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Día de los enamorados🔥

A N K E R
💀🔮💀

En el liceo ya se veían todas las decoraciones de San Valentín, el consejo estudiantil estaba realizando un baile para estas fechas con el fin de recaudar fondos para mejorar la biblioteca para que se vuelva un área del estudio cómoda para todos los estudiantes. El séquito de Afrodita se preparaban para el día del año en que más trabajo tenían, amores correspondidos y no correspondidos. Es mucho trabajo, por lo que no fue raro ver a Sam con unas ojeras enormes y caminando por los pasillos como si fuera un zombie.

—Sam se ve terrible, me gustaría ayudarla, pero no entiendo a los humanos y tengo pésima puntería —comenta Azul cerrando su taquilla, como es tradición en el liceo ella decoró su taquilla y debo añadir que lo hizo de manera creativa. Con tapas de cerveza con tonos rojos, anaranjados, amarillos, verdes y azules están pegados en la taquilla de manera ordenada para recrear de manera artística la nebulosa de Hélice o coloquialmente conocida como el ojo de Dios.

—Conozco a Sam lo mejor es dejarla hacer su trabajo sin presiones y darle café, mucho café —respondo caminando con Azul hacia su clase, hoy no vino Calí tenía que ver a sus padres, por lo que ahora acompaño a la estrella a sus clases. —Nos vemos a la salida, Mel me pidió que te lleve a casa, ella tendrá una cita y mis abuelos no estarán en su casa. Te quedarás con nosotros por esta noche y podrás ver la tradición anual de mi padre y hermana —le digo a Azul que asiente de acuerdo al plan, ella seguía pensando en lo de Sam y miraba a las parejas regalarse flores, cursilerías de parejas y tarjetas. Mientras que otros eran rechazados con delicadeza o con la falta de ella, Azul los ve con pena disimulando a nadie le agrada que lo vean así.

—Está bien, nos vemos más tarde —se despide la rubia dándome un beso en la mejilla, ojos curiosos nos observan mientras la estrella entra a su clase y yo me alejó casi corriendo para ir del otro lado del recinto para ingresar a clases.

Las clases pasan siendo interrumpidas por entrega de regalos por parte de la presidenta estudiantil que se paseó entregando obsequios y siento envidia de ella porque puede saltarse las clases el día de hoy por estar haciendo esa estúpida tarea. El final del día fue peor, más personas entregando tarjetas, regalos y chocolates por doquier, una escena digna de una película la cual no estaba interesado en ver. De todas esas escenas empalagosas la que me costó ver fue una donde Zay se acercó a Azul con una caja negra llena de pegatinas con logos de distintas bandas inglesas y norteamericanas. Le entregó la caja a la estrella que la aceptó con una sonrisa, pero no fue lo único que le dio pues de su espalda sacó una rosa blanca que le tendió a Azul y ella la llevó a su nariz para sentir su perfume. Apreté los puños cuando la vi estirarse para dejarle un beso en la mejilla al cazador, pero este astuto aguardo al último minuto para girar su rostro y robarle un pico a la rubia. Ese infeliz acababa de robarle un beso.

—¡Azul es hora de irnos! —grito Melione desde su coche, traía sus gafas puestas, pero desde lejos se le notaba bastante enfadada, el cazador solo le dijo unas palabras a Azul y se fue en busca de su bicicleta.

La estrella miró la caja mordiéndose el labio inferior antes de buscar por el estacionamiento algo con la mirada, iba de un lado a otro sin moverse de su sitio como si esperara a alguien. De verdad ella me estaba esperando para que la lleve a casa de mis abuelos, Melione se había olvidado de su cita o quedo enojada por lo que vio. Ignorando esto último trotó hasta donde se encuentra la estrella, en cuanto me ve sonríe y esa aura de brillo que tanto la caracteriza aparece. Mi tía entiende que se irá conmigo y parece recordar que tiene una cita porque se va a toda velocidad del estacionamiento sin pedir disculpas a las personas que hizo correrse a las prisas o serían atropellados por su auto.

—Vamos a mi casa, tengo la motocicleta y dos cascos espero no te incomode —comento indicando que avance hacia donde tengo aparcado mi vehículo, la rubia camina entusiasmada apretando los regalos que le dio Zay contra su pecho y otras cartas que hasta el momento no me había percatado de que tenía. No creí que fuera tan popular, es decir Azul es una chica hermosa, inteligente, graciosa y buena compañera, no me asombra que tenga tantas tarjetas lo que sí me resulta extraño es que ella las proteja tanto.

Antes de subir al vehículo ella guarda todo en su mochila, se coloca el casco que le entregó y espera ansiosa por subir, una vez montados se aferra a mi cintura con fuerza. Mi corazón se acelera al tenerla tan cerca de mí, es ridículo que me sienta nervioso con mi amiga, por lo que ignoro esos sentimientos y manejo a casa. La ciudad apesta a escenas románticas, parejas paseando y montones de bebés en pañales tirando flechas a parejas. Al menos no vi ninguna pareja ser flechada con las de plomo, no estoy listo aún para ver a otra pareja romperse como me pasó a mí hace poco menos de un año. Dicen que el tiempo lo cura todo, pero a veces el tiempo no es suficiente, algunas heridas están destinadas a doler siempre. Como un recordatorio de lo que nos pasó, mis heridas estaban sanando, pero me seguía sintiendo vacío y ajeno de mi propia existencia. Mi experiencia con Bunnie me enseñó que las personas tienen un destino marcado, por más que nos empeñemos en cambiar el destino siempre hallará la forma de cumplir sus planes. El destino de Bunnie es estar con Tadeus y mi destino es aún incierto, pero de lo que estaba seguro es de que nada cambiará si sigo teniendo heridas que sanar. Por más que tenga a la persona correcta frente a mí aún no sané mis heridas y sin ese paso nos lastimaría a ambos.

💀🔮💀

La casa apestaba a cupcakes recién horneados, Nina corría de un lado a otro llamando a gritos a mi padre con sus tarjetas de San Valentín en la mano y mi madre fue la única persona normal que se acercó a saludar a Azul. Fuimos los tres a la cocina a ayudar a mi mamá con los últimos preparativos para el ritual anual que tenían mi padre y hermana con la quema de cartas y obsequios que no querían conservar de estas fechas que Nina y yo recibimos. Mi madre se mostraba un tanto reacia con este asunto, dice que no es solo el hecho de que quemar cosas es un peligro, sino que los regalos son más que solo objetos materiales que estos cargan con un gran significado sentimental de quienes los obsequian y que nosotros los volvemos cenizas por nimiedades. Sin embargo, estaba presente para que Nina ni mi padre prendieran fuego la caseta donde se realizaba la quema de objetos o el gran árbol que plantó cuando se mudaron aquí hace muchos años.

Llevamos la comida a la mesa que estaba en el patio y lo preparamos todo, era casi un ritual hacer todo aquello, a Nina le encanta y a mí me gusta quemar cosas, en especial sufriendo las secuelas de un corazón roto. Mi padre apareció con mi hermana saludando y caminando directo a la caseta donde prendió un par de carbones con sus manos, ya estábamos listos para quemar cosas.

—Azul con mi padre cada San Valentín quemamos los regalos que recibimos, es como una manera de retribuir todo lo malo que sufrimos en el amor a Afrodita. Si pudiéramos encontrar otra manera de joderla créeme que ya lo habíamos hecho hace mucho —comentó acercándola a la caseta, mi madre se posicionó al lado de mi padre que esperaba a decir unas palabras como cada año.

—Nos reunimos alrededor de este fuego purificador para quemar todas las impurezas del corrosivo amor falso que nos intenta vender Afrodita. Cada carta, peluche, chocolates o rosas que son quemados aquí no van con mala intenciones para quienes lo regalaron sino que es un ataque indirecto a la diosa del amor. Es nuestra manera pacífica de protestar por todas las veces que nos jodió el corazón o nos lo joderá —afirma mi padre viendo a mi hermana que tiene los oídos tapados por mi madre que se escandalizó cuando mi padre dijo la palabra jodido.

—Pongan de una vez las cosas en el fuego —musita mi madre dejando de cubrir los oídos de Nina, primeramente veo a la susodicha tirar sus cartas y una rosa falsa que le regalaron, se ríe viendo como el fuego consume esas cosas. En mi turno de tirar las cartas una pequeña mano fría me detiene, miro a Azul y ella está viendo las cartas sin abrir que estoy a punto de quemar.

—Antes de quemarlas porque mejor no las lees, en los años que llevo observando a la tierra he visto a muchas personas ser rechazadas y ver lo que hacen es otra manera indirecta de hacerlo. Por lo menos me gustaría conocer el otro lado de la moneda, lo que sienten esos humanos que te dieron estos regalos —comenta la rubia haciéndome que me replantee si tirar esas seis cartas o leerlas. Miré a la única persona objetiva en todo aquello, mi madre y con su mirada me estaba diciendo que les diera una oportunidad por lo que abrí el primer sobre.

Era una tarjeta con un dibujo de una chica y un chico abrazados, dentro traía un poema que hablaba de la amistad y justo debajo de este estaba escrito un pequeño mensaje de una compañera agradeciendo mi ayuda para estudiar en el último examen de matemáticas que tuvimos, dice que sin mí no hubiera podido aprobar la materia. La eché al fuego con una sonrisa en los labios. La segunda era una carta de amor, anónima por lo que no pude saber de quién era, pero la queme, la tercera era un poema erótico de la poetisa Delmira Agustini. La cuarta era otra tarjeta de amor que cantaba una empalagosa canción de Ed Sheeran y la quinta era una tarjeta de la amistad con un pequeño mensaje que me hizo detenerme de arrojarla al fuego.

"Gracias por abrirme las puertas de tu hogar, aun cuando te insulte tú no soltaste mi mano y te lo agradezco bebé llorón.

Con mucho cariño, de una lunática"

—Este año sólo conservaré esta tarjeta, es bonita —anunció sin levantar la mirada del fuego, solo guardé la tarjeta con cuidado. Era imposible que me pudiera deshacer de aquello que tanto peso sentimental comenzaba a cargar.

A Z U L
🌟🌟🌟

Al cerrar mi taquilla vi un rostro que me hizo dar un brinco, pegué un pequeño grito y di un salto hacia atrás chocando con personas que se estaban caminando a la salida. Recostado en mi taquilla vecina estaba viéndome Zay, con una sonrisa de lado me observó de pies a cabeza y por un momento me sentí cohibida ante tal penetrante mirada. El rubio se despegó de la taquilla contigua, tendiéndome una rosa blanca, la acepté por cortesía, pero en realidad no me emocionaba como me dijo Sam que estas cosas te hacen sentir cuando ves a alguien que te hace sentir especial.

—¿Quieres ir al baile de San Valentín conmigo?

—Zay me encantaría, pero ya tengo pareja, lo siento —miento viéndolo a los ojos, me sentía, al por hacerle esto, pero no puedo arriesgarme a que algo me delate estando tan cerca de Zay. Demuestra ser un buen chico sí, pero también extraña su hogar y por mi propia experiencia sé que haría lo que fuera para volver a casa—. Pero todavía hay muchas chicas a las cuales puedes invitar —comentó de manera suave no quería que se sintiera mal, lo menos que quería es que él se sintiera menos y por su rostro supe que mi rechazo no le gusto nada.

—Lo entiendo, hasta pronto —se despide el cazador alejándose por los pasillos, en el mar de alumnos que se van perdiendo y logró respirar con normalidad.

—Mentirosa —habla una voz cantarina detrás de mí, al girarme veo a Calí con una sonrisa burlona cruzada de brazos y a su lado estaba Red que intentaba contener la risa cubriendo su boca con la mano. Ambas habían escuchado mi conversación con el cazador y también la platinada sabía que nadie me había invitado al baile, si bien recibí muchas tarjetas por San Valentín en su gran mayoría eran anónimas y las que tenían nombre esas personas ya tenían pareja.

—Es por mi propia seguridad y no quiero que me estén vigilando todo el baile o se le tiren encima al pobre de Zay cuando me alcance ponche y ustedes insinúan que lo envenenó —admito un poco molesta de que intenten protegerme de todo como si fuera una infante a la cual deben mantener vigilada todo el tiempo o se dañara en cuanto le den la espalda.

—Si, la razón por la que lo rechazaste es porque no quieres que los vigilemos —comenta con sarcasmo Calí apoyando su dedo índice sobre su mejilla mientras rueda los ojos pensando —No, creo que la verdadera razón por la que lo rechazaste es que esperas a que alguien más te invite al baile. Siendo precisas, alguien que es un año mayor que tú, caíste en su patio y tiene los poderes del inframundo —alega con una sonrisa aún más ancha en su pálido rostro, a su lado Red no puede contenerse más y chilla de la emoción.

—Eso... no es verdad —digo con la voz entrecortada, me sentía nerviosa por solo pensar en lo que me estaba diciendo Calí, pero había una parte de mí muy en el fondo que se sentía emocionada por las palabras de mi amiga.

—Sigue engañándote a ti misma —comenta con burla la platinada, mis mejillas se tornaron rojas y llené mis cachetes de aire desinflándome como un globo al no tener nada que decirle. Pero algo que me dijo Mel hace un tiempo hizo que en mí se encendiera una pequeña luz de maldad, si con esto no lograba ponerla de malas me mataría igual la vergüenza.

