El primer paso
El primer paso.
17 de enero, 2015.
Lo superé, de verdad, lo hice.
Finalmente estoy en muy en paz con el hecho de que tengo una exnovia maravillosa con la que no volveré a estar. No fue fácil y las locuras que hice hablan por si solas de dicha declaración.
La cagué y todos dirán ¿Qué es lo malditamente raro en ello? Que de verdad fue una cagada de la que me avergüenzo. Traicioné la confianza de alguien y fue más difícil perdonarme a mí mismo que sentirme digno de su perdón.
Juliet Ryder es una mujer maravillosa. Una mujer que hico crecer en mis sentimientos cuando éramos adolescentes, un romance paralizado que nunca avanzó, no hasta que nos reencontramos hace un tiempo. Todos saben que soy impulsivo, así que lo tomé como una señal y fui a conquistarla. Lo logré.
Fuimos felices, tanto que a veces me parecía una jodida fantasía. Es decir, en mi experiencia así como hay cosas realmente geniales, también hay mucha mierda opaca, pero es un balance, así es la vida. Pero no eran así para nosotros, en serio, todo parecía...Perfecto.
Tal vez eso fue lo que me hizo actuar como un jodido idiota sobre ello y pensar que estábamos en una etapa para ser padres. Error. Estábamos en páginas diferentes y aunque creí entenderlo, parece que solo tuve ganas de estropearlo y traicionar su confianza. Me arrepiento mucho de lo que hice, me avergüenza, a veces hasta me es difícil reconocer que yo hice semejante idiotez. Y aunque de inmediato la culpa vino y confesé a Juliet como hice cosas con sus pastillas anticonceptivas, no se trataba del tiempo, el daño ya estaba hecho.
Me volví loco, lo admito, intentando recuperarla, podría haberla asustado... ¡Demonios! Max se asustó.
Pero a meses de la separación lo he entendido. La amé, pero amé más la idealización de pareja feliz que hacíamos. Todo parecía tan perfecto que me enfoqué en verla como la mujer con la que compartiría una preciosa familia. Me dolió perderla, mi error nos costó la relación, pero con el tiempo me pregunto: ¿Qué estaba haciendo?
No fui justo con ella, ni siquiera puedo decir que fui un novio bueno. No me malinterpretes, fui muy bueno en mis deberes ¿Sexuales? En nuestras citas, nuestras conversaciones y el respeto, pero ¡Joder! Me conozco y no fui espontaneo, siento que seguí un guion de mi concepto de relación perfecta. Ahora, no digo que apliqué una mierda de enmienda Andrew en donde actúo como alguien que no soy, pero digo que pude dar más. Ser más un novio que una pareja rara empeñada en tener un bebé.
Creo que Juliet debería despreciarme, pasé de verla como mi novia increíble a futura madre de mis hijos, como si fuese una candidata y no la mujer que amaba. Solo pensarlo me hace sentir como una mierda y me hace sentir peor que tardé mucho en entenderlo incluso cuando Ethan me lo dijo una vez: estaba amando más la idea de la pareja perfecta que a la mujer maravillosa que conformaba conmigo una relación. Lo repito, amé a Juliet y en mi corazón hay un espacio para ella, pero no lo di todo, me contuve sin siquiera saberlo. ¿Qué dice eso de mí?
Pero el punto es que hemos conversado mucho, antes de ser novios, fuimos amigos y ella es importante en mi vida, confío en ella. Hoy la charla finalmente se enfocó en nosotros, o el "nosotros" que llegamos a ser. Dolió escucharla decir cómo se sintió, cuánto la lastimé. Picó el hecho de que intentarlo de nuevo fuese descartado y decepcionó que hice tantas locuras y al final solo lo entendí: no puedo jodidamente forzar las cosas. Solo porque en mi mente todo se vea perfecto y malditamente maravilloso, no quiere decir que la realidad vaya a serlo.
¡Joder! Pude haber arruinado lo que fue una buena amistad, por creer en mi estúpida cabeza que como novios estábamos hechos el uno para el otro, por lastimarla, por hacer lo que mejor hago: crear putos desastre.
A veces de verdad me avergüenzo porque me siento estúpido, idiota y trato de hacer las cosas bien, pero parece que no sé cómo y los resultados son una mierda horrible.
Juliet y yo hemos acordado ser amigos, pero sí, no veo eso sucediendo de inmediato. Hay mucho control de daño que hacer y un puente de confianza que reconstruir, estoy dispuesto a ello y ella también, solo nos tomará tiempo. Le agradezco que me dé la oportunidad de conservar su amistad, una segunda oportunidad. No cualquiera lo hubiese hecho.
—Deberías temer de ti mismo, jodido Dexter —Me digo mientras conduzco.
Y lloraría porque la verdad es que a veces temo de mí. Las personas suelen bromear sobre mis desastres y los resultados de mis acciones, muchas veces me causa gracia de verdad, pero otras solo me da vergüenza y mientras rio tengo una sensación incómoda sobre: ¿Cuándo haré las cosas bien? Quiero madurar, que se sientan orgulloso de mí, sentirme a gusto con todas mis putas decisiones y no solo ser el tipo que hizo algún desastre que todos recordarán. El tipo que siempre la caga.
Me detengo cuando la luz del semáforo me indica, veo la hora en mi reloj y tengo bastante tiempo libre antes de tener que ir a prueba de sonido antes del concierto. Golpeo mis dedos del volante y veo a un par de personas cruzar, luego enarco una ceja viendo a una niña hacer su camino...Sola.
Aunque ella no puede estar jodidamente sola ¿Cierto? Es decir, es solo una bebé.
Miro detrás como si algún representante fuese a gritar su nombre y notar que su niña, de posiblemente cinco o seis años, cruza sola una calle, no hay nadie. Parece que se le caen unas monedas y ella se agacha a recogerlas, el semáforo cambia y comienzo a cagarme de los nervios porque ella está agachada recogiendo sus monedas y no sé si los otros conductores lo notan.
¡Mierda multiplicada por infinito! No es posible tal operación matemática, pero se entiende mi punto.
Arranco mi cinturón de seguridad y abro la puerta del auto con rapidez porque parece que no la ven. Alzo mis brazos haciendo todo un espectáculo de detener los autos y señalar a la niña. En tan solos segundos me he hecho malditamente viejo de la preocupación.
Volteo y la niña parece que terminó de recoger sus monedas y sin ningún tipo de preocupación, parece ver el cielo de manera distraída.
—Eh, corazón —La llamo y mi voz parece asustarla. Grandes ojos color miel me observan y hay tanta inocencia, trago—. ¿Qué te parece si ves el cielo desde aquella acera?
Su pequeña boca se abre y creo ver temor en su rostro, como si temiera...De mí. Baja su mirada y sus pequeñas piernas la hacen correr a la acera, la sigo con la mirada y todavía sigo esperando que alguien grite su nombre y la reclame, pero nada sucede. Bueno, noto las jodidas bocinas sonando y veo un montón de dedos medios saludándome. Cabrones ¿No notan que casi pudieron atropellar a esa pequeña?
—Ya, ya, no tienen que ser unos cabrones toca pollas con sus bocinas —murmuro subiendo a mi auto.
Pero tardé lo suficiente para que el semáforo de nuevo permita el cruce de los peatones y nos toque esperar, apuesto que me están maldiciendo. Veo hacia la acera donde la niña está agachada en el medio pareciendo jugar con sus monedas y me siento jodidamente inquieto. ¿Quién es responsable de ella? ¿Por qué está sola? Me lleno de preocupación y ansiedad.
Me tocan la bocina y me doy cuenta de que debo ponerme en marcha y dejar atrás a la niña. Comienzo a conducir, pero no se siente bien. La sensación amarga no se va de mi pecho y la preocupación solo aumenta.
Aquí va de nuevo mi debilidad por las historias tristes.
— ¡Joder, Dexter! Aquí vas de nuevo, solo no la cagues esta vez, por favor —Me animo antes de tomar el próximo cruce y doblar para volver.
Doy mi atención a la acera donde la vi hace apenas unos instantes y no está. Maldigo y continúo para estacionarme en un lugar en donde no vayan a remolcar mi auto. Tomo mi celular, me pongo una gorra, bajo lo suficiente la visera, salgo y activo la alarma del auto.
Comienzo a buscarla, no tengo que caminar mucho. Está sentada en unas escaleras, en un callejón, de algún local cerrado, juega con la moneda en su mano y la mirada la tiene perdida. ¿Cómo es que una niña tan pequeña puede lucir tan triste y con una mirada tan incierta?
Me detengo observándola. Su ropa está sucia y hay manchas negras en sus mejillas, su cabello a pesar de ser muy lacio luce algo caótico y mientras juega con la moneda, me doy cuenta que sus uñas están algo largas y llenas de suciedad. Hay un nudo en mi garganta reconociendo que ésta bebé, tal vez, esté viviendo en las calles.
—Hola —saludo acercándome.
Alza su vista y su boca se abre con sorpresa, luego se estremece y su cuerpo comienza a temblar, veo el miedo en sus ojos. Oh, joder ¿Qué daño le han hecho a este angelito?
»Lo siento, no quiero asustarte —digo y no sé cómo lucir inofensivo—. Soy De...Rojo —Sus ojos se abren con sorpresa, eso ha captado su atención—. Sí, Rojo como el color.
Todo lo que hace es observarme con esos grandes e inocentes ojos color miel.
—Así que, ¿Estás sola? —pregunto. Se mantiene observándome por largos segundos, luego asiente y hace un puchero con sus labios.
Algo en mi pecho se agita y tengo la necesidad de querer abrazarla, protegerla, ayudarla. ¿Es así cómo se sintieron mis padres cuando me vieron por primera vez jugando en aquel jardín hace tantos años? Noto de nuevo su ropa sucia, incluso ella emana un poco de mal olor ante el descuido de su aseo personal, me duele por ella. Malditamente duele tal abandono.
Noto que está viendo mi ropa limpia y me hace sentir culpable porque tal vez ella en mucho tiempo no sabe lo que es llevar ropa limpia. Le sonrío.
— ¿Me dejas hacer un favor por ti?
— ¿Por qué? —Me toma por sorpresa su pregunta susurrada.
—Porque creo que seremos amigos y siempre ayudo a mis amigos. ¿Están mami o papi por aquí? Puedo hablar con ellos.
—No hay mami, no hay papi.
— ¿Te gustaría cambiar tu bonita ropa por una más bonita?
Estoy apostando que si un extraño me escucha, podría malinterpretar esto y acusarme de ser algún enfermo, pero corro el maldito riesgo. Quiero ayudar.
—Pica —dice rascando su cuello y noto que hay una línea roja, prueba de alguna reacción alérgica o irritación.
—Solucionemos eso.
— ¿Por qué?
No sé cómo responder y ella vuelve a jugar con la moneda. Esto es difícil, mis manos sudan porque estoy nervioso de toda esta jodida situación, pero no quiero irme.
— ¿Cómo te llamas? —pregunto.
Estira su zapato y no lo entiendo hasta que leo "Skylie" supongo que quien lo hizo se creía Andy marcando a sus juguetes.
—Bonito nombre, Skylie.
—Algunos solo dicen niña o mocosa.
Malditos cabrones de mierda. Estoy tenso, pero le sonrío.
—Eres una niña, no eres una mocosa, sin embargo tienes un nombre muy bonito. Entonces, ¿Puedo ayudarte a cambiar tu ropa bonita?
—Bueno...
Me pongo de pie y ella lo hace viéndome de reojo. Me da dolor saber que no hubo alguien que le advirtiera de no hablar con extraños. Ella camina a mi lado y es tan inocente para acompañarme a mi auto cuando voy por unos lentes de sol para ocultarme mejor. Rezo para que nadie se haya aprovechado de tal inocencia, hay tanta puta maldad en el mundo.
