Habitación roja
-Y este... es mi nidito de amor con Luca-
Fue lo primero que escuchó Jinsu cuando fue arrastrado al interior de lo que menos era NIDITO. Aquello era su actual apartamento multiplicado por 10. Era una valiosísima y excéntrica mansión. De chiquito no había nada.
-Bueno... aunque algo como esto no te impresionará mucho- A su lado Eugene inclinó la cabeza con una sonrisa- Después de todo... tú has vivido en mansiones mucho más grandes-
Jinsu lo miró pestañeando lento. No mentía. La casa de Eugene era impresionante, pero podía compararse quizás con la tercera parte de la casa principal de su familia en el pasado. Si, él había sido endemoniadamente rico y poderoso, bueno su familia y sangre y él había sido heredero de todo eso antes del caos. Aún Victor, con toda la cantidad de dinero que tenía y que fuera una máquina cagadora de billetes de un millón no podría ponerse en el mismo pedestal de él.
Solo que eso era el pasado. Actualmente... tenía lo necesario para no morir o eso pensaba. Victor le había dejado una de sus tarjetas y como todas las de él... crédito ilimitado.
-Debería comprarme una casa como esta ahora que tengo parte del patrimonio de mi esclavo en mi poder- dijo con una sonrisa de lado para aligerar el ambiente.
-Si quieres te ayudo con el papeleo, mi abogado es calidad Viaipi.
-Es Vip- le corrigió Jinsu.
-Chsssss, no me repliques, es Viaipi porque yo lo digo y punto.
Jinsu alzó una ceja en medio de una mueca... este tipo era más complicado de tratar que su esclavo... mil veces. Apretó entre sus brazos a Toby e hizo su acostumbrado gesto como cuando estaba nervioso. Le mordió la oreja.
Por alguna razón sabía que estaba seguro allí. Eugene... tenía buen carácter y no le haría nada. No le faltaría tampoco nada de lo necesario. Entonces... por qué sentía ese vacío dentro de él.
Victor apenas se había ido hacía poco tiempo, no llegaba a las tres horas. Seguro que apenas estaba a muchos kilómetros. Por qué debía haberse ido en ese momento.
Mordió tan fuerte la oreja que sus colmillos traspasaron la tela de Toby.
-Stupdo Victr (estúpido Victor)- murmuró apenas entendible cuando sintió la textura de la tela en su boca y de lo que había hecho.
Rápidamente abrió la boca y soltó la oreja con pánico.
-Toby- revisó donde estaba la mordida y por suerte no se había roto tanto, apenas unos hoyitos, pero hicieron que sus ojos se llenaran de lágrimas.
Una mano pasó por su espalda como consolándolo y Jinsu miró a Eugene que le sonría de una forma tierna, no la típica prepotente o burlona.
-Es normal que te sientas así, si es la primera vez que vas a estar tanto tiempo alejado de tu esclavo. Es... abrumador hasta que acostumbras- Eugene tuvo la mirada perdida por un momento perdido en sus pensamientos- Pero no te preocupes, regresará pronto. Lo que si me llamara realmente la atención es lo fuerte que es el lazo entre ustedes a pesar de ser tan incompatibles. Quizás por eso te sientas tan afectado.
-Yo estoy bien- Jinsu se quiso hacer el fuerte, mostrar debilidad no era algo que soliera hacer- Victor puede irse todo el tiempo que quiera, no me quiso llevar en la maleta. Tacaño.
Eugene soltó una carcajada y revolvió el cabello de Jinsu encontrando que era agradable y muy espeso. Con razón no tenía forma alguna.
-Vamos adentro, de seguro querrás saber cómo es la mansión más hermosa del mundo por dentro. Tengo incluso un cuarto que cuando quieras uno igual solo me lo tienes que decir. Soy el dueño de la tienda más grande del país y de varias sucursales fuera que los hace.
Jinsu alzó una ceja. Se notaba que Eugene quería alardear de su casa, cómo que no tenía invitados normalmente. Lo siguió al interior aún con su peluche entre sus brazos y seguidos de Speicer que llevaba el equipaje de Jinsu en su boca moviendo su cola de un lado a otro.
La casa se conformaba de diez siete cuarto, diez baños, piscina, tres salas, estudio, biblioteca, y varias áreas más. Y Jinsu pensaba que Victor tenía autor. No por favor, se había quedado corto. Es estacionamiento era inmenso y subterráneo a todo lo largo de la casa y había al menos más de quince autos, de diversas épocas y modelos. Era casi una colección.
-Estos son mis hermosos bebés por debajo de Luca- le había dicho Eugene orgulloso. Incluso había un Ford de los primeros años de su surgimiento. Bueno, estábamos hablando de un vampiro que para cuando había hecho esclavo a Luca hace 500 años, ya tenía camino recorrido.
-Esta va a ser tu habitación. Puedes usarla ahora y cuando quieras. Si te peleas con Victor puedes venir corriendo y refugiarte aquí. Yo me encargo de él-
Vaya habitación le había dado. Jinsu se quedó con la boca abierta, dado que la construcción era imitación de las mansiones victorianas, su habitación era parecida, totalmente contrastante al estilo moderno de su apartamento, pero esto lo hizo tan nostálgico.
-Yo tenía una cama muy parecida con ese tipo de respaldar y con un dosel así de grande y tallado- se acercó y pasó sus manos por encima de la madera pulcramente tallada- Es hermosa.
-Sabía que te gustaría esta habitación. Es la que más mantiene el estilo antiguo en toda la casa. Ahora deja el peluche y a tu perro para que descanses que quiero mostrarte la mejor área de toda a casa.
Ah, porque había más. Jinsu no lo podría creer. Ya había recorrido tanto que le dolían los pies. Detrás de él Speicer entendió las palabras del vampiro mayor y soltando la bolsa se subió sobre la cama y se dejó caer. Él también estaba agotado.
Jin apretando los labios dejó el peluche muy cerca de su perro y le pasó la mano por la cabeza a este.
-Ahora vuelvo. Cuida a Toby.
Speicer movió su cola de un lado a otro para darle a entender que sí. Y ahora Jinsu siguió a Eugene que lo hizo subir a la segunda planta. Avanzaron por un pasillo hasta que llegaron a una puerta que contrastaba completamente con toda la casa. Esta era de madera lisa y con una cerradura plateada y manigueta limpia cilíndrica.
-No te vayas a asustar con lo que vas a encontrar- le dijo Eugene antes de abrirla y el rostro de Jinsu no se puso blanco de miedo sino tan rojo que parecía un tomate viviente.
-¿Pero qué es esto?
Eugene lo agarró de la muñeca y lo hizo entrar.
-Este es mi mayor tesoro- lo soltó y alzó las manos pavoneándose- Este es mi hermoso, majestuoso, glorioso... cuarto rojo.
Rojo su culo, allí lo que más predomina era el acero y el color del cuero negro de las no sabía cuántas piezas de tortura sexual. Era una habitación incluso más grande que la que había recibido, con una cama circular en una esquina por supuesto con esposas incrustadas. Había una cruz de azote, un palo de baile, un armario abierto con mucha, mucha ropa erótica, exceso de juguetes sexuales, todos los tipos de consoladores del mundo y mucho... mucho más, incluso una jaula en lo más profundo.
Ahora si Jin pasó de la vergüenza al pánico.
-Oye, ¿tú no me vas a hacer nada verdad?- dio un paso alejándose de Eugene.
Este se rio.
-No tengo la necesidad. Para eso tengo a mi Luca. Aquí hacemos toda a magia. De donde crees que saco mi dinero. Mi negocio principal es el de venta de productor sexuales y tengo exitosos lanzamientos todos los años y hacemos hasta personalizados. Son caros, pero de la mejor calidad. Y los prototipos los pruebo con mi bebé.
Jinsu tenía la boca abierta.
-Con razón la relación entre ellos dos era tan buena. Es que había que tener mucha confianza para poder entrar en ese tipo de juegos por tantos años.
-Y bien ¿qué te parece mi cuarto rojo?
-Solo no le des la idea a Victor. No me gusta el dolor y como es él capaz que haga una como esta.
Eugene hizo una mueca.
-¿Ese? Por favor. Más bien los juguetes los usarías tú con él. Ese tipo es lo más convencional en cuanto al sexo se trata por muy bestia que sea en la cama. Pero estoy seguro que si te pones un trajecito lo pones como una máquina.
JInsu se rascó la mejilla.
-Tú... eres peligroso.
-Lo sé, por eso caigo bien- le respondió Eugene con una sonrisa.
***
Jinsu terminó de darle el último sorbo a una de las bolsas de sangre que le había dado Victor para hacer una mueca de asco.
-No sabe igual- lanzó la bolsa sobre la mesita de noche- ya se había acostumbrado a tomarle calentita y espesa, no fría e insípida. Además de todo lo que llevaba tomar sangre directo de la fuente. No era solo un intercambio de fluidos, sino una carga emocional muy estimulante.
Se dejó caer hacia atrás en el suave colchón y miró el techo del dosel. Se sentía abrumado. Su vida era una montaña rusa que danzaba de un lado a otro y lo aturdía. Ahhh estaba con su mente trabajando a mil por el hecho de no poderla entretener con el trabajo o con el simple hecho de molestar a su esclavo.
Giró su rostro y miró a Speicer.
-¿Quieres salir a dar una vuelta por la zona?- necesitaba aire. Ni siquiera dentro de esa casa podía respirar.
El perro asintió con la cabeza y sus orejas levantadas emocionado. Jinsu sonrió y se levantó. Primero tenía que pedirle permiso a Eugene. No quería tener problemas.
Lo encontró en la segunda sala dibujando en el Tablet, diseñando uno de los juguetes sexuales.
-Eugene- se detuvo delante de él. Este alzó su mirada concentrada- Puedo darle un paseo a Speicer por la zona. No iremos muy lejos, solo la vuelta a la cuadra.
Este entrecerró los ojos.
-No te alejes mucho. Si algo grita, te oiré al momento, aunque te estaré vigilando con mi sentido vampírico si te mantienes en el área de un kilómetro a la redonda- le dijo el vampiro.
Ahora Jinsu entendía por qué no había seguridad por el área. Eugene no la necesitaba.
***
Ambos caminaban por la calle sin alejarse mucho. Realmente se sentía bien sentir la brisa sobre su rostro. No tenía que estar pensando. Speicer a su lado trotaba moviendo su cola cuando se detuvo en seco y comenzó a gruñir. El pelo de su lomo se erizó y ahora parecía una fiera.
Jinsu no entendió su comportamiento hasta que sintió una presencia cerca de él que le hizo helarse. Esta presencia... la había sentido antes, muchos años atrás. Tanto que lo llevó a sus peores momentos.
Alzó la cabeza para palidecer. Nunca pensó que una de sus pesadillas, tras tantos años, aún pudiera regresar personificada.
-Hola Lord Jinsu.
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