Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10


Derek aparca en los aparcamientos del instituto, donde solo hay tres coches.

-Hemos llegado demasiado pronto. - Me digo a mí misma al ver delante del edificio unas cuantas personas, diez aproximadamente. -Nos vemos luego. - Miro a mi hermano despidiéndome, él no me dice nada. Creo que no se ha percatado de que haya dicho algo.

Sigue con las manos en el volante con la vista al frente. Me encojo de hombros y abro la puerta.

Tendrá sueño, ayer volvió tarde a casa.

Sin darle más importancia salgo del coche, sin echarle una última mirada.

Saludo a un par de chicos del año pasado, a otros los ignoro porque no me acuerdo de ellos, tal vez me líe con alguno en cualquiera de las fiestas donde coincidimos, siempre que voy a una fiesta triunfo. Depende, la anterior noche no fue del todo bien, me quedé sin sexo.

De ahora en adelante me será un poco incómodo ver a Damien. Pasé de él cuando nos besamos hace un año, ¿por qué no hacerlo ahora?

Entro al instituto, aquí hay menos personas. Mis amigas vendrán en unos diez minutos.

El largo pasillo me recibe, a la izquierda hay unas escaleras al igual que que la derecha, las dos llevan al segundo piso del instituto. Tiene tres.

Las taquillas están más adelante, son grises, nada de color. Muy aburrido a la vista, eso siempre lo decía la creativa de Chloe, lo volverá a decir, eso seguro.

Me dirijo a secretaría para recoger mi horario. Mis botas de tacón resuenan por cada paso que doy. Hoy no me apetecía unos zapatos planos.

Estoy enamorada de mi look, un jersey rosa palo, unos vaqueros azules apretados con un acabado roto, y unos botines de terciopelo del mismo tono que mi prenda superior, están de moda, y en mi opinión son muy cómodas.

Cuando llego a secretaría, que consiste en una ventana mediana donde se supone que debe haber una persona.

-¿Hola? - Pregunto asomándome un poco. Detrás de la ventana se encuentra una salita con una mesa llena de comida y rodeada de varios profesores, creo que esa es la directora, como engulle esas magdalenas, esto es terrorífico.

Todos siguen la voz hasta mirarme, dejan de reírse y compartir alguna historia divertida de sus veranos.

Un hombre que estaba terminándose una rosquilla se levanta con cierta molestia mientras se sacude la camisa.

No esperaban a alguien tan pronto, que se jodan. Luego les vendrán más de quinientas personas, por una antes no se mueren.

-¿Nombre? - Pregunta con seriedad el gordinflon del secretario o lo que sea.

-Leah Baker, último año. - Contesto, a la vez respondo las demás preguntas que iban a continuación. -Le ahorro hablar más. -Sonrió falsamente hacia él. Me observa cabreado. Él ha empezado.

Empieza a buscar los horarios en unas carpetas rojas.

Me cruzo de brazos esperando y de paso echo una mirada a los que puede que sean mis profesores este curso.

Reconozco a Margaret alias vieja amarga, me sorprendo al verla reírse, eso nunca lo había visto, sus dientes amarillos se ven perfectamente así.

Esa era mi tutora de lengua, espero que no me vuelva a tocar con ella, la odio.

A su lado está él de biología, ese me caía bastante bien. No tengo nada malo que decir de Edward.

Muevo la mirada a uno que está leyendo un libro sin aportar nada con los demás con aires de misterioso.

Tiene el pelo negro y rizado, varios rulos caen por su frente. Su rostro es perfecto, al igual que un modelo de Dolce & Gabbana. Sus rasgos están muy marcados, dan unas ganas de pasar una mano por ellos. La mujer que está delante suya también piensa lo mismo. Ademas, se está mordiendo el labio inferior.

Parece bastante alto, y se nota que va al gimnasio. Sus brazos son bastante fuertes, y además lleva la camisa remangada dejando ver como se le marcan las venas.

Su moreno ayuda más a que se vea irresistible. Espero que me de clase, las que quiera.

Ven a mí profesor.

Tengo diecisiete años, es normal que piense en estas cosas, tengo las hormonas alborotadas, solo pienso en sexo.

No sé cuento llevo observándole, pero se percata de ello ya que levanta la mirada y me pilla examinándole.

No aparto la vista avergonzada ni nada por el estilo, todo lo contrario, le presto más atención, incluso apoyo el codo en una balda de madera que tiene el ventanuco.

Con un semblante incómodo, aparta la mirada segundos después. Sonrío victoriosa.

-Tome su horario y las llaves de su taquilla. - Se me había olvidado a por lo que venía, creo que llevo aquí casi cinco minutos, la mayoría admirando al guapo del profesor.

Guardo las llaves y me doy la vuelta. Me encamino a las escaleras para ir a la clase doce. Hay muchísimas clases en este instituto de ricos.

Subo los escalones con lentitud mientras veo las asignaturas que tendré este día.

Historia, matemáticas, artes...

No esta mal, el comienzo no me desagrada. Historia no me encanta pero se me da bien, las matemáticas me fascinan, y artes no me entusiasma.

Veo a mucha más gente por el pasillo de está planta, ya empiezan a venir.

Las puertas de las clases están cerradas, ¿no hay nadie todavía? En la mía supongo que no.

Me sorprendo al ver la puerta abierta. Al ir acercándome no se oye nada, ni una voz.

Miro a los lados y entro dudosa. No hay profesor. No hay nadie por ahora, mejor, podré elegir el asiento que quiera.

Paso al lado de las mesas y decido sentarme en la penúltima fila, junto a la ventana. Siempre que puedo me siento al lado de la ventana, me gusta mirar por ella, pero a veces es jodido en días de frío aunque haya radiadores.

Saco el móvil y llamo a Miranda. Espero que hayan llegado.

Me contesta al instante.

-Hola Leah. ¿Qué tal? - Pregunta alegre, muy contenta. Eso es extraño, ella es de muy mal despertar y odia el instituto.

-En clase esperándote, también a Chloe. ¿Ya estáis aquí? - La digo jugando con un mechón de pelo.

-Estamos en la cola, hay muchísima gente. Pero ahora vamos. - Me comunica con el mismo tono feliz, oigo de fondo a Chloe quejarse de la decoración del instituto, lo sabía.

-Vale, ahora nos vemos. - Finalizo la llamada y guardo mi móvil.

Extiendo los brazos en la mesa y apoyo la cabeza en ellos mientras miro por la ventana. Las vistas desde está ventana dan al precioso pero lejano bosque donde se celebró la fiesta del viernes.

Empiezo a tararear una canción de Effect, una de las recientes que acaba de publicar. The dark of myself. Está canción es bastante profunda, sincera y como siempre, perfecta.

Pensaba que en cualquier momento su voz se quebraría, se rompería a pedazos, como lo hizo su alma al cantarla, es lo que me ha transmitido a mí, lo que tal vez quiera decir.

Escucho los pasos de alguien, aproximándose aquí, pero no levanto la cabeza, no me apetece, estoy bien así.

Entran a mi clase, oigo sus fuertes pisadas cerca mío. Un poco intrigada giro la cabeza y alzo la mirada queriendo saber quien es uno de mis compañeros.

Me subo de un tirón al ver que se trata de Ettore, ese chico que me resulta de lo más enigmático.

Esta solo, sin sus amigos, los apodados malotes, es gracioso pero es la verdad. No parecen, ni son, los típicos niñatos que se revelan, que no hacen los deberes, fuman por ser guays, o hacen bulliyng a los más débiles. Eso no pinta con ellos, por lo menos con él. Hablo como si lo conociera y no sé porque, tal vez es porque soy muy observadora.

Se sienta en la misma fila que yo, pero el a la derecha, yo estoy en la izquierda. Mira al frente, creo que ni siquiera me va visto.

Al saber quien es vuelvo a la misma posición y sigo tatareando, había parado al mirarle.

Poco a poco la clase se va llenando de gente, no conozco a la mayoría. Sin embargo he tenido la mala suerte de compartir la misma clase con Derek, espero que no haya ninguna más con él.

Los amigos de Ettore están, todos. Se han puesto a su lado y hablan entre ellos, también me he fijado que Adrien no para de mirame, llega a tal punto que me incómoda, bastante. Lo único que puedo hacer es ignorarle y tema resuelto.

No comparto con Chloe y Miranda historia, pero si con otras chicas del año pasado, pero se han sentado con sus mejores amigas por lo que estoy sola, pero me gusta. No me apetece a nadie parloteándome sobre cosas que no me interesan.

-Hola Leah. - Dice sentándose repentinamente junto a mí, este tío es un plasta.

-Él que me faltaba. ¿Qué quieres? - Digo irritada, ya fue exasperante para mí que me dejase con intriga, que por cierto mi madre me evitó y sigue sin contestarme.

-Siempre eres tan agradable. - Contesta con una sonrisa creída, pasando un brazo sobre mis hombros.

-¿Por qué no te largas? - Replico, no quiero hablar con él, sería más divertido intentar establecer conversación con Ettore.

-Debemos hablar. - En en segundo se pone serio. ¿Acaso es bipolar?

-La pareja del fondo. ¿Me harían el favor de callarse? La clase ha empezado. - No me había dado cuenta que ya estaba en profesor.

Espera, ese es el hombre atractivo de antes. Así que me dará historia, interesante...

Las chicas no apartan la mirada de él en ningún momento, es comprensible, aunque algunas tampoco se pierden a los inaccesibles de los malotes, aquí están pendientes de todo.

-¿Podrían decirme sus nombres? - Pregunta él. Genial, el primer día ya me castigaran.

Adrien pone los ojos en blanco y quita el brazo de mis hombros, ya era hora. Resopla aburrido y da su nombre.

-¿El suyo? - Inquiere mirándome. Que mirada tan penetrante. Ahora entiendo a las colegialas que se acuestan con sus profesores, si son así no me extraña.

