Capítulo 36
Llevo media hora encerrada en mi habitación y no puedo más. Suelo escuchar varios gritos desde aquí, cuando mi madre alza la voz hacia mi padre. Quiero saber que sucede, porque solo oigo reclamos y no me entero de nada cuando yo soy la primera que tiene que saberlo.
Al principio todo parecía estar bien, pero la conversación se fue intensificando y como si fuese una niña pequeña me enviaron a mi cuarto. Y aquí sigo.
A la mierda, que no tengo cinco años.
Abro la puerta de mi habitación, no me molesto en ser sigilosa. Salgo al pasillo y camino con decisión hasta las escaleras, y las bajo del mismo modo. Llego a la primera planta, justamente cuando estoy por entrar al salón la voz de Adeline me frena.
-Me niego. - Dice severamente ella.
-Puedo y lo haré, lo sabes perfectamente. Tienes casos de custodias todos los días, tengo permitido hacerlo. He hablado con mi abogado, se podrá poner en contacto contigo para enseñarte los documentos donde se especifica esto. No quiero acabar de nuevo en un juicio, Adeline. - Responde Josh, y comprendo a medias lo que dice, necesito que hable más. -Ahora, tengo que marcharme. Mañana volveré, y espero que recapatices. - Termina de contar y yo corro hasta las escaleras.
Finjo bajarlas y él sale por la puerta del salón. Me observa al momento, y no me gusta. Esto no me gusta nada.
-Me tengo que ir, Leah. Me ha encantado verte. Mañana volveré para hablar contigo. Adiós, hija. - Se despide de mí y no sé para qué va a venir mañana también. La manera en la que llama, no me hace sentir cómoda. Me molesta.
Mi madre sale segundos después y él se despide fríamente de ella para terminar saliendo por la puerta principal con una sonrisa superior. Ninguna de las dos decimos nada, solo nos mantenemos en silencio.
-¿Y bien? - Pregunto rompiendo el molesto silencio que se creó. Adeline centra su atención en mí, y sonríe con un atisbo de tristeza.
No me contesta, pero hace un gesto para que la siga. Se gira sobre sus pies y camina hacia el sofá, donde anteriormente se encontraba. Ambas son sentamos y espero a que hable.
-Leah, tú sabes que Josh tiene el derecho de verte y estar contigo, ¿cierto? - Asiento ante sus palabras. -Pues, él quiere llevarte estás Navidades a Alemania para que estés con él y su nueva familia. - Suelta de repente, y el tono de su timbre cambia a uno más serio. Me conoce, yo no me quiero ir ni por Navidad ni por vacaciones con ese tío.
Todos los cabos sueltos en mi cabeza se atan entre sí, esto era lo que quería Josh desde hace tiempo. Por eso nació ese repentino interés en mí, aunque parece que ya existía pero Derek no permitió que nos comunicaramos. Y solo me pregunto, ¿por qué? Si él quiere perderme de vista, ¿por qué apartarme de alguien qué puede hacerlo? Derek lo sabía y aún así me escondió para que me quedase. No lo entiendo, no le entiendo.
-¿Y si no quiero? - Pregunto esperanzada.
A mí me gusta viajar, me encanta conocer sitios nuevos. Alemania sería uno nuevo por ver y la idea me gusta en cierta parte. No obstante, no quiero ir con él, no me apetece nada estar con él y no sé bien por qué. Aunque, no puedo estar enfadada con Josh, no tengo ese derecho si él quería establecer una relación conmigo pero mi hermano no lo permitió. No sé que pensar, estoy exagerando todo.
-No puedes negarte, tienes que ir Leah. - Vuelvo a asentir y me levanto del sofá sin añadir nada más.
Cojo el teléfono y le mando un mensaje a Adrien, pidiéndole que venga a verme. A estás horas, seguramente estará tirado en la cama sin hacer una mierda.
Rubiales❤
En quince minutos estoy ahí. ¿Ha pasado algo?
Yo
Cuando vengas te excito.
Rubiales❤
¿Qué? Leah, por favor, respétame.
Yo
HAHAHAHAH
El autocorrector, quería poner explico*
Rubiales ❤
Ya, excusas, excusas.
Ahora nos vemos.
Veo el mensaje y no me molesto en contestar. Guardo el teléfono y me giro dispuesta a ir a mi habitación pero el sonido de unas llaves llama mi atención. Derek aparece por la puerta, y él rápidamente se fija en mí.
Aparta la mirada con desinterés y cierra la puerta. Se quita la chaqueta con algo de nieve encima y la cuelga en un perchero.
Le observo y dudo si decirle algo o no, aunque mi madre se adelanta y comienza a contarle todo mientras yo le miro apoyada en la pared. Sus expresiones son varias. Noto a la perfección como se incomoda cuando Adeline dice que Josh estuvo aquí hace minutos.
