Victor no es mi esclavo
Victor abrió lentamente sus ojos encontrándose con la el techo blanco y difuso del hospital. El olor a desinfectante hizo que frunciera la nariz. Su cabeza palpitaba pero no era tanto como se imaginaba.
-Presidente- la voz de Luca a su lado hizo que girara la cabeza- Qué bueno que está bien- el secretario no mostró realmente emoción en su rostro, pero parte de su trabajo era parecer frío y sin huecos para ser atacados.
-¿Qué pasó?- su mente estaba algo confusa.
Recordaba que había vuelto a las ruinas donde se realizaba la sección de foto y no haber encontrado al chico que había ido con ellos, al menos no a la vista. Solo cuando Luca había preguntado, le habían dicho que estaba tranquilo un poco más allá, donde la sombra daba alivio. Al menos le había hecho caso que no hacer un espectáculo. Le gustaban las personas sumisas y que acataran órdenes.
Pero no se esperó que ese preciso chico, sumido en sus pensamientos se viera con un bulto de cosas que se precipitaban hacia él.
Victor reaccionó inconscientemente e hizo algo que nunca había hecho por alguien. Se lanzó a proteger al chico. La razón, hasta el mismo se cuestionaba. Había sido un impulso que no pudo detener, era como si su cuerpo tuviera vida voluntad propia.
Era alguien frío. Incluso sus padres se lo decían y hasta lo habían llegado a un psicólogo para que atendiera sus faltas de emociones sin muchos resultados. Al final habían desistido. Y él también. No era que no sintiera, solo que no sabía cómo mostrarlas. Con el tiempo las había enterrado muy dentro de él. Después de todo, sentir solo te hacía débil y más en el mundo de los depredadores que era el de los negocios.
-Presidente, ustedes quedaron enterrados bajo todo el equipo de fotografía pero los sacamos rápido y no hubo grandes consecuencias aunque usted recibió un impacto en la cabeza. El doctor pensó que era más grave cuando vio la cantidad de sangre que salía. Realmente era una herida muy pequeña-
-Nunca he tenido problemas con mi sangre- dijo sentándose en la cama dispuesto a levantarse.
-La verdad es que hubo la necesidad de extraerle sangre, casi un litro- dijo Luca en voz baja- Dijo que su cuerpo estaba teniendo sobreproducción de sangre y eso era peligroso-
El ceño de Victor se frunció y Luca retrocedió un paso. Su jefe estaba molesto y eso no era una buena señal.
-¿Qué más dijo?-
-Que debería hacerse algunos exámenes para analizar su condición y que lo más recomendable es que se haga extracciones constantemente para evitar alguna hemorragia-
-No haré eso. No estoy enfermo- Victor se levantó. No tuvo mareos aunque su cabeza dolía por lo que decidió que ya podía irse del hospital- Siempre he tenido una buena salud-
-Presidente- Luca quiso replicar pero la mirada que le dio su jefe le indicó que era mejor que se estuviera calladito.
Al final asintió con la cabeza y fue a buscar el traje que le había traído. Lo sacó y se acercó a Victor que se estaba quitando la camisa del hospital. Los ojos de Luca se abrieron.
-Presidente, eso...-
Victor supo a qué se refería. Él también se había impresionado cuando había abierto los ojos y había encontrado que tenía algo nuevo alrededor de su cuello. Un intrincado diseño a modo de collar tallado en su piel. Líneas tan finas y delicadas que parecía una obra maestra irreal, sobre todo el color que tenía.
-Sin preguntas- Victor agarró la ropa que su secretario le estaba dando. La mano de este temblaba ligeramente y su expresión era complicada.
-Pero presidente, eso es...- cerró sus labios y se mordió el interior de la boca- Usted, acaso tuvo sexo con...- no terminó la frase.
Victor alzó la cabeza y lo encaró. A pesar de que no era un tema muy hablado en ese momento, la existencia de los vampiros no era un misterio, solo que estaban tan escondidos que no era sabido quien podría serlo.
-Sé perfectamente lo que es Luca- sonó tranquilo.
-¿Y qué va a hacer? Sabe las consecuencias-
Victor no parecía muy alarmado por la gravedad de la situación.
-Llama a esa persona, quiero hablar con ella-
Luca sacó su celular llamando al primer segundo contacto de su lista rápida después del de Victor.
-Y después iré a ese lugar. Sé muy bien a quien estoy buscando y cuando lo encuentre querrá no haber querido salir de su escondite- apretó sus dientes, sus ojos centellaban- No seré el esclavo de un maldito vampiro-
Jin entró por la puerta de la discoteca del día anterior. Se sentía una real mierda pero debía aclarar dudas. Había tenido que esperar a que anocheciera para poder volver a su casa y cambiar todo su aspecto.
Había dejado atrás sus grandes espejuelos dejando a la vista su rostro que normalmente se veía mejor que ahora. Puso el marcado maquillaje en sus parpados con sombras oscuras y arregló como pudo su cabello quitando un poco del gel que todavía quedaba con agua. Después se vistió con sus adoradas ropas de cuero. Se miró en el espejo. Se veía completamente diferente a como estaba vestido antes. Incluso si sus dos portes se pusieran uno al lado del otro nadie podía distinguir que eran la misma persona.
Ahora, dentro del local, sus pies aun dolían por el largo recorrido que había hecho a patita limpia de regreso. Y eso sin contar que se había tomado lo que le quedaba de sangre en el refrigerador por lo que no sabía que iba a hacer por el resto de los días.
Por un simple desliz todo su mundo se estaba viniendo abajo.
Se dejó caer en el asiento de la barra y pronto estuvo un joven de cabellera color zanahoria y algo risada delante de él. Bien atractivo pero no del gusto de Jinsu.
-Estás de nuevo por aquí- le sonrió- ¿Qué ocurre con esa cara? ¿Estás bebiendo apropiadamente?
Jin no solo asistía a ese lugar por lo que podía resolver en las noches. La razón principal era que ese joven de ahí que no parecía de más de 24 años era el dueño de todo aquello y escondía muy bien sus 540 años. Era un vampiro al igual que Jinsu. Quizás no tan igual.
Jinsu, era un vampiro puro, no había sido convertido como aquel chico. Sus padres eran vampiros reales, por lo que él había vivido una buena vida en sus primeros años, antes de que todo se volviera una locura y fueran asesinados delante de sus ojos, cuando el alba estaba levantando y ellos estaban en su momento más vulnerable.
Jin se había salvado de milagro, gracias a aquella persona que todavía buscaba. Años más tarde, después de estarse ocultando de los humanos, y alimentando en el bosque de animales que cazaba como un depredador más, había conocido a Mary, el vampiro frente a él. Más bien, el vampiro lo había encontrado a él y lo había guiado al banco subterráneo diseñado por el gobierno para los vampiros donde se fabricaba la sangre que les permitía pasar desapercibidos por los humanos.
Porque aunque era un secreto muy bien guardado, había alguien allá arriba, con mucho poder que era un vampiro y había invertido en ayudar a los suyos. Gracias a eso habían podido mantenerse con vida todos estos años.
Si, jin era un vampiro puro, nadie podía refutar aquello cuando sus ojos se volvían tan brillantes y aterradores. Pero los vampiros necesitaban sangre humana para tener su fuerza y él había vivido tantos años consumiendo sangre animal que parte de su fortaleza se había desvanecido. A veces se preguntaba si realmente era un vampiro. Sería una vergüenza si sus padres lo vieran ahora.
Y por supuesto, había que desechar todas las ideas de que los vampiros tenían poderes especiales como los que ponían en las películas. Él se reía constantemente de como los habían satanizado, como si fueran demonios reales.
