Capítulo 35
~Jeremith~
No, esto no será sencillo, estamos ya agotados y tirados en el suelo porque no hemos encontrado ninguna parte débil del domo. Hemos buscado arriba, en todo el alrededor y debajo de él y Saturna casi muere en ese intento.
—¿Ahora que haremos?— Aniel preguntó sin esperanza —¡nos quedaremos aquí!
Nadie respondió y empecé a ver cómo un montón de luciérnagas empezaba a cubrirme.
—¿Chicos ven eso?— les pregunté porque miraban el lugar desinteresado.
—¿De qué hablas?, ya estás alucinando hermano— Andrés dijo con burla y río.
Una voz melodiosa empezó a tararear y las luciérnagas al fin me rodearon por completo, pero en un parpadeo veo una mujer alta con vestido luminoso que colgaba detrás de ella, un pelo tan largo e igual de luminoso que su vestido, sobre su cabeza había una corona; ¿ella era...? Posiblemente, ella me veía con ¿nostalgia? Me veía con una dulce mirada y sonrisa amigable cuando se empezó a acercar me paralice.
—Hola joven Jeremith— su boca no se movía, aunque su voz se escuchaba como eco por todo el lugar —es tan gratificante verlos aquí, ¿ya se han rendido?, no hagan tal cosa, ustedes son más que eso— estrechó su delicada mano hacia mí y dudé.
—No se nos ocurre nada, tiene un modo de defensa increíble— dije sin pensarlo y me levanté del suelo.
Ella negó aun sonriendo —eso no es cierto, joven Jeremith— tomó mi mano y me dirigió al domo —caminé a él— soltó mi mano y entrelazó las de ella sobre el vestido mientras me observaba.
—Señora, ¿no ve que si me acerco a eso puede matarme? — intenté no sonar grosero y ella dio unos pasos y se puso enfrente mío —no pienso entrar allí— sostuvo mi rostro entre sus manos mirándome con ternura, su tacto era cálido y suave.
—¿Puedes confiar en mí?— su mirada empezaba a esparcir confianza en mí —camina allí dentro, tú eres el elegido tú puedes salvarlos, yo ya no.
Cuando bajó sus manos se hizo a un lado y caminé hacia el domo, las luciérnagas aun rodeándome cerré los ojos y calmado pasé caminando y al abrir los ojos vi que estaba ya dentro y miré mi cuerpo, estaba intacto, pensé pellizcarme porque empecé a pensar que era un sueño, una ilusión, pero la mujer volvió a hablar.
—Sabía que lo lograrías— sonrió desvaneciéndose —elegí bien, todo depende de ti...
—¡Espera!, ¿Quién eres? — grité viéndola desaparecer y luego vi a los chicos boquiabiertos viéndome y miré atrás a todas las hadas mirándome con una sonrisa débil tirados en el suelo.
—Ella era nuestra reina— escuche decir a una chica a mis pies —¿Hemos escuchado bien?, ¿usted es el elegido?— dijo con una notable emoción débil.
Me quedé perplejo, sus alas estaban tan hermosas, pero a la vez se veían tan débiles que al verlos no podía evitar sentir lástima.
Intenté levantarla —Si, dicen que lo soy necesitamos salir de aquí.
Me acerqué al domo, pero la escuché soltar un grito desgarrador y me lancé rápidamente hacia atrás junto con ella. Se quejó tanto que parecía como si su interior se incendiara, los chicos me miraban preocupados e intenté haciendo un escudo protector sobre ella para pasarla.
—Intentaré de nuevo— susurré.
Corrí al otro lado rápidamente y a pesar de que ella gimió de dolor, pudimos salir del domo y no le sucedió nada así que volví a entrar haciendo lo mismo con cada una de las hadas hasta que ya no podía más, faltaban cinco y ya estaba agotado, cuando entré al domo me senté y quedé observando el lugar recostándome en el suelo intentando recuperar fuerzas. Vi a los chicos cómo alejaban a todas las hadas para que pudiesen recuperarse de lo tan debilitados que estaban.
Las últimas hadas que quedaban me veían con ojos de sufrimiento, notaba lo mal que estaban y que tenían tanto tiempo sin ánimos ni fuerzas, no podían volar o hacer las cosas que hacían antes y sus párpados se cerraban solos como si no durmiesen en años. Empezaron a arrastrarse hacia donde estaba.
—Por favor, sáquenos de aquí— un chico de pelo como el oro y piel blanca dio iniciativa a una conversación.
—Eso intento, ustedes son demasiados— susurré con lastima, pero luego le di una sonrisa sincera —podrían darme unos minutos para recuperarme y los sacaré.
—No puedo más...— dijo otro que se veía más joven dejando caer su cabeza en la grama respirando como si al decir eso agotara toda la energía que había acumulado.
Me levanté tomándolo en mis brazos para terminar de sacarlos del domo, pero cuando iba a sacar el último el domo se achicaba y yo me empecé a tambalear, vi como nuevamente las luciérnagas nos rodeaban dando vueltas a mi alrededor tan rápidamente que empecé a marearme y cuando estuve a punto de caer sentí alguien sosteniéndome por la espalda y una respiración agradable a mi oído.
"Ya terminas, vamos, eres capaz".
Esas tan agradables palabras junto a la maravillosa voz que con tranquilidad y dulzura la decía me hicieron caminar lentamente respirando tan pacíficamente junto mis pasos afuera, al abrir los ojos miré con tranquilidad a todos que me miraban tan confundidos, tan ajenos a lo sucedido. Me vi frente a ellos y en silencio terminé de caminar para dejar a la última hada con los demás y una pequeña niña me veía feliz.
—Muchas gracias, señor elegido, gracias por salvarnos— la escuché decir.
—No fue nada, por favor no se esfuercen y descansen.
—Déjenos agradecerle, ¿Con qué podríamos agradecerle?— una chica susurró acercándose tímidamente.
—Los necesitaremos a todos ustedes y por eso necesitan descansar muy bien— Andrés se acerca diciendo y todos lo miran para luego mirarme a mí y asiento.
—Los ayudaremos— dice un hombre con voz firme y gruesa —Luego de esto nos corresponde hacerlo.
Dejándole la última palabra me recosté en el suelo junto a ellos soltando un suspiro mientras cerraba los ojos quedándome dormido...
Estaba nuevamente fuera de ese castillo donde habían débiles luces que alumbraba sólo a aquel castillo y todo el alrededor estaba en completa oscuridad, sentía esa sensación de acercarme allí, algo que me empujaba a seguir caminando allí así como si pareciera que no tenía poder sobre mi cuerpo, pero parpadeé y estuve dentro, en una de las habitaciones, donde habían tantos espejos que por un momento no supe si me veía a mí mismo exactamente pero al fijar mis ojos en los ojos de "mi reflejo" se tornaron completamente negro y mostrando una sádica sonrisa antes de ver el espejo romperse y todo tornarse negro antes de despertar.
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