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Mi maestro...

-Oye, no te han dicho que eres asquerosamente celoso- le soltó Jinsu alzando una ceja y secándose las lágrimas de sus ojos- Y, además, mira que puedes romper la agradable atmósfera que teníamos en menos de un segundo.

Aun así, la mirada de Victor estaba fija en el vampiro.

-Responde-

Jinsu se separó de él y gateó hasta el otro extremo de la cama. Chasqueó la lengua con un puchero.

-Aguafiestas. Además, mi maestro... mi maestro...- la boca de Jinsu se quedó abierta y no salió y su rostro se torció en una mueca- Mi maestro...

-Acaba de decirlo- gruñó Victor para recibir la mirada confundida de Jinsu.

-Solo sé que me... ¿rescató? Pero después ¿por qué pelee con él?- comenzó a hacerse preguntas a sí mismo, sobándose su cabeza- ¿cuánto tiempo estuvo conmigo? ¿Cómo fue que nos encontramos... y por qué me dejó?

Con cada pregunta que se hacía su rostro se iba transformando en una mueca extraña, su mano sobaba con más fuerza su cabeza hasta que se estremeció agarrándose el cráneo como si le doliera. Un gemido lastimero salió de sus labios y cayó sobre la cama temblando.

-Oye- incluso Victor se alarmó ante la extraña reacción que había ido teniendo que se acercó a él agarrándolo de los hombros- Jinsu- lo llamó, pero el cuerpo del vampiro estaba flácido.

Los labios de Jinsu se movían ligeramente y sus ojos se estaban poniendo blancos. Victor lo recostó contra él y le palmeó la mejilla con toques intentando que reaccionara, pero fue inútil. Su amo fue cerrando los párpados y volvió a caer en la inconciencia.

***

-Maestro, espere, no puede hacer eso- Jinsu estaba parado mirando la desgarradora escena. La sangre manchaba sus pies, proveniente del cuerpo que colgaba sin vida en los brazos de... no podía verle el rostro.

Solo una boca con grandes colmillos y una sonrisa que le helaba el alma. Atrás de él había un sollozo como proveniente de un niño.

-Quítate del medio Jinsu- aquella voz que lo estremeció- Dame al niño.

-No, no NOOOO- Jinsu abrió los ojos encontrándose con el techo de la habitación.

Estaba jadeando y con el cuerpo empapado en sudor. Su boca se sentía seca y sus miembros entumecidos. Cerró los ojos y se pasó la mano por el rostro. Demonios. Su cabeza era un caos total.

Se fue sentando lentamente con la cabeza palpitando. Nunca le había tomado importancia a su mente y los recuerdos del pasado, muchos de ellos no eran agradables, pero por alguna razón... algo le decía que era importante recuperarlos todos, sin embargo, estaba el hecho que no sabía por qué los había perdido en primer lugar.

-Demonios, esto es un asco- chasqueó la lengua. Quizás si hablaba con Eugene, podía ayudarlo a recordar un poco más. Porque sabía que sería importante dado que cierta persona de su pasado estaba de vuelta y como un esclavo de sangre.

Fue a abrir la boca para maldecirlo y se dio cuenta que no pudo. Entrecerró los ojos. Intentó de nuevo y... no salió nada.

¿pero qué demonios le estaba ocurriendo a su cuerpo?

-Al fin despertaste- escuchó la voz familiar de Victor tras abrirse la puerta del baño. El rico olor del jabón caro de hotel inundó la habitación- Sabes el espectáculo que hiciste antes.

-¿Qué hora es?- preguntó Jinsu corriendo su indomable cabello hacia atrás haciéndole señas a Victor que no protestara más.

-Cerca de las nueve de la noche. Gracias a cierta persona tuve que pedir servicio de habitación para la comida porque no podía dejarla sola. No te vuelvas a quedar inconsciente de nuevo ¿entendido?- Victor le gruñó caminando hacia el closet donde comenzó a ponerse un pantalón-

Jinsu se recostó boca arriba en la cama con una sonrisa mirando como la bata de seda caía al suelo dejando toda la parte trasera del cuerpo de Victor desnudo y como era cubierta por ropa nuevamente. Esas vistas siempre se apreciaban

-¿Estás preocupado por mí?- dijo con una sonrisa mostrándose menos tenso de lo que estaba, no quería arrastrar a Victor más al fondo con sus problemas.

Su esclavo lo miró por encima de hombro y se demoró unos segundos en responder.

-Si te mueres yo me voy contigo, te acuerdas.

Jinsu hizo un puchero.

-Nunca eres sincero- se giró boca arriba dejando su cabeza caer viéndolo al revés y el collar que tenía en el cuello se desplazó- Oh, Speicer- llamó a su perro y esto ayudó a que su familiar se materializara en medio del cuarto.

El perro movió la cola con entusiasmo y ladró.

-Victor, vamos a darle un paseo a Speicer, debe estarse aburriendo de estar encerrado todo el tiempo.

Su esclavo que se acababa de poner una camisa se giró y alzando una ceja.

-hasta hace unos minutos estabas en el más allá-

Jinsu sonrió acariciando la cabeza de su perro haciendo todo lo posible para evitar el tema por el cual había perdido el conocimiento. No estaba para nada cómodo con este.

-No te preocupes que no pienso dejarte solito, así que ya sabes, no puedes tenerme correteando por aquí y allá en un lugar tan grande y desconocido. Así que ven con nosotros- hasta Speicer lo miró con ojos de cachorro y llorando.

La boca de Victor se tensó. Era como tener a dos cosas pequeñas que había que cuidar en todo momento. Una vena le palpitó en su sien y estuvo casi negado a mantener su posición firme cuando...

-Si nos acompañas después podemos hacer cositas- le dijo Jin coqueto- ya sabes, tenemos una habitación solo para nosotros, tiempo de sobra, la noche, este culito respingón, como que ya te lo estás imaginando.

-Yo puedo obtener eso sin necesidad de hacer nada a cambio- se defendió Victor y después chasqueó la lengua. En qué momento de la historia se habían dado vuelta los papeles y era él el que tenía que estar dando explicaciones.

Jinsu se rio levantándose para caminar hasta él y colgarse de su cuello.

-Protestas, pero igual vendrás con nosotros- le dio un beso en la mejilla sintiendo que la tensión de antes lo abandonaba permitiéndose centrarse en Victor y en un calor acogedor y protector que, aunque no lo pareciese lo hacía sentirse seguro- te voy a recompensar de lo mejor.

Y aunque Victor gruñó y hasta frunció el ceño no se negó del todo. 

Actualización doble

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