Capítulo 32
Me encierro en mi habitación y me dirijo a mi cama mientras me saco la ropa de encima. Solo quiero dormir y olvidar este día, porque de lejos ha sido el peor. Lanzo la chaqueta lejos de mí, me desato los zapatos y me los quito con rapidez, me desabrocho la falda y la dejo caer al suelo, me deshago de las medias y solo me quedo con la camiseta que es lo único que no tengo manchado.
Tan rápido como puedo me tiro contra la cama intentando conciliar el sueño, pero no consigo dormir, todos los acontecimientos pasean con libertad por mi mente impidiéndome descansar. Me dejo llevar por ellos, y pienso en lo que sucedió horas atrás en mi casa con Derek, como Ettore me echó de su apartamento, mi confusa vuelta a casa, como me perdí en el camino, mis desesperadas llamadas a Adrien, y mi encuentro en el callejón con alguien inesperado.
UNA HORA ANTES.
Escucho otra motocicleta acercándose por la esquina y rápidamente me adentro en un oscuro callejón. Me escondo detrás de un gran cubo de basura, asqueándome sin remedio.
Mi cuerpo se deja caer con lentitud al suelo, sentándome en él a pesar de lo sucio que está. Lleno de extrañas sustancias y trozos de basura por los lados. Esto es un completo asco, ¿cómo he llegado aquí?
Recuerdo que volvía a mi casa hace una hora, insultaba a Ettore sin césar y a mí misma por ser tan idiota por no irme con Blair.
Caminé por calles irreconocibles para mi memoria, y al escuchar una motocicleta detrás mía deteniéndose corrí por sitios que no recuerdo para acabar en estas descuidadas calles, con edificios viejos, abandonados o con mucho jaleo provinientes de ellos. Bares de la mala muerte, gente con pinta de haber estado en la cárcel; entrando y saliendo por la puerta, junto a mujeres que posiblemente eran prostitutas.
Y ahora aquí, detrás de un cubo de basura, perdida, sola y temiendo por mi vida. Joder, esto me parece tan surrealista. No sé que hacer. ¿A quién llamo? A mi madre no podría ser, está en Nueva York. Derek sería un gasto de saldo, ni me lo cogería. Solo me queda Adrien... pero no me coge las llamadas, me cuelga al instante. Está enfadado conmigo y lo entiendo.
Si me hubiese ido con él esto no hubiese ocurrido. Me habría llevado a casa y ahora posiblemente estaría en mi cama durmiendo sin ningún trauma como el que tendré si continuo aquí.
No puedo seguir más en este sitio, tengo muchísimo miedo de lo que pueda ocurrirme en este lugar desconocido. Con las manos temblorosas por el miedo mezclándose con mi paranoia además del helante frío, saco mi teléfono y busco en mis contactos a Blair, de nuevo.
Por favor, Adrien. Cógelo.
Mis plegarias son en vano, aunque está vez salta el contestador, lo que indica que apagó su móvil. Suena un pequeño pitido y decido dejar un mensaje, espero que al menos lo escuche.
-Adrien, te necesito. - Hago una ligera pausa sorbiéndome la nariz. - Sé que estás enfadado conmigo pero realmente te necesito. Ettore me echó de su apartamento y me perdí volviendo a casa. No sé donde me encuentro. Me metí por donde no debía y llevo una hora en este lugar. Me he escondido detrás de un cubo de basura y tengo mucho miedo. Por favor... ayúd- No puedo terminar porque mi móvil se apaga.
-Joder. - Mascullo soltando maldiciones en susurros.
Atraigo las rodillas a mi pecho y descanso mi cabeza en ellas. No sé que puedo hacer. Sin dinero, sin teléfono, sin puta idea de mi paradero... Estoy bien jodida y es todo por mi estúpida atracción por Ettore, quien empezaba a interesarme de una manera superior pero ni siquiera le importó echarme a la calle como a un perro. No le importó una maldita mierda.
Un fuerte sonido provoca que alce la cabeza sobresaltándome y dejando mis pensamientos de lado. Miro por un pequeño hueco entre la pared y el cubo. Es una pelea, y pinta muy mal. Son dos hombres, uno en el suelo intentando taparse del otro tipo que le pega patadas sin parar. No hay nadie a su alrededor, solo se oye los quejidos del hombre perjudicado.
Hago un movimiento con el pie queriendo levantarme discretamente y huir, pero sin querer tiro una botella vacía de vidrio al suelo que estaba a un lado. No se rompe, pero atrae la atención del golpeador. Gira su cabeza hacia el callejón donde me encuentro escondida y me hielo. Le da una última patada al hombre jadeante y se encamina a mi dirección con paso decidido y de lo más intimidante. Intento ver su rostro pero las pocas farolas que se encuentran en la calle no llegan a alumbrarle la cara, menos aún llega algún destello de luz aquí dentro.
Me levanto sin ser visible y agachada me alejo de la basura buscado otro espacio para esconderme, pero no veo absolutamente nada. No, no y no, debo hacer algo. Me agacho y recorro con rapidez mis manos por el suelo buscando un objeto útil. No dejo de avanzar hasta que doy con un paraguas, bueno, el palo. Es lo único que necesito.
Me sostengo en la pared y me conduzco por él hasta llegar a su final. Es un callejón cortado, como esperaba. Giro sin perder el equilibrio por los variados objetos en mi camino y me apoyo en la pared, de espaldas en este pequeño espacio. Oigo sus pisadas acercándose y el miedo se intensifica en mi cuerpo al igual que la adrenalina, el corazón me palpita con rapidez, el nerviosismo intenta paralizarme pero no puedo, solo pienso en lo que debo hacer a continuación.
Sujeto el palo con firmeza, no tengo que dudar, un golpe en la cabeza y echo a correr con todas mis fuerzas hasta estar lo suficientemente lejos de ese sujeto.
Sus pasos son más cercanos y cada vez elevo más el palo. Agudizo mi sentido auditivo y incluso escucho su respiración. Es la hora.
Subo el palo y lo impulso para dar un golpe que provoque dejarlo un tiempo cao. Antes de que el palo pueda siquiera rozarlo, se gira de manera veloz y me aprieta contra la pared tirando mi arma lejos.
Su codo presiona mi cuello y me cuesta respirar. Mantengo los ojos fuertemente cerrados, mientras pequeñas lágrimas caen de ellos. Voy a morir y todavía no he cumplido ni la mitad de las cosas de mi lista. Ni he podido decirle el último adiós a Chloe.
-Por favor... - Suplico en un pequeño susurro, apenas puedo hablar.
-¿Leah? - Cuando oigo su voz pronunciando mi nombre siento de nuevo el aire recorriendo mis pulmones.
Toso por la presión que ejercía en mi cuello. Limpio mis pocas lágrimas y entonces un fuerte brillo me da en la cara pero lo aparta de mi vista, supongo que confirmando que soy yo con una linterna. Abro los ojos y me encuentro con la persona que menos esperé encontrarme, mi miedo desaparece y me siento extrañamente a salvo.
-¿Qué coño haces aquí? Podrías haberte encontrado con alguien peor que yo. - Dice bastante confuso y a la vez serio por su advertencia.
Salimos del callejón, mientras le cuento rápidamente mi situación. Me fijo en que el hombre al que había pegado con anterioridad ya no está.
Le lanzo una mirada interrogante por ello.
-Peleas de bar. - Se excusa en eso, y no sacamos más ese tema.
-¿Estáis en ese local? - Pregunto observando el bar de enfrente
-Sí, aunque yo salí por unos asuntos. - Asiento y yo solo pregunto por la persona que me interesa.
-¿Adrien también está ahí, verdad? - Inquiero esperanzada, parando a varios metros del antro, no pienso entrar ahí si él no está.
-No, se fue con Bridget hace horas. - Contesta con simpleza, dándome a entender por qué se fueron juntos. Me decepciono con la respuesta y paso al plan B, necesito salir de este lugar cómo sea.
-No sé como irme de aquí, Zach. ¿Podrías llevarme a casa? Por favor, no tengo a nadie más. - Suplico sin más opción, odio tener que llegar a esto pero realmente estoy desesperada.
El duda unos segundos y yo me doy por vencida. - Vale, te ayudaré. -Contesta y quiero saltar de la emoción pero me contengo. -Pero, me debes una. - Asiento desconfiada, no obstante, acepto. Es justo.
Nos dirigimos a su coche y le doy mi dirección. La trayectoria es silenciosa y así lo prefiero. Solo pienso en llegar a casa y tener algún mensaje de Blair.
. . .
Me envuelvo más en mi sábana y intento dejar todos mis pensamientos de lado para dormir, pero al rozar mi nariz con mi camiseta el aroma de Ettore se mete por mis fosas nasales dejándome con los sentimientos a flor de piel. Recuerdo sus labios saboreándome, sus manos acariciando mi piel, él mirándome con perversión, para luego hacerlo con frialdad. Ahora nada de eso importa, no volverá a pasar.
Mis ojos se hacen más pesados y poco a poco mi mente me permite descansar después de este día, aunque el recuerdo de Ettore no desaparece. Sueño con él, todo él.
❄❄❄
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro