Panquecito o Carne de res
Jin entró en el lujoso auto detrás de Victor. Ese tipo olía a riqueza y estilo por cada poro de su cuerpo.
El vampiro sonreía bien divertido mientras su cabeza maquinaba todas las cosas que podía hacer por aquella noche con aquel hombre. De seguro podría cargarlo y pegarlo a la pared mientras lo penetraba con todo lo que tenía. Jin no era muy pesado y fácil de sostener, pero sus ¨parejas¨ nocturnas era muy poco creativas en la cama y lo aburrían.
Giró la cabeza y miró de arriba abajo al hombre que estaba sentado detrás del volante. Con las luces de la calle era aún más fácil apreciar los detalles de él que en el bar.
Una O se formó en sus labios y entrecerró los ojos con interés. El tipo estaba bueno por cada centímetro de él. Sobre todo su rostro. Era alguien bien masculino y hasta cierto punto hermoso. Guapo y sexy eran las palabras perfectas para él.
Movió su mano de su regazo hasta dejarla sobre el inicio del duro muslo de Víctor. Las manos de este apretaron el timón como una respuesta involuntaria.
-Estás reamente bueno, panquecito- le soltó imitando su rostro serio...para después romper en una sonora carcajada.
Ante el inusual piropo que recibió Víctor metió el pie duro en el freno y el carro chilló sobre el asfalto. Lo fulminó con la mirada. Le gruñó pero Jin solo se podía aguantarse el estómago de tanto reír.
-Panquecito- se reía a morir inclinado hacia adelante y secándose alguna de las lágrimas que corrían por sus mejillas- No sé de dónde saque eso pero la verdad es que pareces más una pierna de carne de res que un suave y esponjoso panquecito- le guiñó el ojo coqueto- De tierno no tienes nada-
-Cállate- Victor dijo en voz muy baja. Era la primera vez que le faltaban el respeto de esa manera.
Más bien, esa noche estaba teniendo muchas primeras veces.
Pero por alguna razón no podía molestarse con el chico. Era inútil. Desde que le había puesto el ojo encima era como si una corriente eléctrica lo atravesara despertando partes dentro de él que hasta el momento nunca pensó que existían.
-Ok. Ok- Jin agitó la mano y se dejó caer en el respaldar del asiento jadeando después de carcajearse tanto- En ese caso te llamaré bebé-
-¿Vas a seguir?- Victor volvió a encender el auto. Su voz era menos dura de lo habitual.
-Claro bebé, no sé tu nombre ni tampoco me interesa conocerlo. Solo quiero un buen polvo y ya. ¿Complacido?- Jin mostró una hermosa hilera de dientes blancos que resaltaba con su exagerado maquillaje negro de sus ojos.
Los parpados de Victor se entrecerraron pero los mantuvo en dirección a la calle. No deseaba chocar. Aunque no lo mostraba estaba también esperando ese polvo. 15 minutos pasaron antes de que se detuvieran delante de un lujoso hotel y al salir el humano le tiró la llave a la persona que lo recibió para que parqueara.
Jin le lanzó un pequeño beso coqueto al humano que miraba a la pareja recién llegada. Le gustaba cuando estos se sonrojaran ante su descaro. Descaro que solo salía a la luz en la noche o como ahora que era más alcohol que vampiro. Cuando Mary le había dicho que estaba más borracho que una cabra no mentía. Si podía contar los dedos de sus pies y no confundirse después de diez intentos era pasable, cosa que en esos momentos no podía.
Lástima que ese mismo alcohol soltaba su lengua en el peor de los sentidos. Y ojalá fuera solo su lengua. Ya deseaba llegar al cuarto.
Víctor reservó una suite en el último piso de treinta y caminó hacia el elevador. En ningún momento se giró hacia Jin. Sabía que lo estaba siguiendo y de paso de sus acciones coquetas que no entendía si eran para mortificarlo o simplemente porque era sí. No le importaba.
Una vez dentro los dos y la máquina comenzó a subir la atención del chico se centró completamente en él y lo vio acercarse con una sonrisa pícara en sus labios.
-Y bien, porque no empezamos desde aquí. Todo buen polvo empieza desde el elevador. Es un cliché que debemos respetar-
Sus dedos recorrieron la parte visible del pecho de Victor y con agilidad zafó los dos que continuaban hasta que el abdomen marcado y duro quedó a la vista. El humano pudo jurar que el chico se relamió.
Pero a él le gustaba hacer las cosas a su manera. Él era el que comenzaba y el que terminaba todo por lo que agarró el dedo del chico y los apartó apretándolos en su mano, sin mucha fuerza.
-No tengo fetiche por las cosas cliché- le advirtió.
Jin alzó una ceja y sonrió divertido.