Lo único que los diferenciaba de un humano a parte de beber sangre, era su longevidad, la capacidad de cerrar sus heridas más rápido, su belleza cautivadora y sobre todo, como podían hacer llegar al cielo a cualquiera durante el sexo. Había historias de que algunos humanos morían de placer y no era al ser drenados. No era una mala forma de morir después de todo.
Mary le puso una copa delante de él. Su relación después de eso no era muy cercana como sucedía con todos los vampiros. Eran seres bastante independientes. Simplemente se llevaban bien y se ayudaban cuando el momento lo ameritaba.
-Bebe, lo necesitarás- le guiñó el ojo y Jin supo lo que le había puesto. Unas gotas de sangre- Y ahora cuéntame que ocurre-
-Marqué a...- tomó aire- a un esclavo de sangre-
El vaso que Mary secaba casi se le cae.
-Bueno, eso me sorprende viniendo de ti- se recostó a la barra y pasó el dedo por toda la extensión de la nariz del vampiro más joven, en una tierna caricia- Y bien, quién es el afortunado-
Jinsu apretó los labios dudoso.
-No sé-
-¿Eh?- Mary pestañeó- ¿Qué acabas de decir?-
-Que no estoy seguro de quien sea- casi gritó pero bajo la cabeza al notar que le hombre a tres sillas de donde estaban ellos los miraba con curiosidad.
Vio a Mary pasarse la mano por todo el cabello.
-Espera, espera, dices que no estás seguro, por lo que debes tener una idea- notó que el menor se ponía nervioso- A ver, cálmate primero, explícame mejor-
-Recuerdas la última vez que vine. Creo que bebí un poco de más-
Mary alzó una ceja.
-¿Un poco de más? Te tomaste dos botellas enteras de vodka sin pestañear. Estabas como una maldita cabra-
-Y fue por eso. Me enredé con alguien. Tuve sexo salvaje con esa persona pero no recuerdo quien fue exactamente. Vine a preguntarse si tenías alguna idea de con quien me fui-
Mary suspiró. La situación era peor de la que se imaginaba. Con razón su amigo tenía ese aspecto. Necesitaba encontrar a su esclavo de sangre y chuparle toda la que pudiera, tanto por la salud de él como la del esclavo. Después de todo a quien había marcado tendría sobreproducción de sangre en su cuerpo solo para satisfacer a su nuevo dueño, todos los días.
-Déjame pensar- cerró los ojos- Sueles pasar las veladas con una persona diferente pero ese día- se detuvo algunos segundos- Ya sé, si, recuerdo que fue un hombre el que se te acercó-
Los ojos de Jin brillaron.
-¿Y cómo era?-
- Bueno, alto, buenazo, vestido de negro-
-Sé más específico- presionó Jinsu.
-Su cabello era oscuro, algo rojizo, no puedo decirlo por las luces, pero su rostro era bien masculino y sus ojos, sino me equivoco, eran azules. Estaba bien rico, así debiste haber disfrutado. Fue sorprendente cuando te tiró del cabello de la nuca y casi te comen hasta la garganta y tú no pusiste resistencia. Normalmente no eres tan sumiso-
El rostro de Jin se volvió más pálido de lo que ya estaba. Esa descripción era fiel a la de su jefe. Su corazón palpitó en su pecho. Cada pista lo llevaba hacia él pero en su mente estaba renuente a aceptar que se había revolcado con Victor.
Porque había que oírse. ¿Acaso ese bloque de hielo tendría sexo con cualquiera? NO. Tampoco lo imaginaba yendo a ese tipo de lugares. Y eso por no mencionar que no tenía ninguna pinta de ser una amante salvaje y apasionado de los de quejaba marcas por todo el cuerpo como él había tenido cuando se despertó.
Apretó las manos sobre su copa. Victor no podía ser su esclavo. No podía serlo. Estaría completamente condenado.
Aún quedaba un método para estar verdaderamente seguro de que no era su esclavo. Tendría que buscar en su cuello, la marca que se creaba.
Estaba seguro que Victor no la tendría.
O eso quería creer.
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