No vuelve a mirarme hasta que mi madre se despide de nosotros y sube a su cuarto. Nuestras miradas se encuentran y no sé que decir. La situación me parece extraña.
-¿Así qué, te irás? - Me pregunta, a mí, me está hablando después del tiempo en el que no nos dirigimos la palabra. Lo siento extraño, mucho. Por otra parte, una muy pequeña, me siento emocionada.
-Sí. Como tú querías. - Expreso haciéndome la indiferente. Derek se acerca hacia mí con lentitud y cuando está delante mía pronuncia algo que me hace sentirme estúpida por mi pequeña emoción anterior.
-Exacto, como quería y como quiero. - Susurra mirándome con una sonrisa superior, tiene la misma sonrisa de Josh. Se aleja de mí y sube las escaleras directo a su habitación.
-Gilipollas. - Murmuro cabreada.
Estar con Adrien es lo que necesitaba. Él es el único que me despeja la mente, bueno, sin contar a Effect.
Hablar con él me encanta, sobretodo bromear y reírnos por lo que sea. Es una buena compañía, me lo paso de puta madre con él. Me encantan sus locuras, tiene cada idea en mente...
Ahora estoy con él, en su coche comiendo una hamburguesa a las afueras de la ciudad. Son casi las diez de la noche y prácticamente hemos recorrido Greenville sin destino concreto. Lo necesitaba.
Hemos charlado de todo un poco, sin entrar en muchos detalles en temas diversos. Le conté brevemente el asunto de mi padre pero preferí no darle mucho énfasis. Sin embargo, hay un tema del que todavía no hablamos porque lo estuve esquivando, pero es inevitable.
-¿Has hablado con Ettore? - Pregunta con curiosidad, después de estar callados un rato mirando las luces de la ciudad. Es una vista increíble, y más desde que dejó de nevar.
Pienso en la posibilidad de mentir, ellos se pelearon y ahora están distanciados. Lo peor es que es por mi culpa, Adrien me contó todo lo que no sabía o no tenía mucha idea del todo. No, ¿qué coño? Paso de mentir, no hice nada malo. Tengo el derecho absoluto de hablar y hacer lo que me de la gana.
-Sí, está tarde estuvimos hablando. - Contesto sin más, noto como se tensa por mi respuesta. No puedo mantener la boca cerrada y sigo hablando. -Le he perdonado. - Respondo esperando su respuesta. Vuelvo a mirarlo y sí, está molesto.
Asiente sin decir nada, termina de comerse un trozo de su hamburguesa y sale del coche dando un portazo. ¿Qué hace?
Pasan varios minutos, y no vuelve. Desecho la idea de que haya ido a tirar algo así que salgo yo también. El frío es más notorio aquí, ya que estamos en la parte más alta de la ciudad, y cerca del bosque.
Me abrocho del todo el abrigo y le busco con la mirada. Adrien se encuentra a varios metros, delante del principio de la arboleda. Escucho como expulsa el humo del cigarro que se ha puesto a fumar.
Hago el amago de acercarme a él, aunque el tono de su voz me detiene.
-No lo entiendo. - Dice y me siento confusa.
-¿Qué? ¿Qué no entiendes? - Inquiero dudosa.
-A ti. - Contesta dándose la vuelta para mirarme. -No entiendo como no lo ves. - Responde con rabia.
-¿De qué estás hablando? - Pregunto sin comprender nada.
-De Ettore, de ti. No entiendo tu manera de verlo, tu intriga por él. Lo veo en ti, Leah. Cada vez que aparecía su nombre en alguna conversación prestabas atención o cuando entraba a clase. Siempre lo he visto. - Su respuesta me deja algo tocada. ¿Qué? ¿En serio me ponía así?
-Adrien, no digas tonterías. Solamente veo a Ettore como un tío más, nos hemos liado y lis- No me deja continuar.
-No, si lo vieras de esa manera no metería mis narices en el tema. Al principio me daba igual, incluso me divertida lo vuestro. Pero, tu manera de mirarlo ha cambiado. - Vale, suficiente.
-¿Qué dices? Mi supuesta manera de mirarlo es la misma de siempre, no sé que estás diciendo. - Contesto comenzando a molestarme. Aparto la mirada y suspiro.
-Claro que sabes de lo que hablo. ¿Sabes cómo le miras? Con futuro, así le miras. Por eso te lo digo, porque me importa, me importas y ver más con él es un error. Llevo años junto a Ettore y sé de lo que hablo. Si crees que lo conoces o sabes algo de él estás completamente equivocada. Nadie lo conoce realmente.
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