La familia de Camilo
Novela: Sólo a ella
Capítulo: 1. Camilo
Nota: Esta escena estaba originalmente intercalada en la explicación de Eva sobre su relación con Camilo.
***
La historia de la empresa y de la familia Sauri va más o menos así: don Eustaquio, abuelo de Camilo, nació en una familia muy pobre. Él fue el único de siete hermanos que siempre tuvo visión y aunque no llegó a estudiar más allá del quinto grado de primaria, logró hacerse de unos ahorros que le permitieron iniciar su negocio.
Don Eustaquio tuvo dos hijos varones y una mujer. De los tres, el único que persiguió una educación fue don Humberto, el papá de Camilo. Don Mario, su hermano mayor, siempre se supo de cabeza dura para los estudios y prefirió que su papá le pusiera un rancho para administrar. Doña Aura, la hermana más joven, se casó con un hombre adinerado y se fue a vivir al extranjero.
Don Humberto, el papá de Camilo, nunca quiso tener parte en el negocio familiar y tampoco quería deberle su éxito a don Eustaquio, por eso se había mudado a Monterrey, se había conseguido un buen empleo y había pasado veinte años de su vida escalando posiciones gracias a su excelente desempeño. Don Humberto tenía apenas tres años de haber alcanzado el puesto de director ejecutivo en la empresa en la que había laborado desde que llegó a Monterrey, cuando su papá enfermó de gravedad y fue a dar al hospital.
Don Mario, el tío ranchero, asumió cargo de la galletera en un principio, pero no tardó mucho en pedir ayuda a gritos. Temiendo perder la empresa que su papá había construido de la nada, don Mario se vio en la necesidad de pedir asistencia al papá de Camilo.
Don Humberto renunció a su trabajo y se mudó, con todo y familia, de regreso a Mérida. Dos semanas después, don Eustaquio falleció.
En los primeros meses de haber tomado las riendas de la galletera, don Humberto logró detener las pérdidas masivas que tuvieron lugar a manos de su hermano. Al cabo del primer año, logró nivelar la situación económica de la empresa. Y solamente le tomaría un total de tres años hacer con ella mucho más de lo que su papá había lo grado en cuatro décadas de trabajo arduo. Claro que, don Humberto tenía la enorme ventaja de ser graduado de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Yucatán, además de tener talento para la tecnología y poseer un carisma que su papá nunca tuvo. Pero me estoy adelantando.
Don Humberto llevaba apenas unos meses a cargo de la galletera, cuando decidió que no quería pasar el resto de sus días manejando la empresa de su padre; él quería retirarse siendo aún joven, para poder viajar y disfrutar de su edad adulta sin el estrés de ser el dueño de un negocio. Don Humberto decidió que pasaría la batuta a la siguiente generación apenas tuviera oportunidad de hacerlo, así que le vendió muy bien la idea a Camilo de tomar las riendas de la galletera tan pronto como se graduase de la carrera. «Así te convertirás en uno de los empresarios más jóvenes del estado, y quizás incluso, del país», le dijo don Humberto a su hijo: «¡Imagina todo lo que podrás lograr! ¡Con tus conocimientos podrías llevar la galletera a nivel nacional! ¡Sueña en grande, hijo; el cielo es el límite!».
Fue así como nació la prioridad número uno de Camilo: hacer que la galletera Sauri alcanzara fama nacional y se convirtiera en competencia directa de las más grandes de México. La prioridad número dos, era un futuro que incluyera un nosotros. Camilo lo quería todo: matrimonio, casa, hijos, dos perros y un patio enorme en el cual hacer carnes asadas los domingos; a mí no me disgustaba ese sueño, pero nunca fue el mío.
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