Capítulo 34
Pasa el tiempo y todo sigue su curso. He seguido con normalidad mis días. Ya hemos comenzado con más exámenes y estando en mi curso las pruebas son frecuentes y debo empezar a estar pegada a los libros.
Como era de esperar, suspendí el examen de física y química, lo cual es bastante patético. Decir que hasta James aprobó, deja todo claro. Igualmente, no estoy preocupada por ello, en el siguiente posiblemente saque un sobresaliente, lo que compensará de lleno mi mala calificación.
Saco el libro de historia, y lo pongo sobre la mesa. Intento entretenerme mirando las pequeñas imágenes o obras de arte que adornan los margenes de personas importantes con sus fechas correspondientes en el pie de foto.
Bah, que aburrimiento.
Dejo el libro a un lado y me pongo a charlar con Morgan, que se encuentra delante mía. Es una mala idea porque empieza a contarme su vida, la cual no me interesa en absoluto. Que pesada es...
-Vendrá en Navidad a vernos después de tanto tiempo. ¿No es genial? - Yo la miro y asiento por hacer algo. Que me deje en paz.
-Ajá. - La digo vacilante.
Vuelve a ponerse a parlotear y yo me dedico a ignorarla prestando atención a cualquier otra cosa. De repente su voz cesa y el alivio se instala en mí. Sin embargo, al voltear la cabeza encuentro la causa de su repentino silencio. Ettore sin decir una sola palabra se sitúa a mi lado, ¿qué hace sentándose aquí?
Me siento correctamente, y saco el cuaderno al ver la silueta del atractivo profesor entrando a clase. Echa una mirada rápida alrededor y todos los que estaban de pie toman asiento.
Trevor no tarda en ponerse a dar su lección visiblemente preparada. Hace varias preguntas esperando nuestras patosas respuestas, escribe datos importantes de hechos históricos y nos pone un par de ejercicios mientras se va a por unas fichas de deberes que nos dejará para hoy.
Termino rápidamente el primer ejercicio, y me pongo con el segundo. Busco la información en el libro, tratando de hacerme la indiferente por tener a Ettore al lado. Mandarle a la mierda el otro día fue más difícil de lo que pensé.
Sin poder evitarlo, le lanzo una rápida mirada y está escribiendo en una hoja que para mi sorpresa me pasa al segundo. Su expresión es seria y no me observa en ningún momento.
Con duda cojo el papel y lo ojeo.
Clase 2.11- 15:30
¿Cómo?
Cínicamente arrugo el papel tirándolo hacia atrás. Me hago la dura y continúo con la tarea. Observo su reacción por el rabillo del ojo y me extraño al verlo sonreír de lado.
Trevor no tarda en regresar para corregir los deberes. No obstante, su clase deja de interesarme por completo. En mi cabeza ronda la opción de acudir a esa clase o dejarle plantado para irme a casa.
❄❄❄
-¿¡Por qué hiciste eso!? - Grita Chloe tirando la cuchara dentro del bote de helado. Su expresión es de incredulidad.
-¿Qué esperabas? Estaba claro no iba a ir. - Respondo con obviedad, metiéndome una cucharada del delicioso chocolate en la boca.
-En serio, no puedo creer que hicieras eso. - Sigue con lo mismo, no sé por qué se lo toma así.
-Deja de ser tan exagerada. No es para tanto. - Contesto esperando acabar con el tema, pero no es así.
-Es que ese es tú problema. No sabes que sí es para tanto. Llevo tiempo con James, y eso también incluye con sus amigos. He visto como se comporta Ettore, y sé que él no es de los que persiguen a nadie, menos van a disculparse. Así que, créeme cuando te digo que esto no es otra tontería. Deberías haber ido. - Finaliza con seriedad Chloe, y entonces me lo cuestiono.
Joder, ¿debería haber ido?
Pretendía hacerme la difícil aunque tenía curiosidad por asistir. Solo no quería "caer" tan fácilmente, para demostrarle que... no sé que quería dejarle ver. Pero es que sigo enfadada, no debió haberme echado como si fuera un perro a la calle, tuviese sus razones o no. No hay excusas.
-¿Se te olvida lo qué me hizo? - La pregunto, esperando su respuesta.
-Sí, lo sé y fue horrible. Pero, por mis dotes de adivina -no olvides que siempre tengo razón-, sé que hay algo más y se lo sacaré a James, que él siempre sabe algo. - Dios, no soporto su rollo de adivina aunque siempre acierta la pesada, y me lo echa en cara la plasta.
-Lo dudo. Totalmente, me da igual. - Murmuro guardando la caja en el congelador.
Mi mejor amiga está por decir algo, pero se calla cuando la puerta de la cocina se abre. Derek entra con normalidad y la saluda con un asiento leve. Me giro y paso por su lado como si nada cogiendo las cucharas para dejarlas en el fregadero.
Él se sienta bebiendo agua, mirándonos hasta que salimos. Que incómodo se vuelve todo cuando estamos juntos en una habitación.
-Veo que todo sigue igual. - Habla la rubia al llegar a mi cuarto.
-Y así seguirá. - Respondo entrando al vestidor quitándome los zapatos y la camisa gris. Los dejo tirados, ya los recogeré.
