Capítulo 40
~Andrés~
Luego de hablar con Jeremith empecé a caminar para luego de unos minutos notar de que era perseguido por todos, la chica hada volviendo a mi lado y Dess del otro. Mire a Dess y ella gruñó, es increíble que en un simple gruñido pueda decir tantas palabras.
—¡Oye!— el hada se quejó y yo la miré —no me ignores.
—Dess, tienes toda la razón.
Acaricio su lomo y ella se agacha así que sonrío y me subo, rápidamente se aleja de todos y en específico del hada que estaba a mi lado la cual intentaba perseguirnos. Reí como hace tiempo no lo hacía, no podía creer lo insistente que era y lo molesta e irritada que estaba Dess.
—Tranquila bonita— golpeo su lomo para que me baje —estaré bien, no me matará— le sonrío y ella baja de espacio y el hada se posa a mi lado molesta.
—Dess, ¡chica mala! — exclamó y la miré mal —no alejes a Andrés de mi o te...
—¿O qué? — me paro frente a ella amenazante—no le vas a poner ni un solo dedo encima a Dess, que no se te ocurra niñata ni la más mínima cosa— dije entre dientes.
Ella me dio una mirada triste —pero te está alejando de mí y luego yo no podré...
—Ya me cansé, ya te había dicho— suspiro —eres una niña, nunca estaría contigo.
Ella me mira sorprendida y luego enojada —es por ella, ¿no es así?— se acerca un poco más —la quieres a ella, eres muy raro, ella no es humana ¿de qué podría servirte?
Paso una de mis manos por mi rostro —Freya, me estoy molestando ya basta— la miro serio.
—Pero Andrés, yo te amo...— susurró.
En un movimiento rápido Dess se puso delante de mí haciéndola retroceder unos cuantos pasos, gruñía y gruñía, sus palabras eran: mocosa, irrespetuosa, mal educada, irreverente, desvergonzada, zascandil, ¿cómo te atreves?
Yo estaba muy sorprendido se notaba que estaba molesta, pero hubo algo que me dejo sin palabras y fue en el momento en que Dess se convirtió en una chica, tenía un traje con plumas de oro y estaba roja por gritarle cosas a la hada boquiabierta frente a ella. Yo estaba paralizado por ver por primera vez a ese animal, mi amiga que tanto me acompañaba y me hacía divertirme en ese lugar vuelta una persona de carne y huesos.
—¿No tienes dignidad tal vez?, deberías respetarte como niña, como persona y dejar de estar rogándole a hombres por su atención cundo no quieren saber absolutamente nada de ti, es increíble que luego de todo sigas insistiendo y ¿por qué deberías mencionarme? ¿Meterme en tus estúpidos asuntos infantiles? Claroooo debes culpar a alguien por todo lo qué pasa, alguien debe tener la culpa, pero no tu ¿cierto?— hablaba sin parar —y si es por mi ¿Qué? No es tu problema, es el de él, es su vida, son sus sentimientos y si no son hacia ti ya está, debes dejar de arruinarle la tranquilidad a los demás, harías un gran favor a todos si mantuvieras tu distancia con Andrés, es un consejo, aléjate de él. —da media vuelta deteniéndose— te advierto que puedo ser muy peligrosa.
Ella me mira y me sonríe de oreja a oreja, yo seguía perplejo, Freya seguía perpleja, todos detrás de nosotros lo estaban y realmente no sabía de qué estaba más sorprendido si de todo lo que acababa de decir o su hermosa apariencia.
—Hola, Andrés— me estrecha la mano y la miro, luego a ella para acercar mi mano lentamente.
—Y-yo yo...— trague grueso esperando hablar normalmente— Hola Dess.
Ella ríe y me abraza dándome un beso en a la mejilla —pero eres muy alto frente a mi— se aleja un poco mirándome —bueno, pero ya deja de verme así ¿sí? debía mostrarte esto antes de que fuese muy tarde— se sonroja y me sonríe.
—Eres hermosa— susurré esas palabras que salieron sin permiso de mi boca —digo... yo...— dudo en si seguir hablando.
—G-Gracias Andrés— coge un mechón de su cabello jugando con el como si tratara de tranquilizar sus nervios y bajo su mirada a sus pies.
Sacudo mi cabeza para seguir caminando. Era increíblemente hermosa, una chica no puede ser tan perfecta, con una personalidad tan ¡wow! estoy tan sorprendido. Dess se volvió a convertir en un grifo poniéndose delante mío para que me subiera encima de su lomo y esta vez dudé, se sintió tan extraño, pero lo hice ya que no quería volver las cosas más incómodas y ella se seguía sintiendo igual de confiada conmigo, luego de subirme en su lomo subió muy alto antes de hablar:
—Perdón por no haberte dicho antes.
Suspiré y acaricié su pelo —tranquila bonita, todo está bien— sonreí y sentí como descendía a la altura de la cabeza de todos —¿hacia dónde?— pregunté a todos esperando una respuesta.
—Jeremith— Aniel le apunta con un dedo —se supone que debería saber— se encoge de hombros mientras continúa caminando y dirijo mi vista a Jeremith.
—Yo no lo sé, solo sé que debemos entrar por un sendero muy oscuro— se encoge de hombros del mismo modo y yo frunzo el ceño para seguir su paso por lo alto.
Todos caminábamos sin saber a dónde nos dirigíamos, avanzábamos con la esperanza de poder encontrar el lugar que buscábamos en medio de este enorme bosque lleno de árboles y magia viéndonos perdidos y a la vez oscurecía tan rápidamente, todo empezaba a tornarse cada vez más y más oscuro hasta llegar al punto donde ni siquiera podíamos distinguirnos el uno del otro.
—¿Están ahí? — escuché la voz de Jeremith —sigan caminando hacia adelante.
El completo silencio reinaba de nuevo entre nosotros y al final vemos unas pequeñas luces tenues y Dess retrocedió un poco golpeando a alguien detrás quien luego de gemir de dolor dramáticamente me di cuenta de quien se trataba: Alex.
—Andrés, es muy peligroso— susurra inquieta —es mucho poder, no vayas allí.
—Vamos, podremos con eso— la tranquilizó acariciando su melena.
Al llegar a la puerta, esta se abre y algo que parecía humo vistiendo un traje elegante nos recibe con una gran sonrisa con dientes filosos y anormales. Una voz escalofriante resuena en un susurro por todo el alrededor:
Bienvenidos...
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