-Leah, Leah Baker. - Contesto indiferente mientras observo mis uñas, debería pintarmelas de nuevo.

Asiente, apunta algo en una agenda y prosigue presentándose.

-Como iba diciendo antes de que vuestros compañeros me interrumpieran. - Me lanza una mirada al decir eso, exagerado. - Me llamo Trevor Banes y este año seré vuestro tutor de historia. - Algunas chicas sueltan unas risitas tontas y cuchichean entre ellas como estúpidas. Bueno, soñar es gratis.

Después de la presentación nos empieza a contar datos curiosos sobre la segunda guerra mundial y hace varias preguntas a las que la mayoría contestan mal, yo tampoco me acuerdo de nada.

Suena el timbre cinco minutos más tarde por lo que Trevor termina de hablar.

Todos se levantan para salir después de admirar al buenorro del profesor por una hora, que sale al igual de rápido que los demás, sí tiene prisa sí.

Parece una avalancha, mejor espero a que salgan antes de que me una yo también y acabe tirada en el suelo o tocando la frente sudorosa de alguien. Eso me pasó en el primer año, lo de la frente fue asqueroso. La caída es un recuerdo penoso, ese playboy con el que chocas no apareció nunca, pero sí mi hermano, se rió de mí.

-Por fin. - Susurro cuando ya han salido la gran mayoría y puedo pasar.

Me levanto con una mueca. Tengo bastante sueño, no estaba acostumbrada a madrugar, y no ayuda mucho que ayer me durmiera a las doce de la noche. Hoy salí de la rutina, no tengo más remedio que acostumbrarme.

Me miro de arriba abajo en un segundo y me coloco mejor el jersey. Vuelvo a alzar la mirada y me estampo contra alguien.

-Joder. - Digo agarrándome a una mesa, casi me caigo de culo. Observo al estorbo de mi camino.

-¿No ves qué iba a pasar? - Pregunto dirigiéndome a Ettore.

Él iba ignorarme por como seguía su camino, pero al hablarle se para y conduce su mirada lentamente hasta acabar en mí.

A continuación me observa neutral, intentando intimidarme. Ladea un poco la cabeza y da un paso en mi dirección acercándose a mi cara.

¿Este tío no conoce el espacio personal?

No comprendo que intenta con eso. ¿Acaso se pondrá en plan malote jefazo o algo por el estilo por atreverme a hablarme?

-¿Tengo algo en la cara? - Inquiero al ver como sigue examinándome de esa extraña manera que me desconcierta y me hace sentir nerviosa.

Sin embargo, esto podría ser divertido. Yo también sé jugar, y lo hago muy bien.

Sonrío de manera socarrona y me arrimo a él. Si estábamos a cinco centímetros ahora a dos, nuestros labios no rozan de milagro, tampoco quiero que lo hagan, es chico es muy guapo pero tiene pinta de aburrido.

Al momento veo sus largas pestañas, sus ojos finos y azules pero ahora veo un detalle del que nunca me había percatado, tiene rayas  marrones alrededor de la pupila haciéndolos destacar.

Nunca le había puesto importancia. Ettore y yo pocas veces hemos cruzado miradas, ni hablar de alguna conversación. El año pasado creo, que nos miramos una vez pero nada más. Y también el otro día en la fiesta de casualidad, aunque no me prestó la más mínima atención.

Sin dejar de observarnos mutuamente me echo el pelo para atrás ya que empieza a cubrirme la cara, y eso interrumpiría este raro duelo de miradas y yo no pienso perder.

Permanecemos un tiempo así, esperando a que uno de los dos se aleje. Pero, ninguno lo hace.

Comienzo a tener una sensación de cosquilleo en mi nariz, mierda, voy a estornudar. Intento evitarlo moviendo ligeramente la nariz con mis labios, de un lado a otro pero no se me corta. Entreabro la boca lentamente, y la cierro, hago eso varias veces.

Ettore me observa divertido. Le lanzo una mirada irritada. Al final, sin poder evitarlo echo la cabeza a un lado para estornudar y no hacerlo en la cara del chico enigmático. Pongo una mano en mi nariz evitando que salgan mocos por doquier.

Estornudo finalmente, me quedo agusto pero he perdido, genial.

Miro de nuevo a Ettore pero me sorprendo al ver que no está.

¿Pero qué... ? ¿Cómo ha salido tan deprisa? ¿Es un vampiro? Eso es un disparate pero explicaría muchas cosas.

-Ese tío es raro. - Digo en voz alta y salgo de la clase para ir a la siguiente, que supongo que me he retrasado.

Veo el pasillo completamente vacío, sí, llegaré tarde a matemáticas. Giro a la derecha y al dar un solo paso alguien me coge de la muñeca y tira de mí para atrás.

-¿Quién es el imbécil? - Me voy a girar para encarar al gilipollas que me ha tocado.

Pero el sujeto es más rápido y me empuja con fuerza dentro de la clase vacía.

❄❄❄

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro