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Capítulo 12


No hago nada.

No me muevo, no voy detrás de él. Dejo que se largue, que huya de los problemas. No es la primera vez.

Minutos después escucho un fuerte portazo proveniente de abajo. Deduzco que es la puerta principal.

Suelto un largo suspiro, y pienso en sus palabras, examino su habitación en busca de alguna pista. Sin embargo, no hay nada que me aclare la mente, solo desorden.

Me siento muy confusa, y empieza a dolerme la cabeza. Comienzo a sentirme frustrada, abrumada al ver que hay cosas muy importantes que no sé, y debería ser la primera en conocerlos.

Puede que este exagerando. Seguramente será una chorrada sin importancia.

Te irás...

Su voz sonaba tan desesperada y melancólica. Odiando que aquella situación sea la realidad, una que desconozco por completo.

¿A dónde habrá ido? A lo mejor a casa de Ryder, él lo comprende, se entienden muy bien. Son verdaderos amigos.

Ya, cuando vuelva a casa, podremos hablar las cosas con tranquilidad, y todo volverá a ir bien, medianamente, por lo menos.

Será mejor que no me quede esperándole como estúpida y haga algo productivo.
No tengo que darle tantas vueltas y comerme la cabeza.

Salgo de su cuarto y cierro la puerta detrás mía. Avanzo por el pasillo y me encuentro con la lata de cerveza. La recojo y subo con ella a mi habitación.

Subo los escalones con pesadez, siempre subo las escaleras así. Nunca tengo ganas de nada, que vaga soy.

Suelto una risita, y voy más rápido. Enciendo las luces, ya que no hay ventanas para alumbrar el pasillo. Eso me suele dar miedito.

Camino hasta mi puerta, pero antes, observo la sala de juegos de Derek.

Tal vez, solo tal vez, haya algo que me pueda ayudar. Pasa el 75 % de su tiempo allí, algo debe haber. O, solamente juegos y cervezas. No pierdo nada en mirar.

Abro la puerta y me encuentro con lo que esperaba. Una gran sala oscura, con un gran sofá en el medio de está. Una tele de demasiadas pulgadas para ser real, está incrustada en la pared.

Busco un cubo de basura. Al verlo lanzo la lata y acierto. Que buena puntería tengo, por lo menos ahora.

Hay una mesa cuadrada y alargada entre la tele y el gran sofá negro.
En ella hay varios mandos, y otros de videojuegos. Detrás, al final del cuarto hay una puerta, que llama totalmente mi atención.

Sin importarme nada más, me acerco a ella. Por el camino tropiezo varias veces con algunos juguetitos o aparatos parecidos.

Con cierta intriga (como siempre), agarro el mango y tiro de el, pero no se abre.

¿Está cerrada? ¿Por qué?

Forcejeo unos minutos más, pero es inútil. Antes de poder pensar más soluciones para abrirla, ya que encontrar la llave me llevará más tiempo, tocan al timbre.

Que casual todo.

Esto debe ser una señal. El universo no quiere que abra esa puerta.

Puedo escuchar el sonido desde aquí porque, además de que la casa está en completo silencio, hay un tipo extraño de altavoces que hacen que el sonido del timbre se escuche por toda la casa. Sobretodo aquí arriba.

A regañadientes me olvido por el momento de la puerta y salgo de el cuarto de juegos.

❄❄❄

DEREK

Llevo horas fuera de casa. No sé que hacer. No puedo pensar con clariadad. Estoy sentado en el coche, aparcado a las afueras de Greenville, en una inhóspita carretera. Al lado de un bosque solitario.

-¿¡Por qué lo dije!? - Grito tirando de mi pelo con frustración.

No debería haber abierto la boca, soy un pedazo de gilipollas. Solo debía haberla gritado un rato, quedar como el malo y fin. No más dramas. Así nadie salía tan perjudicado como será ahora.

Siempre la cago. Ella tampoco es que tenga la culpa de lo que sucede. La culpa de todo la tiene el imbécil de mi padre. Cree que puede hacer lo que quiera, cuando quiera y con quien quiera. Su especialidad es manipular a la gente, es su talento. No permitiré que le haga eso a Leah.

Estoy asustado. Tengo miedo de volver y me vuelva a preguntar porque no me controlaré y lo soltaré todo, y eso no lo puedo permitir.

Llevo mucho tiempo ocultándoselo, ignorando el tema. El asunto es que no hiciera preguntas, y funcionó, hasta hoy.

Sé que tenía dudas, que lo pasaba mal porque papá no la llamaba (en realidad sí lo hacía). Pero, fui demasiado egoísta, y lo sigo siendo. Pero no puedo permitir que Josh lo haga. Mamá también está enterada, y se lo iba a contar pero le dije que me dejara a mí.

Pero no lo hice, ni lo pienso hacer. Con tantos viajes que hace y tanto trabajo que ha debido olvidarlo, o no decir nada. Ella tampoco quiere que pase.

¿Por qué tenía que hablar de ello? Ni siquiera le importaba Josh, empezó a olvidar el tema, pensé que todo se habría arreglado. Que equivocado estaba.

Con la cabeza hecha un desastre, intento calmarme. Debo volver a casa, y, no hablar de ello. Sí, y la ignoraré, la gritaré. Así se enfada y no me habla el resto de la semana.

Leah tiene muy mal carácter. Siempre lo ha tenido.

Un poco más aliviado arranco el motor y vuelvo a conducir directo a mi casa, aunque todavía no tengo ganas.

No quiero enfrentar la situación, no quiero dar la cara.

¿Cómo lo haría? ¿Qué puedo decir? ¿Tengo excusa por ocultarle la verdad? Sí, la verdad. Tengo razones por hacer lo que hice.

Sin embargo, pensé en mí. A lo mejor ella sí quería marcharse y yo le negué esa oportunidad.

Quiere llevársela, y puede hacerlo, y lo hará. Me las he arreglado durante mucho tiempo para que no enterara, y que Josh fuera paciente. Miles de excusas, incluso llegué a decirle que había tenido un accidente (nada grave). Fue demasiado arriesgado y exagerado, pero, ya no sabía que decir. Estaba desesperado.

Le conté que estaría unos días en observación. En las vacaciones me inventé que se había ido de campamento, o algo así. Todo suena ridículo, pero él era un hombre ocupado, tampoco estaba cien por cien pensando en el tema.

Pero ayer... Pase su límite, me amenazó. Ha averiguado lo que pretendía, y está muy enfadado. Por eso he ignorado sus llamadas desde el sábado, pero hoy la cogí.

Y, estaba extrañamente amable. Preguntó por ella, pero le dije que no estaba, y coló. Algo trama, y dudo que lo descubra.

Él quiere llevársela, y yo no sé que más hacer.

❄❄❄

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