Capítulo 43
~Narrador omnisciente~
Aniel sentía una gran desesperación, miraba a Andrés y Jeremith sin saber que hacer. Saturna tomó su mano y él la miró, ella se convirtió en su forma original, entonces él la sostuvo con fuerza y sin analizar las cosas dio un salto cortando el humo negro que tenía atrapado a Andrés quien calló sobre el lomo de Dess.
La mirada de la niña calló sobre Aniel y Saturna se convirtió en una persona nuevamente frente a él gruñendo como un animal salvaje, la niña simplemente rio.
—Tranquila espadita, no necesito hacerle daño a nadie si se quedan quietos— ella mira a todos y Greg aprieta los puños.
—¡Mátalos ya!, es tu deber como princesa y heredera de este lugar, mantener la paz entre todos y evitar que unos mocosos quieran destruir todo por lo que una alguna vez luchamos tanto para conseguir y mantener es tu responsabilidad.
Ella lo mira y se encoge de hombros restándole importancia
—Padre, están en nuestro territorio, tienen todas las de perder y, además, somos mucho más poderosos que ellos— se queja —solo déjame jugar un poco más.
Greg iba a hablar cuando de repente Alex le lanzó a la niña una bola combinada de fuego y agua, la que Greg hizo que se devolviera a él, todos se tiraron al suelo y la bola chocó con la pared con un gran estallido haciendo un enorme hueco en ella. Greg le dio una mirada a la niña y esta asintió apretando aún más a Jeremith, el cuál soltó un grito fuerte y una luz reluciente como el sol lo consumió y destruyó a la oscuridad que lo tenía preso haciendo que la niña retrocediera un poco. Él volvió hacia donde estaban los demás, su cuerpo relucía con una luz blanca y sus ojos se tornaron del mismo color completamente y todos nos pusimos en posición de combate.
Los chicos iban al frente, las hadas justo detrás de ellos en el aire, Greg estaba alejado de ellos junto a la niña, la tensión en el aire era evidente y aterradora. Greg levanto sus manos al aire y unos gritos infernales se escuchaban en toda la sala, detrás de ellos aparecieron miles de sombras demoniacas, cuando de repente el escenario donde estábamos parados cambió completamente.
Volvíamos a estar en medio del bosque, las sonrisas macabras de todas las sombras se hacían grandes en su lugar y se acercaron rápidamente a las hadas tomándolas de los brazos o los pies absorbiéndolos en la oscuridad, las hadas en defensa se golpeaban a sí mismas con rayos de luz. Algunas sombras soltaban gritos y se desvanecían mientras que otras ya estaban arrastrando a la completa oscuridad a algunas hadas.
Los chicos veían todo sin saber cómo actuar, Aniel fue el primero en tomar a Saturna y con el filo de ella convertida en una espada detuvo varias de las sobras que arrastraban a las hadas, Alex alejándose un poco de nosotros creó dos manos de fuego para golpear con puños las sombras o tomarlas en la gigante mano y aplastarlas haciéndolas desvanecer, por otro lado, Andrés sobre el lomo de Dess se acercaba a las hadas en el cielo y las ayudaba con los demonios sombra.
—Les tomará tiempo.
Susurró la niña en el oído de Jeremith que cuando miró hacia ese lugar fue fuertemente golpeado por el puño de ella haciéndolo volar, callo de espaldas y la niña se subió encima de él y empezó a golpearlo con una fuerza inimaginable. Jeremith la empujó haciéndola caer fuerte con el suelo haciendo un agujero y al escucharla gemir del dolor se quedó paralizado porque nunca imagino pelear con una chica, pero necesitaba hacerlo, todo dependía de él.
En un momento simplemente se miraban a los ojos cuando de repente sintió una fuerte oleada que lo hizo alejar de la niña y ella fue acercada a Greg con delicadeza en el aire, tomó su mano y la hizo pararse a su lado y estiró la mano hacia mí envolviéndome en su humo negro y atrayéndome hacia él de un tirón.
—No te vuelvas a atrever a tocar a mi princesa— susurró entre dientes y Jeremith fue golpeado con brutalidad contra suelo.
Se hizo un gran agujero en la tierra y Greg arregló su traje y reviso a la niña para ver qué todo este en orden, pero unos fuertes rayos de luz salieron del agujero y unos segundos después Jeremith se alzaba en el cielo reluciente como el sol y todos volvieron a estar junto a él, sus amigos posicionados a sus costados con sus armas y las hadas detrás esperando el momento para empezar la gran batalla contra su poderoso rival que los miraba con desprecio.
Todos esperaban que alguno diera algún indicio o señal para empezar la batalla hasta que en los labios de Jeremith se dibujó una leve sonrisa, levantó sus manos sobre su cabeza suavemente y de un movimiento rápido las impulsó hacia adelante el cual era la señal para que las hadas hicieran su gran jugada. Las primeras filas de hadas eran estrategas, la segunda parte leedores de mentes, la tercera arqueros y por último los que poseían grandes poderes mágicos de batallas. Sus posiciones tenían claramente una razón, todos se beneficiaban del otro: los estrategas analizaban la situación y la postura de los rivales para crear mandatos los cuales los leedores de mentes les dirían a los arqueros para lanzar las flechas con magia de las hadas traseras.
Greg veía el espectáculo y sonrió amplio y cuando las flechas se dirigían a ellos chocaban con algo invisible haciéndolas explotar allí, Jeremith al notarlo utilizó sus ojos para ver que era aquello y con solo un parpadeo destruyó su escudo volviendo a dar el mandato para que atacaran de nuevo haciendo que Greg en un momento se quedará perplejo y pusiera a la niña tras él recibiendo el más fuerte golpe, al escuchar a la niña soltar un pequeño grito de dolor la miró ignorando sus heridas y la sanó para luego mirar a las hadas con furia y quitar de golpe todas las flechas que tenía enterradas en la piel y soltó un grito ensordecedor.
En sus ojos se podía ver el infierno y bolas de fuego negras se formaron en sus manos, Alex dio un paso adelante formando sus especiales bolas combinadas preparado, Jeremith a su lado con un semblante serio mirándolo y los demás a los lados. En un momento el semblante de Greg cambio de uno furioso a uno triste al ver reflejada a su hermana frente a Jeremith.
—Luz...— su vos sonó como llantos tristes por todo el lugar.
Jeremith lo miró confuso y luego vio a la reina frente a él lo que causó que retrocediera unos pasos.
La niña se posó al lado de Greg quien bajo la guardia viendo a su hermana ir hacia él, las bolas de fuego habían desaparecido de sus manos y veía a la reina como si estuviese hipnotizado. En ese momento a Jeremith se le ocurrió la idea de que sería el momento indicado para atacar y en un parpadear de ojos tenía frente a él a la niña envuelta en rayos de luz haciéndola gemir de dolor ya que quemaba su piel, Jeremith tapó su boca, las hadas se pusieron en posición, lanzaron las flechas hacia Greg haciéndolo caer al suelo y la niña gritó cómo pudo siendo más apretada por las luces de Jeremith quien la miraba con aborrecimiento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro