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¡Detengan ese Submarino!


Después de almorzar, Ruby y Zafiro se encontraban en la cocina lavando los platos. No habían hablado mucho, lo cual a ella le incomodaba ligeramente. Tenía algo importante que decirle, lo cual hacía el silencio un tanto más oportuno.

—Amh... Ruby.

—¿Mmh?— contestó este, sin quitar la vista de una mancha rebelde del plato que tenía en las manos. Fregaba y fregaba, pero la mancha no quería irse.

—Yo... ¿Cuánto tiempo piensas quedarte con el abuelo Al?

El muchacho levantó la mirada para fijarse en ella. Notó que Zafiro quería decir algo, se le notaba en toda la cara, pero no se atrevía a soltarlo así sin más.

—No he pensado mucho en eso— admitió— Quizás hasta que Lovely vuelva a verse estable. No me acuerdo si te conté sobre los equipos Aqua y Magma. Se supone que los estaba persiguiendo, pero les perdí la pista.

—Sí, me contaste— recordó Zafiro— Ruby, creo que mi grupo y yo tendremos que partir dentro de poco.

—Ah, claro. Ya me lo imaginaba— contestó en tono neutral.

Sin más, volvió a concentrarse en el plato entre sus manos. Zafiro frunció ligeramente el ceño, un tanto frustrada por la facilidad con que la despedía. Aun así, intentó comportarse con madurez.

—Tú usas movimientos pokemon como yo ¿Cierto?— recordó ella.

—Ajá— contestó él.

—¿Y estás satisfecho con ellos?

Esto extrañó a Ruby. Claro que estaba satisfecho, esos movimientos le habían proporcionado varias opciones en los peores momentos. Nuevamente levantó su mirada hacia la muchacha para ponerle atención.

—¿Qué quieres decir?

—Digo, yo aprendí dos movimientos por MO— continuó Zafiro— Ya sabes que las MO no se olvidan como otros movimientos, necesitas un quita movimientos.

—Sí, ya me lo imaginaba.

—Pero uno de los movimientos que aprendí no me gustó para nada. No va conmigo. Así que le pedí al abuelo Al que me ayudara a olvidarlo.

Ruby asintió, como escuchando a un niño pequeño. Estuvo a punto de regresar a concentrarse en quitar la maldita mancha del plato, pero Zafiro lo detuvo.

—¡Esto es importante!— exclamó— ¿Estás seguro que no quieres pedir su ayuda? ¿No hay otros movimientos que quieres aprender, aparte de los que tienes? ¿No te gustaría aprender otros más fuertes?

Ruby se puso a meditar. Le agradaba la idea de entrar a la batalla escupiendo Hiperrayos y Lanzallamas, pero no lo veía muy posible.

—No hay muchas MO que sobresalgan por su fuerza o su versatilidad, y de las MT que tengo, las que me gustan no las puedo aprender.

—Pero no todos los movimientos pokemon se aprenden por máquinas— replicó Zafiro— Puedes encontrarte con alguien que los enseñe.

Ruby la miró con cara escéptica.

—¿En serio crees que algún día de estos me encontraré con alguien que quiera enseñarme...

Pero entonces una figura apareció por la ventana, por detrás del muchacho.

—¡Yo te puedo enseñar!— exclamó Robin, casi gritando.

—¡Aaaaargh!— gritaron Zafiro y Ruby, tan asustados que saltaron unos centímetros.

Robin les mostró una sonrisa de disculpa.

—Lo siento.

—No, está bien— Ruby le quitó importancia.

—Espera— Zafiro parecía sorprendida— Robin ¿Tú puedes enseñar movimientos?

—Sí, es algo que aprendí a hacer en un país lejano. No es muy difícil, aunque es ilegal si no tienes un permiso.

Ruby se volteó hacia Zafiro, la cual aprovechó para poner cara de prepotencia, como diciendo "te lo dije". Ruby casi se echó a reír.

—Muy bien. Le pediré al abuelo Al que me haga olvidar algunos movimientos, y luego tú me enseñarás, Robin... ¿Pero qué movimientos puedes enseñar?

Robin posó la yema de sus dedos sobre sus labios, intentando recordar. Incluso sabiendo que era hombre, Ruby tuvo que hacer un esfuerzo para evitar una erección al verla así.

—Por lo general son movimientos que modifican las características o que producen algún problema de estado. Me gustan los que entran en la categoría de "otros", aunque también tengo algunos de daño directo ¿Tienes algo en mente?

Ruby negó con la cabeza. Se dio cuenta que tenía bastante qué estudiar.

Durante los días siguientes, luego de olvidar sus movimientos con ayuda del abuelo Al, el muchacho se dedicó a revisar listas de movimientos, meditar y finalmente aprender los que había elegido. Tal y como había dicho, Zafiro se marchó por las rutas marinas. Luego de completar el entrenamiento, Robin también se fue, mientras nadie la veía. Jaws y Aria quisieron ir a buscarla, pero Brainy los disuadió. Sabía que para Robin era difícil encontrarse cerca de Ruby, y que algo más personal la llamaba.

—/—/—/—/—/—

Poco después de partir, Zafiro se encontraba en medio del mar, flotando sobre la barriga de Sumpex, el Swampert. Examinaba cierta pokebola con curiosidad y preocupación.

—¿No quieres salir, Eris?— le preguntó a la pokebola.

Pero nadie contestó.

Sumpex levantó la cabeza para mirar aquello que llamaba la atención de su jefa, también curioso.

—No has salido en varios días— le recordó— ¿No te hace mal permanecer ahí por tanto tiempo?

—Salía por las noches— contestó el pokemon dentro de la pokebola.

—Sal, no te escucho bien— alegó Zafiro.

Finalmente la cápsula se abrió, liberando a un pokemon de pelaje blanco y piel negra, con un cuerno en forma de luna menguante en su cabeza. Eris, el Absol, se afirmó del lado de la barriga de Sumpex que no estaba ocupado.

—Salía por las noches— repitió él— Te dije que no era buena idea dejarme cerca de esa Mightyena.

—Creí que pretendías coquetearle— alegó ella.

Eris se sonrojó, sorprendido.

—¿Coquetearle? ¡Hay asuntos más importantes que coquetear! No me compares contigo.

Esta vez fue Zafiro quien se sonrojó.

—¡¿Qué?! ¿Quién dijo algo sobre...

—¡No finjas, que hasta dentro de mi pokebola pude verlo perfectamente!

Zafiro se asustó de tal afirmación. Inmediatamente se giró hacia Sumpex.

—¿Es tan obvio?— le preguntó.

Pero él tuvo problemas para responder.

—Bueno, yo ya lo sabía desde mucho antes, así que no sabría decirte qué tan obvio es.

—¡Noooooooooooo!— gritó Zafiro— ¡No, no puede saber nada! ¡Cállate! ¡Cállate!

Y entre discusiones y risas, se fueron flotando hacia la siguiente isla.

—/—/—/—/—/—

A la mañana del cuarto día, Ruby y sus amigos se despidieron del abuelo Al. Ruby le agradeció por todo, mientras que él le dijo que ni lo mencionara. Palabras cordiales, pero esta vez sinceras.

—En serio me gustaría poder ser yo quien fuera a enfrentar al gobierno— se disculpó el abuelo Al— Dejar que jóvenes como ustedes se arriesguen tanto es casi tan cruel como permitir que los pokemon sean reprimidos por la gente.

—Ya has hecho más que suficiente— lo perdonó Ruby— Manténgase atento a las noticias, en uno de estos días anunciarán mi victoria sobre el campeón.

No dijeron más, solo se miraron por un rato y luego dieron media vuelta. Ya era hora de partir.

[...]

Pokemon Gijinka y los Ubers se encaminaron hacia la playa, pues debían de dirigirse hacia la isla en donde se encontraba ciudad Algaria. Fueron conversando animadamente, dado que debían organizarse y planear sus futuras fechorías. Debían pensar en cómo asediar ciudad Colosalia, donde se encontraba el Alto Mando. También tenían que pensar cómo les quitarían los certificados a los próximos líderes de gimnasio. Ya habían visto a Wallace, y no había representado mucho reto, pero no se podían confiar, incluso con la fuerza de Sunny. Ruby también les comentó sobre la preocupación que sentía por culpa de los equipos Aqua y Magma.

Pronto llegaron a la playa. Ruby precisamente les hablaba sobre los orbes de monte Pírico cuando divisaron, a lo lejos en la orilla, un hombre con pañuelo azul y polera a rayas, dándoles instrucciones a varios pokemon de cara infantil y cuerpos de casi dos metros de alto. La Pokedex de Ruby le informó que se trataba de Wailmer.

—¡Ah! ¡Ese es uno de los soldados Aqua!— exclamó.

Todos se lo quedaron mirando con sospecha. El hombre estaba muy concentrado dándole instrucciones a los Wailmer para darse cuenta que era observado.

Ruby miró hacia los lados. La gente se comportaba de manera normal en la playa, no parecía que conocieran sobre el equipo Aqua, tampoco parecía que hubiera trampas alrededor.

—No puedo creer que sean tan tontos como para dejarse ver así— comentó Ruby.

—Bueno...— Smoky se rascó la nariz— ¿No deberíamos ir a interrogarlo?

—Ah, claro, claro— espabiló Ruby, aturdido por la estupidez del soldado.

Los pokemon volvieron a sus pokebolas, menos Latias, que cargó con las cápsulas de sus compañeros y se volvió invisible para seguir a Ruby. Este atravesó la playa como cualquiera de los turistas que se encontraban ahí, y se plantó detrás del soldado Aqua.

—¡No, así no, Wailmer estúpidos!— gritaba él— ¡Tienen que dar una vuelta entera! ¡¿Qué no pueden seguir instrucciones?!

Ruby miró por sobre el hombro del tipo. Los Wailmer parecían intentar cierta especie de danza ¿O era una formación de ataque? Fuera lo que fuera, se veían tan confundidos y sus movimientos resultaban tan toscos que cualquier idea de coordinación resultaba difícil de creer.

—Tú eres del equipo Aqua ¿Verdad?— preguntó Ruby, más por cortesía que porque quisiera confirmarlo.

El hombre se giró con cara de pocos amigos y lo miró con desconfianza.

—¿Quién quiere saberlo?

—Yo soy Ruby, líder de Pokemon Gijinka— se presentó con total naturalidad.

El soldado pareció contrariado por un momento. Luego se volvió a fijar en él, y en cuestión de segundos su cara pasó de la hostilidad al terror. Ruby comprendió que su nombre había hecho eco en la organización. Probablemente esa era la reacción que cualquiera de los soldados tendría al verlo frente a sí.

Le dio un poco de lástima ver al soldado tan horrorizado por su presencia, pero al mismo tiempo le gustaba tener el control de la gente. Con solo dar su nombre, tenía la certeza de que todo lo que dijera a continuación sería tomado en serio.

—Escucha, no quiero armar un alboroto aquí— le explicó— Seguramente habrás escuchado unas cuantas historias de mí de parte de tus compañeros, pero debes saber que no mato a nadie si no me provocan, así que ayúdame y no te haré nada ¿Te parece?

El soldado tragó saliva, y luego asintió. No tenía de otra que cooperar.

—Muy bien. Necesito saber dónde está tu jefe, Aquiles.

El soldado apretó los dientes, más alarmado que antes. Dio un paso atrás, pensando mucho más seriamente en la posibilidad de escapar, pero en eso Ruby hizo su capa a un lado para dejar ver su cuchillo. Un movimiento en falso y todo terminaba.

—Bien, de acuerdo, pero no le digas que fui yo quien te lo contó. El jefe Aquiles está en la base secreta, justo al norte de aquí. Tienes que llegar al final de la playa y nadar hacia las rocas que se encuentran más allá. Dentro de la más grande está la entrada a una cueva. Por ahí llegarás a nuestra base secreta. Pero te lo advierto, está llena hasta el tope con reclutas. Aunque seas Ruby el pirómano, no hay posibilidad de que les ganes a todos tú solo.

Con esto el chiquillo se echó a reír.

—Gracias por el consejo— le espetó, y sin decir más, se puso en marcha hacia el norte.

Latias lo siguió de cerca, invisible.

—¿No te preocupa lo que ese sujeto pueda hacer a tus espaldas?— se extrañó ella— Podría llamar a su jefe y decirle todo lo que pasó.

—Sí sé, pero ya le he causado mucho sufrimiento al equipo Aqua. Quisiera dejar las pérdidas al mínimo, de ser posible.

Latias asintió, aunque Ruby no la veía.

[...]

Después de aproximadamente una hora caminando, llegaron hasta el cuartel del equipo Aqua. Tal y como había dicho el recluta, la entrada se encontraba en una gran roca, cerca del extremo de la playa. Era de día y no había cómo entrar sin ser vistos, por lo que no se molestaron en ser sigilosos.

Ruby y Beauty entraron nadando lentamente, en la superficie. Latias los siguió flotando sobre sus cabezas, aún invisible. La entrada de la cueva conducía a un pasillo largo de agua, y al final, un par de escalones de concreto llevaban al primer piso de la guarida Aqua. Dos guardias se encontraban cuidando la entrada, parados en medio de la zona de ingreso. Al ver a Ruby y a Beauty entrando, lo primero que hicieron fue llevarse las manos a los cinturones, donde tenían las pokebolas.

—Date la vuelta si no quieres problemas, niño— le advirtió uno de ellos.

—Al contrario— indicó Ruby— Abran paso si no quieren morir. Soy Ruby el pirómano, y vengo a hablar con Aquiles.

Los guardias tuvieron una reacción similar a la que había tenido el recluta que habían visto en la playa, aunque más sutil. El muchacho no los esperó, y continuó avanzando a través del pasillo de agua hasta llegar frente a ellos, mas estos no se movían de sus puestos, nerviosos.

Ruby se paró en el suelo firme de concreto y trató de pasar entre ambos guardias, pero estos le bloquearon el camino con las manos.

—Nunca me creí esas historias de que habías matado a veinte de los nuestros— replicó uno de los guardias, antes de retroceder y lanzar una de sus pokebolas, de la cual apareció un Sharpedo.

El otro lo imitó, sacando a un Mightyena.

—¡Ataquen a ese entrenador!— exclamó el sujeto del Sharpedo.

Ambos pokemon se lanzaron contra Ruby a la vez, quien no se mostró amedrentado de ninguna forma. Casi con cara de aburrimiento, eludió a ambos contrincantes y les golpeó en la nuca con sus antebrazos, dejándolo fuera de combate.

—¡Argh!— exclamó por lo bajo, sacudiendo el brazo con que había golpeado al Sharpedo. Al revisarse, advirtió que se había abierto una herida superficial— Ah, verdad. Estos pokemon tienen una piel afilada.

Uno de los soldados Aqua gruñó, frustrado.

—Esto no es todo— exclamó— Aún somos más fuertes que tú.

Y como para probarlo, él y su compañero posaron para mostrar sus abultados músculos. En eso Brainy salió de su pokebola, seguida de los demás.

—Ruby, no llegaremos nunca si nos detenemos a conversar con cada persona que nos habla— le recriminó ella, impaciente.

Los reclutas se sorprendieron de la cantidad de pokemon del muchacho, además de que todos se veían bastante fuertes.

—Claro, tienes razón— concordó él— Muy bien, todos fuera de sus pokebolas. Asaltaremos la guarida del equipo Aqua a toda velocidad.

—Emh... ¿Nosotros también?— inquirió Latias, aún invisible.

—Sí, todos— contestó Ruby— Hagamos esto rápido.

Entonces Latias se quitó su manto de luz, con lo que volvió a ser visible, y arrojó las pokebolas de sus amigos al suelo. Sunny y Latios inmediatamente comenzaron a estirar sus músculos, pues no estaban acostumbrados al interior de las cápsulas. Mientras todos se ponían de acuerdo, el par de marineros se volvieron a sorprender por encontrar otro grupo más de pokemon, de los cuales no habían visto a ninguno ¿Y una pokemon que flotaba, se volvía invisible y además llevaba pokebolas consigo? Era casi como una fantasía creada por un niño con mucha imaginación.

—Muy bien— Ruby aplaudió para llamar la atención de todos— Hagamos esto una competencia. El primero que atrapa a Aquiles será rey por una tarde ¿Entendido? En sus marcas...— todos los pokemon se callaron, y se prepararon para partir— listos...— tensaron sus músculos y se fijaron en la ruta que llevaba hacia la puerta. Estaban listos— ¡Fuera!

Los dos marineros, grandes y musculosos, solo pudieron agacharse y cubrirse la cabeza mientras Pokemon Gijinka pasaba junto a ellos, haciendo temblar el piso a sus pies.

Durante las siguientes dos horas, Ruby y sus amigos corrieron a través de la guarida del equipo Aqua, arrasaron con los grumetes e ignoraron a los científicos y personas que no parecían tener intenciones de confrontarlos.

Y finalmente llegaron hasta una gran cámara muy semejante a un puerto. Más allá se divisaba una zona de agua conectada al mar, un submarino listo para partir, y sobre el submarino, Aquiles. En cuanto este notó a los intrusos dejó de hacer lo que estaba haciendo, se metió dentro y cerró la escotilla.

—¡Detengan ese submarino!— exclamó Ruby, apuntando a la nave.

Los pokemon corrieron por el piso artificial hacia la zona de agua, pero varios grumetes se interpusieron en su camino y los confrontaron con sus débiles pokemon. No les supusieron problemas, pero sí le otorgaron suficiente tiempo a su jefe para escapar. Cuando vencieron al último de los soldados del equipo Aqua, el submarino ya no estaba.

Ruby se aproximó al borde del piso, en donde se encontraba un soldado con una vestimenta ligeramente distinta a la de los demás. Era más grande y fuerte, y mostraba su pecho descubierto con apenas una polera abierta y sin mangas. Parecía bastante confiado, a pesar de encontrarse en desventaja.

—¿A dónde se fue ese submarino?— le preguntó Ruby.

Los pokemon, luego de haber derrotado a los débiles grumetes, se acercaron a su líder desde atrás. El soldado musculoso del equipo Aqua comprendió que no tenía posibilidades, pero no paró de sonreír.

—No te lo diré— le espetó, casi burlándose.

Ruby apretó los dientes. Rápido como el rayo, le mandó una patada en el estómago que lo hizo agacharse. Luego le dio otra en la cabeza, que lo mandó al suelo, y finalmente le apresó el pecho con una rodilla y le agarró la garganta con una mano.

—¡Dime a dónde se fue el estúpido de tu jefe!— le gritó, impaciente.

Esto provocó que la sonrisa sínica del soldado se convirtiera en una mueca de desprecio.

—¡No te atrevas a llamarlo estúpido!— bramó el soldado.

Y seguidamente le mandó un combo a Ruby, pero este lo bloqueó con relativa facilidad y le dio un cabezazo para que se estuviera quieto.

—Si nadie lo detiene, Aquiles va a causar un desastre tan grande que nos matará a todos ¿Entiendes lo que digo? No hay una forma de que ganes, no hay forma de que te beneficies ocultándomelo. Si tu jefe gana, morirá, y tú también, y todos tus amigos, todos tus familiares, toda la gente que apreciaste en algún momento de tu vida. Pero si me dices a dónde se fue, le permitiré vivir ¿Me comprendes?

—¡No me convencerás con tus trucos!— exclamó él, al borde de las lágrimas— ¡Mi jefe sabe lo que hace, él es un genio!

Ruby no aguantó más, y lo empujó contra el suelo para liberarlo. Sin esperar más, se puso de pie, se dio vuelta y se dirigió a Brainy.

—¿A dónde se fue?— le preguntó.

—A una cueva secreta en una de las rutas marítimas— le informó ella— Pero no es tan fácil llegar. Necesitamos de un submarino o de un pokemon que pueda bucear.

—¡Excelente!— exclamó Ruby, y se giró hacia Beauty.

—Pero no es tan fácil— lo detuvo Brainy— Este hombre ha tratado de llegar a la cueva con varios de sus pokemon, pero solo algunos que conocían un movimiento en específico eran capaces de nadar en aguas tan profundas.

—¿Y qué movimiento es?

