Capítulo 38
~Jeremith~
Abro los ojos y estoy frente al bosque. Veo a la niña a unos cuantos pasos de mi a espaldas, es igual a como aparecía en mis primeros sueños... su vestido rosa sucio y maltratado, su cabello largo, negro y alborotado.
—Niña... ¿Qué haces?— susurré como si alguien pudiese escucharnos, pero ella no se dio vuelta y empezó a caminar muy lentamente dentro del bosque y la miré atento —¿Qué está tramando?
Caminé tras ella dejando el mismo espacio entre ambos sin despegar mis ojos de ella observando cada movimiento que hacía y al verla parar y doblar un poco su torso hacia mi sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo a pesar de no ver su cara sentía su mirada, volvió a ponerse recta caminando como si no viese a nadie tras de ella y seguí caminando hasta que está frente al castillo y mira hacia arriba haciéndome guiar mi mirada al lugar.
Nubes extremadamente gruesas rodeaban el castillo y truenos se veían claramente en ellas, parecía haber una tormenta eléctrica a su alrededor y cuando la miré estaba frente a mí, la niña ahora limpia y bien peinada sonriéndome de oreja a oreja tiernamente y me hizo señas para que me agachase el cual obedecí.
—Hola, Jeremith Jones— su voz tierna me tranquilizó un poco —¿vienes a jugar conmigo?— pregunta mirándome curiosa y levanta un dedo al aire —tengo una condición antes de poder jugar y es— alargó la "s" pensando —debes dejar de perseguir a Greg, es muy peligroso y me gusta jugar contigo— dijo triste —nunca podrás vencerlo es muy muy fuerte.
—Si podré— dije con un poco de molestia, pero logré disimularla —ya verás como lo venzo— le di una sonrisa de boca cerrada.
—¡No! — chilló y vi cómo se convirtió en una chica hermosa de mi edad, como aquella vez. Empezó a acariciar su pelo a un lado con la cabeza agachada y triste —Te amo, Jeremith, no quiero que mueras— susurró.
Yo en cambio, estaba perplejo y no dije nada en lo absoluto y ella volvió a mirarme y mordió su labio inferior dudando, pero luego hablo.
—Es acaso... ¿que tú no me amas a mí?— sostuvo su pecho como si le doliese.
—Oye...— dije sin saber que decir, confundido.
—¿No es así? no me quieres ¿cierto?— se cruzó de brazos y frunció los labios en una forma infantil —eso no es justo, quería que te enamorara de mí, que te unieras a Greg y vivir felices para siempre, no quiero que mueras... por favor Jeremith, piensa en tus amigos que también podrían salvarse si decides hacerte aliado de él— dijo en una súplica que pensé en que solo le faltaba arrodillarse frente a mí.
—Nunca me aliaría a él, es un bastardo que solo piensa en sí mismo y en el poder que tiene sobre todos en este lugar al ser el rey— ella me miró sorprendida por la manera tan recta en la que hablé —mi respuesta es no y creo que eso ya lo sabías, debiste verlo venir— suspiré cansado —ya he prometido a todos salvarlos y es lo que haré porque nunca rompería una promesa.
La chica frente a mí apretó sus puños a sus costados contrayendo su rostro en molestia haciendo que tomara un tono rojizo en el —eres un tonto, Jeremith— se alzó en el aire mirándome con una cara demoníaca —morirás, es una advertencia, no olvides que esto sucederá por tu culpa, por no haber aceptado el trato.
Despierto sintiendo mis pulmones arder por la falta de aire y veo cómo algunas hadas bebés están sobre mí dormidas y miro a mis lados esperando ver a alguien que pueda ayudarme, pero no hay nadie, ¿Dónde están todos?, tocó a dos de los bebés sobre mí y despiertan rascando sus ojos con sus pequeñas manos para mirarme.
—Pequeños, ¿Dónde están todos los demás? — pregunté por lo bajo para no despertar a los demás.
Ellos me miraron, vieron hacia arriba, luego a mi nuevamente y levanté mi mirada achicando mis ojos intentando verlos, pero estaban muy altos en el cielo, pero los pude identificar, todos estaban reunidos ¿Qué estarán haciendo?
—Hablan cosas de mayores— susurra una de las bebés hada como si leyera mi mente —¿quiere que vaya a avisarles que también quiere hablar?
Asiento y me levanto para luego verlos volar a donde están y unos minutos después todos bajan.
—¿Qué sucede — pregunto al ver la cara seria de todos.
Andrés suspira y da un paso adelante —hemos estado cegados, Jeremith, creo que tienes una estúpida venda en los ojos.
Lo miro confundido —¿De qué hablas? ¿De qué hablaron allí arriba? No los estoy entendiendo, Andrés— los miro a todos cruzándome de brazos.
—Jeremith— Aniel llama mi atención —¿Te gusta esa chica? "La niña" ¿esa que salía en tus sueños y luego ha venido a presentarse frente a nosotros? — me miró buscando alguna respuesta en mis ojos.
—Ella no me gusta, es una niña— susurro entre dientes mirando a todos —hablo en serio, ¿De qué va todo esto? ¡Díganlo ya!— grité frustrado por tanto misterio.
—Bueno, verás Jeremith— se acerca a mí y pasa su brazo por mis hombros —Creo que sería mejor que te alejaras un poco de esa chica y no quitarle un ojo de encima para que no nos mate o haga que nos maten.
Lo miro serio —Pero ella nos ayuda, ¿cómo o por qué crees eso?
—Analiza la situación— Andrés dice cruzándose de brazos su cara siempre seria —últimamente no está presente, cuando lo está— hace una pausa y suspira como si está cansado de dar explicaciones —¿no has notado un comportamiento extraño en ella últimamente?— levanta una ceja mirándome fijamente y yo miro a un lado recordando el sueño de hoy —Pareces una persona enamorada, de esas que no ven nada malo en la otra persona frente a ellos, una a la que pueden dañar fácilmente y sin que pueda darse cuenta de ello.
Andrés dio media vuelta y salió caminando del lugar dejándome. Un círculo formado alrededor de nosotros por todas las hadas espectadoras quienes esperaban al menos algún sonido proveniente de mi pero que no hubo nada. El silencio reinaba en el lugar, me quedé pensando en todas las cosas que sucedían aclarando y llegando al final de una conclusión.
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