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Más que Sexo

Más que sexo.

Me agradaron los padres de Kaethennis, realmente son agradables personas. Kancy, me hizo sentir como una especie de súper tipo en el momento en el que me abrazó y dijo dulces palabras de agradecimientos, aun cuando nadie debe agradecerme haberme inducido aquel seis de julio al nacimiento de Harry Daniel.

Lo más interesante del almuerzo estuvo en ver a Keith, hermano de Kaethennis y Bridge, mejor amiga de ésta, interactuar entre ellos y con sus citas.

Aunque he de ser honesto y admitir que Kamisha me mantuvo alerta, su mirada hambrienta sobre mí y Keith era un poco espeluznante.

Observo en silencio a Kaethennis manejar, no sé en qué piensa, pero ella tiene una pequeña sonrisa dibujada en su rostro que la hace lucir más joven de lo que de por sí ya es. Ahora que pienso en ello, nos llevamos tres años y medio, pero ella es bastante madura, puede resultar incluso un poco intimidante.

Finalmente aparca frente a la residencia donde me estoy hospedando, es una lástima que mi día con ella y el pequeño Harry este terminando.

Ella deja el auto encendido, así que me giro y la observo con una sonrisa.

—Gracias por invitarme, hiciste de un día aburrido algo agradable. Tienes una excelente familia.

—Gracias por venir—responde con una sonrisa.

No me creo que un suspiro escapa de mi justo antes de inclinarme hacia ella, me sorprende que no se asuste, de hecho antes de que incluso yo termine de llegar, sus ojos se cierran mientras presiono mi boca sobre la suya.

Me encargo de mover mi boca sobre la suya mientas siento su mano en la parte baja de mi nuca y yo atrapo su labio inferior entre los míos. Si, como que me gusta besarla.

Me encargo de succionar, mordisquear su labio, incluso paso mi lengua sobre éste intentando saborearla. Presiono una última vez mi boca sobre la de ella antes de alejarme, porque si sigo nunca pararé.

No fue un beso largo, pero fue lo suficiente como para dejarnos deseando más.

No puedo resistirme a presionar mi boca una vez más sobre la suya con rapidez antes de bajar del auto y cerrar la puerta con sumo cuidado para no despertar al pequeño hombrecito.

—¿Mándame un mensaje cuando llegues a casa ¿vale?

—Lo haré, lo prometo.

Me quedo en el lugar hasta ver su auto perderse y con rapidez me adentro al edificio, incluso evito el ascensor y subo las escaleras.

Cuando llego al departamento que comparto con Andrew, el de al lado, donde están los tres desalmados tiene música a todo volumen y se escuchan sus risas. Seguramente tienen uno de esos momentos desastrosos en el que actúan como niños.

Me adentro al departamento y todo está tranquilo, cuando paso por la habitación de Andrew, que esta con la puerta cerrada escucho ruidos y río.

Me acerco y toco la puerta.

—¡Deja de masturbarte!—le grito riendo.

—Si quieres pasas y lo haces por mí—me grita de vuelta haciéndome reír más fuerte mientras sigo a mi habitación.

Una vez en mi habitación me quito la ropa hasta quedar en bóxer, quizás he estado un poco flojo y no he estado trotando últimamente, por lo que procedo a hacer unos abdominales y unas cuantas flexiones que además me ayudan a trabajar lo tenso que esta mi cuerpo.

Es evidente que estoy tenso porque vivo con una erección continua y caliente por la escritora de la biografía, es algo de lo que Doug disfruta burlarse.

 Después de hacer el suficiente ejercicio me doy un baño con agua fría preferiblemente para calmar toda la cuestión de yo estando caliente. Paso por la habitación de Andrew de nuevo y toco una vez más.

—¿Aun estas masturbándote? Hombre, deja descansar esa mano—grito.

Río y escucho a Andrew gruñir antes de que abra la puerta con un pantalón holgado. Me da un empujón mientras rueda sus ojos.

—Hoy estas siendo un grano en el trasero—dice luego restriega su mano en mi cara—si mira, me estaba masturbando y ahora tienes mis restos en tu cara, imbécil.

No puedo evitar reír más fuerte mientras finjo tener asco, evidentemente Andrew solo estaba intentando dormir, él también acaba riendo.

—Esos idiotas no me dejan dormir—dice señalando hacia el pasillo, obviamente refiriéndose a la música a alto volumen del departamento de al lado.

—Ciertamente tu luces cansado Andrew, últimamente te ves agotado—sostengo bien la toalla en mis caderas, comienzo a tener frío—¿tienes algún problema?

—Solo he estado pasando algunos problemas con Isla, no es nada serio.

—¿seguro?

—Seguro, no te preocupes.

—De acuerdo, de igual forma si necesitas hablar o hacer algo me avisas, ahora puedes volver a masturbarte.

—Que imbécil—lo escucho decir mientras camino hacia mi habitación.

Estoy en la comodidad de mi cama, son al menos las doce o va a dar las doce. Trato de decidirme sin enviar o no un mensaje. A la mierda, enviare el mensaje.

“¿Despierta?”

Espero unos minutos por su respuesta, quizás ya está durmiendo, pero me llega una respuesta y sonrío.

“Lo estoy. ¿Por qué?”

Me mantengo unos minutos sin responder, tratando de entender cuál es el siguiente paso que debo dar. Demonios, nunca he intentado conquistar a una mujer, siempre yo era el acechado o en todo caso, las relaciones se daban mutuas.

Estoy en una situación en la que debo guiarme por mis instintos para no asustar a una mujer que parece huir del compromiso, vaya lío en el que te metiste Harry Jefferson.

Decido seguir arriesgándome.

“Realmente me gustas, mucho”

Esta vez la respuesta tarda demasiado en llegar, mierda, espero no haberla espantado.

“¿te espante?”

Es un alivio que la respuesta no tarde en llegar.

“No, no lo hiciste. También  me gustas…mucho”

“Eso está bien, muy bien. Buenas noches Kae, dulces sueños.”

No puedo evitar sonreír, incluso me pongo de pie y tomo un par de mis baquetas mientras me dirijo hacia la puerta de Andrew golpeando al ritmo de una de nuestras canciones.

—¡Voy a matarte!—gruñe Andrew cabreado abriendo la puerta y quitándome las baquetas—juro que te partiré estas baquetas en la cabeza y que colgaré de las pelotas al trío de idiotas si ustedes no me dejan dormir.

—Le gusto y mucho—le digo señalando el celular. Andrew frunce el ceño.

—¿Qué tienes? ¿nueve años? Es evidente que le gustas, ve y escríbelo en tu diario pero déjame dormir, gracias.

—Pero que gruñón.

Se escuchan golpes en nuestra puerta antes de que la risa de Ethan y Dexter los delate, seguramente han  salido corriendo como idiotas.

—Listo, van a condenarme pero voy a matarlos—me avisa Andrew corriendo hacia la puerta y dirigiéndose a nuestros vecinos, divertido y en bóxer lo sigo.

Cuando llego hasta ellos, Andrew ya tiene a Doug agarrado por el cabello mientras Ethan está sobre su espalda. Dexter por supuesto que está grabando. Es todo un escándalo, no puedo evitar reír.

—¡Santos cielos! ¿Qué es lo que sucede?—cuestiona una mujer en sus treintas saliendo de uno de los departamentos.

Nos paralizamos mientras ella jadea y lleva una mano a su boca, bueno, ella se está tomando su tiempo para evaluarnos, sobre todo teniendo en cuenta que en su mayoría, todos estamos en bóxer, exceptuando a Andrew y Dexter pero aun así, ellos están sin camisas.

—Hola vecina—le dice Ethan guiñándole un ojo y aun sobre la espalda de Andrew.

***

16 de mayo, 2011.

Bueno, alguien debió advertirme que cuando viera Kaethennis dentro de un vestido sensual, en tacones y estando malditamente sexy yo iba a babear y tener una gran erección.

Cuan incomodo ha sido estar dentro de mis pantalones durante toda nuestra cita, incluso verla sonreír hace que mi mente maquine cosas perversas acerca de su boca haciendo otras cosas. Maldita sea, me duele el pene de una manera increíble.

Pero no todo son pensamientos sexuales, también  me vuelve loco de una manera no sexual, la manera en la que abre sus pensamientos a mí, compartiendo travesuras de su infancia y contándome un poco más de ella.

La pasamos tan bien que es difícil darse cuenta que de un momento a otro estamos de nuevo en mi camioneta dándole fin a lo que considero fue una muy buena cita.

Durante el camino creo que vamos sumidos en nuestros pensamientos. Ese vestido con ese gran escote en la espalda, ha estado volviéndome loco toda la noche. Estoy ordenándome a mí mismo calmarme un poco, unos meses sin sexo me tienen como una desesperado sexual lo cual no es bueno.

Lo cierto es que mi última relación sexual no fue exactamente con Jenny, con quien ya llevo aproximadamente ocho meses separado, admito que me vi involucrado en unas dos noches con ciertas actrices, pero nada que haya sido la mejor experiencia de mi vida, nada que me tuviera tan encendido de la manera en la que lo estoy ahora.

Cuando aparco frente a su edificio, bajo junto a ella, porque definitivamente voy por el beso en la puerta de su hogar.

Nos mantenemos en silencio en el ascensor y creo notar que ella está un poco nerviosa, puesto que juega continuamente con sus dedos.

Cuando estamos frente a su departamento nos miramos muy fijamente, es gracioso la manera en la que parecemos dos adolescente en una primera cita. Solo viéndonos y sonriendo ansiosos.

Decido hacer el primer movimiento, por lo que tomo su cintura, pegándola a mi cuerpo y recargando mi frente de la suya, me gusta tenerla cerca.

—La pasé estupendo. Es difícil dejar que la noche termine—susurro mientras me tomo la confianza para deslizar mi boca por su barbilla—la cena, las anécdotas, todo. Todos eso solo hizo que me gustes muchísimo más. No estoy jugando Kaethennis.

—Yo…tu no juego…—murmura de manera incoherente, lo cual me hace reír antes de comenzar a besarla.

Este es el beso que he estado buscando por tanto tiempo. Uno profundo, lento y húmedo que tiene a mi cabeza dando vueltas y mis manos acercándola a mí.

Me gusta el sabor de su boca y la manera en la que sus labios llenos se sienten entre los míos. Siento sus manos perderse en mi cabello, enredándose mientras ella incluso intenta pegarse más a mi cuerpo.

Nuestras lenguas se rozan, se mezclan y profundizamos el beso mucho más. Algo me dice que irme esta noche será todo un desafío.

No sé por cuanto tiempo nos besamos, pero en algún punto es necesario que tomemos un respiro pero no me tomo la más mínima molestia en separarme.

—Entra conmigo Harry—pide en una voz baja que resulta totalmente seductora y que me tiene perdido—entra en mi departamento.

Me dedico a observarla con fijeza justo antes de bajar mi rostro al suyo y atrapar sus labios en un beso lento y hacerla caminar de espalda hacia su departamento .

Por supuesto que aceptaría la oferta.

Primero comienza con una fantástica sesión de besos calientes y mis manos toqueteando todo lo que alcance, aunque ella también es estupenda en eso de tocar.

Pronto mi boca esta cada más ansiosa y exigiendo más de la suya. La siento jadear, gemir y suspirar entre besos, lo cual solo hace la situación más caliente y excitante.

En algún momento entre tantos besos, una erección notable de mi parte y esos deliciosos sonidos saliendo de Kaethennis, me encuentro bajando su vestido ¿y cuál es la sorpresa? Por supuesto, ella no lleva sujetador.

Tomo sus hombros mientas el vestido se queda alrededor de su cintura, doy un paso hacia atrás porque necesito tener una imagen completa y capturarla para siempre llevarla en mis pensamientos.

Empiezo paseando la mirada por su hermoso rostro, luego voy hasta su cuello para finalmente detenerme en sus senos desnudos y creo que mi vista en ellos hace que sus pezones carmesís, del mismo color que sus labios se alcen.

Tomo un respiro profundo porque lo necesito, ella no tiene nada que envidiarle a ninguna mujer. Tiene el rostro, el cuerpo y la inteligencia para dejar en vergüenza a cualquier mujer que intente hacerla sentir menos.

Su respiración es tan rápida que su pecho sube y baja con rapidez, hasta ahora me doy cuenta que de igual manera me encuentro sin camisa y que ella está haciendo un repaso de mi cuerpo. Pensé que no podía excitarme más, pero parece que estaba en un error.

Salgo de mi estupor para acercarme a ella, necesito tocarla. Tocarla de muchas maneras.

Mis manos hacen su camino hacia sus senos, respiro hondo al igual que ella mientras mis manos los cubren de una manera increíble mientras su espalda se arquea.

Comienzo a besarla una vez más mientras masajeo sus senos, mi pantalón está estrangulando a una parte muy importante y necesaria de mi cuerpo.

Mis pulgares en algún momento le dan atención a sus pezones y un gruñido escapa de mi cuando ella se aprieta hacia mis manos, esto se siente como estar en el cielo. Es increíble.

En algún lugar de mi cabeza, mientras nos besamos y toco sus senos, me recuerdo que ella no es una mujer de una noche, que ella es especial y que necesito demostrarle que quiero más que su cuerpo.

Es precisamente por ello que con mucha dificultad y odiándome por hacerlo, dejo de tocar sus pechos para acariciar su espalda y bajar la intensidad de nuestros besos hasta solo convertirlos en presiones dulces.

Esta es Kaethennis, una mujer que es más que sexo para mí.

No necesito estropearlo, después de todo ella estará en Londres toda una semana, y ahí es donde realmente voy a demostrarle cuanta química tenemos.

Hola, aquí otra escena extra del Bello Harry Jefferson.

Pagina de Facebook en primer comentario y en mi biografçia.

Un beso.

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