TRECE
“Cada vez que Taehyung estaba cerca, sentía una mezcla de emoción y miedo, como si estuviera en el borde de un abismo que me llamaba a lanzarme, aunque desconocía qué había al final de la caída. Pero sabía que, por primera vez en mi vida, estaba dispuesto a arriesgarme, a abrazar lo desconocido si eso significaba conocerlo de verdad.
—Jeon Jungkook, Escarlata”.
🍂
Era martes, y el ambiente en el campus comenzaba a empaparse de la atmósfera festiva que precedía a Halloween. Quedaban apenas diez días y cada rincón del lugar parecía transformarse. Calabazas de plástico, telarañas artificiales y carteles decorados con brujas y fantasmas adornaban los pasillos. Incluso el consejo estudiantil había organizado una fiesta de disfraces para la noche de Halloween, a la cual todos los estudiantes debían asistir caracterizados.
Había pasado ya una semana desde que Taehyung me había llevado a la cima de un enorme pino, donde quedé maravillado con lo pequeño que se veía el pueblo bajo mis pies. Había sido una experiencia inesperada, pero desde entonces no lo había visto mucho. Parecía siempre ocupado, desapareciendo en los pasillos o sumergido en charlas con sus hermanos. En su lugar, extrañamente, coincidía cada vez más con Yoongi, quien siempre me encontraba en los momentos menos planeados.
Como en este preciso instante.
—Lo siento —me disculpé al chocar con él en el pasillo, tropezando y cayendo al suelo.
Yoongi me miró con una expresión indescifrable, pero no dijo nada. Jungwon, quien estaba junto a él, me extendió una mano para ayudarme a ponerme de pie en medio del bullicio.
—No te preocupes, Gguk —me dijo, con una sonrisa cálida y despreocupada.
Yoongi soltó un suspiro impaciente y, después de rodar los ojos, retomó su camino sin decir una palabra. Al pasar junto a Jimin, ambos chocaron ligeramente los hombros, y Yoongi ni siquiera se detuvo, mientras Jimin murmuraba una maldición y le gritaba algo. Yoongi, como era de esperarse, lo ignoró por completo, doblando una esquina hasta desaparecer.
La campana que señalaba el inicio de las clases sonó, y Park se acercó a mí; teníamos Trigonometría juntos. Jungwon lo saludó antes de que nos fuéramos.
—Lo siento, últimamente Yoongi ha estado de un humor... complicado —comentó Jungwon con una sonrisa de disculpa.
Jimin negó con la cabeza, quitándole importancia. Entramos al aula y me di cuenta de que Jimin me miraba de reojo, con una expresión que no había visto antes.
—Los Kim se te están juntando bastante, ¿no? —me comentó con una leve sonrisa, como si estuciera fastidiado.
—Soy amigo de Jungwon y de Taehyung, eso es todo —respondí, encogiéndome de hombros, como si fuera una explicación más que suficiente.
—Claro, claro… —murmuró, con un tono ambiguo.
La lección comenzó, pero a mitad de la clase ya me sentía agotado y desconcentrado. A pesar de que entendía bien la Geometría, la Trigonometría se me dificultaba. Al final de la clase, Jimin se levantó rápidamente, dejándome con una mezcla de curiosidad e incomodidad por su actitud extraña.
Cuando me dirigía hacia mi casillero, vi a Baekhyun en uno de los compartimientos cercanos y me acerqué para saludarlo. Él me devolvió la sonrisa, animado.
—¿Ya tienes pensado tu disfraz para la fiesta de Halloween? —me preguntó cerrando su casillero, y comenzamos a caminar juntos por el pasillo.
—En realidad, no tengo planes de ir… —murmuré, mirando de reojo a Bogum, quien se despedía de sus compañeros de equipo de fútbol americano y se acercaba a nosotros con una sonrisa.
—Adivinen a quién invitaron al baile —dijo, con aire triunfal.
—¿Invitar? Pensé que la entrada era libre —le respondí, algo confundido.
—Claro que sí, pero todos quieren ir con pareja —me explicó Baekhyun, encogiéndose de hombros.
Bogum soltó una risa nerviosa, y entonces bajó un poco la voz. —La chica linda de la clase de Historia me invitó… Aunque, bueno, quería invitar a alguien más, pero estoy seguro de que me habría rechazado.
No pude evitar notar cómo desviaba la mirada hacia mí por un instante antes de apartarla. Justo entonces, Jay apareció de repente.
—Los escuché hablando de la fiesta —nos dijo, rodeando mi hombro con su brazo de manera amistosa—. Es una pena que tengo que ir a la boda de mi tía en Seúl. Si no, habría invitado a Jungkook —agregó, soltando una carcajada.
Solté una pequeña risa y lo empujé en broma. —De todos modos, no habría aceptado. No planeo ir a esa fiesta.
Jay se echó a reír y desordenó mi cabello en señal de afecto. Cuando levanté la vista, vi a Chanyeol a lo lejos, caminando con una expresión distante. Decidí aprovechar el momento y me apresuré para alcanzarlo.
—Hey, hola… —le saludé, algo inseguro, tocándole suavemente el hombro.
Chanyeol se dio la vuelta de inmediato, haciendo que me sobresaltara. Había algo en él que siempre me ponía nervioso.
—Hola, Jeon Jungkook —respondió, cruzándose de brazos. Su mirada se desviaba de vez en cuando hacia mis amigos, especialmente hacia Baekhyun, quien aún estaba cerca.
—Quería preguntar por Taehyung. No lo he visto hoy… —murmuré, tratando de no sonar demasiado ansioso.
Chanyeol sonrió, con ese aire misterioso que lo caracterizaba. Sacó su teléfono, miró la hora y luego me enseñó la pantalla.
—Todavía es temprano. Probablemente sigue en la biblioteca.
—¿La biblioteca? ¿Qué hace ahí?
—Seokjin y Namjoon están investigando tus habilidades… peculiares. Taehyung ha estado buscando en algunos textos antiguos en la biblioteca del campus, intentando encontrar respuestas —explicó Chanyeol con tranquilidad, encogiéndose de hombros.
Le agradecí y me dirigí rápidamente hacia la biblioteca. No sabía bien por qué, pero sentía una urgencia por saber más, por descubrir qué estaba ocurriendo conmigo y entender mejor a Taehyung.
Al llegar, lo encontré en una mesa apartada, con varios libros antiguos esparcidos a su alrededor. Sus ojos estaban concentrados en uno en especial, pero al notar mi presencia lo cerró.
—¿No deberías estar en clase? —preguntó en tono divertido, alzando una ceja.
No quise rodeos. Di un paso hacia él cuando se puso de pie colgando su mochila de un hombro y dejé escapar las palabras que llevaba tiempo reteniendo.
—¿Por qué me has estado evitando, Taehyung? Desde aquel día en el pino apenas te he visto. —No me molesté en disfrazar la frustración en mi voz. Quería respuestas.
Por un momento, la máscara de calma inmutable de Taehyung pareció desmoronarse. Sus ojos mostraron un brillo incierto, algo entre el temor y la nostalgia, y miró hacia el suelo como si las palabras que buscaba fueran difíciles de encontrar.
—Quizás lo hice porque es más fácil que enfrentar esto —confesó en un murmuro—. Porque tú, Jungkook… me haces sentir cosas que no debería sentir. Cosas que no he permitido que nadie despierte en mucho tiempo.
Sentí cómo el peso de sus palabras caía sobre mí. Taehyung con todos sus años y secretos estaba admitiendo algo que parecía ir contra cada fibra de su ser y mi corazón latía desbocado.
—No tienes que luchar contra eso —murmuré, y me acerqué un poco más, incapaz de ignorar su cercanía.
Taehyung me observó en silencio, su piel pálida reflejando la luz tenue de la biblioteca. Podía ver el conflicto en su mirada, una guerra entre el deber y el deseo. Finalmente, sostuvo una de mis mejillas con su gélida mano, acariciando con cuidado, en sus ojos pude ver la intensidad de sus emociones.
—Jungkook… si supieras el riesgo que corres —susurró, acercando su rostro al mío hasta que pude sentir su aliento frío—. Si supieras peligroso que puedo llegar a ser… —sus palabras se entrecortaron, y un atisbo de sus colmillos brilló por un instante en la penumbra.
—No me importa —contesté sin titubeos—. Lo que sea que eres, Taehyung, no quiero que sigas apartándome. Quiero entender esto… entendernos.
Justo en ese instante, una voz profunda rompió la tensión del momento, resonando desde la entrada de la biblioteca.
—Taehyung, es hora —dijo Chanyeol, observándonos con una mezcla de comprensión y advertencia en sus ojos oscuros.
—Nos veremos pronto, Jungkook. Te lo prometo, esta vez no voy a desaparecer —susurró antes de apartarse, lanzándome una última mirada.
Solté un suspiro y me dejé caer en la silla más cercana cubriendo mi rostro con las manos. Sentí el calor de mis propias emociones acumulándose, como una tormenta que amenazaba con romper cualquier control que intentara imponer. Todo había cambiado y lo sabía.
Kim Taehyung había logrado entrar en mi vida de una manera que nunca podría haber previsto, más rápido y con una intensidad que apenas podía comprender. Al principio, me decía a mí mismo que era solo curiosidad, un interés pasajero hacia alguien enigmático y reservado. Pero cuanto más tiempo pasaba en su presencia, cuanto más lo observaba y compartía silencios con él, me daba cuenta de que lo que sentía por él era algo mucho más profundo y complejo, algo que trascendía cualquier razonamiento.
Había algo en él que me atraía con una fuerza casi magnética, como si fuera inevitable que nuestras vidas se cruzaran. Cada vez que Taehyung estaba cerca, sentía una mezcla de emoción y miedo, como si estuviera en el borde de un abismo que me llamaba a lanzarme, aunque desconocía qué había al final de la caída.
Sabía que estar junto a él significaba adentrarme en un mundo que no entendía, en un espacio lleno de sombras y secretos. Pero también sabía que, por primera vez en mi vida, estaba dispuesto a arriesgarme, a abrazar lo desconocido si eso significaba conocerlo de verdad.
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