—¡Sesenta y seis! —gritó el entrenador con fuerza—. ¡DEBEN ARRODILLARSE MIL VECES PARA ALABAR A SUPREMO! ¡Setenta! Veamos quienes serán los frega platos débiles que nos sirvan lamiendoles los pies —.Su mirada combinaba con su risa llena de arrogancia—. ¡HERRERA, DEJA DE OBLIGARTE A SEGUIR ARRODILLANDOTE, YA TE CAISTE ACEPTA TU DESTINO DE SERVIDORA ACEPTANDO EL ORDEN DE LOS PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS!

Pero ella seguía y seguía. Tenía una gran admiración al régimen y aunque persistía su rostro estaba rojo,en la frente sus venas se marcaban sobre su piel clara, el sudor le cubría su rostro e incluso mojaba su polera, sus labios empezaban a sangrar al haberlos mordido para aguantar el dolor físico, sus piernas tambaleban en el piso apunto de caer, aunque empuñando sus manos se impulsa otra vez hacia arriba para luego arrodillarse su noventa vez.

—¡No me mires con compasión idiota! —me gritó con su labio desmoronado mientras en su espalda agregaban peso. Sin embargo, pese a sus esfuerzos, no logró impulsarse y cayó al suelo en donde su cabeza impactó directamente en una roca dejando teñido el pasto blanco en rojo. Yo intenté tocar su cabeza para detener el sangrado pero miré al frente ahogando el susto.

—¡BERENGUER! NO TOQUES LA SANGRE INMUNDA DE DEBILIDAD Y SIGUE CON LA ADORACIÓN.

Entonces vi desde lejos unos ojos azules observando, calculando cada paso. Yo debía hacer algo para mantener mi identidad escondida porque si no me daba prisa iba a ser descubierta.

Después de un par de horas mis piernas temblaban, sentía el sudor en cada uno de los dedos de mis pies, mis rodillas estaban con un ligero ardor endureciendose, los nervios me apretaban aún más el estómago y se asomaba un ligero sabor a sangre en mi boca.

—¡Novecientos noventa y cinco! —gritó con fuerza—. Solo queda Berenguer y Fischer —-suspiró—. El que llega a mil puede ser futuro candidato al Veneranciano. Claro que si gana la mujer pues pasan ambos —se burló—. Ya que ella no podría hacerse cargo de las torturas, es debilidad femenina.

Falcone Fischer me mira con burla en la cara.

Tengo que ganar es la mejor forma de pasar como uno de ellos.

Sentía la mirada de ese personaje tan misterioso clavada en mi espalda provocando en mi escalofríos, sentí un frío extraño en mi espalda que me hizo sentir cada vértebra en mi columna con debilidad, mis lágrimas empezaron a salir lentamente mientras contemplaba como mi oponente me observaba sarcásticamente como si el triunfo ya lo tuviera en las manos.

—¡Novecientos noventa y siete! VAMOS, FISCHER, ERES HOMBRE —le dijo el evaluador mientras yo clavaba mis ojos en Falcone quien hace un rato me miraba con superioridad.Sus pies flaqueaban tambaleándose, todo su cuerpo con lentitud cedió hasta caer al piso cayendo fuertemente de trasero—.¿CÓMO TE PUEDE GANAR UNA MUJER? —Se escuchó un murmullo de decepción.

Ahora a mi me toca burlarme de ti cariño, deberías dar el ejemplo. ¿No era el entrenador tu padre? Vaya, niño, creo que practicar todos los días no te sirvió para vencer a una simple muchacha como yo.

—Creo que la subestima. —Aquel hombre ya tenía sus guantes nuevos y me miraba con sus ojos azules como si pudiera penetrara mis pensamientos—. Cuando se calcula cada paso con seriedad, una mujer puede ser aún más peligrosa y astuta que un hombre —observó a mi oponente—. A Fischer —.Mejor dicho que un señor musculitos.

No necesito su defensa y mucho menos con el asco de persona que es. ¡Cállate Alelí, cállate. Tú debes llegar al nivel de este guarro si quieres salvar tu pellejo.

—Novecientos noventa y ocho, novecientos noventa y nueve. —-La resignación se notaba en la voz del padre de mi ex oponente que se hallaba aún sentado en el piso—.Mil —. Suspiró derrotado—. Felicitaciones ambos pasan a la siguiente prueba, son los representantes de esta facultad. Pero es más que obvio quién perderá —agregó al posar sus ojos en mí. Se alejó marcando sus pasos con ira mientras sonreía moviendo mis manos.

Ya veremos señor, si le gane esto a un macho puedo con todos los obstáculos que desee para mí.

Con mi remera sequé mi frente, una mano me tocó el hombro logrando que me girara.

—Creo que nos seguiremos topando, señorita. —Sonríe por primera vez, pero no es la típica sonrisa cálida, esta es de reto—. Mi nombre es Adelfried, Alelí.

—Es un gusto, señor —Hice una reverencia con mi cabeza y él la levantó con un dedo desde el mentón.

—Dime Adelfried —susurró en mi oído—. Algo me dice que seremos más cercanos de lo que puedes imaginar —dicho esto se retiró con delicadeza dejando dentro de mí una inquietud.

Encontrándome sola en el gimnasio me agaché para observar el cadáver.

Caroline Herrera tú no me merecías este final al igual que todos nosotros no merecemos esta vida sin expresión y color alguno.

Salí del lugar tratando de olvidar aquella muerte, tenía que acostumbrarme a ver ese cuerpo un par de días ahí, ya que por las leyes de Herrera por ser más prohíbe un servicio fúnebre a su favor a causa de su deshonra. Acabado los siete días va a ser tirada a la fosa común.

No quiero terminar como tú ni como ninguno de los herejes en la Plaza de la Justicia por ende tengo que calcular cada acción y palabras que salgan de mis labios.

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-Buenas noches mis herejes:

Sí es un  capítulo completo y algo corto pero con mucha información oculta, la que tendrán que descifran a lo largo de la historia.

Ahora pregúntese el porque se le puso más dificultad a Herrera.

¿No sera que ella era una hereje que estaba muy a favor del sistema? o ¿Tenían el temor que lo fuese y luego se rebelase por la actitud que demostró de querer estar más cerca de quienes admiraba en vez de seguir el orden establecido?

Dicho esto me despido de ustedes con cariño.

La Gran Hereje.