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c a t o r c e

A pesar de las copas, todavía podía pensar con claridad. Creí que subir a la zona VIP sería aprovecharme de Tae, bastante más borracho que yo.  Así que, en vez de aceptar ir al piso superior con mi amigo, negué enérgicamente con la cabeza y rodeé su cuello con mis brazos en un intento fallido de bailar la canción lenta que retumbaba en la discoteca. Él, a pesar de que había dicho que no lo haría,  acercó sus labios a los míos y los juntó en un beso. No hice ascos, así que Tae supuso que podía aligerar un poco el ritmo. Pude notar el sabor a alcohol de su boca. Taehyung, seguramente, también notó el mío. Sus manos, colocadas en la parte baja de mi trasero, me empujaban hacia delante y me pegaban más a él. Me di cuenta de que podía presumir de que Kim Taehyung, además de ser mi mejor amigo, besaba tremendamente bien.

—Vamos arriba, — repitió, contra mis labios — Nos lo pasaremos mejor...

Después de tener una lucha interna con la Scarlett decorosa y la Scarlett que estaba deseando desnudarse, acepté. Asentí cuando Tae aún me besaba. Dejó de amasar mi culo, y triunfante, me guio entre la gente hacia unas escaleras malamente iluminadas con luces de neón verdosas. Tae estaba tan borracho que se tambaleó al subir los escalones. Acabó apoyando la mitad del cuerpo en la pared mientras yo le tomaba la delantera. 

Al llegar a la zona VIP, bloqueada por un enorme gorila, Taehyung me agarró por la cintura y hundió su barbilla en mi hombro, intentando parecer adorable ante aquel tipo de metro noventa. Sonreí encantadoramente.

—Mmmh... ¿Nos deja pasar? —pregunté.

—¿Nombre?

Me di cuenta de que el hombre tenía un libro con una lista de invitados detrás, junto al cordón de terciopelo que nos impedía el paso. Tae soltó una de sus risillas de borracho y alzó un brazo.

—¡T-a-h...! — empezó a deletrear, pero se detuvo. Se había dado cuenta de lo mal que estaba. —¡T-a-e-u-n! No, no; Tae... — escribió en el aire su nombre, con el índice. — Taehyung. ¡Eso, Kim Taehyung! ¡Con g al final!—exageró el sonido 'ge', como si estuviera haciendo gárgaras. Me señaló.— Ella viene conmigo. Es mi amante.

El hombre pareció captarlo. Deslizó el dedo por el papel de la libreta buscando el nombre de Tae. Después, nos dejó pasar retirando el cordón de terciopelo morado de la puerta. No me pregunté por qué Tae estaba en esa lista.

La zona VIP era mucho más tranquila. Había menos gente, la música sonaba algo más amortiguada y la gente no bailaba tan pegada. Lo único que no me gustó es que había un par de viejos babosos sentados en una mesa situada en una esquina, bebiendo un champán de cinco mil dólares la botella. Por lo demás, la zona era perfecta. Sin demasiado ruido, oscura, con personas que no te prestaban ni la más mínima atención... Genial para un polvo con tu mejor amigo.

Taehyung volvió a tomar mi mano. Tiró de mí mientras bailaba con esos pasos de borracho, de padre cincuentón en la boda de su hija. Se giró levemente para mirarme, se pasó la lengua por los labios y me guiñó seductoramente un ojo. Me encendió como si yo fuera una mísera cerilla. ¡Y solo me había guiñado un ojo!

Atisbé unos divanes detrás de unas cortinas prácticamente opacas. Supuse que Taehyung me llevaba ahí, lejos del resto. Dejó de moverse como si estuviera como una cuba de repente, parándose en seco. Por un fugaz momento pensé que había estado fingiendo estar borracho todo el tiempo; a fin de cuentas, Taehyung siempre había sido buen actor. Luego, me di cuenta de que había visto a dos despampanantes rubias. Tae soltó mi mano y se dirigió rápidamente a ellas, tambaleándose. Juré ver cómo se la ponía dura cuando una de ellas le dijo que podía sentarse a su lado, en el diván. Esperé con paciencia a que Tae volviera a acordarse de que él y yo, en teoría, íbamos a "pasárnoslo bien".

Sin embargo, él se quedó charlando con las dos chicas-ambas con microvestidos oscuros y pestañas postizas tan largas que podían causar huracanes con un pestañeo- y aceptando las copas que le daban, como buen borracho. Poco a poco fueron rodeándole más tías, más tíos. Resoplé. Si de por sí Tae ya resultaba encantador, con unas cuántas copas de más era el doble. Doblemente sociable, doblemente simpático, doblemente hablador. Taehyung se había convertido en el alma de la fiesta en un abrir y cerrar de ojos, y se había olvidado de mí. Decidí que lo mejor era emborracharme. Al menos, me lo pasaría bien sola.

Me acerqué a la enana barra de la zona VIP. Ojeé las botellas que un chico de metro ochenta y mucho tenía detrás: nada de bebidas baratas. Resoplé. Ni siquiera tenía ganas de bailar. Eché un vistazo a la sala. Solo se habían quedado los viejos de la mesa de la esquina, el resto estaban con Tae y las dos chicas. Miré con los ojos entornados a uno de los señores. En las películas, los babosos -y no tan babosos- solían invitar a una copa a alguna chica si esta les miraba como si tuviera una fantasía sexual oculta. Curiosamente, me funcionó. Uno de los hombres, vestido con un pulcro traje azul, alzó el índice para llamar la atención de una camarera. Le dijo algo mientras me señalaba sutilmente, y en un par de minutos, el barman me había servido un mojito. Lo recibí con un puchero que pasó por sonrisa.

Ignoré al hombre de la mesa durante un tiempo, al menos hasta que me durara el dichoso mojito. Sabía que aquel tío me seguía mirando, pero si creía que una chica como yo iba a ir con él el resto de la noche, se equivocaba. No era tan fácil. Suspiré. Mi largo y cansado suspiro hizo que el barman, un chico pelirrojo que parecía estar igual de harto que yo, se girara.

—¿Está malo? — su voz calmada me sorprendió. Negué con la cabeza.

Sus ojos verdes, casi azulados, se clavaron en los míos al cruzar una mirada rápida. Por debajo de la ceñida camiseta negra con el logo de la discoteca bordado de distinguían unos tonificados pectorales. Pensé que ese tío de no más de veinticinco años podría ser un buen sustituto de Tae aquella noche... En el fondo, yo estaba demasiado caliente y no estaba dispuesta a irme de allí sin follar. Para qué mentirme. Si a Tae no le gustaban los compromisos, no le importaría mucho que me tirara al pelirrojo.

—¿Estás sola? — me preguntó.

Señalé con hastío hacia el diván donde esta sentado Tae, con una rubia casi encima. —No, estoy con él. O más bien estaba. ¿Tienes algo que borre la memoria?

Se rio. —Algo de whisky, si te apetece.

—Genial. — bebí el último trago del mojito. El chico ya me servía un vaso bien cargado de hielo y whisky. —Gracias, eh... Como-te-llames.

—Cam. — supuse que su nombre completo sería Cameron.

—Gracias, Cam. Pareces algo cansado de tu trabajo...

Intenté mantener una conversación agradable, pero me ignoró. Pagué solo el primer whisky. Después apareció detrás de mí el hombre del mojito, acercándose peligrosamente a mí. Pidió otras dos copas que el tal Cam sirvió sin rechistar, pero con cara de fastidio. Perdí la cuenta porque, poco a poco, conforme iba aumentando el número de copas y los grados de alcohol, empecé a emborracharme tanto como yo quería. Me reía por cualquier estupidez, intentaba ligar con el pelirrojo y contaba al viejo que cuando tenía catorce años me compré un telescopio, una y otra vez.

Sin pensarlo, me subí a una de las mesas de la sala con una botella de Dom Perignon en la mano -pagada obviamente por el abuelo rico que se creía que tenía una oportunidad conmigo-. Me puse a hacer la guerra sucia a Tae. Yo también quería ser la reina de la fiesta. Empecé a mover las caderas mientras daba sorbos cortos de la botella. Taehyung bailaba entre rubias, y cuando se dio cuenta de que más de un tío se me arrimaba, se subió al resto de mesas y caminó por encima de ellas, casi matándose en el proceso. Me reí.

Una tía colocada de vete tú a saber qué, muy gritona, se subió conmigo y se puso a bailar pegando su pecho con el mío, subiendo y bajando. Como resultado, el personal se puso cardiaco, Tae incluido. Unos cuantos tíos aprovecharon para meternos mano disimuladamente, estirando los brazos hacia nosotras desde el suelo.

Yo sólo me fijaba en Taehyung. Se había quedado mirándome con los ojos y la boca abiertas, sentado en una mesa, completamente en blanco, embobado. Le saqué la lengua, como diciendo: "Toma esa, Tae". Me pareció adorable que me mirara como si estuviera hipnotizado. Le señalé, y con el índice, le dije que viniera conmigo. Él estaba tan borracho -o tan ensimismado- que no pilló la indirecta.

La tía que bailaba conmigo gritó algo y acercó su boca a la mía para besarme directamente con lengua.  Chillé.

—¡¡Aah!! ¡Quita, quita! — Y la empujé fuera de la mesa. Se cayó de sus andamios de quince centímetros. Continué bailando. — Bueno, ¡una menos! ¡Que siga la fiesta!

Claro que la fiesta continuó, pero con puñetazos, patadas y extensiones volando por ahí. Todo pasó muy rápido. La tía que empujé al suelo se levantó como si fuera un zombie saliendo de la tierra, los ojos inyectados en sangre y las garras preparadas para arañarme hasta la muerte. Yo grité un exagerado '¡joder!' cuando vi que la tipa se abalanzaba a mis piernas. La gente que estaba a mi alrededor se separó, quedándose a una distancia prudente. Alcé la botella de champán.

—¡Salvad el champán, salvadlo! — gritaba yo, agitando las piernas para zafarme de la chica. Alguien cogió la botella. —¡Gracias, Dios! ¡Siempre creí en ti...! — ya con las manos libres, agarré a la individua del pelo y apreté los dientes. Mi tono infantil desapareció por completo. — Vas a enterarte. ¡Voy a arrancarte tus tetas de plástico!

Nos enzarzamos en una pelea, dando vueltas en el suelo, tirándonos del pelo y arañándonos como si fuéramos dos gatas. Algunas personas intentaron separarnos sin mucho  éxito. La tipa tenía más fuerza que yo, pero no tenía mucho que preocuparme porque sabía que Taehyung iba a meterse en la pelea antes de que se formara una auténtica batalla campal.

Y nunca podías salir ileso de una pelea con Kim Taehyung. Ya podías prepararte para tener la nariz rota, un ojo morado y más de una hemorragia repartida por algún lugar del cuerpo. Siempre me pregunté de dónde sacaba Taehyung tanta fuerza.

Separó a la tipa de mí agarrándola del vestido. Casi se lo arrancó. Aproveché para alejarme de allí gateando por el suelo, mojado de bebidas varias. El viejo del mojito me ayudó a levantarme del suelo, pero aprovechó la coyuntura y me sobó la parte baja de la espalda. Grité como una ofendida chica sobria hubiera hecho. Taehyung me vio por el rabillo del ojo.  Agarró una botella de tequila y la alzó en alto, dispuesto a romperla en la cabeza del viejo con peluquín que trataba de silenciar mis gritos.

La zona VIP se había llenado de guardias de seguridad que intentaban que todo volviera a la calma. Yo, al ver que Taehyung tenía la mirada de un asesino en serie, me cubrí la cabeza con las manos, pensando que realmente iba a atacar a aquel hombre.

Oí el chasquido del cristal de la botella cerca, muchos chillidos y a Taehyung diciendo que estaba invitado a la fiesta y que no podían echarle de allí. Abrí los ojos al notar que el viejo ya no estaba encima de mí... Y Tae tampoco.  A pesar de que estaba un poco mareada y desorientada, escuché su voz a lo lejos. Dos de los gorilas le llevaban en volandas, escaleras abajo.

Me tambaleé cuando caminé hacia la salida. Dos tíos me agarraron por los hombros y me alzaron para llevarme con Tae. Me puse a gritar otra vez, a agitar las piernas como una niña enrabietada y a llorar. Sí, lloré con lágrimas reales.

— ¿¡Pe-pero por qué me echan!? — sollocé mientras me sacaban a la calle. — ¡Yo no he hecho nada! ¡Mi pelirrojo! ¡Aaaay!

Mentí, pero estaba tan borracha que creí que nada había sido mi culpa. Los porteros me dejaron en la calle sin ningún cuidado y cerraron los portones de la discoteca en mi cara. Bufé. Taehyung corrió raudo y veloz a mi lado para asomarse a los pequeños ventanucos que tenían las puertas, con la esperanza de que le volvieran a dejar entrar. Al ver que no le hacían caso, resopló y dio una patada a la puerta. Yo escupí a la pared.

—¡Bah, que les jodan! —gritó él.

—Sí, ¡que les jodan!

—¡No volveré ni borracho!

Tae, que parecía cabreado, cambió de repente de expresión. Yo iba a hablar, pero él alzó las manos y me mandó callar. Se quedó en silencio un par de segundos, y luego, se puso a cantar un popurrí de canciones de Cher mientras bailaba moviendo sólo los brazos. Yo me quité los tacones. Yo sí estaba cabreada. Caminé hacia él dando saltitos y me planté enfrente, prohibiéndole el paso.

—¡Cállate! — repetí, unas seis veces, chillándole a la cara.

El hizo una mueca que desfiguró su rostro. Me hizo burla. —¡Uuuy, cállate! ¡Cállate tú!

—¡No!

—¡Sí!

—¡No! — protesté, y le amenacé con lanzarle el tacón que llevaba en la mano a la cara. Él empezó a reírse. — No te rías! Estoy enfadada. No me hables, ya no eres mi mejor amigo.

—¡Scar! — replicó.

Hice una pedorreta con la boca y le enseñé mi dedo corazón. Empecé a caminar en zigzag. Era incapaz de ir en línea recta.

Tae me siguió sin dirigirme la palabra durante unos cuantos minutos, entreteniéndose con cada cosa que veía. Exclamaba: "¡Un cristal! ¡Una papelera! ¡Una caca de perro!", y cosas de ese estilo. Yo le ignoré y me puse a decir por lo bajini lo mucho que odiaba a Taehyung. No sabía a dónde iba. Tae, después de que yo me enzarzara en una nueva pelea -atención al dato- con una farola en la que salí perdiendo, me cogió como si fuera un saco de patatas y me dio un azote.

—¡Nos vamos a las Vegas!

— ¿¡Qué? — exclamé. Yo iba como si fuera una muerta. Lánguida, sin moverme. El pelo me tapaba la cara. —¿A dónde?

—¡A las Vegas, Alabama!

—¡Alabama!

—No, las Vegas están en... — Tae se paró tan en seco que casi me tiró al suelo. —Ah, sí, en Nuevo México.

—Qué dices, tonto, si están en Orange...

Tae reanudó la marcha. —Bueno, da igual, nos vamos a Las Vegas estén donde estén. — balbuceó algo a continuación. No le entendí. — ¡Quiero hacer muchas cosas!

—Y yo, Tae. Quiero follar contigo.

—Qué asco...

—¡Eh! — empecé a agitarme para que me soltara. Su comentario me había sentado terriblemente mal. —¡Suéltame, suéltame!

Me hizo caso. Me dejó con suavidad en el suelo, sin complicaciones, aunque luego se mareó y se cayó de culo a la acera. Se quedó sentado ahí como si nada, como si él hubiera elegido quedarse en el suelo. Yo le miré desde arriba.

—A ver, dime por qué no quieres follar conmigo. ¿Es por tu novia?

Tae puso los ojos en blanco con una nueva mueca. Volvió a imitarme. —No, es porque... — entornó los ojos, pensativo. —A lo mejor sí quiero follar contigo... Mmh, puede que sí... 

Aplaudí victoriosa, grité, bailé, me tropecé con mis propios pies y me quedé apoyada contra la pared de un edificio para no caerme. —¡Bien!

Él aplaudió también. —Hey, ¿por qué aplaudimos?

Me encogí de hombros. — No sé.

—Bueno, vámonos, que estoy un poco mareado.

Se levantó haciendo contorsionismo. Taehyung buscó apoyo en mí, pasando su brazo por mis hombros, y echó a andar calle abajo, sin rumbo. Tuvo que hacer una pequeña pausa para mear entre dos árboles. Como por arte de magia, recordé que nos habían echado de la discoteca y le dejé atrás. No tardó mucho en alcanzarme.

—Scar, ¿qué te pasa...?

— Vete, ¡estoy enfadada!

— ¿Por qué?

— ¡Porque sí! Por tu culpa nos han echado de la discoteca.

— ¡Yo sólo te he salvado de un viejo verde! — rechistó. — ¡Eres mi mejor amiga y nunca dejaré que te hagan daño! ¡Que nos echen de la discoteca es lo de menos! Scarlett, yo te quiero mucho.

Me crucé de brazos. —Ah, ¿si? ¡Pues demuéstralo!

Si preguntaras a cualquier persona cuál es la máxima expresión del cariño, respondería: 'un beso'. Tae se acercó a mí con cara de circunstancias, inquieto, como si le preocupara demasiado no poder demostrar su supuesto amor por mí. Yo enarqué una ceja, expectante. Taehyung me besó de repente, bruscamente, aunque no de forma inesperada. Sus manos viajaron a mis caderas en unos escasos segundos. No rechacé el beso, ni mucho menos. Nos quedamos ahí hasta que yo, tomando una grande bocanada de aire para recuperar el oxígeno que él me había robado, dije:

— Entonces, ¿follamos?

— Vale. —respodió él, asintiendo con convicción.




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la rabia la ira la hostilidad ME CARCOMEN por dentro no puedo leer esto uffffffff screams women written by men y LO ODIO

este fic está a un mísero paso de convertirse en lo que más detesto

estoy deseando avanzar para que POR FIN la historia se torne como yo quiero jijiji



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