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Con mucha ayuda de Google Maps, la información del tráfico de Chicago y de Taehyung fingiendo ser la voz del GPS conseguimos llegar sanos y salvos al hotel al que él quería ir desde pequeño. Era de cinco estrellas: con spa, paredes de mármol, flores frescas en cada esquina, ascensores para diez personas y suites con jacuzzi incluido. Mientras yo buscaba aparcamiento, Tae se puso a hacer cálculos mientras contaba con los dedos la cantidad de dinero que íbamos a necesitar para quedarnos allí la noche. Yo le dije que no era necesario que nos quedáramos allí, en el hotel más caro de Chicago, que podíamos ir a alguno mucho más económico y no tan fuera de nuestro alcance. Tae, sin un ápice de preocupación y a modo de respuesta, sacó de la mochila fajos y fajos de billetes que tiró en su regazo. Me miró con esa sonrisilla de niño pequeño travieso. Subió y bajó las cejas varias veces.
—No. ¿¡De dónde has sacado todo eso!?
—¡Sí!
—Tae, una noche ahí es carísima... Mejor buscamos otro sitio y guardamos el dinero para la vuelta... Necesitaremos mucha gasolina y-
— Scar. —dijo, con tono serio. — Eres una aguafiestas. Déjate llevar. Suéltate el pelo, —pensé que no lo decía de una forma literal, pero se acercó a mí y se deshizo de la goma que recogía mi pelo en una coleta. — vuelve a ser la Scarlett salvaje a la que le importaban una mierda lo exámenes y que quería hacer una pelea de almohadas en un hotel con vistas panorámicas... Mira, aparca ahí.
—Que no, que luego vamos a necesitar más dinero, Tae. Y no pienso prostituirme.
—Bueno, pues ya me prostituyo yo. — soltó, con la naturalidad y calma que tanto le caracterizaba. —Sabes que me gustan que me esposen. Me pone.
Solté una carcajada. Tae, contagiado por mi risa, también empezó a reírse, y por quedarme hipnotizada con él, estuve a punto de chocar contra una farola mientras aparcaba. Dejé de reírme al escuchar el golpe que se llevó el parachoques de la camioneta. Tae abrió los ojos, sorprendido, y me miró como si hubiera matado a su perro. Se desató el cinto de seguridad y empezó a guardar con urgencia los billetes en la mochila mientras yo le observaba sin llegar a saber muy bien qué estaba haciendo. Después, me empujó y me echó del asiento del conductor, insistiendo en que el aparcaría mejor. Me quedé parada en la acera, de brazos cruzados, viendo cómo intentaba aparcar la camioneta sin dar a la farola o al coche de altísima gama que teníamos detrás. Cuando terminó de estacionar, dio un par de palmadas y se echó la mochila al hombro. Me agarró por los hombros y me pegó a él, sonriente. Tiraba de mí hacia la puerta del hotel. Le di unos golpecitos en el brazo.
—No has cerrado el coche.
Se dio la vuelta sobre sus talones. Después de cerrar el coche, vino jugando con las llaves, pasándoselas de una mano a la otra, tarareando una canción. Solía hacerlo cuando estaba feliz. Volvió a rodear mis hombros con uno de sus brazos y tiró de mí para que fuera hacia el hotel, aunque yo había clavado los pies en el suelo. Bufó frustrado.
—¿Voy a tener que comprarte una correa para que vengas? — dijo, con las cejas enarcadas y unas claras segundas intenciones.
—No podemos gastarnos todo el dinero en una sola noche de hotel, tonto. — Suspiré. — Vamos a buscar uno más barato y...
Te me tapó la boca con su mano. Se llevó el índice de la mano restante a los labios y me hizo callar. — Ya pensaremos en el dinero más tarde. El zoo, encima, es gratis. Y quita esa cara de amargada, Scar.
Pasó su brazo por mis hombros otra vez y me agitó para que "dejara de tener cara de comer limón". Al final, resignada, caminé detrás de un Tae contentísimo a más no poder que iba dando brincos hacia la entrada del hotel, convencido al cien por cien de que iba a tener la suite con el jacuzzi más grande y el minibar con el champán más caro.
Nada más llegar a la recepción, se puso a hablar en ruso con la mujer que había detrás del mostrador, y de alguna manera, consiguió alguna de las habitaciones más lujosas del hotel.
*****
— ¡Scarlett, mira esto! ¡Hay un jacuzzi para casi cuatro personas!
Corrí hacia el baño dejando la maleta en medio del hall de la suite. Tae estaba dentro de la enorme bañera vacía, brincando, con los pies descalzos y con una sonrisa radiante. El baño era casi igual de grande que mi habitación. Había una ducha, una bañera redonda con hidromasaje, espejos enormes y dos lavamanos.
—¡Hay hasta velas! —exclamé, señalando los vasos de cristal. Olisqueé una de ellas, llevándomela a la nariz. — Guau, —musité. —huele genial... ¿Cuánto crees que costarán? —me acerqué a uno de los toalleros y pasé la mano por la tela rizada de la toalla blanca, bordada con el logo del hotel. Ahogué un grito. —¡Qué suave!
—Pienso llevarme las toallas. — Soltó Tae, convencido.
Me reí, y en un arrebato de ilusión, euforia o simplemente alegría, abracé a Tae. Nos pusimos a saltar dentro de la bañera. Después de un buen rato brincando como dos fans locas que acababan de conocer a su ídolo, yo me puse a recorrer la suite entera abriendo cajones o armarios, dando vueltas como una borracha. Vi varios jarrones con flores naturales, una televisión gigantesca y una cama que era casi tres veces la mía. Y reparé en que era una sola.
Así que teníamos que dormir juntos.
Estaba tan emocionada que no le di demasiada importancia.
Tae se puso a saltar en la cama. Se reía emocionado, entornando los ojos, como si fuera un niño pequeño. Me encantaba verle sonreír. Tae tenía una de esas sonrisas capaces de iluminar el mundo entero, de esas contagiosas, de esas de las que te enamorabas en un mísero pestañeo porque resultaban encantadoras. Debía de estar tan embobada con su sonrisa rectangular que, cuando me tiró uno de los muchos cojines que estaban esparcidos por la cama, me dio de lleno en la cara. Estuve a punto de perder el equilibrio, pero logré mantenerme de pie al poner una mano sobre la pared. Taehyung me miró aún con una sonrisa y ojos brillantes, como diciendo ''yo no he sido''. Recogí el cojín del suelo y le amenacé con la mirada. Tae, sin dejar de reírse, se acurrucó contra la pared en un intento de protegerse a sí mismo de mi mirada fulminante. Le tiré el cojín y él se lo tomó como una declaración de guerra.
Nuestra última pelea de almohadas había acabado con una buena reprimenda de mi madre y miles de plumas esparcidas por la moqueta de mi habitación, pero entonces no tenía que preocuparme por las almohadas rotas o por los gritos de mi madre, así que me dejé llevar. Quizá demasiado. Tae se divertía bastante viéndome enfadada, así que echó a correr para que tratara de alcanzarle, sabiendo perfectamente que me irritaba el no poder tirarle el cojín. Le perseguí por la suite hasta que, con un placaje, acabó tirado en la cama. Conmigo encima. No dejaba de reírse.
Yo no me lo pensé ni dos veces. Hinqué las rodillas en el colchón, a los costados de Tae, y empecé a pegarle con el cojín hasta que él, sin dejar de carcajearse, cogió otro y me dio en la cara tan fuerte que las plumas del relleno salieron volando. Caí hacia un lado, en el colchón. Alargué el brazo para intentar alcanzar una almohada para vengarme, pero ya era demasiado tarde. Tae ya estaba encima de mí, con las manos apoyadas un poco más allá de mi cabeza. Abrí los ojos como platos al notarlo tan cerca.
El tiempo se paró repentinamente cuando Tae pegó su nariz con la mía. No sabía qué estaba ocurriendo, ni quién era él, ni quién era yo, ni cómo narices yo había acabado ahí con un tipo encima que tenía un lunar adorable en la punta de la nariz, ni por qué él se acercaba despacio a mis labios.
Comencé a paniquear. Si me besaba, iba a ser imposible deshacerme de aquellos pensamientos rumiantes que de vez en cuando eclipsaban mi mente. Iba a ser incapaz de verle como mi mejor amigo. Pensé que ya lo había superado, que mis sentimientos no iban más allá de la amistad...
Todo pasó mucho más rápido de lo que yo creía. No fui capaz de reaccionar.
Taehyung me dio me dio un beso rápido en los labios, sin más.
— ¿Por qué lo has hecho...? — conseguí preguntar, con voz temblorosa.
Me sonrió divertido, cogió una almohada y me dio con ella.
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he tenido que tomarme dos infusiones, que hacer una sesión con cuencos tibetanos y llamar a una médium para saber cuál era la intención de este capítulo a la elsa del pasado
me voy a quejar de esto en cada capítulo resubido?¿ sí, probablemente
cuidaos mucho <3
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