Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16


Me levanto como puedo, me escuece alguna parte de la pierna. Sin embargo, no me impide moverme.

Antes de que se den cuenta de mis intenciones, corro en dirección a las escaleras. De nuevo a correr.

Subo lo más rápido que puedo, mientras lo hago, miro hacia atrás, esperando que no me alcancen pero mucho no les queda para llegar a mí.

Entonces al volter la cabeza me choco contra algo, y siento que mi cuerpo se va hacia atrás. Antes de que pueda romperme la cabeza, me cogen de los hombro impidiéndolo.
Levanto la cabeza y me encuentro con la penetrante mirada de Ettore. Se ve enfadado, mucho.

Sin dirigirme la palabra me echa a un lado con escasa delicadeza, yo me quedo sin habla y quieta.

Él baja las escaleras, y entonces los pasos apresurados de esos energúmenos cesan.

Con curiosidad, me arrimo para ver si puedo escuchar o ver algo. Solo veo la silueta de Ettore, pero puedo oírlo todo. Están a varios metros.

-¿Después de todo, os atrevéis a venir aquí? - Escupe con indiferencia.

-Nosotros n..no lo sabíamos, qué era tu chic..ca. Pérdonanos. - Suplica uno de los hombres.

Lo dice como si les fuera a matar, y suplican por su vida.

-Largo. - Ordena él. Yo vuelvo donde estaba, esperándole.

Entonces sube y yo me quedo quieta. Pasa por mi lado, y al ver que no me muevo, retrocede.

-Ven. - Demanda con enfado.

Hago lo que me dice. No me gusta que me den órdenes, pero además que yo lo he hecho, no es la mejor situación para reprocharselo.

Llegamos a su piso. Abre la puerta, y entra. Yo detrás suya, algo incómoda.

No tenía la idea de quedarme en su apartamento a dormir. No es un desconocido, pero no tenemos esa relación de "amigos". Solo somos conocidos a secas.

Cierro la puerta, y sin saber que hacer me quedo de pie. Miro mi móvil y no tengo ninguna notificación.

Es algo triste, pero yo esperaba un mensaje de Derek. Soy bastante ilusa.
No me había acordado de él hasta ahora.

-Leah. - Al escucharle, muevo mi vista hacia arriba y le veo apoyado en la barandilla cristalina de la segunda planta.

Guardo mi teléfono, y subo los escalones yendo en su dirección.

-Puedes dormir aquí. - Dice cuando ya estoy a su lado.

Señala una puerta, deduzco que será una habitación de invitados.

Asiento, y me acerco para adentrarme.

Definitivamente, tiene un muy buen gusto, además de una ligera obsesión con el gris.

La habitación es espaciosa, muy grande. En el suelo hay una moqueta gris clara. Una cama pegada a la pared. Es de dos plazas, sus sábanas son grises, y tiene varias almohadas.
A sus lados tiene mesillas de noche, son negras y ambas tienen dos lámparas blancas. Junto a un jarrón con varias flores rosas.
Al lado derecho, hay dos sillones también grises. Con una mesa en medio de ellas. Detrás suya, una ventana mediana con cortinas que tapan toda la pared. Tienen formas abstractas. En el techo cuelga un candelabro. Es dorado y contiene varias luces.

Sin poder evitarlo me tiro a la cama con los brazos abiertos.
Me encanta hacer esto. La cama es super blandita, me hundo lentamente en ella.

Escucho una tos seca, y me congelo ligeramente. Me bajo de la cama con velocidad, y veo que está en el umbral de la puerta. Escondiendo la vergüenza que tengo, veo que tiene algo de ropa en las manos.

-No hace falta. - Me apresuro a decir. Ya es bastante estar jodiendo en su casa para que tenga que darme ropa.

-Es igual. - Responde como si no le importase, antes de entregarme sus prendas.

Se da la vuelva y se va. Deduzco que a su habitación.

Cierro la puerta y cojo la ropa. Es un chándal. Unos pantalones grises, creo que me quedarán bastante grandes. Y una sudadera negra enorme.

Antes de quitarme la ropa, con mi usual paranoia voy a tapar la ventana. Me empiezo a incomodar si no lo hago. Corro las cortinas, y ya puedo cambiarme.

Me quito los zapatos y los dejo a un lado. Me deshago del jersey, y me quedo en sujetador, que no me lo quito todavía. Y los vaqueros me los bajo lentamente. Entonces, siento ardor en una de mis piernas. Las miro y me sorprendo al ver un raspón con poca sangre seca.

Luego me lo limpio.

Me pongo la ropa de Ettore y al pasar la sudadera por mi cabeza me llega un olor bastante satisfactorio.

Huele increíble, me lo acerco a la cara y me deleito con el aroma. Es fresco y atrayente, el perfume de hombre me encanta.

Después de olerla un rato más, me la termino de poner y me llega hasta la mitad de mis muslos.

Al ponerme los pantalones ya sí que doy vergüenza ajena. Me quedan gigantes. Los remango, y así no haré tanto el ridículo.

Salgo de la habitación, y voy a la puerta de al lado. Abro y cierro. Me limpio la herida con agua y papel. Con mejor pinta, me bajo el pantalón y, indecisa miro mi dedo.

Es lo único que hay.

En un pequeño armarito encuentro pasta de dientes y me echo un poco en el dedo.

Servirá, algo es algo.

Me "lavo" los dientes como puedo. No son más de dos minutos cuando acabo. No quiero pedirle a Ettore nada, me da cosa.

Miro mis muñecas en busca de alguna goma de pelo, siempre procuro llevar una. Entonces, me hago una coleta alta. Varios mechones cuelgan, pero da igual.

Salgo del baño, y me dirijo a la habitación. Dejo la puerta semiabierta. Pongo la alarma en el móvil.

Mañana hay clases, el segundo día. Y a mí me da por hacer estupideces.

Dejo el teléfono a un lado, y me meto en la cama. Apago la luz e intento dormir.

❄❄❄

ETTORE


Miro en silencio el cuadro.

Estoy tirado en uno de los sofás observando una de mis pinturas favoritas, se encuentra delante mía.

El pintor lo comparó con la manera de pensar del ser humano.

El cuadro consta de un paisaje, con muchos árboles, todos queriendo ser iguales, idénticos, siguiendo a uno en concreto. Pero hay algo que me llamó la atención de él.

Hay uno que es diferente, ese, en vez de tener sus hojas de un verde llamativo las tiene de un tono rojizo.

Ese único árbol está en el centro, rodeado por los demás. Atacado y incomprendido. Sin saber el porqué del desprecio adquirido.

Solo son árboles, pero acierta con la mentalidad del presente.

De repente, escucho un crujido que me hace ponerme alerta, y salir de mis pensamientos.

Veo una silueta bajando por las escaleras. Cuando baja, la luz la alumbra y al verla con mi ropa siento ganas de reirme, que hacía un tiempo que no la tenía. Pero no lo hago.

-Hola. - Susurra con cierta incomodidad.

No la digo nada, solo la miro durante unos segundos para apartar la mirada y centrar mi atención al cuadro.

-¿Tú tampoco puedes dormir? - Vuelve a hablar. Se sienta a mi lado.

Me fijo más en ella, y observo que tiene el pelo completamente desordenado. Mi ropa le queda caída, sin embargo eso no le quita su atractivo. Al contrario.

-No. - Contesto seco.

El silencio que reina la sala se vuelve algo intenso. Yo no digo nada, ella parece pensar en algo.

-¿Vivas solo? - Pregunta, de nuevo.

-Sí. - Respondo sin nada que añadir.

-¿Cuántos años tienes? - Interroga.

Pienso antes de contestar, me disgusta tener que dar información de mi vida. Sin embargo, la contesto.

-Diecinueve. - Suelto después de haberme quedado callado.

Mi respuesta parece dejarla aún más pensativa, aunque no la detiene para seguir preguntándome cosas. Algo que extrañamente no me irrita, por el momento.

-¿Esto acaso es el juego de las preguntas? - Me atrevo a decir, giro mi cabeza esperando su respuesta.

-Tal vez. ¿Acaso al chico malo le gusta jugar? - No sé como lo logra, pero suelto una carcajada.

-Soy más de acciones, yo no soy Adrien. - Digo levantándome, y dejándola con la palabra en la boca.

❄❄❄

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro