Capítulo 43
El coche de Evan se pierde por la carretera y, hasta que dejó de verlo no me muevo del sitio. He perdido más tiempo del que esperaba convenciéndole porque no quería dejarme sola -y lo entiendo perfectamente-, pero al final le dije que confiase en mí. Lo hizo, aunque dudoso.
Me acerco al coche gris en un intento de pasar desapercibido detrás de unos árboles, no muy bien escondido. Al verificar que es suyo, suelto un gran suspiro. Si no estaba aquí, ya no sabría qué hacer.
Por unos segundos me extraño que haya dejado en esa posición el coche, él suele ser muy discreto. Puede que le diese igual porque creía que nadie le encontraría. Pienso en la posibilidad de esperarle aquí, porque en algún momento tendrá que salir. Sin embargo, no puedo ser más impaciente y camino hacia la arboleda.
Hago memoria caminando entre los árboles, ¿dónde estará el maldito sitio? Recuerdo que no nos adentramos lo suficiente porque podría ser peligroso no habiendo señal y siendo de noche.
No paro de dar vueltas, creyendo que he visto el mismo árbol durante media hora. He ido en todo momento recto por si me pierdo y poder volver por donde vine.
Continuo caminando sin pausa, buscando el sitio especial. De repente, miro hacia arriba y me sorprendo al ver el cielo anaranjado. Sino le encuentro antes de anochecer, me tendré que ir, no pienso estar vagando por el bosque de noche. Pienso en la posibilidad de no encontrarlo y haberme peleado con Adrien fue para nada.
Pufff, Adrien.
A pesar de mis intentos, no he dejado de darle vueltas al asunto. Yo en ningún momento quise dañarle y me siento fatal al haberlo hecho. Pero... ¡él no debía ponerme en esta situación! ¿De verdad me haces elegir? ¿Aún sabiendo lo que siento? De repente, noto como mi mente se ilumina ante un nuevo hecho. ¿Qué siente él de verdad? Para mí era mi amigo, nada más. A veces ligaba conmigo pero, solo era una broma y Adrien lo sabía. Siento ganas de llamarlo para que lo arreglemos, no quiero creer que lo he perdido. Sin embargo, no lo haré.
Dejo mis pensamientos a un lado al percatarme que andé demasiado, y me alejé de mi línea recta imaginaria. Miro a mi alrededor, todavía hay tiempo. No quiero darme por vencida, vine aquí en una misión -estúpida, sinceramente-, para verlo porque estoy desesperada y preocupada por él. Sin embargo, va a anochecer pronto y me planteo incluso, que al final haya venido aquí para nada. A lo mejor se fue del Estado.
¿Cómo he sido tan tonta de venir a un bosque realmente grande? ¿Para buscar a alguien que no quiere ser encontrado y ponerme a andar por aquí como si me supiera los caminos de memoria? Será mejor que me vaya ya de aquí antes de que se haga de noche y esté realmente jodida.
No sé cómo pude pensar que encontraría el camino de vuelta. Con la linterna del móvil alumbro un pequeño camino de tierra que no reconozco, este es distinto porque no tiene tantos árboles alrededor, los demás están rodeados por completo de ellos. No me siento feliz por el reciente descubrimiento, ya que eso significa que estoy más perdida que antes. No pierdo la calma, puedo continuar.
Mis anteriores esperanzas quedan reducidas al comenzar a ver diferentes tipos de árboles, los cuales no se encuentran en la entrada ni de lejos. Me estoy desesperando. Debo admitir que me perdí cómo una estúpida buscando a Ettore. Comienzo a dudar de que ese coche no era suyo. Después de tantos rodeos debería haberme cruzado con él si estuviese.
-Joder, joder, joder. - Mascullo yendo en línea recta por otro camino, alejándome de lo que creo que sería adentrarse mucho más.
De pronto, oigo unos ruidos parecidos a ramas rotas y freno mi paso. Alumbro mi alrededor esperando que no sea ningún animal o un asesino escondido en el bosque. Niego con la cabeza, se me está yendo la pinza.
Será alguna ardilla o un pájaro.
Vuelvo a oír más ruiditos, aunque más cerca de mí y tiemblo del miedo. Me repito que no es más que un simple animal, aumento el paso por las dudas.
Mi ritmo comienza a ser impaciente y más rápido. Tengo mucho miedo, me siento muy estúpida además de perdida por el gran paseo entre la arboleda y, me matan los pies.
No me queda aliento. Freno y descanso mi cabeza en el tronco sin querer pensar que insectos haya en él (eso ahora da igual), cierro los ojos y poso el móvil en el pecho, tapando la luz.
-Vale. - Expulso aire y vuelvo a ponerme en marcha.
Destapo la luz alumbrando hacia delante, tengo que salir de aquí ya. Presiento que la salida está más lejos de lo que creía, sino es así me subo en lo más alto de un árbol para llamar a algui...
Mi respiración se corta de inmediato porvocando la paralización completa por unos segundos. Veo la expresión de sorpresa en su rostro, la mía debe ser de susto. Por un momento mi cuerpo se paraliza aunque, no dura demasiado al lanzarme hacia Ettore aliviada. Sabía que estaba aquí.
Aún sigo temblando pero sus brazos levemente cubriéndome me tranquilizan. Inspiro su aroma, y vuelvo a darme cuenta de cuánto le he echado de menos. Desde esa tarde no le había visto más, había llegado a pensar que se enfadó conmigo pero deseché la idea. Ettore no es así.
-Sabía que estabas aquí. - Murmuro en su pecho. No responde, supongo que será el asombro de encontrarme merodeando en medio del bosque.
-Vamos. Hace frío. - Se aparta de mí lado -un poco rígido para mi gusto-, y voy detrás suya sin mustiar una sola palabra entendiendo que no parece agradarle mi presencia.
Llegamos unos minutos más tarde, con el único ruido de las ramas rompiéndose a cada paso, a una pequeña casita de madera. La cabaña desde otro ángulo sería difícil percatarse de que existe, ya que parece estar escondida en un semicírculo de árboles frondosos. Me fijo en un gran pino plantado enfrente de la casita, por el cuál pasé varias veces por delante. Seguramente me vio pasar por aquí y vino a por mí.
Continuo mirando su espalda cuando ingresamos en su interior. Es distinta a su pinta exterior, bastante sombría además de descuidada. El calor me recibe y siento de nuevo todo mi cuerpo. Mis pies ya se habían congelado.
Hay una pequeña sala cuadrada con lo básico y necesario. Un sofá para cuatro personas, delante una pequeña estufa conectada, junto a ella hay un mediano sillón al lado de una pequeña ventana. Detrás suya, una mesa rústica con varias sillas y algo de comida encima. Veo un pasillo no muy largo, donde estará el resto de cuartos -no muchos, seguramente una cocina, un baño y una habitación-.
Me quito el abrigo con lentitud dejándolo en el brazo del sofá. Ettore hace lo mismo, pero el permanece de pie y a continuación se apoya en la pared sin quitarme la vita de encima. Yo tampoco me siento.
-¿Qué haces aquí? -Espeta sin mostrar ningún atisbo de alegría. No me esperaba esta pregunta, en realidad, no me había puesto a pensar que iba a hacer si lo encontraba.
-Vine a buscarte. - Contesto, al ver que no dice nada, prosigo. -Estaba muy preocupada, no sabía nada de ti y necesitaba saber que esta- Me callo de repente ante sus frías palabras que me hieren de alguna manera.
-No debías hacerlo. - Responde, aún en un tono aparentemente indiferente. Sin embargo, hay algo distinto, hay tristeza. Se me encoje el corazón.
-Pero yo quería. Y aquí estoy. - Replico segura, aunque me tiemblen las piernas y no por el frío de antes.
Aprieta la mandíbula y aparta la mirada.
A sabiendas de que no debería, hablo.
-¿Por qué, por qué te fuiste... sin decirme nada? - No puedo evitar que se muestre el dolor que me causó por su ida. -Te estuve llamando, te mande muchos mensajes pero no dabas señales de vida. Yo podría haberte ayudado si lo necesitabas... - Comento insegura al ver como vuelve a mirarme, por unos instantes sorprendido y con cierta ira.
-Nadie puede ayudarme. - Masculla sin añadir más. Mis labios se sellan y me siento en el sofá callada por el momento.
Le doy varias vueltas, quiero conterme para no hablarle mal. No quiero dejarme llevar por los impulsos. Me distraigo por los chirridos del suelo de madera, que crujen bajo el cambio de posición de Ettore. Levanto la mirada, que había descendido observando otra cosa que no sea él.
-Tal vez podría haber hecho algo. -Sentencio levantándome del asiento, lo que me da más valor. -Pero decidiste que alejarte de los demás y del mundo era la mejor solución para todo, como sueles hacer. -Me muerdo la lengua al haber abierto la boca más de lo que debía, como siempre.
-No sabes nada Leah. - Afirma, esta vez con un tono cansado que me arde.
-¡Entonces dímelo y deja que te ayude! -Exclamo, dejando atrás mis pensamientos sobre mantener la boca cerrada. Continuo. -Este es el problema. Quiero estar a tu lado pero no me dejas porque no me dices la verdad. - Suelto de un tirón todo lo que he estado pensando siempre. -A pesar de todas las advertencias que me dio Adrien sobre ti, muchísimas, me quedé contigo porque esperaba que fueras honesto conmigo, quería que tú mismo me contases lo que te ocurre y de quien te escondes. -Suspiro, me giro unos segundos. Me paso la mano por el pelo despeinado y vuelvo a encararle.
-Hoy también lo hizo, ¿sabes? -Sonrío con tristeza, sintiéndome débil. -Me hizo elegir entre ti y él. Y aquí estoy, al final contigo y no con Adrien después de todo. Y, l-lo peor es que no me arrepiento. - Se me rompe la voz, impidiendo que siga. Me siento de nuevo y me tapo la cara con las manos.
Lo de Adrien me afecta más de lo que querría. Si me hubiesen dicho al principio del curso que estaría mal por haberlo perdido, me reiría y buscaría la cámara oculta.
Y esa es la verdad, no querría estar con Adrien ahora mismo, sino con el chico del que no puedo separarme por mis sentimientos hacia él.
Noto un peso junto a mí. Retiro mis manos, limpiándome una lágrima rebelde con rapidez.
Nos quedamos en silencio, le observo pero Ettore parece estar ensimismado en su mundo.
-Es verdad. -Dice de pronto. -Adrien tiene razón en lo que te haya dicho. Te oculto muchas cosas de mi vida porque, no quiero que te involucres en ellas. No puedo perderte. - Siento sorpresa ante su desvelación, sobretodo por su última frase, que murmuró esperando que no la oyese.
Nos miramos profundamente, fijándome como se dilatan sus pupilas. Noto como mi corazón se derrite levemente.
-Puedes confiar en mí. - Susurro poniendo mis manos en su cuello.
Su ojos se vuelven realmente tristes.
-Es, mi madre. -Responde. Noto el cambio de su cuerpo, ahora rígido. -La vi hace poco, y está enferma. -De un momento a otro, le abrazo mostrando mi apoyo. Me comienzo a sentir mal al haberle dicho todo aquello pero, era necesario para que supiera cómo me sentía.
No pregunto nada, tampoco lo haré. Le costó mucho expresarse y me mostró más de lo que llegué a creer. Espero que su madre se ponga mejor. No necesito palabras para decírselo.
Permanecemos así un tiempo y quiero que siga así. Le había echado tanto de menos durante este tiempo que no sé haré cuando me vaya dentro de poco. Joder, se me había olvidado hasta el momento. A pesar de que no quiera, me separo de él. Ettore parecía cómodo y se extraña por mi repentino nerviosismo.
-¿Pasa algo? - Cuestiona, con mejor humor que antes. Lo que necesitaba era alguien con quien hablar.
-Sí, bueno. No sé si te lo comenté demasiado. En Navidad me tendré que ir a Alemania por mi padre. ¡Pero volveré justo antes de que termine el año! - Me mira incrédulo. Se lo dije -más o menos- pero es que se me fue olvidando porque en esa temporada me sobraba el tiempo. Ya no.
Espero que me replique como yo lo hice anteriormente por decirle que me ocultaba cosas cuando yo también lo hice -no intencionadamente-. Pero, la sorpresa me la llevo yo por su manera de actuar.
-Así que, ¿no te veré hasta el día treinta? - Inquiere y yo asiento lentamente.
-Bueno, pudiste estar dos semanas sin hacerlo así que tampoco es para tanto. -Comento divertida, queriendo ponerle humor al asunto.
-Quise contestar a cada una de tus llamadas, pero no pude. -Mi sonrisa se borra poco a poco. -Me arrepiento de no haberte llamado, porque en todo momento supe que podía contar contigo. - Me quedo helada, no sé que decir. -No querré arrepentirme de no haber aprovechado el tiempo contigo cuando te vayas. - No le veo venir cuando siento sus labios encima de los míos.
"¡Joder! ¡Joder!" Mis gritos imaginarios son tan fuertes que siento que no son producto de mi imaginación.
Me pilla de improvisto, sin embargo le sigo el ritmo rápidamente. No me creo que esté sucediendo. Han pasado tantas cosas desde nuestro último beso y más tiempo del que creía. A veces quería lanzarme pero no me sentía segura porque mis sentimientos por él se iban interponiendo en mis decisiones y me acobardado en el último segundo. Ettore tuvo que sentirse igual aunque él es bueno disimulando. A veces dudaba que todo fuera cosa mía y que no le atraía de la manera que yo querría. Pero, me equivoqué.
El beso se vuelve cada vez más intenso, provocando más desesperación y necesidad en ambos por más contacto. Me agarra de la cadera y me sienta con un solo movimiento en su regazo, lo que facilita las cosas.
Busco desesperadamente quitarle la sudadera y me deshago con su ayuda de su parte superior. Sonrío al verle el pecho, poso mi mano en su tatuaje y vuelvo a besarle sonriendo. No soy la única que actúa, ya que él también me quita el jersey, quedándome solamente con un simple sujetador morado.
Mis nervios van aumentando con la ropa que va sobrando y cayendo por la habitación. No es solamente el hecho de que hace un tiempo no me había vuelto a acostar con alguien, sino que por primera vez voy a hacerlo con alguien me gusta tanto, con una persona de la que estoy enamorada.
Estoy con Ettore, y lo quiero todo.
❄❄❄
😂😂😂😂😂😂Espero que os haya gustado el capítulo 💗💗
Neferet♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro