Capítulo 16 (Cena de cuatro)
La noche comenzaba a llegar, Degel había pasado a dejar a Camus a su casa después de que Kardia le mandara un mensaje que lo vería esta noche.
Camus también necesitaba llegar, ya que Milo también le envió un mensaje que lo invitaría a cenar.
Ahora el joven maestro se encontraba manejando con dirección a su casa, aunque aún recordaba el momento que ambos pasaron juntos encima del cofre del auto.
- Tantas ideas locas que me imagino tan solo al estar con Camus - Susurró mientras miraba frente al auto. Eso era lo que Degel buscaba en una relación, poder ser más abierto así como darle completa confianza a su pareja. Tener un encuentro con alguien no solo debe ser disfrute de uno solo, sino que ambos pueda explorar más allá de sus deseos y conocer lo que les cause más placer sin sentir vergüenza.
Al llegar a su casa estacionó su auto y entró, tuvo que darse un baño rápido antes de que su pareja llegara y se diera cuenta que en su piel lleva el aroma impregnado de su amado alumno.
- El agua y jabón quizá me quiten tu aroma Camus - Suspiró mientras pasaba su esponja de baño sobre su piel - Pero esto no borra tus besos ni tus caricias de mi mente - Después de decir esto sonrió. Aún no se daba cuenta de lo importante que Camus se había vuelto parte de su vida.
Camus se encontraba haciendo lo mismo, decidió darse una ducha antes de que Milo llegara.
Mientras el agua recorría cada rincón de su cuerpo no podía dejar de imaginarse que era Degel quien lo tocaba, ya se lo había pedido... Esa era una de su fantasías, poder disfrutar con él ese momento mientras se bañaban.
Después de unos minutos salió de la ducha y comenzó a prepararse. Aunque había olvidado un detalle estos últimos días que se la ha pasado perdido con su hermoso maestro...
No había lavado su ropa y por lo tanto no tenía prendas para esta noche.
- ¡Por todos los Dioses! ¿Qué me pondré? - Exclamó con preocupación al ver su clóset sin muchas prendas que usar.
Pero en la esquina se dio cuenta que guardaba la ropa que Degel le había dado la primera vez que pasaron juntos a causa de la lluvia.
Le traía gratos recuerdos, tomó esas prendas para usarlas esta noche... Después de todo Degel y él ya no verían hasta dentro de dos semanas.
El tiempo pasó de manera repentina, Kardia llegó justo a tiempo por Degel. Le había pedido que se prepara para que pudiera llevarlo a cenar después de que Degel le mencionó que saldría dos semanas a su curso por parte de la escuela. La mejor idea era salir con él esta noche.
Degel se encontraba en su habitación terminado de arreglarse, de repente desvío su mirada para el florero que descansaba en su mueble de noche, eran las mismas rosas que dejó Camus después de la cena.
Sonrió mientras recordaba ese momento con su alumno.
Sin embargo su momento se interrumpió ante el sonido del timbre, cerró sus ojos y dejó escapar un suspiro, era hora de ver de frente a su pareja.
Lentamente bajaba de las escaleras para poder abrirle, esta ocasión se impresionó al ver que Kardia no llevaba algún artículo que le sirviera para someterlo.
- Buenas noches copito - Se acercó de manera repentina, lo tomo de su cintura y lo besó... Aunque Degel permanecía con los ojos abiertos.
- Buenas noches Kardia - Devolvió el saludo de manera seria y cortante.
- Siempre tan frío Degel - Se quejó el contrario, tomó suficiente aire y entrelazó sus dedos con los suyos - Esta ocasión se me ocurrió llevarte a cenar, así como saldrás tú dos semanas, en mi trabajo requieren que me vaya de viaje también.
Eso no era novedad para Degel, desde que lo conoció siempre salía con una excusa para irse... Incluso mientras caminaban rumbo al auto se debatía internamente porqué sigue con ese hombre que lejos de llevarse bien, pareciera como si fueran enemigos.
Aunque aún no se animaba porqué sabe los alcances que puede cometer Kardia con él ó incluso con aquél o aquella que lo trate de cortejar y por ahora no pondría en riesgo a Camus.
Mientras subía al auto solo rogaba que esto se acabara pronto, necesitaba llegar todavía para preparar su maleta.
Camus se encontraba sentado en la sala de su casa esperando que Milo llegara, aunque trataba de controlarse porqué sus recuerdos en su mente se hacían presente tan solo de pensar en su maestro.
Mientras jugaba con sus manos, el timbre de su casa sonó, de manera repentina se levantó para abrir la puerta, ahí estaba su pareja con un cigarrillo en la mano.
- Camus - Saludó tomándolo de la cintura y acercando su rostro para poder besarlo.
El sabor del tabaco en su boca le comenzaba a ocasionar náuseas, rápidamente se liberó del abrazo de Milo y corrió al baño.
- ¿Estás bien Camus?- Preguntó Milo mientras cerraba la puerta y comenzaba a caminar hasta donde se había ido el joven galo.
Camus sintió por un momento una sensación desagradable por el aroma y sabor de ese cigarrillo que Milo llevaba.
Trató de tranquilizarse justo en el momento que Milo abrió la puerta del baño para ver que pasaba con su pareja.
- Tu cigarro me hizo sentirme mal - Susurró señalando la mano de Milo.
- ¡Oh! Perdón, jamás pensé que esto fuera algo desagradable para ti Camus - Después de decir esto lo apagó en el lavabo con el chorro de agua y lo tiró a la basura.
- Descuida Milo, a mi no me gusta fumar... Cambiando de tema ¿A donde iremos? - Cuestionó mientras salía del baño tratando de calmarse, aunque no entendía porqué ese olor en peculiar lo había hecho correr de esa manera.
- Ven Camus, vámonos... Quizá la cena te cambie de ánimos - Milo tomó su mano y comenzaron a caminar juntos hasta la entrada de la casa.
El joven galo cerró la puerta y se colocó su suéter, aunque ahora que lo pensaba bien, jamás lo había visto con esas prendas que lo hacían lucir más elegante, un estilo que no era tan común en él, vistiendo un pantalón de vestir en tono negro junto con una camisa blanca con detalles en las mangas que simplemente relucía con su cabello rojizo, también se había tomado el tiempo de colocarse un poco de brillo en tono carmín en sus labios y sus uñas pintadas de la misma forma.
- Listo Milo, vámonos - Respondió Camus guardando sus llaves en su bolsillo, sin embargo notó que su pareja estaba completamente perdido mirando su vestimenta.
- Camus... - Titubeó nervioso - Jamás te había visto con esas prendas, te ves... Espectacular.
El joven galo cerró sus ojos, no le diría que esa ropa en realidad era de Degel, de lo contrario las cosas se pondrán más intensas entre ellos dos - Yo...- Se quedó pensando por un largo rato - Mis padres me trajeron estas prendas, ya tiene tiempo pero pensé que esto se vería bien para la cena - Mintió, pero no tenía opción.
Milo seguía perdido en la belleza de su pareja, después sacudió su cabeza para tratar de pensar mejor las cosas - Es hora de irnos, se hace tarde - Lo tomó de su mano y se acercaron a la calle para tomar un taxi que los llevara al restaurante.
Cuando llegaron, Milo pagó el servicio y le ayudó a bajar a su pareja.
Ambos caminaron sin decir palabra alguna.
Llegaron a la entrada del restaurante, sin embargo al joven galo se le hizo extraño que los dos se quedaran parados en la puerta.
- Milo ¿Porqué seguimos afuera? - Cuestionó sin entender.
- Estamos esperando a mi hermano.
Cuando le dijo esto no pudo evitar sentirse nervioso, estaba por reprochar justo en el momento que Kardia se acercó a ellos para saludarlos.
- Ya estamos aquí... Buenas noches - Respondió Kardia acercándose a su hermano.
El joven galo levantó su mirada, ahí estaba también su profesor.
- Degel.
- Camus.
Ambos susurraron, procurando ser discretos. Lo que menos podían hacer era saludarse de beso, incluso hasta de mano, de lo contrario eso los delataría y darían a entender que ambos se entienden.
Aún así Degel procuraba calmar sus ansias, esas prendas que Camus llevaba le recordaba aquella noche juntos además de perderse en su hermosura y su mirada.
Esta sin duda sería una noche muy incómoda para ambos...
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A Camusito ya están comenzando a darle síntomas por no cuidarse 😏😏
Sin más los dejo con este capítulo, les mando un abrazo, los quiero mucho 🥰🥰🥰🥰
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