—Buenos días, cariño. —Su mano se posó encima de mi cabello dando ligeros golpecitos—. ¿Cómo has dormido?

—¿Qué haces acá, Adelfried? ¿No te das cuenta que comparto carpa con Jane y Adda? —pregunté con desdén tratando de ocultar que no lo esperaba—. Además, son las cuatro de la mañana. —Miré el reloj molesta—. ¿Cuál es el motivo para que me despiertes, idiota?

—Yo tendría cuidado en cómo tratar a un caballero de alta estirpe—. Sus labios se acercan a los míos—. Quizás deseo dar un paseo madruguero con mi futura esposa.

—Eres ridículo. ¿No se supone que esto va en contra de las leyes? Si nos ven estaremos acabados.

—Puede que si lo estaremos, aunque si no te apuras en salir de esa cama, ponerte la bata y me venir hasta acá, la única persona con problemas serás tú. —Me acarició el rostro lentamente—. Por tentar un hombre puro —soltó burlón.

—Tonterias —Rodé los ojos levantándome y colocando mi bata en el cuerpo—. Sigo pensando que eres un imbécil.

—Cuidado de cómo me hablas. —Sentí sus brazos en mis caderas y su respiración en mi cuello lenta y tranquila—. Si no fueras tú, ya te estaría matando.

—¿Qué te lo impide? —Me acerqué aún más—. ¿Qué lo impide, Adelfried?

—Me lo impides tú. —Depositó un frío beso en mi frente para luego tocar mis hombros levemente y dirigirme hacia fuera del campamento—. ¿Te gusta la luna?

—¿Por qué preguntas eso? —respondí con curiosidad al rozar delicadamente sus manos esperando una respuesta sin mirarle.

Ni idea de lo que planeas.

¿En serio quieres seducirme?

—Tiene elegancia y es reina en la noche, se rumorea un amorío entre ella y el sol. ¿Estás dispuesta a escuchar mis romanticismos? —Estaba sonriendo de manera irónica aunque sus ojos enfocando al cielo—. Por cierto, siéntate he puesto una manta antes de venir juntos acá.

Me senté con cuidado observando los árboles con troncos gruesos, fuertes pero con falta de color, todo es blanco.

Todo es blanco, blanco y blanco.

Sumisión, pureza, humildad y santidad para nosotros. ¿Eres tú así, Supremo? Estamos sometidos delante de ti, crees que eres el Elegido por Dios y en realidad eres el mismísimo Satanás. Quizás sea cierto y la divinidad no sea buena en su totalidad, sobre todo teniendo avaricia que al mezclarla con vanidad funciona igual que el estiércol, destruyendo poco a poco, marchitando la flor, quitándole la vida sin que esta pueda florecer y mostrar su belleza. En cambio me sumerjo una oscuridad en la cual no se como salir, me estoy ahogando.

—Entonces te contaré mis monerías de pensamientos. El sol ama a la luna, por ende le da el poder de brillar en la noche, pero dicen por ahí que a veces ella se rebela y él le arrebata su brillo, ahí es cuando se llena todo de oscuridad. Sin embargo, luna se da cuenta del pecado cometido, desear ser el sol, y demuestra su arrepentimiento al mirar lo negro y tenebroso del estado de la tierra y sus habitantes. Es así que ella al estar completamente enamorada entiende el significado de obedecer aún siendo muy diferente a su amado porque por él brilla. Luna no tiene luz propia.

¿Y si la oscuridad es necesaria para aprender a mirar en esta?

—Entonces debe estar muy enamorado por perdonarle la vida. —Abracé su cuerpo conteniendo mi ira.

—Es misericordioso, ¿no crees? —Adelfried me besó acariciando mi espalda baja con sus manos algo curiosas que aparté lentamente.

—Bastante, solecito. —Le miré burlona—. Pero ahora no estoy para jugar a ser tu luna si no para dormir, son las 5:30 de la mañana y nos levantan a las siete, vaya a saber que nos tienen preparado hoy.

—Mis labios están sellados, cariño. —Me guiñó el ojo y partimos a recorrer el bosque para llegar a mi carpa—. Dulces sueños, princesa lunar.

—Buenas noches mi sol —Le hice una reverencia entrando a la tienda para recostarme debajo de las frazadas en la cama.

Te equivocas amorcito, no soy la luna.

Soy una estrella apunto de estallar y destruir tu galaxia. Una explosión en tu gran imperio, será ahí cuando gobierne el destello de la libertad.

Cerré mis ojos inhalando hondo reteniendo el aire, luego abrí mis labios ligeramente dejándolo salir, lo único que quiero en estos minutos es dormir pero es imposible. No dejaba de pensar en sus palabras, no sabía por qué me habían inquietado cuando las repasé. Era como si escondiera algo.

Él lo sabe, estoy segura de que sí.

Por la rebelión de la luna todo oscureció. ¿Se refiere a mí? Tal vez simplemente está de joda. Cualquiera sea el motivo debo actuar naturalmente para no levantar sospechas y darle lo que desee incluso si me perjudica, se que en algún momento esto debe descubrirse dándose a conocer. Tal como una oruga saliendo de su capullo volando y ampliando sus alas siendo mariposa.

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¿Quién es el que piensa que esta dos pasos adelante y retrocede cuatro?

LA GRAN HEREJE.