Camina a mi lado en silencio, yo la miro de reojo, las personas que la notan solo parecen querer evitarla por estar sucia y otros solo la miran con simpatía, pero nadie hace algo. No juzgo, supongo que no todos están en posición de ayudar.
Me detengo en la primera tienda de ropa infantil que veo y parece dudosa de entrar, me agacho para estar a su altura.
— ¿Qué sucede, amiguita?
—No les gusto, soy mocosa.
—Oh, no. Eres mi amiga, mis amigos le gustan a todo el mundo. Lo prometo, vamos —Le doy una mega sonrisa y aunque parece dudosa me sigue.
Una de las dependientas nota que entramos, primero me ve con desconfianza, luego cuando su mirada va a Skylie parece que está a instantes de corrernos, pero mientras se acerca, saco mi billetera y tomos varios billetes mostrándolos.
—Necesito ropa bonita y cómoda para la niña, no importa el precio. Te daré una comisión extra si consigues asearla. Quiero que esté limpia y quede brillando como la hermosa niña que es.
—De-de acuerdo —parece sorprendida.
Me giro hacia Skylie, sonrío y me agacho.
—Ve con ella, todo estará bien. Te esperaré aquí y ¿Qué te parece luego ir por una hamburguesa?
— ¿Con queso?
—Con lo que quieras —aseguro. Ella asiente y da pasos tentativos a la dependienta.
Me acerco a la caja para esperar por la niña y reviso mi celular viendo mensajes de Harry.
Bastardo DOA: Pasaré por casa de mamá y papá para almorzar.
Bastardo DOA: Hil también, ¿Vienes?
Dexter: lo siento, pero estoy en una puta cosa importante.
Bastardo DOA: ¿Qué cosa?
Muerdo mi piercing en mi labio ¡Mierda! Él me conoce demasiado bien, puedo intuir la sospecha de esa respuesta.
Dexter: Una cosa normal.
Bastardo DOA: Dexter Thomas, ¿En qué rayos andas?
Dexter: te cuento luego. Dale saludos a mamá y papá.
Dexter: fastidia a Hil por mí.
Dexter: y a la rubia si va.
Guardo mi celular porque sé que va a enviarme múltiples mensajes en busca de sacarme la información de lo que está sucediendo, pero ni yo mismo sé que jodidos está pasando en este momento.
Espero por unos largos minutos y cuando alguien se aclara la garganta, alzo la vista para encontrar a una hermosa niña llevando un jean con estampado de flores y una camisa de algodón verde. Ya no hay suciedad en ella y cuando se acerca, ella huele a jabón. Silbo y exagero mi expresión de sorpresa, parece que la bebé va a sonreír, pero creo que me hará trabajar para ganarme la sonrisa.
—Pero qué bonita, Skylie —Halago—. Es demasiada belleza para mis ojos.
—Huele a flores —dice.
La dependienta aclara su garganta de nuevo y ruedo mis ojos dándole mi atención. No sé cuánto es, pero le entrego todos los billetes, murmuro un gracias e insto a la niña a que salgamos del lugar. Tal como prometí, camino hacia un lugar de hamburguesas, cuando llegamos la cargo para ayudarla a subir a la silla alta y la pequeña se tensa, luego de sentarla alejo mis manos rápidas no queriendo asustarla.
Su mirada se mantiene en la mesa mientras ordeno a la mesera dos grandes hamburguesas con papas y gaseosas. Entrelazo mis dedos sobre la mesa y retiro mis gafas, mantengo la gorra.
— ¿Cuántos años tienes, Sky? —Su respuesta es encogerse de hombros, no lo sabe—. ¿Puedo ver tu moneda?
La desliza hacia mí, no vale para comprar ni una gaseosa, pero le sonrío devolviéndola.
—Tenía más —Me dice.
— ¿Ah, sí? ¿En dónde están las otras?
—Siempre Coco las pide —Se encoge de hombros, luego lleva sus manos a su estómago—. Me suena la barriguita siempre.
Hambre, es una sensación desconocida en parte para mí. Fui dejado en una casa hogar, no recuerdo si pasé hambre, pero desde que puedo recordar, nunca me ha faltado la comida por lo que esa puta sensación tan desagradable no me es conocida y que ella la experimente me rompe el alma en jodidos pedazos.
— ¿Te dolió? —Señala mi boca, específicamente a mi piercing, rio.
—Un poco cuando lo hicieron.
— ¿Y eso? —Señala mis tatuajes visibles.
—Algunos.
— ¿No tienes cabello?
— ¿Qué? ¿Por qué? —me desconcierta la pregunta.
—Coco lleva gorro como tú y no tiene pelo.
Enarco mis cejas y me inclino hacia ella, alzo un poco mi gorra para que vea mi cabello. Abre su boca con sorpresa y estira su pequeña mano, me inclino un poco más y ella lo toca, parece maravillada.
—Es muy bonito. Es suave.
—Gracias —Sonrío y contengo las ganas de reír porque sigue tocándolo.
— ¿Tu mami lo peina?
—A veces —Cuando me mima, por ejemplo, mamá lo hace mucho.
—Nadie peina mi cabello.
Otro disparo para mi jodido corazón.
—No tengo mami y Maléfica dijo que papi murió por mi culpa... Soy mala.
—Corazón, no creo que seas mala.
La comida llega a nuestra mesa y sus ojos se iluminan mientras exclama un "wow", contengo mis ganas de reír y agradezco a la mesera, ella por imitarme también agradece.
—Uhm... —Ella ve la hamburguesa y saca la cebolla—. No se ve lindo.
Su lógica es que si no se ve lindo, no sabe bien. Interesante.
— ¿Te gusta el tomate? —Lo señalo antes de ayudarla a cerrar su hamburguesa y luego cortándola en dos pedazos para que coma más a gusto.
—Es rojo.
Mi sonrisa crece. Por un momento la observo comer, se ensucia alrededor de la boca y la nariz, se ve adorable. Es una niña preciosa que en este momento es muy feliz. Luego me alarmo preguntándome si esto no es muy pesado para su pequeño estomago no acostumbrado a comer, pero ella luce tan feliz.
Como de mi propia hamburguesa, no es muy buena, pero se me contagia el deleite con el que ella la come. Hace pequeños sonidos adorables y sus piernas se mueven en la silla alta mientras las balancea. No sé qué sucede, pero tiene mi jodido corazón envuelto en sus pequeñas manos.
Como esperaba, no come toda la hamburguesa porque es mucho, pero pido que esa y un sándwich lo pongan para llevar, mientras esperamos la siento observarme.
— ¿Eres un ángel? —pregunta.
—Nop —Estoy muy lejos de serlo.
— ¿Un hada madrina?
—Eso sería genial, pero nope —copio la manera de negar de Halle.
—Uhm... ¿El papi de alguien? Algunos papis son muy buenos con sus bebés.
—Todavía no soy un papi.
—Oh. ¿Solo eres Rojo?
—Solo Rojo —respondo riendo.
Traen la comida para llevar, veo la hora en mi reloj notando que es tarde. Me pongo de pie y luego la ayudo a bajar, tomo la comida en una mano y me sorprendo cuando su mano se desliza en mi mano libre. Bajo la vista y me encuentro con algo que enternece mi corazón: su sonrisa. Dos bonitos hoyuelos aparecen en sus mejillas mientras me da una sonrisa que desarma todo en mi jodido sistema.
Tengo un nudo en mi garganta cuando al acércame a mi auto libero su mano, me agacho, dejo la bolsa de la comida en el suelo y la abrazo. Mi mundo se tambalea porque me doy cuenta que estoy asustado de dejarla ir, de dejarla sola. Sus pequeños brazos abrazan mi cuello.
¿Por qué fueron tan crueles de dejarla en la calle? Ningún niño merece tal destino.
—Ten mucho cuidado, amiguita.
— ¿Te vas? —Hace un puchero.
—Debo —Mi voz tiembla.
Maldita sea, soy sensible y estoy a nada de lanzarme a llorar. Beso su frente y le entrego la comida, ella se aferra a ello. Camino hasta mi auto, subo y lo enciendo. Mi respiración es temblorosa mientras pongo el auto en marcha, la veo por el espejo retrovisor.
No puedo hacerlo.
No puedo abandonarla.
Piso el freno, bajo del auto y troto hacia ella. Sus ojos se abren mucho.
— ¿Quieres ver en dónde trabajo?
—Sí —Me da otra sonrisa, su pequeña mano toma la mía y sé que he tomado la decisión correcta.
***
22 de enero, 2015.
Esto tiene que ser una jodida broma.
El día que conocí a Skylie, luego de llevarla al concierto, la encontré dormida en mi camerino. No tuve corazón para quitarle la comodidad de su sueño en lo que seguro era el primer sueño libre de carencias. Así que contra la angustia de todos, especialmente Max, yo fui y llevé a Skylie a casa de mis padres y pasamos la noche ahí.
Papá estaba preocupado sobre las consecuencias de tal gesto, pero ellos luego de escucharme no tuvieron corazón para poner protestas. No cuando papá una vez fue ese niño, no cuando ellos me salvaron a mí.
Dejarla a la mañana siguiente junto a una señora que parecía conocerla, fue la jodida cosa más difícil que he hecho alguna vez. La dejé con mudas de ropa, comida y dinero. Sin embargo las próximas veces que pasé por el lugar, una vez más estaba sucia ¿Qué carajos sucedía?
Así que me cansé y siendo impulsivo como soy, observo a Max en este momento porque he traído a la niña conmigo. Él masajea sus sienes y Harry me observa con sorpresa, pero a la vez parece orgullo.
— ¿Qué estás diciéndome Dexter? —pregunta Max, queriendo confirmar mis palabras anteriores.
—Que quiero adoptarla, Max. Y esto es jodidamente serio, esa niña debe ser mi hija. No hay manera en la que vaya a dejarla atrás con toda esa mierda.
—Dexter, si lo que te preocupa es su bienestar, podemos llevarla a alguna institución donde ayuden a que sea adoptada —Habla Harry, sé que lo dice para corroborar que conozco todas las opciones, no porque no me apoye. Su mirada me dice mucho, está en esto conmigo incluso aunque se acabe de enterar.
Pero eso es porque Harry y yo siempre hemos sido un equipo.
Ayer fue la última vez que soporté ver a Skylie volviendo a estar sucia y sin nada de lo que le daba, mucho más cuando vi al bastardo del dichoso Coco gritarle. Fue el momento en el que decidí que haría un cambio. Solo me han bastado pocos vistazos para saber que esa bebé está conectada conmigo.
Sí, suelo actuar demasiado rápido, pero está vez estoy demasiado seguro de esto y de que lo quiero. Siempre dije que quería adoptar, no supe que sería en el presente inmediato, pero a la mierda todo. Este es el momento y punto.
Afuera ella se encuentra jugando con Doug y Jeff, mientras los adultos conversamos. No es que Doug no sea uno, bueno muchas veces no se comporta como uno, pero se encarga de los niños en este momento.
Max finalmente me mira de manera seria, como si me midiera. Acepto el desafío y no aparto mi mirada.
— ¿Eres consciente de cuán serio es esto, Dexter?
—Lo soy, sé la responsabilidad que conlleva y el puto trabajo que cuesta, pero estoy dispuesto. Quiero adoptarla.
—Él está en esto, Max. Puedo decir con tan solo verlo que sabe de lo que habla —Harry se acerca y deja caer su mano en mi hombro en apoyo.
—Bien, bien —dice Max estresado, luego ríe—. Esto es una locura, pero confío en que sabes lo que haces. Me encargaré de ello.
Sonrío y siento el apretón de la mano de Harry, volteo a verlo y me sonríe.
—Será una Jefferson, Dex.
—Lo será —afirmo.
Aló, para que por favor se haga de conocimiento público que amo el gran corazón de éste hombre.
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro