Capítulo 38
He tardado mucho en volver a actualizar y lo siento. Aquí os traigo un nuevo capítulo y espero que os guste. 💕💕
Neferet👽
Mi hermano es un completo imbécil. Si ya era estúpido de remate, esto ya es flipante. Quiero creer que no fue aposta y no se acordó de que había salido sin llevarme llaves. Realmente quiero creer que no fue un hijo de puta saliendo de casa sin dejarme llaves debajo del felpudo o haber dejado la puerta de atrás abierta, pero no. Le conozco, lo hago bien y en estos momentos no me gusta saber como es de verdad.
Incluso le llamé varias veces con la esperanza de que me habría dejado llaves en alguna parte, pero extrañamente ni me lo cogió y estaba encendido.
Después de haber pasado unas horas increíblemente y demasiado perfectas con Ettore me pasa esto. No sé que hacer ahora. Son las cuatro de la mañana y por las calles a esta hora no voy a ninguna parte.
Me siento delante de la puerta principal, rendida y me cubro lo más que puedo con mi chaqueta que casualmente es la menos abrigada que decidí coger hoy.
Sin más, me pongo a recordar lo que pasó hace unas horas cuando estaba con Ettore.
Me subí a su coche sin tener la menor idea de adónde iríamos. El pensamiento de que no le conocía y me podría llevar a cualquier sitio pasó fugazmente por mi cabeza pero decidí expulsarlo. La paranoia que tengo a veces me hace pensar cosas estúpidas, demasiado ridículas en realidad.
En el viaje de ida al lugar donde quería que lo acompañase, le intenté sacar alguna respuesta sobre nuestro destino. No obstante, las únicas contestaciones que obtuve fueron:
Ya lo verás.
No te diré nada.
Deja de insistir, es inútil.
Cállate, Leah.
Me desconcentras con tanta palabrería.
Al final terminé cerrando la boca y buscando pistas mirando por la ventana. Fue más inútil que mis insistencias porque todo estaba oscuro y con la luz de los faros apenas veía algo. Me rendí y solamente esperé.
Otra cosa que fue inútil fue querer sacarle tema de conversación a Ettore, ¡contestaba con monosílabos a mis preguntas! Aunque después sí hablamos más.
Llegamos alrededor de treinta minutos al bosque. Yo cuando vi que estábamos allí, mis sensores se encendieron. A las dos de la madrugada, junto a un chico de pocas palabras que no quiso decirme a donde íbamos y sin que nadie lo supiera. Además, no era la parte donde hace un tiempo hicimos la fiesta del bosque. Nos encontrábamos en la otra punta del gran bosque, en está zona nunca hay nadie.
-¿Quieres matarme o algo por estilo? - Pregunté con falsa seriedad, bajándome junto a él del coche.
-¿Te gusta arruinar la diversión? Quería hacer esto largo, pero bueno, supongo que será rápido. - Comentó indiferente, aproximándose a mí.
Mi expresión cambió de cómica a asustada, di varios pasos atrás comenzando a cagarme de miedo, hasta que él frenó sus pasos y extrañamente se rió.
-Eres un idiota, me has asustado. - Dije molesta, dándole un fuerte empujón.
En medio de risas habló. -¿Quién te crees que soy? - Inquirió bloqueando el coche y comenzando a adentrarnos en la arboleda.
-¡Y yo qué sé! Ese es el problema. - Me expresé frenando mi paso, y él también lo hizo para quedarse enfrente mía. -No te conozco. Sé dos cosas sobre ti e igualmente estoy contigo en un bosque completamente solos. Es que, si hubieses sido otra persona ni siquiera se me hubiera ocurrido la idea de venir contigo, pero eres tú y creo que ese es el problema. - Solté todo de golpe sin medir mis palabras. Abrí los ojos asombrada de lo que dije.
Ettore también pareció desconcertado con mi confesión y quise darme la vuelta y desaparecer de allí.
Esperé una respuesta a pesar de la vergüenza del momento, pero no dijo nada y seguimos con el camino hacia no se donde.
Caminamos durante un rato por los árboles, pero no nos adentramos porque nos perderíamos dentro como unos idiotas y ahí no hay señal. Pero, podría utilizar mis dotes de supervivencia que vi en una serie donde un hombre se va intencionalmente a perderse por ahí y sobrevivir.
Quité esas ridículas ideas de mi cabeza cuando llegamos finalmente al lugar. Se trataba de un sitio precioso. Justamente una montaña se encontraba delante nuestra, nosotros estábamos rodeados de árboles que abrían un pequeño espacio en el centro con buenas vistas a la montaña. Nos acercamos al medio y me sorprendí al percatarme que había dos troncos de manera.
-Los puse yo la primera vez que vine aquí, hace años. - Me contó sentándonos en ellos. - Me gustaba sentarme aquí y reflexionar sobre mis cosas. - Dijo observando al frente.
-¿Por eso me trajiste aquí? ¿Para reflexionar en silencio? - Pregunté con un toque cómico, sin malas intenciones.
Él sonrío y dirigió su azulada mirada hacia mí.
-¿No quieres conocerme? Te estoy mostrando una parte de mí. Este sitio es muy especial. Eres la primera persona que me acompaña aquí. - Cuando me contó aquello me asombré bastante.
Yo en su casa hubiese estado también a gusto sin el frío del bosque, sin embargo me alegró que me haya traído con él ahí, significó bastante.
-Entonces, cuéntame cosas de ti. - Pedí cruzándome de piernas.
Asintió y me contó muchas cosas sobre él. La gran mayoría lo básico, algunas un poco más íntimas.
Su cumpleaños fue en enero, el día once. Su color favorito es el gris (lo suponía, la verdad). Y un dato que me dejó sorprendida: toca el piano desde pequeño, espero que algún día me enseñe una de sus canciones (las compone él).
Me habló de su familia. Su padre se llama Lorenzo Barone y su madre Victoria Williams pero me dijo que no la ve desde hace tres años aunque la razón no me la dio y lo entiendo, eso es personal. Sin embargo, la curiosidad la tengo. Se divorciaron cuando el cumplió cinco años.
La custodia en un principio fue de Victoria y se vinieron a vivir aquí, lugar de procedencia de su madre mientras su padre estaba en Italia. Aunque años después regresó con Lorenzo hasta que hace apenas cuatro años volvió aquí.
Me habló un poco de su vida pasada en Italia, en realidad, fue de lo que menos comentó. Vivía con su padre y no se entendían, así que se vino aquí a vivir. Me extrañó el hecho de que, con dieciséis años viniese completamente solo aquí. O era muy responsable para vivir solo o no me estaba contando todo. Lo dejé pasar porque el simple hecho de que me contaste algo de su vida me alegraba. ¡Estaba confiando en mí!
Le pregunté por sus tatuajes (en realidad, solo me intriga el del pecho y captó la indirecta), y me dijo que significaba mucho para él y se lo hizo por una persona especial en su vida. No me lo dijo con palabras, pero sé leer entre líneas y sabía perfectamente que se trataba de la chica de su pasado.
Pasó una larga hora donde hablamos de su vida y al terminar quiso saber más de mí, y le fui contando cosas variadas. Mi cumpleaños, mi historia con mis padres, comentando ligeramente lo imbécil que es Derek y mis amistades.
Se iba haciendo tarde y yo cada vez tenía más sueño. Él también parecía igual y decidió que era hora de irnos. Volvimos tras nuestros pasos hasta su coche y me llevó a casa.
Está vez decidí no hablar porque el sueño que llevaba encima era más fuerte. Sin embargo, le observé durante el camino (varias veces, no fijamente como antes), y me puse a pensar en todo.
Estaba realmente sorprendida con él. ¿Ettore es así de verdad? Menos indiferente, interesado en conocernos y una compañía agradable. No sé por qué Adrien le ve tan mal. Supuse que hay partes de él que no muestra pero Adrien conocía y yo no, todavía.
Cuarenta minutos después estábamos delante de mi casa.
-Gracias por llevarme. - Agradecí mientras me quitaba el cinturón. - Me lo he pasado genial contigo y, no sé. Espero repetirlo. - Le dije con sinceridad y rogué por dentro que no me mandese a la mierda porque le estaba diciendo de volver a quedar.
Sonrió de lado, de una manera que me encantaba. Joder, debería hacerlo más a menudo.
-Claro. Ya nos veremos. - Contestó y yo me acerqué a él -de manera consciente-, y le di un beso en la mejilla aunque preferiría otra cosa y creo que no fui la única en tener ese pensamiento.
¿Por qué no le besé y me dejaba de tonterías? Porque sí, porque soy tonta y todavía no lo veo correcto.
Fue a mi portal y toqué al timbre. Fui consciente de que Derek había salido cuando no vi su coche. ¿A dónde? Ni idea. Él me aseguró que no saldría y él sabía que no cogería llaves. Y eso sucedió hasta aquí.
Fuera de casa, con un frío de la hostia y con mucho sueño un sábado por la madrugada.
Saco el teléfono y dudo si llamar o no a la única persona que puede ayudarme. Al final lo hago. Adrien contesta segundos después, más dormido que otra cosa, como es normal.
-Leah, sé que sueñas conmigo pero no es necesario que me llames para confirmarlo. -Es lo primero que dice el rubio y evito reírme.
-Necesito tu ayuda. Estoy fuera de casa y me va a dar algo con el frío que hace, además estoy escuchando cosas raras. He intentado entrar de muchas maneras pero no puedo porque es muy segura la maldita casa. ¿Podrías... venir a por mí? - La cuento rápidamente, espero que acceda.
Oigo desde la otra línea un fuerte suspiro.
-¿Porbaste a romper una ventana? - Pregunta con gracia y no hace falta que responda. - Ahora voy a por ti. Pero que sepas que después de esto me debes una muy grande. Es que, no sé qué haces pero todo el mundo o te echa de casa o te dejan fuera. - Comenta y me ofendo aunque sea la verdad.
Cuelga y me siento aliviada.
Sé que, a pesar de todo, aunque discutamos, peleemos o dejemos de hablar... estará para mí como yo para él. Siempre podré confiar en Adrien aunque a veces diga y haga cosas que me confunden o sean verdaderamente estúpidas. Al final de todo le quiero.
❄❄❄
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro