- ¿¡Que demonios tengo que hacer para que entiendas!?.- Grita encolerizado, mi cuerpo tiembla involuntariamente con anticipación, observó el suelo mientras El Cadenas grita y maldice mi existencia.

Siento un tirón en mi brazo, y antes de que pueda identificar lo que me está tomando con tanta fuerza, un ardor se instala en mi mejilla; caigo de bruces al suelo, mi mano viaja con rapidez hacia la zona afectada.

Me ha pegado. No está para nada contento, y eso no es bueno. Comienzo a llorar mientras lo veo quitarse el cinturón con enojo.

<< Te pasa por torpe, Seven >>pienso mientras vuelvo a mirar el suelo.

- ¡Levántate pedazo de basura!.- Vuelve a gritar, es entonces que me doy cuenta de lo que está por hacer, y no quiero, tengo demasiado miedo.

- Porfavor, porfavor no, juro que lo haré bien Cadenas, lo juro.- Suplico de rodillas, mientras me toma del cabello con fuerza, tira de mi hasta el sótano, donde me lanza sin cuidado.

Caigo por las escaleras, llorando y gimiendo de dolor, lo he hecho otra vez, hace mucho que había aprendido hacer estas cosas, por andar de distraída caí al sótano, donde los sueños son pesadillas y tus miedos los peores fantasmas que puedan existir en esta mugrosa oscuridad.

La humedad me causa dolor en cada respiración, mis costillas duelen y mis huesos queman, la soledad se hace presente con tanta fuerza que me abruma. Al menos no me ha castigado, solo dormiré aquí unos días hasta que venga otro cliente a comprar, o la Mistress decida que hacer conmigo.

Me acuesto en el colchón de piedra que esta a nivel del suelo, el frío se instala en mi cuerpo, causándome escalofríos; estoy temblando sin darme cuenta, mi estomago ruge con veracidad, la cabeza comienza a dolerme, mis ojos pican por las lágrimas saladas que recorren mis mejillas mientras me abrazo a mis rodillas con ahínco.

Escucho la puerta del sótano, he inmediatamente me arrodillo mirando el suelo; es algo que al Cadenas y a la Mistress les gusta que hagamos, les recuerda que están en control.

- Tus manos, ¡rápido!.- Hago lo que me pide sin chistar, toma mis manos con brusquedad y me pone las cadenas, luego siguen los tobillos, y al final pide que levante la cabeza y cierre los ojos.- ¡Vamos! ¡Apúrate! No tengo todo el día, ¡Vamos!.- Me dice, mientras coloca la cadena en mi cuello y me ata a los tornillos pegados al frío piso de madera; me mantengo en silencio mientras trabaja, sin mirarlo directamente al rostro. El Cadenas odia que lo miren.

Una vez terminado su trabajo, me toma del mentón y cierro fuertemente los ojos.- Pronto no tendré que ver tu mugroso rostro de sirvienta barata, Mistress tiene planes para ti esclava, tu dueña pronto te venderá ha alguien a quien de verdad le sirvas para algo. Por ahora, confórmate con saber que no será agradable tu estadía aquí.- Me suelta y sale del sótano azotando la puerta.

Me limpio las lágrimas con el dorso de la mano, estoy sucia y maloliente, tengo hambre y frío, no puedo dormir por el pánico que me causa saber que seré vendida, y que mi nuevo dueño quera deshacerse de mi tan pronto; ni siquiera puedo hacer mi trabajo bien.

Resignada, tomó una bocanada de aire mientras observó en blanco el pequeño hilito de luz qué pasa atraves de la ventana, la luna es la única que hasta ahora me acompaña; ella sabe todos mis secretos, todos los sueños rotos que guardo con recelo en mi corazón.

Algún día tendré un nombre, algún día seré libre, pero...¿El amor es libertad o solo una mentira mas con cadenas eternas, que arrastrarás lentamente, hasta el día de tu muerte?

¿La esclavitud está fuera del amor, o dentro de él?
¿Cuanto me costará ser libre, si mi corazón es esclavo de sus ojos?