ponerlo nervioso.
—¿Qué se supone que estás haciendo?
—Es que... yo pensé que... que tú...
—¿Me estás provocando?
Hyunjin sintió el aliento de Minho acariciarle la piel de su boca.
—Contéstame, Hyunjin, ¿me estás provocando?
—Uhm, bueno, yo...
—¿Sí o no?
El corazón de Hyunjin latía con fuerza.
—Sí...
—Entonces, ¿quieres que te bese? —susurró, acariciando fugazmente la boca de Hyunjin con la suya, apenas fue una caricia, pero Hyunjin sintió electricidad en todo su cuerpo.
—Sí, sí quiero...
—¿También quieres que te folle? —esta vez acarició el pene de Hyunjin por encima de aquella braga negra, mientras pasaba su lengua por el labio inferior del mismo.
—Oh, sí, sí, yo quiero... quiero que me folles, por favor...
—¿Suave como la vainilla o duro hasta olvidar tu nombre?
Las pupilas de Hyunjin se dilataron, la excitación que sentía en ese momento era inmensa.
—Dime, Hyunjin, ¿cómo lo deseas? Puedo ser suave, pero contigo así, no te puedo prometer que tendré autocontrol.
—No me importa, pierde el control y trátame como quieras, pero bésame de una vez.
Hyunjin rodeó el cuello de Minho para unir sus bocas en un beso salvaje que poco a poco les iba quitando el aire de sus pulmones, mostrando todo el deseo y pasión contenida desde hace mucho tiempo. Al principio era Hyunjin quien tenía el control del beso, pero después se dejó dominar por Minho, quien había llevado una mano al cuello de Hyunjin y hacía cierta presión sobre él, solo logrando excitarlo más.
Se separaron por un instante no sin que antes Minho mordiera el labio inferior de Hyunjin. Ambos respiraban entrecortadamente, siento lo único que llenaba el silencio de la habitación.
Entonces se miraron a los ojos y ese acto fue suficiente para comunicarse entre sí, no necesitaban nada más que una mirada brillante para continuar, pues había algo mucho más profundo; una conexión que iba más allá de lo físico y que los unía.
Minho volvió a unir sus labios, colocándose encima de Hyunjin, quien abrió sus piernas dándole todo el acceso a Minho de situarse en medio de ellas.
Las manos temblorosas de Hyunjin acariciaban a Minho por encima de la ropa, quería quitársela para poder tocar su piel desnuda. Pero entonces sintió la mano fría de Minho tocar su piel caliente y nerviosa, causando un fuerte estremecimiento en su cuerpo y un muy bajo jadeo.
—¿Te gusta? —le preguntó Minho en el oído, solo empeorando su situación.
Cada roce, cada caricia, cada beso solamente causaban un completo caos en Hyunjin.
—Sí... —musitó—. Quiero tocarte, ¿yo...?
—Puedes hacerlo —dijo Minho, levantándose para despojarse de todas sus prendas, quedando como Dios lo trajo al mundo—. Toca todo lo que quieras.
Y Hyunjin no lo dudó, llevó sus manos al cuerpo de Minho y empezó a tocarlo, sintiendo una gran satisfacción.
La piel de Minho era muy bonita y suave.
—Me gusta mucho tu atuendo, te queda estupendo —dijo Minho, captando la atención de Hyunjin, quien sonrió con sus mejillas encendidas en un sonrojo. Él de verdad quería que le gustara Minho—. Pero es una pena...
—¿Qué cosa? —preguntó Hyunjin con desconcierto.
—Tendré que destrozarlo porque justo en este momento solo deseo verte sin nada.
Si las mejillas de Hyunjin ya estaban algo calientes, después de escuchar eso sintió un incendio en ellas.
Fue entonces que Minho cumplió lo recientemente dicho, desvistió a Hyunjin en un segundo, destrozando las prendas de encaje y dejando a Hyunjin en completa desnudez. Minho observó la piel desnuda de Hyunjin, esa piel acaramela que solo causó que su pene se pusiera más duro. Hyunjin lo notó, pero poco le importó, incluso le emocionaba el solo imaginar que dentro de poco tendría ese falo en su interior.
Mientras tanto, Minho llevó una de su mano al pezón izquierdo de Hyunjin en lo que cubría al otro pezón con su boca, empezando a succionarlo.
—Ah... —Hyunjin soltó un jadeo por la impresión, envolvió la espalda de Minho con sus piernas para atraerlo más a él.
—¿Te gusta? —preguntó Minho en el cuello de Hyunjin, mientras bajaba una mano para agarrar el pene de Hyunjin y empezar a mastubarlo.
—Oh, sí, por supuesto que sí...
—Dios, Hyunjiin... Me gusta mucho —susurró Minho, depositando besos en todo el cuello de Hyunjin—. Tú me gustas mucho.
Entonces lo confesó, cayendo en cuenta en lo que estaba haciendo y con ello paró sus movimientos.
Se alejó brevemente de Hyunjin, pero era incapaz de levantar su cabeza.
Hyunjin sintió cómo algo húmedo caída en su pecho desnudo.
—Min, ¿qué sucede? —indagó Hyunjin, quien se encontraba confundido.
¿Qué había pasado? ¿Por qué se había detenido si todo estaba yendo bien?
—Lo siento —susurró Minho con su voz apagada—. No puedo continuar...
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué sucede, Min?
—No puedo, Hyunjin, no puedo.
—Pero dime qué sucede, Min, me preocupas —dijo Hyunjin, acunando las mejillas de Minho entre sus manos, notando los ojos tristes de su amigo—. ¿Qué ocurre, corazón? ¿Por qué lloras?
—A mí... me gusta esto que estamos haciendo —dijo, aun con sus ojos lagrimosos.
—A mí también. ¿Cuál es el problema?
—No lo entiendes, Hyunjin.
—Pero explícamelo para que lo entienda.
Minho lo miró a los ojos por unos breves segundos, tomó aire para hablar sin trabarse.
—Esto solo será cosa de una noche, mañana cuando despiertes te arrepentirás de haberlo hecho conmigo y nunca más querrás hablarme, y yo no estoy seguro de soportar tu indiferencia —Hyunjin abrió su boca para decir algo, pero Minho se le adelantó—. Me gustas mucho, Hyunjin, muchísimo, cómo no te lo imaginas. Y no quiero hacer esto contigo solo por la calentura del momento, porque sí, te deseo, me excitas cómo no tienes ideas, quiero follarte muy duro, pero también me encantas, me tienes enamorado de pies a cabeza y eso hace que quiera cuidarte, atesorarte, protegerte... Me duele pensar en que solo será algo carnal, de una noche y yo...
Sus palabras fueron selladas por los labios de Hyunjin, fue un beso suave y dulce, sin ningún ápice de lujuria.
—A mí también me gustas, Minho —confesó sobre los labios del otro.
—¿Lo dices en serio? ¿No estás bromeando?
—No, Minho, no bromeo. Me gustas, pero no estaba seguro de si tú sentías lo mismo. Si no podía tener tu corazón, al menos quería conformarme con tener tu cuerpo. Suena algo enfermo, ¿no? Perdón, creo que sí estoy mal de la cabeza, yo no debería...
Esta vez fue Minho quien calló a Hyunjin con un beso un poquito más intenso que el anterior.
—No estás mal, Jinnie.
Aquel apodo hizo que Hyunjin se derritiera como la gelatina.
—Entonces, ¿continuamos?
—Dios, Minho, quién te viera. Hace unos momentos estabas llorando como un bebé y ahora estás siento todo un coqueto...
Los labios de Minho volvieron a apoderarse de la boca de Hyunjin, era un beso hambriento, más salvaje que los anteriores.
Ya no había marcha atrás, ya no había nada que los detuvieran.
Minho volteó el cuerpo de Hyunjin en el suave sofá, dejando besos húmedos en toda la acaramelada espalda hasta llegar a las nalgas, en donde las abrió para introducir su lengua. Minho estaba fascinado con el cuerpo de Hyunjin, en realidad, todo lo que tenía que ver con Hyunjin le encantaba. Y es que para Minho, Hyunjin era una idea recurrente de fascinación y de la cual jamás se cansaría.
Hyunjin se deshacía entre jadeos, intentando callar gemidos, pero le era imposible, el placer que sentía era extrema que no podía seguir conteniéndolo. La lengua de Minho sabía donde tocar para hacerlo sentir volar.
—Ya no aguanto más, voy a meterlo —avisó Minho, roncamente.
—Es... está bien.
—¿Tienes un condón?
—Sí... pero están en el velador del cuarto.
—Voy por ellos —dijo, teniendo la intención de ponerse de pie, pero fue detenido por la mano de Hyunjin
—No, hazlo sin él.
—Pero...
—Luego podemos usarlos, pero ahorita quiero sentirte a ti.
—De acuerdo.
Fue lo único que dijo Minho, después alineó su falo en el agujero brevemente dilatado.
—Lo meteré —susurró, besando el cuello de Hyunjin, mientras empezaba a introducir su pene en el trasero del otro.
—Ah...
—Dios, qué estrechez, me fascinas —murmuró Minho, mordiéndole la oreja de Hyunjin.
—Muévete... ya puedes moverte, por favor...
Entonces Minho lo acató, empezó a embestir, primero con movimientos suaves y lentos, pero después fue acelerando las estocadas, causando que Hyunjin estallara en gemidos.
—Oh, sí, así... —decía Hyunjin entre gemidos entrecortados—. Más... más duro...
—Como ordenes.
Minho se volvió salvaje.
Agarró a Hyunjin de los cabellos para acercarlo a su boca, mientras sus embestidas se hacían cada vez más profundas. Entonces giró a Hyunjin para poder ver todas sus expresiones.
Tomó una pierna de Hyunjin para ponerla en su hombro. Siguió embistiendo con precisión, mientras tomaba el pene de Hyunjin con una de sus manos, empezó a masturbarlo.
Hyunjin era un completo desastre... un bonito desastre que le fascinaba a Minho.
Minho no lo resistiría más, ya sentía ese cosquilleo en su vientre, se correría en cualquier momento. Por lo que, aceleró lo más que pudo sus movimientos hasta llegar al final, llenando de placer a Hyunjin, quien se corrió en la mano de Minho justo en el momento en que sintió algo espeso adentrarse en su trasero.
Ambos habían llegado al clímax.
Minho se acomodó en el sofá, con su respiración irregular. Hyunjin no encontraba en mejor estado que Minho, estaba igual de agitado que él.
—Viste, esta es mi forma de jugar al escondite inglés. A que no estaba nada mal, ¿eh?
—Es la primera vez que lo juego de esta forma. ¿Tú ya lo habías jugado así?
—No, también es mi primera vez, ni sé cómo se me ocurrió.
Minho lo miró, soltando una suave risa.
—Eres muy ocurrente.
—Lo sé —contestó con una sonrisa—. Y, ¿te gustó jugar al escondite inglés conmigo?
—Por supuesto. No veo la hora de volver a repetirlo.
—Pues acostúmbrate, porque lo jugaremos tantas veces quieras.
Hyunjin sonrió, acercándose para besarlo nuevamente.
Minho se dejó hacer y deshacer todo lo que Hyunjin quisiera, pues era él era todos sus deseos hechos piernas, el que dictaba una sentencia a su imaginación. No podía explicar con palabras todo lo que sentía por Hyunjin, pero podía decir que él era un completo complot para su mente, era el objeto y la causa de su perdición.
Hyunjin era su buena suerte y lo quería para toda su vida.
Que se note lo Shakifan que soy. 🫦
El smut está algo feo, porque llevo tiempo que no escribo esas escenas, pero ojalá haya sido de su agrado, aunque sea un poquito. :')
Esto va dedicada a Cielobsk. Se suponía que iba a subirlo en julio, pero ese mes andaba sobreviviendo a muchas cosas. Pero ahora lo acabé. Ojalá te haya gustado mucho, corazón, está escrito con mucho cariño y agradecimiento por todo el apoyo constante que me brindas. Eres una de las razones por las que no renuncié a esta plataforma. Tkm. 🥺💓
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