Capítulo 15 (Castigo... Por celos)
La respiración de Camus comenzaba a tornarse más repentina ante la cercanía de su maestro, era mirada violeta fría y serena no mentía. Aunque tuviera sus lentes no era impedimento para sentirse nervioso.
Tragó en seco por esa actitud de Degel.
- Yo... Lo siento - Desvió su mirada tratando de evitar mirarlo de frente - Por un momento creí que...
- ¿Creíste que te engañaba con alguien más? ¿Ó que solo te usaba? - Cuestionó sin soltarlo, aún tenía apresado sus brazos - Soy muy sincero con lo que quiero y no miento.
El joven de cabellos escarlata asintió y cerro sus ojos - Siento este mal entendido, pero... No me gustaría verte con alguien más.
Degel cerró sus ojos y soltó los brazos de su alumno lentamente - Tenemos que salir de aquí antes de que alguien nos vea, por favor no te vayas a sentar hasta que yo te diga.
Degel se levantó para salir del auto y nuevamente subirse para poder manejar, lo que menos quería era ocasionar problemas dentro de la escuela, ni mucho menos que lo vieran con Camus en una situación comprometedora.
Se retiró sus guantes y encendió el auto, comenzó a manejar para salir del ese lugar.
Cuando estuvieron completamente afuera del estacionamiento Degel dejó escapar un suspiro más aliviado - Puedes sentarte Camus, ya no hay problema.
A través del retrovisor podía observar a su adoración escarlata, aún se veía un poco nervioso, miraba como se llevaba un mechón de su cabello justamente detrás de su oreja.
- Camus - Lo llamó mirándolo de reojo por medio del retrovisor sin quitar sus manos del volante.
- ¿Si? - Preguntó nervioso jugando con sus dedos, muy en el fondo se sentía como un niño pequeño que había sido regañado por una travesura, pero esta ocasión era diferente, sabía que la había regado y mucho con sus celos.
- ¿Tienes libre la tarde?
Camus se quedó pensando por unos momentos, pero solamente tenía algunas tareas por hacer, algo que puede acabar rápidamente porqué sus tareas no eran la gran cosa - Si - Respondió mirando a su profesor por medio del espejo.
- Está bien... Quiero llevarte a las afueras de la ciudad, te pregunto porqué no quiero que vayas a tener problemas con tus padres ó que por salir conmigo descuides tus demás responsabilidades de la escuela - Contestó Degel tomando otro camino diferente, una desviación que los llevaría a la carretera.
- ¿De verdad? - Preguntó entusiasmado, como si de un momento a otro se le fuera ese momento que pasaron hace rato en el estacionamiento.
- Claro, también lo hago porqué saliendo de clase mañana, tengo que irme al curso de docentes, por lo tanto no podré verte como hubiera querido.
Camus dejó escapar un suspiro, solo deseaba que esas dos semanas se pasaran rápidamente para que puedan disfrutar de esos días juntos sin interrupciones.
Para salir de la urbanización no demoraron mucho, a sólo unos cuarenta minutos para llegar a una pequeña carretera de tierra que los llevaría aún más lejos de los autos y las personas que pasaban por ese lugar.
A lo lejos se podía ver un paisaje simplemente espectacular, maleza, árboles verdes y frondosos acompañado del canto sutil de las aves, más allá corría un pequeño arroyo, aunque el clima no era algo favorable para ellos, comenzaba a tornarse nublado.
- ¡Esto es bellísimo Degel! - Exclamó sorprendido el joven de cabellos rojizos mientras admiraba su entorno.
Degel estacionó el auto y apagó el motor - No se me ocurrió otro lugar para venir - Después de decir esto salió del auto para poder abrir la puerta trasera y ayudarle a Camus a bajar, extendió su mano y el joven aceptó, ahora ambos se encontraban tomados de la mano comenzaron a caminar unos cuantos pasos pero detuvieron su andar quedando frente al auto.
- Un lugar donde nadie puede interrumpir - Susurró el joven de cabellos escarlata mirando a su alrededor - ¿Porqué venir a este lugar...? - Camus no terminó de hablar justo en ese momento Degel lo tomó de la cintura para poder besarlo con una sutileza única.
- Aquí nadie más puede ver que pasa - Susurró Camus entre esos labios, sin romper ese momento.
- Me celaste y eso te saldrá muy caro Camus - Susurró en un tono seductor mientras comenzaba a recostarlo sobre el cofre del auto apresado su cuerpo contra el suyo.
- De... Degel - Susurró Camus un poco avergonzado por lo que estaba por ocurrir.
- ¿Creíste que dejaría pasar este momento? - Susurró cerca del oído del contrario - Y para ser sinceros... Adoro que hagas eso - De manera repentina comenzó a pasar sus manos sobre sus piernas, poco a poco subían para comenzar a tocar ese cuerpo del cual ya era su total adicción.
- ¡Oh... Degel! - Gritó Camus al sentir como el cuerpo de su amante ejercía presión sobre el suyo, también podía sentir ese bulto crecer entre sus piernas combinado con el roce de sus caricias que exploraban abajo de sus prendas.
- No tienes la menor idea... Me vuelves loco Camus - Contestó mientras desabrochaba el pantalón del joven de cabellos rojizos - Y me provocas a tal punto que quiero experimentar cualquier lugar contigo.
- Yo... - Murmuró intentando controlarse pero no podía, las caricias de Degel lo hacían perder la razón - Yo... También deseo esto - Respondió Camus acercando su mano sobre ese bulto que rozaba entre sus piernas.
Rápidamente Degel le fué retirando su pantalón y su ropa interior, él hizo lo mismo. Tenerlo en esa posición estaba perfectamente a la altura de su cintura.
Levantó un poco la camisa de Camus para poder tocar sin pudor ese pecho al descubierto, envolvió con su boca sus pezones dejando un camino de saliva combinado con ligeras mordidas.
Camus enterró sus dedos sobre esa cabellera verde - Degel... - Susurró gimiendo, no podía decir palabras coherentes, ellos eran la combinación perfecta entre la dulce locura y el deseo.
Rápidamente se levantó y de su bolsillo del suéter que llevaba puesto sacó una pequeña botellita de lubricante.
Colocó un poco entre sus dedos, lo guardó nuevamente y después se llevó ambas piernas del joven de cabellos escarlata sobre sus hombros.
- Disfruta de tu dulce castigo por celarme mon amour - Susurró justo en el momento que llevó uno de sus dedos a su entrada.
- ¡Oh... Degel...! - Gimió en el momento justo cuando sintió sus dedos en su interior, rápidamente, sentía su cuerpo vibrar ante el calor de ese momento, mordió sus labios al sentir otro dedo más explorando ese cálido lugar.
Algunas gotas comenzaban a caer, la neblina se tornaba más densa en ese lugar, sin embargo a ellos no les importaba el clima, en ese momento eran solo ellos dos y nada más.
- Te ves hermoso de esta manera - Susurró sacando lentamente sus dedos, acarició su miembro que ansiaba entrar en ese cálido lugar, lentamente lo fué guiando hasta posicionarse en ese lugar.
- ¡Degel... Por favor - Gimió sintiendo como su cuerpo pedía más por aquél que lo hace perder la razón.
En ese momento sintió como entraba en su interior llenándolo completamente.
- ¡Por los Dioses Camus...! - Gritó cerca de su oído - Amo la calidez con la que me envuelves - Se acercó a su cuello dejando besos y lamiendo con una sutilidad increíble.
El movimiento que había comenzado lento fué subiendo de nivel, las estocadas eran cada vez más repentinas, el sonido de ambos cuerpos chocando por el vaivén que se volvía más profundo se producía un sonido tan repentino ante la unión de ambos cuerpos.
Degel se levantó un poco y tomó a Camus de la cintura para hacer más repentino y profundizar ese movimiento, tocando el punto preciso que hizo al joven de cabellos rojizos sentir como su miembro se envolvía de un calor exquisito que terminó liberándose sobre su vientre haciendo que arqueara su espalda - Ah... - Gimió justo en el momento, su vista se había nublado y había perdido la razón.
- Camus yo... No aguanto más... - En ese momento Degel liberó toda su espesa y blanquecina esencia en su interior.
Ambos con la respiración agitada, se miraban con mucho deseo. Degel se acercó para besarlo una vez más - Si este es mi castigo... Por celarte... Entonces lo haré siempre - Respondió Camus tomando el rostro de su amado con suavidad para robarle un beso más.
- Así es, si te portas mal te castigaré - Susurró cerca de su oído mientras salía de su interior.
Ese espesa esencia salía lentamente de él.
- Ya comenzó a llover - Respondió Camus justo cuando unas gotas cayeron sobre su rostro.
Degel se levantó de manera repentina, se subió su pantalón y le ayudó a Camus a vestirse rápidamente antes de que terminaran mojados por la lluvia.
- Siempre quise intentar esto sobre el auto - Contestó en un tono travieso mirando de manera sensual a su amante.
- Si a esas vamos yo quiero... - Camus se acercó de manera peligrosa y tomó a su profesor de su suéter para susurrarle - ...Quiero hacerlo contigo mientras nos bañamos.
Ante esto Degel sonrió, Camus es esa chispa que necesita en su vida... Para siempre.
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Personitas bellas les traigo este capítulo espero que les guste...
Era necesario su despedida porqué Camusito estará solo dos semanitas que se extrañarán mucho.
También quiero compartir un bello regalo que me dio mi hermosísima Camill54
Me hizo este dibujo divino de este par 🥰🥰🥰💖💖💖
Al ver la imagen pues dejé esto a la imaginación y salió este capítulo. 😅
Sin más me despido y nos seguimos leyendo 🥰🥰
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