Los sillones del teatro eran bastante blandos, sentía mi culito tranquilito como el de un bebé, por ende lo movía en mi asiento una y otra vez entretenida por la sensación.

—¿Qué haces? ¿Tienes pidulles en el hoyo? —La diversión se notaba en el rostro de mi nuevo amigo Hains mientras esperábamos el comienzo de la obra y ambos terminamos riendo. Cuando estamos juntos eso siempre sucede.

—Quizás. ¿Quieres un poquito para que aprendas a bailar bien? —respondí con un pregunta, burlándome de su poca destreza en el arte de la danza. Aunque decir eso es bastante bondadoso, él realmente provoca destrozos al mover los pies.

—No me recuerdes eso. —Se enrojeció mirando sus zapatos—. Ya sé que ayer en la práctica de vals casi me caigo encima de Jane... Ella es tan delgada, de verdad tenía miedo de quebrar su cuerpecito hermoso.

—Vaya, el hombrecito está pecando mirando a muchachitas por ahí. —Le guiñé el ojo—. Que Adda no se siente al lado tuyo... Que Adda no se siente acá, me cae de la putisima mierda—. Suspiró cruzados los dedos—. Maldita sea —susurró mascullando.

Harret parece una abeja pegada al panal con nombre Hains, es bastante irritable no solo porque le persiga, la verdadera causa es que empeña en encontrar algún error para tenerme expuesta, es imposible no pensar en el Supremo cuando tengo su presencia cerca, su gran arrogancia se debe a que pertenece una familia de Elite. Ella es la única.

Jane, Hains y yo somos del Burgo Veneraciado, mientras Steffano pertenece al proletariado. Es él el más discriminado y sobrecargado en las etapas de este proceso, todo por no haber nacido en una "buena cuna", lo cual es totalmente estúpido. Debo confesar que tengo una admiración oculta hacia su esfuerzo puesto para llegar a este lugar. Además, hay algo más que ambos reconocemos al mirarnos aunque por esto evitamos compartir. No podía confiar en Steff. ¿Si era un infiltrado para reconocer a herejes? No es por ser clasista, pero es primera vez que un prole este alistándose para ser un Venerado, la mayoría llegan solamente a la educación primaria.

—Creo que a la ricitos le molesta mi presencia —escupió Adda regresandome a la realidad.Acomodó su cabello platinado hacia un lado—. ¿Tienes algo que esconder, Berenguer?

—¿Por qué siempre preguntas la misma idiotez una y otra vez? ¿Acaso tú escondes algún descubrimiento útil para la sociedad Escarmiana? No me digas...¿Encontraste la cura contra la herejía? —Mordí mi labio para poder controlarme, aún así le aplaudo provocando risas en Hains y mi amiga sentada al lado.

—¡Eres una hija de la grandisima puta! —chilló bastante molesta.

—Pues... Parece que vas a estar castigada y no vas a poder ver la obra de teatro. —Mi sonrisa se elevó por la victoria al ver cómo se la llevaba lejos del auditorio.

—Deberíamos invitar a Steffano, siempre está solo —propuso Jane cambiándose de sitio para estar al lado de Hains—. Ahora que la ogra ha desaparecido y a vuelto a su gran pantano.

—¡Hey, guapetón, acá! —El eterno enamorado de mi amiga gritó haciendo señas a Steff para que se acercara—. ¡Ven!

Aceptó la invitación, ocupó el asiento a mi lado haciéndome temblar las piernas mientras corrían el telón para empezar la obra.

PELIGRO, HAY UNA AMENAZA, TENGA CUIDADO PUEDE SER EL VIRUS COLÁNDOSE ENTRE SUS VENAS Y TERMINANDO CON LA VIDA.

Suspiré de una manera casi imperceptible, sus grandes ojos color miel se encuentran con los míos dedicandome la curva de sus labios. Él era como yo, pero no sabía por qué está acá, le miré por última vez y pienso, ¿Qué haces acá si eres como yo?

Lo que sucedió después sigue siendo una de las cosas más extrañas e impactantes de mi vida, ese día recibí una respuesta de su parte aun cuando su boca no hizo movimiento alguno.

—Ayudarte, ya no es tiempo para escondernos entre nosotros si no de unir fuerzas aunque la probabilidad de ser encontrados sea más alta. Unión es poder, ellos lo saben. La unidad es su fin pero debemos tejerla en la oscuridad cuando sus ojos descansen.

Tenía la sensación de lo deseado, en un tiempo la consideré un compañero de batalla pero nunca pude presenciar el tormento que vivía Steffania por tener su alma atrapada en el cuerpo de un macho siendo una mujer sólida, decidida, valiente y deseosa de ser quién era con libertad. Traerla a la memoria no va al caso, sin embargo, recuerdo todo como si fuera hoy mismo. Tiempo al tiempo, solo diré algo, ella marcó un antes y un después .

Asentí con mi cabeza, desconcertada, con un montón de ideas recorriendo mi mente. No tenía una respuesta concreta para este momento, sería precipitar arriesgándolo todo para conseguir la nada misma. Ambas mantuvimos la mirada al frente mientras aparecía la primera escena. Mujeres mostrando parte de su cuerpo meneando las caderas, un paso atrás un paso adelante.

¿Con qué fin toda esta espectaculo? ¿Algún fin educativo?.

Entonces rompían la tela que cubrían aquella parte del cuerpo más expuesta, dejando ver un poco de su desnudez cuando esto sucedió empezaron a caminar como simios rasguñando su cuerpo y quitándose el cabello.

¡Esto es insólito, insólito!

La luna es la reina de la noche...pero un día se rebeló y se llenó de todo con oscuridad.

¿Quieren decir que la luna no tiene inteligencia propia? ¿A eso se refiere Adelfried con el concepto de luz propia?.

Volví la vista al escenario y respire profundamente para concentrarme. Una idea apareció y aunque era arriesgada decidí intentarlo para liberarme, para ya no ahogarme en mis pensamientos.

<<Dime Steff si es lo que yo pienso.>>

—A los hombres le da miedo las mujeres como nosotras libres e independientes capaces de opacar lo que han construido durante siglos dejándonos en segundo plano. Temen ser botados donde nos han escondido, en el olvido. ¿Ves esta ridiculez? Quieren seguir fomentando esta mierda, las féminas sin un guía del macho alfa es histérica y si le dan un poco de poder, toda la ciudadanía estará hundida en la demencia.

<<¿Por qué me cuentas todo esto? Es peligroso...entre nosotros también pueden haber personas en contra de lo que realmente eres>>.

Tomé su mano por debajo de su pierna sin apartar mis ojos del frente.

—Pensé estar sola en este mundo, Alelí. Sin embargo te ví a ti haciendo honores, decorando con piedras y olivo. Te ví haciéndole la tumba a Emma.

Mi corazón se detiene por lo último, mordí mi labio para contenerme mientras recorría con mi vista cada asiento e individuo en el teatro. Al parecer nadie había escuchado nada, todos estaban muy divertidos con el acto.

—¿Sucede algo, Alelí? —Jane me tomó la mano preocupada—. No me digas que estás con la menstruación, estás completamente helada.

—No deberías comerte el coco, nadie se ha dado cuenta. Solo dí que estás sangrosa y todo estará bien, guapa.

No pude evitar reír por su manera de expresarse, y mi risa provocó que todo el público se girara hacia a mí y no me quedara nada más que aplaudir a esa gran imbecilidad.

—¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravo! ¡A poner a la mujer en su lugar! —grité riendo y conmigo golpean las palmas en plena euforia cantando.

Adiós a las zorras sin corazón que dejan a sus hijos por la ambición de tener un miembro, para jugar a ser hombres sin saber nada.

Me escabullí de toda la multitud y el bullicio sin sospechas de algún expectante, debía volver al lugar donde tuve mi paseo nocturno una semana antes con él. Necesitaba dejar de escuchar todo eso, de sumergirme entre tanta tontería.

Me tiré en la hierba y miré el cielo estaba atardeciendo de una manera maravillosa que a cualquier ser humano podía dejar embelesado por su belleza

—Esa es la demostración de amor del sol a la luna. ¿Ves como pinta las alturas para entregarle luz a la luna después? —Su cuerpo recayó junto al mío abrazándome. Me sorprendió encontrarlo ahí, pero no me resistí—. Yo puedo hacerte brillar, deberías ya saberlo.

—Ya me haces brillar, cuando me pusiste esos guantes en mis manos. —Acaricié su rostro lentamente con mis dedos recordando nuestro primer encuentro—. Supe que me hacías resplandecer después de vivir en oscuridad.

Sus labios se apoderaron de los míos de manera posesiva, reclamando su pertenencia en mí. En cuanto a mí le dejo creer aquello abrazando su cuello.

—Ilumíname una vez más, te lo suplico. —Susurré en sus labios rozandolos mientras mis dedos tocaban sutilmente los botones de su camisa.

Jugamos con fuego, pero solo uno no se quema con él. ¿Sabes quién? A quién le pertenece el infierno, eso está más que claro. No eres tú.

Adelfried me llevó hasta su habitación para terminar de romper las reglas una vez más, está en su propia cama, junto a mi piel porque yo no estaba ahí. Mi alma no estaba con él.

Humedece con su boca, mi cuello, mis hombros. Sus caricias subieron por mis piernas y ambos terminamos por unirnos entre la mezcla de silencio y sonidos. Lo único escuchado en la habitación era el golpeteo de la cama contra la pared y el de nuestros labios.

Pasado el momento salí dejándole completamente solo para volver a mi carpa junto con mis compañeras sin darle tiempo de nada más.

Seré toda una puta contigo, tanto que seas adicto a mi servicio. Me venderé hasta cuando encuentre la daga para apuñalarte en la espalda y dejar que grites mi nombre mientras te desangras en mi alcoba.

—¡Despiértate de una vez! —Sentí el sacudir de mi cama con fuerza y brutalidad—. Llegaremos tarde a la lectura del Escarmiento.

—¿Eso le molesta a papi? —respondí con la ironía caracterizada en mí.

—Escuchame, ricitos. —Adda se acercó a mi oído y respondió entre susurros—. Algo me dice que eres una putisima hereje y cuando lo sepa estaré para pisarte el culo. Ahora apurate, bonita, que seremos compañeras —se despidió antes de tirar un papel que dictaba el tema de hoy.

"Estrategias de cómo descubrir a un hereje."

Ojalá que Steff le toque con alguno de los chicos y no con un Venerado, temo más por ella que por mí.

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Buenas noches mis bebes herejes solo diré algo, Steff es sumamente importante quiero que descubran las posibilidades de movimientos posibles que pueden hacer cada personaje.Vamos mis Sherlocks.

Un beso giganton y baboso.

LA GRAN HIJA DE PUTA HEREJISIMA