-De todos los tipos que pude haberme encontrado hoy me acabo dar cuenta que lo hice con el mayor imbécil de toda la discoteca y que al parecer me va a mantener bien entretenido esta noche- se separó de Victor hasta el otro extremo del elevador. Se giró y recostó en la baranda de la caja de cristal movible con vista al jardín del hotel- Ves este- se señaló por encima del hombro después de sacar más su trasero- Te puedo asegurar que no necesita de ti para ser feliz bebé. Así que no tientes mi paciencia y sé bien creativo, prometo compensarte-
Victor apretó los dientes ante la provocación y se movió muy rápido agarrando el cuello del chico. Lo giró de vuelta hacía él dejando la espalda delgada contra la pared de cristal. Los dedos no presionaban con fuerza, más bien, era una forma de demostrarle quien mandaba. Pero ante la cercanía de ambos cuerpos la tensión sexual entre ellos aumentó al punto que jadearon ligeramente.
Jin sonrió coqueto. Y a pesar de que estaba siendo ligeramente estrangulado se puso de puntillas y dio un besito en los labios del hombre.
-Me gusta más así- pareció realmente complacido y no fue el único. Las pupilas de Victor eran casi un punto dentro de sus ojos azules dándole un aspecto más salvaje. Ese chico de seguro lo volvería loco esa noche y en más de un sentido.
Antes de que alguno de ellos hiciera algún otro movimiento el sonido de las puertas del elevador los hizo volver a la realidad. Victor gruñó y se separó del chico caminando en silencio en dirección a la habitación. Jin lo seguía con las manos en los bolsillos aunque se tambaleaba peligrosamente de vez en cuando, pero estaba tan divertido y de buen humor que no le prestaba atención a ese hecho.
Victor aún estaba debatiéndose en su cabeza lo que estaba ocurriendo. Normalmente no era de los que iba a un lugar a buscar a alguien para pasar la noche. Es que ni siquiera su lívido sexual era tan alto como para tener sexo todos los días. Eso lo agotaba y restaba las pocas horas de sueño que tenía. Sino fuera porque realmente quería follarse al chico no estuviera haciendo eso. Rara vez tenía esa sensación de capricho con algo por lo que se aferró con fuerza a eso.
Una vez dentro de la suit, que era más grande que toda la casa completa del vampiro, este se acercó por la espalda al humano. Más que solo deseoso de sexo, estaba sediento. Muy sediento y esperaba su dosis con ansias. Por lo que no quería dilatar más el momento. Una vez dejara a su nueva presa inconsciente tras el sexo, lo dejaría con la sangre suficiente para que al día siguiente pudiera ponerse de pie.
Su rostro se ensombreció con una mueca sádica. Aquel hombre podía ser impotente pero era precisamente un humano después de todo. La magia de estar borracho
Solo no se esperó que su mano fuera duramente apartada con un sonido seco.
-Oye eso duele- sacudió la mano con una rojez en la parte superior con un puchero.
-Báñate. Apestas- Victor caminó hacia la mesa donde lo esperaba una botella de vino. Odiaba el olor del alcohol barato, prefería tragos más refinados como el de la botella de añejo de pasas de más de 100 años. También lo que más le molestaba era la idea de que el cuerpo hubiera sido tocado antes de que él lo encontrara esa noche
Jin chasqueó la lengua.
-Te dejaré tan seco que no te reconocerán en la autopsia- murmuró. Lo que uno tenía que soportar por no tener dinero y querer un poquito de sangre.
Pero es que ese tipo olía tan bien.
Suspirando y recobrando su sonrisa se encaminó al baño pero no sin antes pasar por la mesita de noche y agarrar la botella de lubricante rosa y de buen tamaño. Los ojos de Victor crisparon ante su acción.
-Me llevo esto, me daré un poquito de amor antes de que me ataque la anaconda- se burló por encima del hombro mientras se pasaba la mano por una de sus nalgas y movía su cadera provocadoramente.
Si él estuviera completamente lúcido y le dijeran que había dicho y hecho todo aquello de seguro colapsaría y no volvería a beber más nunca en su vida.
Después de escuchar como el agua salía dentro del baño Victor se enfocó en la copa en su mano y agitó el contenido para después beberlo. Lo saboreó en su boca pero no tenía comparación al sabor que recibió cuando besó al chico en la discoteca.
Su boca era dulce y a la vez picante por el alcohol. Algo que no olvidaría nunca.
Abrió la cortina dejando descubiertos los grandes ventanales desde el piso al techo y que dejaban apreciar las luces de la ciudad. Pero Victor no tenía mente para deleitarse con la hermosa vista y menos cuando la puerta del baño se abrió.
Lo que encontró cuando se giró hacia allí hizo que apretara la copa al punto que casi se quiebra.
Jin estaba completamente desnudo caminando hacia él. Su cabello estaba de igual forma, peinado hacia un lado agarrado por pinzas y el maquillaje de sus ojos estaba intacto, por lo que al parecer lo único que no había tocado era su rostro. En cambio su cuerpo, aún estaba húmedo, sonrojado del agua caliente y realmente hermoso.
Definitivamente, ese chiquillo era su tipo.
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