Me visto rápido por el frío que hace. Aunque pusimos la calefacción sigue haciendo un frío terrible. Posiblemente vaya a nevar más tarde.
Me quedo en sujetador y poniéndome una camiseta larga salgo y veo encima de mi cama a Chloe con mi teléfono sonriendo demasiado. ¿Qué hace?
-Sabiendo como eres, me agradecerás esto. Te importa y no dejarás de darle vueltas pensando que quería decirte Ettore. Así que, de nada. - Sin entender nada, me acerco a ella agarrando mi teléfono.
-Te mato. - Mascullo soltando el móvil, sin poder creer que haya añadido el teléfono de Ettore en mi móvil y lo haya citado de mi parte.
-Nah, me lo agradecerás. - Comenta sin darle importancia, con una pequeña sonrisa.
-No iré. Le voy a dejar plantado por segunda vez en el día. - Concluyo y ella niega.
-No, te conozco y irás. Te mueres de ganas. La orgullosa soy yo, no tú. - No la replico porque tiene razón. - Mira, vas, le escuchas y sino te interesa o no convence te marchas. Es muy simple, pero escúchalo, por favor. Yo no quise escuchar a James cuando debí hacerlo y hemos cometido muchos errores desde entonces. Solo escúchalo. - Que bien se le da convencerme, por eso la odio y la vez la quiero.
Después de dos horas estoy sentada en un bonito sillón rosa oscuro de una silenciosa cafetería, mirando por la ventana como caen los pequeños copos de nieve del cielo. Poso mis manos heladas en la taza de chocolate caliente pensando que rápido está pasando el tiempo. Ya estamos a finales de octubre, no me extraña que en unos días estemos cubiertos hasta las rodillas de nieve.
De pronto la característica campanilla de la entrada del local suena, indicado que alguien acaba de ingresar al establecimiento. Levanto la mirada y mis ojos se encuentra con su vista azulada. Mis nervios se intensifican cuando camina hacia aquí. Debería haberme ido cuando podía.
-Hola, Leah. - Saluda él con la voz seca, sentándose frente a mí.
-Hola. - Le digo de vuelta, incómoda.
En lo que se quita la chaqueta y ordena algo permanecemos en silencio.
Le observo y veo como se revuelve el pelo quitándose los pequeños copos de nieve que se le han pegado.
-No viniste. - Dice después de un rato, ambos con nuestras bebidas.
-No quise, pero luego me lo pensé mejor y quiero escuchar lo que tengas que decir. - Respondo con el mismo tono que él. -Así que, ¿qué quieres decirme? - Pregunto, esperando sus razones.
Ettore resopla y se apoya en el respaldo del sillón verde oscuro. Se sube las mangas de la sudadera y al ver sus tatuajes y sus venas marcadas se me corta la respiración y aparto la mirada. Joder.
Antes de hablar, disimuladamente examina todo el local y vuelve la mirada hacia mí. Su mandíbula está apretada, algo pasa.
De un momento a otro, su actitud cambia repentinamente y me extraña. No entiendo nada.
-Mejor vamos a mi casa. - Susurra metiendo su mano para sacar un par de billetes, de los que habría que dar bastante cambio.
-¿Qué? No, nos quedamos aquí. - Replico, sin moverme.
Mi respuesta parece irritarle, pero no reacciono. Se aproxima a mí y alza una mano acariciando mi mejilla, yo poso mi mano encima de la suya dispuesta a quitarla pero me susurra que no lo haga, demandante.
-Leah, solo haz lo que te diga. - Murmura sin dejar de observarme, por la forma en la que habla parece algo serio así que decido hacerle caso.
Se levanta y yo le imito. Ettore se pone la chaqueta igual que yo. Preparados para salir, me da la mano y salimos con tranquilad del local. La nieve empieza a teñir las calles.
Hasta que llegamos a su coche, y subimos a él no pronunciamos palabra. Yo me río forzosamente cuando Ettore dice que lo haga, aunque sigo sin entender lo que sucede.
Enciende el motor y salimos de ahí. Cuando estamos lo suficiente lejos le digo que me explique que sucedió pero se niega.
-Todavía no. - Dice solamente, sin darme pista de nada.
Llegamos a su edificio después de cinco minutos. Aparca en la calle contraria y salimos de su vehículo. Entramos al edificio y comenzamos a subir las escaleras. No puedo con tantos escalones.
Abre la puerta y nos adentramos a su casa. Avanzamos hasta llegar a los sofás y nos sentamos, a una distancia prudente.
-¿Quieres contarme de una vez que ha pasado? - Inquiero impaciente.
-Teníamos que salir de ahí. Me están siguiendo. -Dice de una vez, apartando la mirada.
¿Qué?
-¿Quién? - Pregunto, curiosa.
-No necesitas saberlo. - Contesta con simpleza.
-¿Y por qué? - Vuelvo a curiosear.
-Eso tampoco necesitas saberlo. - Responde mirándome.
En mi cabeza se empiezan a atar cabos, y veo que sí había varias razones.
Cuando voy a hablar, una vibración proveniente del bolsillo de mi chaqueta evita que formule mi pregunta. Bajo la cremallera y lo cojo, al ver el repentino mensaje sé que hay problemas.
Zorrafavorita
Ven a tu casa ya.
❄❄❄
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro