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El esclavo es...

Jin entró a primera hora de la mañana y se dejó caer en su escritorio. Por dios, había días que se sentía mal pero ninguno en comparación con este. Y lo mejor de todo…tenía tanto trabajo como para cortarse las venas y ya se había acabado toda su despensa de sangre…de dos tipos.

Eso significaba…

Que si no hacía algo pronto para conseguir dinero se sofreiría como huevo al tocar el sol. O era dinero o su maldito esclavo de sangre. La sangre de él ayudaría a que no se cocinara. Pero el desgraciado brillaba por su ausencia.

Esa mañana Mary le había mandado un mensaje pero no había tenido tiempo de verlo. Ya lo haría más tarde. Seguro que era para sermonearlo por  no cuidarse más. Bostezó sonoramente y estiró los brazos. Estaba agotado y eso que había regresado temprano a su casa, pero el diseño lo llamaba desde la mesa y cuando notó eran casi las 5 de la mañana cuando se recostó en la cama.

-Amigo, sigue así y te perderemos un buen día de este- uno de los empleados se dejó caer en el asiento a su lado- Te has visto en un espejo, pareces un zombi y estás súper que blanco- hizo una mueca.

Jin quiso darle la respuesta que se merecía pero sus ojos se quedaron fijos en su cuello. Más específicamente en la vena que se movía con cada pulsación. Salivó. Tenía sed, mucha sed. Esta ni había disminuido aun cuando la había consumido durante la noche.

Deseaba clavarle los colmillos y dejarlo seco como un muñeco aun cuando el líquido que saliera de él supiera a rayos. Se golpeó mentalmente. ¿Qué demonios estaba pensando en ese momento.

Jin se levantó de la silla con el rostro envuelto en el pánico. Nunca había tenido la necesidad tan grande de morder a alguien, al menos no desde que se había involucrado con los humanos. Eso significaba una sola cosa.

Estaba en serios problemas. Si llegaba a ese punto, solo le quedaba poco para que se volviera una bestia ansiando sangre y muriera al rechazar estas.

¿Por qué demonios se condenó ese día mordiendo a un humano y marcándolo?

Se quiso dar una puñalada en el culo por su estupidez. Y no era como si tuviera solución. Existían más personas en el mundo que…

-Jinsu- alguien lo llamó desde atrás- El Presidente requiere su presencia con el material preparado para hoy-

Jin se pasó la mano por el cabello. Y ahora lo que le faltaba. Soportar la cara de perro de su jefe. Si lo jodía mucho lo mandaría a la mierda, si al final, moriría dentro de poco. Al menos se volvería polvo mandándolo hacia donde merecía.

Agarró el sobre con los papeles de mala gana y subió al elevador. Se encontró con Luca delante de la puerta.

-¿Mal día?- el humano alzó una ceja.

Jinsu lo recorrió de arriba abajo.

-Al menos mejor que el que tenía el que te hizo eso en las muñecas- con un movimiento de la cabeza señaló las marcas rojas que se encontraban precisamente en esas zonas y que el traje apenas las ocultaba.

Con el ceño fruncido Luca intentó bajar las mangas aún más sin mucho resultado. Había pasado toda la noche atado a su cama con aquella persona torturando su cadera hasta que sus huesos dolieron y ni siquiera lo dejó llegar al orgasmo. Eso sin mencionar las otras marcas en muslos y pecho hechas primero por su propio cinto, y segundo por la fusta que siempre descansaba en la cabecera de la cama.

Su pareja era alguien que no le gustaba que lo perturbaran mucho. Era alguien acostumbrado a tener lo que quisiera y si no se pagaba las consecuencias. Pero Luca daría cualquier cosa para ver la sonrisa que se vislumbraba en sus labios después de una dolorosa y excitante sesión cuando terminaba saciado y con el estómago lleno de su esencia. Con solo esa vista Luca podía correrse toda la noche.

Jin tocó dos veces y después de que le dieron permiso pasó.

-Buenos días- dijo sin muchas ganas. Esta vez su presidente, por muy bueno y rico que estuviera no le llamó la atención.

Victor separó los ojos de la pantalla de su computadora y la enfocó en Jinsu.

-¿Demasiado trabajo para una sola persona?- soltó serio.

-Si lo dice por mi aspecto, no se preocupe que no es lo que imagina. Tengo cosas más importantes en mi vida que solo estar trabajando-

La respuesta no le gustó para nada a Victor. Extendió la mano.

-Ya que dispones de tanto tiempo, espero que el trabajo esté bien adelantado- soltó arisco. Él tampoco estaba de su mejor humor. No era nada agradable amanecer con la almohada favorita manchada de sangre y tener que botarla.

Jin quiso bufar pero apenas si tenía energía para eso. Dejó el sobre sobre la mesa y se quedó quiero delante del escritorio mientras su jefe revisaba el material.

Victor no fruncía el ceño esa era una buena señal.

-La gama cromática que usaste…-

-Es basada en el contraste con el vestuario que se mostrará. Eso realzará la pieza si se trabaja en una escala baja de saturación-

Victor siguió revisando.

-Y la morfología de la tipografía…-

-Es una propuesta de variación de u a tipografía existente que es libre de derechos. Me tomé la atribución de cambiarle algunos rasgos y creo que es la más conveniente ya que se adapta a la premisa que se eligió-

El Presidente asintió con la cabeza. No estaba nada mal lo que tenía en sus manos. No se había equivocado. El chico le traía un material de primera bastante adelantado. Desde ese punto ya podrían comenzar a digitalizar. Si la cosa iba bien tendría todo el trabajo completo antes de la fecha prevista y con resultados sobresalientes.

Jin respondía mecánico sabiendo que esas eran las preguntas claves que le haría, pero realmente su atención se había desviado otra vez a una garganta. Y sobre todo la garganta de ese hombre. Por qué demonios hasta ese lugar de él tenía que ser tan sexy. Todo su cuerpo se estremeció y sus colmillos picaron. Quería morderlo y todo fue peor cuando…

Una mancha roja cayó sobre el papel encima de uno de los bocetos. Otra más la acompañó y Victor se llevó la mano a la nariz. Otra vez tenía una hemorragia nasal y no era leve. No solo las hojas se habían manchado, su ropa también.

-Luca- llamó a su secretario y este entró rápido- Sácalo y ayúdame- sonó lo más tranquilo que pudo.

Sangre…sangre…sangre…y olía tan bien.

Jinsu no se dio cuenta pero sus ojos comenzaron a cambiar de color. Sus fosas nasales se llenaron del olor delicioso y dulce de aquel líquido que lo llamaba para ser lamido, bebido. Jadeó en consecuencia y casi pierde el control de sí mismo sino fuera porque Luca lo agarró del brazo y prácticamente lo tiró fuera de la oficina.

-El Presidente te llamará cuando te necesite- le dijo sin mirarlo y cerró la puerta de la oficina.

Jin se quedó allí de pie jadeando marcadamente. Cada fibra de su cuerpo le decía que tenía que volver allá adentro y buscar lo que era SUYO. No había dudas ahora. Ninguna sangre olía mejor que la de su esclavo.

Ni siquiera se quiso imaginar cómo sabría. Podría volver se adicto sino tenía cuidado. Pero ahora la parte realista dela historia. Era el puto Victor el dueño de tal manjar. No podía simplemente abrir la puerta y decirle, Presidente eres mi esclavo, dame lo mío. Eso se podía interpretar de dos maneras pero no era eso a lo que él quería llegar.

Su vida dependía de ese tipo.

AHHHHHHH

Era mejor ser torturado por años. Victor de seguro no le daría su sangre fácilmente. ¿Podría chantajearlo? Sí, eso podría funcionar. Su sangre a cambio de que termine el trabajo.

Eso

Era un genio

Y cuando terminara ¿Qué haría?

En el después se pensaba después.

Se acercó a la puerta y encontró que no había sido cerrada con seguro así que la abrió lentamente. Adentro Luca sostenía en sus manos un juego nuevo de chaqueta mientras arriba del escritorio estaba la ropa manchada. Por lo tanto su primera plana fue el torso trabajado y los hombros anchos de Victor.

Y se hubiera fijado en eso sino fuera porque sus ojos se desviaron directamente al collar tallado alrededor de su cuello y que se volvió más brillante ante la presencia del vampiro. El propio a su alrededor lo copió y hasta comenzó a arder. Las marcas estaban haciendo resonancia y enlazándose correctamente ya que él era consiente de quien era su esclavo.

Ante la entrada de Jinsu a la oficina sin su permiso y el dolor pulsante en su cuello Victor enfocó al chico solo para notar que aunque estaba cubierto por la ropa un collar igual al de él se proyectaba en su cuerpo.

-Así que eres tú- gruñó y casi voló hacia él.

Lo próximo que supo Jinsu era que su cuello era apretado contra la pared y los ojos inyectados en sangre del humano casi lo apuñalaban.

-Maldito vampiro- lo apretó hasta que el mundo de Jin se volvió negro.

Así que ya él sabía lo que era. Bueno, que siguiera esforzándose, por más que presionara su cuello no lograría más que eso. Después de todo un esclavo nunca levanta la mano a su amo…sin sufrir las consecuencias después.

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