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Un regalo de su esclavo

Victor podía decir que estaba de mal humor gracias a cierta persona.

La mordida en su oreja había sido la causante de la erección que había mantenido por un tiempo... considerable, a pesar de que se había corrido no hacía mucho. Por lo que ahora estaba muy sensible y hasta dolía un poco. Prefería tener ese dolor después de una agotadora ronda de sexo, no teniendo que masturbarse en la ducha del baño, con la maldita imagen del ano goteante de su semen, rojo e inflamado del vampiro.

Cerró los ojos y tomó un profundo respiro. Su cuerpo se estremeció. Parecía una bestia en celo. Constantemente poniéndose duro como un adolescente. Se lo atribuyó a que llevaba días sin tener sexo real, porque era realmente un golpe para su ego, que Jinsu pudiera ponerlo como una máquina a puunto de explotar solo con tocarlo.

Nunca pensó que la relación entre vampiro y esclavo fuera tan fuerte.

-Luca, acaso tienes ganas de tener sexo todo el tiempo con Eugene- soltó sin más.

Su secretario, que guardaba el resto de la ropa en el closet, miró a su jefe que había terminado de ponerse su traje y se acomodaba la chaqueta. Que esa pregunta se la soltara Victor, precisamente Victor era realmente impresionante.

-la verdad es que después de tantos años es algo que ya puedo controlar- respondió sinceramente- Pero al principio cuando Eugene me hizo su esclavo por fin tenía ganas de follarlo todo el tiempo, todo el tiempo- especificó esa parte.

-¿tan fuerte?

Luca asintió con la cabeza.

-Solo con que me mirara estaba duro, y de eso él se burlaba todo el tiempo, aunque no me rechazara. Ya después aprendí a vivir con el impulso y solo nos dejamos llevar cuando queremos.

Victor lo miró con los ojos entrecerrados.

-Solo le aconsejo que no luche contra eso. Lo mejor es disfrutar de la relación que existe entre ustedes. El sexo puede ser bueno, pero lo que hay además de eso puede ser mejor- Luca se acercó a él- Le garantizo una y otra vez como le dije antes. El mundo podrá ponerse en su contra, pero su amo nunca le dará la espalda.

Victor alzó una ceja.

-No somos muy compatibles- le dio la espalda a Luca para ir hacia la puerta- Ni siquiera sabes nada uno del otro. No dejaré que nadie entre más de lo necesario en mi vida-

Luca suspiró para su interior sabiendo que eso era solo cuestión de tiempo. Victor estaba respondiendo a Jinsu mucho más rápido de lo que él creía. Ni siquiera él había reaccionado de esa forma a Eugene, y su amo era mucho más fuerte que Jinsu. O eso creía.

Cuando salió, Victor se dio cuenta que la sala aún estaba vacía. Se suponía que Jinsu ya debía estar listo. Había mandado a Luca antes a cerciorarse. Giró hacia el dormitorio de este y sin tocar pasó. LaAl hacerlo al momento, la enorme bola de pelo negra que estaba acostada en la cama se levantó de golpe erizando el lomo y gruñendo. Al ver quien era se sentó relajando su cuerpo y jadeó.

-En serio- la vena en la sien de Victor palpitó. Él había recogido al maldito perro y ahora este le gruñía.

-AHHHHHH. Miedaaaaaaa- un gritó que vino desde el baño le hizo desviar la atención.

Speicer se sacudió y se volvió a hacer bola encima de la cama mientras Victor entraba al baño.

-Se puede saber por qué te demoras tanto- el hombre se recostó contra el marco de la puerta.

Jinsu lo miró por encima del hombro con cepillo en la mano y greñas todas levantadas sin ningún control.

-Puedes dejar de mirar y ayudarme. Mi pelo no me hace caso.

-Es idéntico a alguien- el tono usado por el esclavo hizo que el vampiro gruñera.

-No voy a ir con estas fachas al evento. Seré el hazmerreír de todo-

Victor no estaba tan de acuerdo con eso. De espalda el traje ya completamente puesto le quedaba como anillo al dedo, resaltando la cintura que el vampiro tenía bien marcada y su trasero respingón que hasta consideró mandarle a cambiar la ropa por algo más holgado. Solo que su cabello cenizo, estaba algo desordenado. Era mucho, grueso e indomable.

Miró el rolex en su muñeca con rostro tranquilo y se dio la vuelta.

-Debemos irnos- declaró.

-Victor. Oye Victor- Jinsu lo siguió- Ah, demonios, no seas infantil, sigues molesto por lo que te hice antes- se había parado en el medio del cuarto cruzando los brazos sobre su pecho.

Victor lo miró por encima del hombro, mas no le respondió.

-Ayúdame con esto- el vampiro le tendió el cepillo- No quiero parecer un mamarracho delante de toda esa gente.

Los ojos de Victor se entrecerraron.

-No creo que te lo merezcas- había rencor en su voz.

Jinsu dejó caer la cabeza hacia atrás soltando un suspiro.

-Diablo bendito que estás en el cielo, dame fuerza- cerró los ojos con paciencia.

Lo que tenía que aguantar en situaciones complicadas como aquellas. Si no fuera porque realmente necesitaba domar su cabello para verse elegante, no le pediría ayuda de esa forma.

-Está bien, disculpa por lo de antes-hizo una mueca marcada con la boca no muy sincero, extendiendo aún más la mano con el cepillo- Péiname.

Victor miró el reloj de nuevo. Tenían que salir casi ya para llegar a tiempo.

-Sígueme- se dirigió a su propio cuarto y Jinsu lo siguió con una leve sonrisa triunfadora.

El vampiro entró al baño de su esclavo y se puso delante del espejo mientras este agarraba el pote de gel y sacaba una buena cantidad. Gracias a la diferencia de altura le resultó fácil al humano peinarlo, echando su cabello hacia atrás, donde algunos mechones se negaron completamente y se desplazaron hacia un lado. Después de varias pasadas y hasta usar el secador, el pelo de Jinsu quedó por fin en su lugar y sin parecer que tenía cientos de gramos de gel.

-Ohhhh- Jinsu abrió la boca de impresión- Quedó mejor de lo que esperé.

Victor dejó el cepillo. Tenía que reconocer que el rostro de Jinsu, sin su cabello hecho una melena, se veía realmente joven... y bonito. Jinsu realmente era su tipo a pesar de su boca suelta, y aunque negara que no eran compatibles, no era menos cierto que la química entre ellos en el sexo era de primera.

Jinsu se admiró un poco más en el espejo y antes que Victor pudiera decir algo que le sacara la poca alegría que tenía le agarró ambas mejillas y poniéndose en puntillas le dio un sonoro beso sobre sus labios a su esclavo.

-Gracias- soltó con una sonrisa y salió del baño, dejando a Victor allí adentro todavía procesando el beso inesperado.

***

Ambos bajaron por el elevador hasta que pasaron del primer paso a más abajo.

-Victor ¿vamos directo al garaje? A pesar de ya estar tiempo ahí nunca había ido a esa parte del edificio, es que qué decía, su apartamento aún no lo había recorrido en toda su totalidad.

-Vamos en otro auto- Victor respondió revisando su celular. Luca había bajado antes preparando el mencionado auto.

Y los ojos de Jinsu se abrieron cuando se detuvieron a un lado del estacionamiento subterráneo donde habían parqueado seis autos, de diferentes colores y modelos, que no había que ser idiotas para saber que ninguno bajaba de una cifra de seis dígitos.

-¿Quién demonios tiene tantos carros en su vida?- miraba de Victor a los autos señalando a estos últimos- podría comprarme una casa con solo uno de ellos.

Victor no le prestó atención.

-Trabajo muy duro como para no privarme de ciertos lujos- típica respuesta de magnate millonario máquina generadora de miles por segundo.

La boca de Jinsu aún estaba abierta.

-Pues ya que tienen tanto, regálame uno- lo apuntó a él ahora. No lo decía en serio, pero provocar a Victor era un buen pasatiempo.

Solo no se esperó que Voctor repasara cada uno de sus autos de lujo.

-Menos la limosina blanca donde nos moveremos ahora y el Bugatti edición personalizada para mi persona, escoge cualquier de los demás. Y eso dejó a Jinsu con la boca aún más abierta.

Sacudió la cabeza para recordar que su cabello no podía perder la forma.

-Oye, ¿estás jugando verdad?

Victor, que ya se encaminan hacia la limusina, lo miró por encima del hombro.

-Alguna vez me has escuchado bromear.

Y ante esto Jinsu se estremeció. Su esclavo... definitivamente sabía como sorprenderlo. 

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