¿Así es como se siente el vacío? Como un agujero negro en mi pecho que desea tragarse todo mi interior. ¿Por qué siento que estoy siendo borrada con una goma? Cada vez siento una rasgadura más honda en mi cuerpo inundandome de tristeza.

Me pregunto si les sucede lo mismo a los demás herejes, tener oprimido el corazón. Unos pajaritos enjaulados que debieran ser libres. ¿Soy la única que tiene esta sensación?

Doy vueltas en mi cama cansada de que mis pensamientos no cesen. Las palabras se repiten una y otra vez en mi corazón.

Mi hija estará encantada de compartir toda su vida con usted señor.

¿Cómo puedo estar feliz con algo tan frío, tan frío al igual que la nieve?

Miré hacia la ventana donde estaban las estrellas apagándose, parecidas a todos mis deseos de felicidad.

Si me entrego acabaré con el tormento de una existencia aunque mientras desfallezca sentiré cada parte de mi futuro desvaneciendo conmigo, esa posible libertad aún no conocida por ninguno de nosotros.

Moví mis pies contra el colchón deseando que fuese una pesadilla, pero es tan real como yo, como todo lo que trato de ignorar.

Me van a pillar, me van a encontrar más rápido de lo calculado.

Me veo, me veo hundirme en un gran agujero mientras todo desaparece.

Soy un alma deambulando buscando un hogar.

Mis mejillas se llenan de lágrimas, mis ojos son un mar de agua, de una desesperación, de dolor. No puedo engañarme a mí misma.

¿Realmente el amor es como lo veo todos los días?Tan común, rutinario, interesado. Todo esto es tan gélido. Anhelaría no tener corazón o que se convirtiera en piedra, ser como ellos y no una hereje.

Pero mi mayor enemiga soy yo por mis inseguridades, miedos, locuras, dudas y defectos.

El rayo del sol apareció golpeando mi rostro, no dormí nada, absolutamente nada esa noche. Pero pese al cansancio me levanté, estiré mi cuerpo y llené la ducha de agua tibia. Unos minutos de paz era sólo lo que podía pedir. Sumergí mi cuerpo entero dejando solo mis ojos,mi nariz fuera del agua, poco a poco siento cómo se arrugan los dedos de mis pies y las palmas de mis manos. Mis ojos arden, están secos.

Pasan horas sin tener noción del tiempo. Cuando abandoné la tina peiné mi cabello lo más rápido posible para vestirme con la túnica blanca de los fines de semana.

Hoy debo estar preparada.

Hoy será el primer enfrentamiento en nuestro juego de ajedrez cara a cara, nuestra primera cita de compromiso.

Apliqué hielo en mis párpados para deshinchar, no estaba en mis planes que se enterara de mis noches en vela. Puse aceite aromático en mi cuello e hidratar mi cuerpo antes de abandonar mi hogar. Faltaban aún tres horas antes del encuentro así que decidí sentarme debajo de un árbol para dejar navegar mi imaginación en las cosas que soñaba. Un mundo de colores.

Fantasear una y otra vez es lo que me mantiene viva hasta el día de hoy, mientras miro el cielo, el atardecer, el amanecer siento una conexión con ello.

—Buenas tardes —Una voz me sobresalta, ahí estaba él. Se sentó a mi lado mientras yo trataba de ordenar mis ideas—. Te he visto desde lejos y estabas absorta mirando hacia la nada. ¿En qué tanto pensabas? —curioseó al tomar mi mano y acariciar cada uno de mis dedo con delicadez. Sentía como lo frívolo se va opacando, como el hielo se convierte en agua a temperatura ambiente.

—Buenas tardes, Adelfried. —Le sonreí con amabilidad—. Sólo pensaba en la prontitud de nuestro compromiso, apenas me conoces, de hecho hemos hablado no más de tres veces.

—Yo te conozco —aseguró con una seguridad que me desconcertó—. ¿Piensas que no sé elegir? Disfrutas de aire mientras caminas, te gusta sentarte por las tardes en la Avenida Gales a ver el atardecer comiendo una manzana. Prefieres el zumo de naranja en vez de los refrescos. Te he mirado y más tiempo, mucho más, de lo imaginable. Tenemos cinco años de diferencia. Te encanta observar a los animales.

—¿Cómo puedo sentirme segura ahora si puedo ser observada toda la vida?

—Toda la vida estarás en la mira, y lamentablemente para ti, te observaré día, noche, cuando abras tus ojos en la mañana.

—Hay otras mujeres.

—Pero con tu mente ninguna, me sirves, te sirvo es así la cosa.

—¿Te sirvo?¿Se puede saber en qué te sirvo yo? —me atreví a preguntarle mientras acercaba mi rostro para mirarle de forma directa.

¿Era yo un punto en su mapa para conseguir un objetivo?

—Es fácil de concluir. —Besó mi mano antes de sonreír—. Eres la mujer más inteligente de esta sociedad, me serías de gran aporte. Además, te hice el favor de impresionar a tus padres, de subir de escala social. Es lo justo, ¿no?

—Me parece un trato más que justo —le dije con una sonrisa mientras acariciaba levemente sus labios—. Estamos en una cita se supone que deberíamos disfrutar de ella.

—No deberías hacer esto —mencionó mientras se alejaba levemente sorprendido y plasmado.

—¿Por qué no? Me elegiste, ya somos novios y no estamos saltando ninguna norma —le aseguré antes de que mis manos sujetaron su rostro. Tenía ganas de escupirle a la cara y reventarla, sin embargo me atreví a hacer lo contrario. Lo besé al compás de mis caricias sobre su su cabello. No fue un beso tímido, sentí sus manos en mi espalda recorriendola y su lengua dentro de mi boca. Descubrí que buscaba algo más y aunque lo reprimía yo me iba aprovechar de esa situación.

Todo corazón de piedra puede romperse con un martillazo hasta que desaparezca esa coraza y se muestre su ser blando, débil y falto de querer.

—Estas llenas de misterios oculto, Alelí. Eso te hace fascinante, descubriré cada uno de ellos no podrás escaparte de la verdad —pronunció en un susurro cuando me alejé de él.

Quizás tengas razón pero cuando los descubras caerás en ellos como un pez en una red y no serás capáz de delatarme. Y a pesar de mi seguridad tengo miedo de todo esto, pero no puedo dejarme gobernar por mis temores si realmente deseo destruirte.

—No escapó de la verdad Adelfried, ¿tú sí? Quizás no quieres admitirlo.

—Vamos a las carrozas de Magnificente es la mejor forma de lucir a mi pareja —cambió de tema.

Mejor dicho tu trofeo.

Disfrutalo mientras puedas.

Glorificate en este tiempo.

Abre tus alas

Triunfalmente

Hasta que llegue

Llegue tu veneno

Paralizando

Cuerpo, alma y espíritu.

—Eres muy gentil, me halagas, ahí es maravilloso. —Suspiré con tranquilidad—. Totalmente hermoso.

Camino hacia la muerte

Paso a paso,

Pero antes

Destruiré cada fortaleza

Y en ruinas

Quedarás.

Entrelazamos nuestras manos alejándonos con lentitud.

Muerte, te tomo la mano y la entrelazo con la mía, aunque no hay peor noticia de que ya estés anunciada.

Este es solo el principio de mi gran final.

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Buenos días mis herejes queridos:

¿Quién es Adelfried en realidad?

Cariños y besos

La Gran Hereje.