Maldecí mentalmente y detuve el despertador, me levanto, hago lo mismo de todos los días por la mañana, para irme a ese infierno que muchos llaman escuela. Cuando termino, bajó a desayunar.

—¿Cómo dormiste hijo? — mi madre pregunta dándome una mirada rápida ya que le estaba dando el desayuno a Lía porque siempre que come sola tira la comida en la mesa, el piso y sobre ella.

Miró mi desayuno y luego a ella —Bien— hice una pausa —mamá, hoy saldré con los chicos después de la secundaria— dije un poco dudoso y ella solo asintió, al terminar de desayunar le doy un pequeño beso en el cachete a mí madre y le halo una colita a mi hermanita, ella tiernamente me saca la lengua y mientras abría la puerta para salir de casa mamá gritó diciendo que me cuidara, cerré la puerta y me dirigí a la secundaria.

Entramos al aula y por desgracia la mañana comenzaba con química, que pereza, ¿No podrían empezar con una hora libre?

El profesor hablaba y hablaba, yo no le prestaba ni un poquito de atención, la verdad era normal en mí porque odiaba esa materia y siempre me ponía a mirar por la ventana. Cuando las clases terminaron salimos y nos encontramos en el pasillo de los casilleros para guardar nuestras cosas y el primero que habló fue...

—¡DESACATOOOO! — Alex viene gritando, acercándose a los chicos junto a mí.

—Alex, cállate— Andrés le dice tan serio que todos lo miramos sorprendidos —¿Qué? — hizo una pausa —nos pueden llamar la atención— dijo encogiéndose de hombros.

—Eres muy aburrido Andrés, ¡Vive y deja vivir hermano! — Alex gritó y todos nos reímos.

—Serás el primero que sacrificaremos, pase lo que pase— Andrés dice con satisfacción, Alex se estremece y calla —perfecto, es fácil asustarte— dice soltando una leve risa al final.

—Imbécil— se queja entre dientes.

Andrés lo ignora —cuando terminen, avisan, para irnos— dije y luego salimos para ir al bosque "La boca del lobo". Así le habían nombrado por lo oscuro y tenebroso que es, nadie nunca ha querido entrar allí y no hablan de el "¿por qué?" de ello.

Nos detuvimos antes de entrar al bosque dudando de si seguir.

—¿Por qué no mejor nos vamos? — Alex sugiere al ver el oscuro bosque —necesito ir al baño.

Todos ignoramos su comentario y entramos —no está tan oscuro— susurro mientras seguíamos caminando, escuchamos un ruido.

—Ahí se ven— Alex dice dándose la vuelta y lo detengo —déjame yo tengo miedo, que tú no es diferente hermano— rodé los ojos y lo empujé hacia adelante.

—Chicos no creo que sea muy buena idea que sigamos— Aniel comenta asustado.

—No seas tan gallina, Aniel— no niego que me da miedo este lugar, es algo tenebroso pero la curiosidad de saber qué pasa ahí dentro me está carcomiendo.

Este bosque no acaba, tenemos 3 horas caminando y no vemos más que árboles y arbustos. No percibimos siquiera animales y lo noto extraño ya que en lugares como este es donde suelen esconderse. Seguimos caminando, más adelante vimos algo que brillaba al final del camino, Fuimos a echar un vistazo y al llegar vemos que la luz salía de una pequeña cueva y entramos con temor de que nos picará algún insecto venenoso.

Cuando llegamos al otro lado no creíamos lo nuestros ojos veían, tan grande era la sorpresa que nos quedamos paralizados, no nos íbamos a imaginar llegar a ver algo así aquí, pero la vida es una caja de sorpresas.