Sus dedos colocaron un par de aretes de diamante y plata de un largo de un par de centímetros. Cuando estos estaban fijos tocó mi cabello jugando con mis rizos.

—Con un tocado y el pelo semi recogido lucirás más tu cuello y tus orejas. —Levantó mi rostro para que le observara—. Eres peculiar.

—Gracias, pero creo que esto tiene un gran valor. —Los observé más de cerca—. Es peligroso, pueden pensar mal.

—No si no saben quien lo obsequio, Alelí. —Tomó mi mano—. Tienes hoy una gran jornada en la universidad por ende debes comer lo suficiente.

—Lo sé, más cuando no conozco nada del horario este mes. —Sonreí—. Todos los días son una novedad.

Le vi asentir mientras acomodaba mi cabello con un listón.

—¿Eres estilista también? —pregunté con ironía.

—No, peinaba el pelo de mi hermana cuando ella estaba. Estás lista.

—¿Dónde está? —le interrogué con curiosidad.

—Muerta, enfermó y ese era su destino.

Tienes sentimientos,veo la nostalgia en tus ojos encarcelada.

—Lo siento, no era mi intención recordartelo, Ade.

—Era su fin y no se puede cambiar la fecha de la muerte. Aquí se respeta y no se altera. Querer vivir más o desear que alguien lo haga es desobedecer lo escrito.

—Entiendo.

Pero no lo hago. Esto es inaceptable, le querías, le amabas. ¿Por qué dejarla morir?, Dejaste que todo sus deseos se desvanezcan, su vida pudo durar más. Si ibas contra el reloj... ¿Cuál es el afán de terminar así si tiene arreglo?

Simplemente ustedes tienen la maldad irrigada en el corazón como un espino.

—¿Cuántos años tenía?.

—Evelyn tenía 6 años cuando falleció de un fallo a su respiración.

¿No hicieron nada? ¿Se quedaron viendo como moría ahogandose por falta de aire?, era una niña con la edad de la ternura. Me horrorizo de solo pensarlo. Quiero llorar, golpearle, sacudirlo. ¿Cómo pudo si eso le iba provocar un gran dolor? ¡¿Cómo pudo?!

Se me está haciendo cada vez más difícil al adentrarme más y más en este túnel. Espero con ansias la salida, espero no caerme en el camino, herirme y sangrar hasta que el soplo de vida se vaya de donde vino.

—¿Hace cuánto sucedió? —Aguanté mis instintos de empuñar mis manos, no puede enterarse de la rabia guardada y existente en mi ser.

—Hace una semana partió de este mundo. —Me tomó de la mano—. Vamos al comedor, tu madre tiene el almuerzo listo.

No, no lo puedo creer, ¿Acaso no sabes lo que es llorar, sufrir? Tan inhumano eres, tanto que me da repulsión todas tus atenciones.

—¡Espera un momento! —le pedí antes de que de un paso más. Le acaricié su rostro mirándole a los ojos.

¿Qué escondes Adelfried? ¿Quién eres? ¿Sientes o eres un diamante inquebrable?

Las yemas de mis dedos recorrieron con suma delicadeza toda su cara, logrando que se relajara cambiando su rostro serio por una una sonrisa y unos ojos dilatados.

Su alma se estaba entregando en mis manos, me está abriendo paso a sus debilidades.

Por último acaricié con delicadeza sus labios con el pulgar para darle un beso suave abrazando su cuerpo.

Él me está regalando su espíritu y corazón sin darse cuenta.

Eres débil Ade, como todos los demás.

Nada te hace especial.

Absolutamente nada.

Separé mis labios de los suyos uniendo nuestras frentes y sonrió con dulzura. Le sonrió al igual que una miel envenenada.

Adelfried estás consumiendo un dulce y tierno veneno.

Soy tu destrucción, aquella que viene de repente, la que te soba el hombro y te consuela hasta que te traiciona para clavarte una espada afilada en tu espalda dejando tu sangre por todos lados.

Tomó mi mano y la acarició con dulzura. Caminamos juntos hasta el comedor, y haciendo gala de sus modales corre la silla para que ocupe mi lugar. Comí un par de cucharadas de la sopa de entrada hasta que se oyeron dos campanazos.

Van a dar muerte a un hereje y debemos todos asistir.

—Vamos no podemos perdernos ese espectáculo. —Me irritó la voz de mi madre llena de emoción retumbando en mi mente como voces infernales.

Fui arrastrada hacia afuera de mi hogar y mis pies corrían, corrían lo más rápido posible. Tenemos que llegar a tiempo a Plaza de la Justicia donde el mal es consumido y eliminado.

Mis pies se detuvieron al mismo tiempo que se conectaron con los ojos aquella infante rodeada de ciudadanos.

—Bienvenidos a la purificación de Escarmia de los pecados, en donde podemos encontrar la sanidad y la enfermedad es eliminada. Os dire el porque la muerte de Emma Tiler Franco —comenzó el sacerdote con el Escarmiento en la mano—. Rompió el principio de la creación. Hombre y mujer para concebir, poblando la tierra—. Señaló a la pequeña de tierna edad—. Extorcionó a unas de sus compañeras de clase y la quiso contaminar de su demonio, la besó en los labios. Es la inmundicia en esta sociedad, la mugre, la escoria, pero Supremo es misericordioso y le da descanso a las almas. ¿Te arrepientes de amar lo prohibido?

—No entiendo en que me equivoque. —Su llanto era aterrador, lo recordaría por muchas noches, movía su cabeza de un lado a otro con confusión, desesperada buscaba una respuesta cuando había una sola.

Ella estaba caminando en el camino del amor y en este no hay nada correcto.

—Tiren y arrojen con fuerzas sus piedras, este alma va arder por una eternidad —anunció antes de proceder. Es el primero que hiere su rostro.

Su ternura, su inocencia y su verdad estaba siendo castigada sin razón alguna.

Debes ser fuerte Alelí, debes serlo. Si no lo eres esto nunca va a terminar y será un callejón sin salida.

Su rostro se desfiguraba por cada impacto, llenándose de heridas y pintando su túnica blanca de rojo, de un rojo intenso, de un odio sin razón. De una ira enfermiza que encarcela la libertad.

Yo en ese día le vi morir, le vi sufrir y mi ser se destrozó por completo.

Yo ese día arrojé la piedra al suelo y cuando todo el mundo se marchó a sus casas me escapé de mi hogar . Me fui de noche sin miedo a ser descubierta

Yo tomé su cuerpo y la llevé cerca de un árbol, escarbé y escarbé. Ahí deposité a una Emma frágil. A una niña con el derecho vulnerado de amar.

Esa noche mis miedos se esfumaron por completo. Por ella y por muchos más iba a mantenerme firme para liberarnos de este sufrimiento.

Tapé su cadáver con tierra e hice una altar con piedras decorandolas con hojas de olivo.

Ya no me importaba morir al día siguiente.

No si una niña de aproximadamente diez años no entendía las mentes cerradas de este mundo.

La lloré hasta el amanecer, luego corrí hacia mi hogar antes que el sol iluminara todo.

Corrí para que no supieran quién empezó la gran rebelión.

La gran herejía.

Una rebelión que iba romper las fortalezas de un tirano.

Supremo vas a perecer, te lo prometo.

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Queridos herejes:

Bienvenidos a la Plaza de la Justicia.

Que de justicia no tiene nada.

Besos y abrazos mis amores.

La Gran Hereje.