02. Camino tortuoso
Ahora, amarrada de espaldas al hombre apodado "Lobo", después de ser apresados por los hombres que habían contratado los servicios de su familia, la tenue luz que apenas palpaba sus pupilas la sumía en una sensación que podría calificarse como conocida.
Era como al concluir cada misión, la conducían de regreso a su oscura celda para descansar, de vez en cuando el aire fuerte se filtraba a través de la estrecha rendija permitiendo la entrada de los suaves matices del jardín; en primavera incluso la alcanzaba el perfume embriagador de los jazmines.
Era de esperarse que su destino terminara de esta manera, tal como su encargado hubiese presagiado años atrás. Una parte de ella se preguntaba si su padre se sentiría enojado con ella después de haber decepcionado a la familia o si tan solo sería tachada como una pérdida más en el inventario.
La voz queda que resonaba a sus espaldas la sacó momentáneamente de su ensueño, Aria prestó atención al suave susurro de "Lobo" llegó a pensar que serían las plegarias del hombre con seguridad.
No era raro que los hombres clamaran a sus dioses cuando se enfrentaban a la muerte inminente; Aria jamás fue testigo de ninguna respuesta. Pero no, al parecer aquel hombre loco, seguía en comunicación con alguien...
—Así es, si quisieran matarme lo hubieran hecho ya, pero creo que el pendenciero, quiere hacer un ejemplo de mi —El aire salió un poco golpeado de sus pulmones, Aria podía escuchar la sonrisa en sus palabras—. No se ha recuperado de que le hayamos arruinado sus grandiosos planes el mes pasado.
Hubo una gran pausa, el corazón de Aria sentía una chispa de esperanza al escuchar la confianza con la que hablaba "Lobo". Quizá existía una oportunidad para salir de esta situación y ella sabría como utilizarla cuando llegara el momento.
—Mira, tengo a la asesina más letal de la casa Dragunov conmigo —Lobo prosiguió en un susurro—. Te aseguro que ella ya pensó en algo para salir de aquí, hablamos luego.
Aria, con determinación inclinó su cabeza sobre el hombro de "Lobo" dando a entender que había escuchado todo, provocando que una amplia sonrisa se dibujara en su rostro, la cual Aria apenas pudo captar por el rabillo del ojo. Este hombre le parecía muy extraño.
Con el sigilo que aprendió durante años Aria rápidamente aseguró los alrededores de la van, sus ojos se clavaron de inmediato en una pequeña vara de metal que sobresalía de uno de los lados de la pared interior. La joven utilizó su hombro para llamar la atención de "Lobo" quien no tardó en mover su mirada hacia la potencial herramienta que estaba casi al alcance de ellos.
Ambos forcejearon un poco al principio, provocando un resoplido molesto de parte de Aria y una de las risitas golpeadas de "Lobo," pero pronto encontraron un punto de coordinación que les permitió acercarse con movimientos lentos y deliberados a la pared de la van sin alertar al conductor.
Haciendo uso de sus habilidades, ambos consiguieron alcanzar la vara de metal con dedos entorpecidos por las ataduras que apresaban sus muñecas. Al final fue "Lobo" quien consiguió aflojar la vara de su lugar causando un ruido chirriante.
—¡Hey!, ¡¿qué está pasando allá atrás?! —El copiloto se inclinó con arma apuntada a la parte trasera de la van donde vio como ambos prisioneros forcejeaban bruscamente— ¡Deténganse en este instante, o me los despacho a los dos!
—Pues dile a la princesa salvaje que ya puede dejar de intentar matarme! —Lobo arrastró sus palabras mientras esquivaba un puntapié de Aria.
El copiloto se burló con pequeño aire de desprecio, al parecer le entretenía la idea de que sus prisioneros se mataran el uno al otro.
En medio del incesante combate ambos se abalanzaron contra la reja que los separaba de la cabina de mando para caer en un silencio absoluto que alarmó a los secuaces, quienes habían sido específicamente encomendados en transportar a los prisioneros en una pieza.
—¡Detente, imbécil —Con la voz entrecortada, el copiloto abrió la puerta de la van, aún faltaba camino para llegar y los demás vehículos conducían adelante, por lo que les daba un poco de ventaja detenerse sin que su jefe lo notara, o al menos es lo que le gustaría pensar.
Con pasos ligeros se apresuró a abrir la puerta trasera de la van, el ambiente oscuro se sentía pesado, apenas se podía divisar los dos cuerpos inertes en el fondo.
El copiloto se acercó con su arma en alto, un sudor frío bajaba por su sien y mentón; su compañero alzó la voz para asegurarse que todo estaba bien, pero eso fue lo último que alcanzó a escuchar antes que un par de manos hábiles encontraran su cervical y su mundo se nublara de golpe.
A varios metros delante de ellos, el piloto que manejaba la van que transportaba a las mujeres captivas vio por el retrovisor bastante extrañado como el otro vehículo se había detenido y sin dudarlo se comunicó para verificar.
—Alfa a Bravo, ¿recibes? —El piloto esperó unos segundos, pero justo cuando iba a alertar a los demás hombres sobre un posible problema, la respuesta llegó de repente.
—Bravo aquí, señal fuerte y clara ¿Estado de situación? —Aquella voz familiar de su colega sonaba tranquila.
—Silencio en mi sector, ¿Tu objetivo está asegurado? —inquirió el piloto, entre susurros.
—Confirmado, confirmado... los prisioneros están controlados, ningún movimiento sospechoso —respondió con seguridad.
—Punto de salida establecido, dos kilómetros al este y tres al sur. En camino al punto de encuentro habitual. Alfa fuera —finalizó el hombre, sin más que agregar.
—Entendido, comunicación abierta y sin compromisos. Bravo fuera —De igual manera finalizó, con la confirmación de sus colegas.
—Muy bien hecho, has mantenido la compostura bajo presión —La voz ronca de Lobo murmuró entre dientes al oído del piloto.
Aria sostenía una daga sobre la garganta del hombre. Sus celestes ojos permanecían fríos... determinados.
—Esa fue una situación complicada —prosiguió Lobo, con desdén y firmeza en sus palabras—, pero salimos adelante, ¿no lo crees? Ahora, si consideras aplazar tu tiempo de vida, será mejor que no intentes nada gracioso y continues este recorrido según lo acordado.
La van siguió adelante aquel tortuoso paseo, como si un caos no se estuviera llevando a cabo dentro de él, hacia algún lugar del que un suceso inesperadamente caótico podría ocurrir.
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Traigo un nuevo capítulo de esta excitante novela y... ¿Hacia dónde se dirige nuestra protagonista con "Lobo"? Lo averiguarás en el próximo capítulo. Espero que te esté agradando la historia, si es así agradeceré tus comentarios ¡Hasta la próxima!
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