—Lo dice la chica que siente algo por su mejor amigo, pero se niega a admitirlo —contesto viendo como Red abre mucho los ojos ante mi revelación, Calí se pone bordo y acercándome a su oído le susurro —Vi a una pareja besarse sobrevolando el cielo, días antes de que yo me cayera, era un chico con alas negras, con una chica rubia platinada y estoy segura de que eran ustedes dos. Pero guardaré el secreto si dejas de decir mentiras —me alejo de la rubia viendo como sus mejillas estaban calientes no sé si por vergüenza o ira, pero en sus ojos pude ver que en verdad tenía miedo por mis palabras. No iba a decírselo a nadie, no es algo que me incumba, pero Calí me estaba acorralando con un tema que realmente me estaba poniendo muy incómoda.

—Yo no siento nada por Blake y está bien tú no sientes nada por Anker más que una bonita amistad, estamos a mano —siseo con los dientes apretados la platinada, en sus ojos pude ver que me agradecía por no haber dicho en voz alta lo que vi en el cielo, ya que desde luego su cuñada no mantendría la boca cerrada por mucho tiempo. —Hablando de Roma... aquí viene tu mejor amigo —alega conteniendo la risa Calí al ver que me quedé plantada en el suelo como una estaca, nadie iba a moverme de allí ni aunque quisieran estaba plantada en mi sitio como un árbol por el miedo.

—Nos vemos en el baile, chicos —saludó Red alejándose con su cuñada, ambas comenzaron a reír como hienas al estar lo suficientemente lejos de nosotros y yo continuaba sin comportarme con normalidad delante de Anker.

¿Por qué no puedo actuar normal con él presente?

—Hola Azul, Melione me dijo que aún no tienes una pareja para el baile de esta noche ¿es cierto? —cuestionó el príncipe mirándome con una sonrisa tranquila y despreocupada, su manera de hablar me trajo calma, yo en verdad era un manojo de nervios. ¿Era esto lo que se debería de sentir cuando te invitan a un baile escolar?

—Es verdad, me invitó Zay, pero rechacé ir con él por si sucedía otro accidente, la última vez me raspe la mano y sangre verde. No espero que en este baile pase nada, pero nunca se sabe quizá mis heridas se habrá en la espalda, quedarme a solas con Zay siendo un cazador me aterra, no deje de tener pesadillas con la historia de Polar —confieso soltando una risita nerviosa, en verdad estaba más que aterrada estos últimos días por todo lo que había pasado y ni hablar que me sentía aún más sola en estos momento porque necesitaba escuchar la voz de mis hermanas. Cada vez me resultaba más difícil vivir en la tierra.

—Comprendo lo que me dices, tu miedo a que Zay te descubra, pero no ocurrirá nada malo, puedes venir conmigo al baile. Este año no pensaba venir, pero mi madre es una de las que se encargará de vigilarnos junto a los profesores, por lo que debo venir y será mejor si eres mi acompañante. No la pasaremos tan mal juntos ¿Te gustaría? —interroga viéndome con esa misma sonrisa amigable que tanto me contagiaba.

—Sí, vendré al baile contigo.

🌟🌟🌟

Dejar para el último día la búsqueda de un vestido para el baile fue peor que leer la Odisea de Homero entera para un informe que se debe entregar al día siguiente. Las chicas intentaron ayudarme, dije intentaron porque cada vestido que me probé fue una constante discusión porque no lograban ponerse de acuerdo y ya me estaban quitando las ganas de ir al baile. Entre sus muchos desacuerdos estaban que un vestido resaltaba mucho mi escote, que otro resaltaba mucho mi trasero, que no podía ser demasiado corto era una fiesta en el liceo, que tampoco podía tener un corte hasta la cadera era indecoroso y un sin fin de quejas más que me hicieron hartarme de ponerme vestidos. Pero en medio de todo ese caos hubo una voz razonable que me ayudó a escoger el vestido ideal, la reina Aileen me sacó de donde estaban mis amigas y me llevó con su séquito de diseñadoras. Tenían muchos vestidos de Becca que aún no había usado o que llegado el momento no le gustó el resultado y optó por dejarlos de lado. Encontré entre todos ellos un vestido verde esmerada con un degrade en la falda en negro, cubierto de lentejuelas, con un corte en la pierna derecha que me llegaba a mitad del muslo y unas finas tiras que dejaban ver un escote corazón muy delicado. Los ajustes que tuvimos que hacerle fueron muy pocos, me quedaba un poco grande, pero con un par de costuras me quedó como un guante. Lo siguiente por ver eran los zapatos y la misma reina enloqueció, al parecer esto es lo que más le encanto del proceso de ayudarme y según Becca su madre tiene una enorme colección de todo tipo de zapatos, desde con tacones básicos hasta algunos que ella mismo dijo mortales. Termine calzando unos tacones aguja con base transparente y las correas en mis tobillos en color negro brillante, me deje maquillar y me peinaron haciendo un recogido con mi cabello.

Estuve lista justo a tiempo, tomando un pequeño bolso junté mis cosas y bajé las escaleras con Melione que para la ocasión estaba vistiendo un vestido rojo de terciopelo. Las demás se habían ido cuando la mamá de Becca tomó el control de la situación y la verdad es que se lo agradezco, sin ella me hubiera rendido hace varias horas.

Al final de las escaleras nos esperaban dos chicos, uno que conocía muy bien como mi acompañante de esta noche y otro que no había visto en la vida. Tenía el cabello pelirrojo corto bien peinado, ojos marrones y facciones muy atractivas, llevaba un esmoquin negro con un corbatín rojo. Nos sonrió al vernos bajar y vino a nuestro encuentro dándonos la mano a cada una para que termináramos de bajar los pocos escalones que nos quedaban.

—Se ven espléndidas esta noches señoritas, van a ser la envidia del baile —su manera de hablar mezclado con un acento que identifique como británico le dieron un atractivo aún mayor al chico.

—Gracias Nate tu siempre tan caballero —responde Melione enganchando su brazo al del chico que no ocultó su sonrisa ante él halago de la princesa del inframundo—. Nathaniel te quiero presentar a mi amiga Azul y a mi sobrino Anker —nos presentó ante el muchacho que le estrechó la mano a Anker y a mí me besó el dorso haciéndome sonrojar, olvidaba lo caballerosos que podían ser los hombres británicos.

Sin más presentaciones los cuatro nos fuimos a la fiesta, desde el aparcamiento se podía escuchar la música fuerte y el buen ambiente en la pista de baile. Me emocioné mucho al cruzar las puertas del gimnasio y ver la hermosa decoración del lugar. Todo en tonos rojos y rosas, con una pasarela donde las parejas podían ser fotografiadas apenas llegaban y con solo una mirada convencí a Anker de posar en aquel fondo de cielo nocturno y corazones rosas. En medio del gimnasio había una pista de baile, a los costados de las gradas una mesa con comida y bebidas sin alcohol. Del otro lado del salón había un escenario donde una banda tocaba en vivo y todo el mundo parecía pasárselo bien.

—Creí que los bailes escolares serían más aburridos —comentó en el oído de Anker porque con el sonido de la música no podemos escucharnos.

—Son aburridos, solo que todo esto para ti es nuevo —contesta el chico de ojos grises dejando de lado su bebida para extenderme la mano —¿Gustas bailar? —dijo en mi oído y asentí tomando su mano.

Las luces bajaron volviendo su intensidad a una roja, todo el lugar estaba teñido de ese color y la música de la banda ahora era mucho más suave y melosa. Dando un vistazo a mi alrededor vi que todos bailaban pegados y tratando de imitar a Mar y Colín, rodeo el cuello de Anker con mis manos y apoyó mi cabeza en su pecho. Moviéndonos al son de la música siento las manos del príncipe en mi cintura, dándome suaves apretones que me sacan sonrisas y al alzar mi cabeza de su pecho me lo encontré viéndome. Nuestras miradas no se despegaron con nada, continuamos moviéndonos al compás de la música y fue como si flotáramos en el aire. Me sentí en el espacio, como si estuviera de vuelta en casa y sonreí con nostalgia acercándome un poco más al príncipe, rozando nuestras narices. En ese momento las luces del gimnasio se cortaron, la música paró y gritos inundaron el lugar. Quise separarme de Anker, pero él apretó su agarre en mi cintura y me beso. Este no fue como el primer beso que nos dimos, este beso exigía pasión, reclamaba a gritos el deseo y añoranza por querer repetir ese primer beso. Y la verdad es que supero al primero con ganas.

—Feliz San Valentín lunática —susurro con la voz ronca contra mis labios.

—Feliz San Valentín bebé llorón.

🔥🔥🔥

Escena de Azul:

Hola llamitas ¿Que les pareció el especial de San Valentín de Azul y Anker? Algo que debo aclarar es que esto pasa a futuro en la novela, actualmente estamos en el capítulo 16 pero esta escena si se mencionara en la novela más adelante por encima. Dejando de lado eso quiero saber ¿qué les pareció? Junto a la lunática y él bebé llorón les deseamos un muy feliz día de los enamorados y de la amistad. Los quiero llamitas.

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