—Pues... se llama "Buceo", al parecer.

—¿Y sin eso no podemos llegar a la cueva?— se extrañó el muchacho.

—Bucear es más complicado que simplemente nadar— anotó Latias— Debes lidiar con la presión al subir y al bajar, por lo que no puedes hacerlo muy rápido, y se vuelve mucho más difícil cuando transportas a alguien. Yo necesité extremo cuidado cuando cargaba con el cofre en donde estaba Sunny.

—A mí me es muy difícil bucear en aguas profundas— advirtió Beauty— Quizás ese movimiento no es un simple ataque. Quizás crea una capa protectora o algo así, para poder bucear.

—Tiene sentido— concordó Kitten— ¿Pero de dónde vamos a sacar ese movimiento?

Ruby se giró hacia el soldado fortachón.

—¿Tú sabes algo sobre ese "Buceo"?

El soldado, derrotado y sentado contra una baranda, lo miró hacia arriba. No entendía cómo un chiquillo flaco como él había conseguido vencerlo sin problemas. No quería facilitarle las cosas a alguien que hubiera insultado a su querido jefe, pero era un guerrero, y reconocía las obligaciones de la derrota.

—Es una máquina oculta— contestó— No se molesten en buscar aquí, el único del equipo Aqua que tiene esa MO es Aquiles, y siempre la lleva consigo.

—Si es una MO, podríamos robársela a algún entrenador— sugirió Kitten.

—¡Oh, sí!— exclamó Fiercy— ¡Hace tiempo que no robamos nada!

—Je. Suerte con eso— les espetó el soldado, con un poco de su confianza recobrada— Dudo que encuentren entrenadores con esa MO, porque la única manera de obtenerla es venciendo a los líderes del gimnasio de ciudad Algaria. Juntos, los líderes son un equipo imparable. Pocos son los entrenadores que logran vencerlos, así que dudo que encuentren a alguien antes que Aquiles cumpla nuestro propósito.

Ruby se cruzó de brazos.

—Bueno, lo que dice tiene sentido. De todas formas ciudad Algaria era nuestra próxima parada, así que allá vamos.

Los pokemon asintieron. Todos dieron media vuelta para marcharse, cuando Smoky los detuvo.

—Esperen— les pidió— quiero hacerle un par de preguntas más.

El Blaziken se acercó al soldado fortachón, y se agachó para mirarlo a los ojos.

—Tú te ves como alguien importante dentro del equipo Aqua— le espetó.

El soldado sonrió, halagado. Ruby por poco se echó a reír por la simpleza del tipo.

—Sí, se podría decir que lo soy— confesó— Soy el comandante Matt, tercero al mando del equipo Aqua.

—Vaya, un comandante— Smoky se sorprendió de que alguien tan cercano al líder fuera tan débil, pero disfrazó su sorpresa como admiración— ¿De casualidad sabes dónde se encuentra la guarida del equipo Magma, o al menos dónde podría encontrar a su líder?

—¿Qué? ¿Y por qué quieren saber eso?— se extrañó Matt

—También queremos frustrar sus planes— le explicó Smoky.

—¡¿Qué?!— exclamó Matt, contrariado— ¡Pero pensé que ustedes eran aliados del equipo Magma!

—Que pensemos que un grupo es idiota no quiere decir que pensemos que el otro grupo no es idiota— indicó Fiercy, aunque Kitten le dio un codazo por el comentario.

—Entonces... ¿Realmente irían a frustrar sus planes, si supieran dónde están?— preguntó Matt, esperanzado.

—Definitivamente— confirmó Smoky.

—Muy bien, entonces les diré— aceptó Matt— No estamos seguros, la verdad, pero creemos que se encuentran en la ladera del Monte Cenizo, en el camino que conecta a pueblo Lavacalda con la cima del volcán. Creemos que tienen una puerta secreta para ocultar su base, pero no hemos logrado encontrar la entrada.

Smoky se giró hacia sus compañeros, sorprendido. No esperaba encontrar tanta información de parte del soldado.

—Muchas gracias, nosotros la buscaremos— le aseguró— ¡Y entonces destruiremos su base y sus planes!

Matt tomó las manos de Smoky, como si este fuera una clase de salvador.

—Te lo encargo, hermano— y depositó una de sus robustas manos sobre su hombro. Smoky no tardó en contestarle el gesto, consolidando un abrazo de hermandad.

—Y ahora bésense— musitó Kitten, muy expectante de lo que hacían.

—¿Qué estás diciendo?— alegó Fiercy, algo asqueada.

[...]

Ya fuera de la guarida del equipo Aqua, en la playa, Pokemon Gijinka se juntó en un círculo para una reunión.

—Volar a monte Cenizo nos tomará mucho tiempo— fue lo primero que observó Brainy— Ruby, es imposible que Birdy nos cargue a todos en un solo día. Nos tomará por lo menos tres en llegar, otros tres en volver desde ahí, y quién sabe cuánto tiempo nos tome encontrar la famosa puerta secreta. No tenemos tanto tiempo, debemos detener a Aquiles.

—Brainy tiene razón— la secundó Kitten— pero tampoco es buena idea ignorarlo.

Pero Ruby ya tenía la solución desde el momento en que Matt terminara de hablar, solo que no le agradaba del todo la idea.

—Lovely— lo llamó, sus manos cruzadas apoyando su mentón, su mirada perdida en la infinidad de la arena.

—¿Sí?

—Tú y tu equipo son los más indicados para este trabajo ¿Podrían hacerlo por mí?

—Claro.

Ruby lo miró, un tanto preocupado de que no entendiera lo que estaba aceptando.

—Tendrán que viajar hasta allá, encontrar la entrada a la guarida, pasar por los guardias, recorrer todo el lugar y evitar que usen el orbe azul de cualquier manera ¿Entendido? Si ven cualquier cosa que les pueda causar daño, cualquier trampa que no puedan superar, cualquier enemigo más fuerte que ustedes, dejen lo que están haciendo y vuelvan de inmediato. Su primer objetivo es volver sanos y salvos. Su segundo objetivo es averiguar qué están tramando los del equipo Magma con el orbe azul y quitárselo.

Sunny por poco se echó a reír con las advertencias de Ruby.

—¿Crees que encontraremos a alguien más fuerte que yo? ¡Jajaja! ¡No me hagas reír!

—Nunca se sabe— contestó con tono serio— Latias, Latios, ustedes serán la voz de la razón. Su prioridad será traer al grupo de vuelta y sin bajas.

Ambos asintieron con obediencia. Tomar órdenes de un humano habría sido impensable unos meses atrás, pero dado lo que habían hecho Ruby y sus amigos por ellos, no iban a comportarse como niños y rechazar su pedido. Además, no hacía falta que Ruby se los pidiera.

Sin perder el tiempo, Ruby se marchó hacia una tienda para comprar unos pokenav, y le entregó uno a Sunny para mantenerse en contacto.

—Volveremos en menos de lo que crees— le aseguró Sunny, antes de meterse dentro de su pokebola en el nuevo cinturón de Latias.

Ruby y los pokemon que se quedaban con él despidieron a sus nuevos amigos con las manos. Latias se volvió invisible, y tomó vuelo con tanta fuerza que el viento cubrió a Pokemon Gijinka de arena.

—Vaya, es muy rápida— admitió Birdy.

—Tú eres más rápido— le aseguró Aria.

—Muy bien— Ruby dio media vuelta para mirar hacia el este— Nosotros también tenemos trabajo que hacer. La próxima parada será ciudad Algaria.

—/—/—/—/—0—\—\—\—\—

Velocidad base de Pokemon Gijinka:

Mr. Birdy: 125

Latias: 110

Latios: 110

Sunny: 100

Ms. Beauty: 81

Ms. Aria: 80

Mr. Smoky: 80

Ms. Brainy: 80

Ms. Kitten: 70

Ms. Fiercy: 70

Mr. Jaws: 70

Regirock: 50

Regice: 50

Registeel: 50

...

Equipo de Zafiro:

1._ Sumpex, el Swampert

2._ Stollos, el Aggron

3._ Vitis, la Seviper

4._ Mangriff, el Zangoose

5._ Eris, el Absol

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