Capítulo 33
—¿Crees que los chicos te hayan visto?
—No, solo tú y la estúpida niñita pueden verme.
Suspiro y al levantar la mirada lo veo a él frente a mí, mirándome confundido.
—Oye, lo que dije antes...
—No— habló levantando la mano para callarme —No necesito tu amistad y mucho menos tu lastima— escupió con desagrado.
Lo miré sorprendido —¿Que sucede contigo?— pregunté asqueado —Solo trato de ser tu amigo, de ser amable contigo, pero solo sigues evadiéndome y ¡Quiero demostrarte que me importas!— hice silencio tapando mi boca con mis dos manos y me doy vuelta rápidamente y entró a la tienda para fingir dormir.
¿Que acabo de decir?, Pensé, pensé miles de maneras en la que pude haberlo dejado, la expresión en su cara sería tal vez ¿confusión? O quizás ¿sorpresa? sentí que podía pensar en paz ya que él no estaba dentro de mí y no podría escucharme. Entre mis pensamientos acabe atrapado en un profundo sueño.
—¡Alex!, si no despiertas te dejaremos solo.
—Cinco minutos más— susurro entre sueños.
—Chicos, él dice que lo dejemos.
—¡Andrés!— me quejo levantándome mientras estrujaba mis ojos.
—Tú lo dijiste— se encogió de hombros y todos empezamos a caminar.
A lo lejos veíamos a las hadas volar alrededor de un gran árbol nos detuvimos de impresión, aquel árbol realmente brillaba, su luz hacía resplandecer el alrededor, era el lugar más luminoso del bosque, pero su luz no salía de un gran domo que los rodeaba y al acercarnos más veíamos como las hadas se veían tan cansadas que apenas volaban. Si tan cansadas están deberían parar de volar.
—¿Qué les sucede?, ¿por qué están tan cansadas y no paran? — Jeremith pregunta antes y lo miro.
—No pueden hacerlo— la niña empieza a hablar —sus poderes se descontrolaron por la magia que los rodean.
Me acerco más al domo y levanto mi mano para tocarlo.
—¡No!, no lo toques o te consumirá por completo— la niña gritó y rápidamente atraje mi mano a mi pecho —deben buscar la manera de derrumbar o deshacerlo.
—Esto es muy estúpido— Andrés se queja —¿Cómo se supone que logremos destruir esto sin tocarlo?
—Ya se le ocurrirá algo a Jeremith— la niña dice antes de desaparecer.
Todos quedamos boquiabiertos —Esto debe ser una broma— Jeremith susurra inquieto —¿Qué podría ocurrírseme a mí?, entre nos, Aniel es el único que piensa— termina con incomodidad.
—Tranquilízate, vamos a pensar en algo.
—A ver Aniel, ¿Cómo pensaremos vencer la magia negra, la cual debilita a uno de los seres más poderosos si ni siquiera podemos tocarlo?
—Algo se nos ocurrirá.
—Chicos...— digo en un susurro.
—¿Qué? — todos se voltean a mí.
—Recuerdan un episodio de los Simpson en donde encerraron a todos en un gran domo y todos los golpeaban— hablaba rápido hasta que Aniel me interrumpe.
—¿Crees que siquiera podemos acercarnos?, nos matará si lo hacemos ya lo ha dicho esa niña.
—Si, pero todos saben que todo tiene un defecto... ¡Un punto débil! — dije convencido.
—¿Crees que nos sirva arriesgar nuestras vidas por acercarnos a buscar un punto débil?, ¿de qué manera nos daríamos cuenta de que es el punto débil si es el caso? — Andrés pregunta con irritación.
—Desde que entramos a este lugar hemos estado en peligro, bien lo sabes, todo lo que nos ha pasado y hemos logrado vencer ¡es por eso por lo que necesitamos intentarlo!
—Tiene razón, ¿Qué nos cuesta intentarlo? Sino moriremos de todos modos y si lo logramos podremos ir a casa —Aniel como de costumbre acomoda sus lentes.
—Exactamente eso, ¿Cómo lo haremos?— Jeremith pregunta antes de dar unos pasos adelante.
—No lo sé, ustedes pienses como porque yo ya hice mi parte— río y me siento en el césped.
—Yo tengo una idea— Aniel comenta y acomoda sus lentes nuevamente—como no podemos tocarlo necesitas algo que nos indique donde es la parte débil, cuando la lancemos— hace una pausa y toma una pequeña piedra —Si estamos lejos y lanzamos la piedra podríamos tal vez— lo vemos tirar la piedra la cual se arropa de oscuridad y luego se desaparece por completo —saber dónde está— esas últimas palabras tenían un toque de esperanza en ellas.
—¿Cuál es el plan?
—Bien...— Aniel hace silencio unos minutos para pensar —Ya que Andrés tiene a su grifo puede ir por el aire, yo iré con Saturna bajo tierra mientras que tú y Jeremith toman un costado cada uno para buscar así la parte débil— explica con confianza y espera algún comentario de nuestra parte.
—Me parece bien, solo que aún no sé qué tomaremos para saber dónde está la parte débil— Jeremith dice pasando su mano por su cara en frustración.
—Eres el elegido algo podrías hacer— se encoge de hombros —Andrés supongo deberá tomar unas cuantas cosas para lanzárselas, Alex tiene sus poderes y yo tengo a Saturna, buscaremos la manera de entrar— suspira —¿Alguna otra pregunta?
Nadie dijo nada y él asintió tomando a Saturna de la mano que ya hacia convertida a su lado y todos se preparaban, me acordé de Marcus y que no había dicho ni la más mínima de las palabras desde anoche, ni siquiera lo había escuchado suspirar y lo llamé pero no respondía y pensé que estaba molesto conmigo y me estaba aplicando la ley del hielo así que intenté manejar mis poderes haciendo que se levantará la tierra y formar piedras de diferentes tamaños para lanzarlas al domo viendo como todas se deshacían y me quejé para luego ver a Andrés, sostenía las piedras con dificultad mientras se subía al grifo y decidí ayudarlo levantando las piedras que tenía en mano más unas cuantas del suelo para que subiera bien en el animal. Me vio y asentí confirmándole que lo ayudaría para que sea menos complicado para él, mientras yo esparcía las piedras a su alrededor, él las tomaba y así las lanzaba al domo.
Mentiría si dijera que no es agotador utilizar los poderes cuando no estaba Marcus para colaborarme y eso me preocupaba así que traté de llamarlo unas cuantas veces más, pero nada... esperé unos minutos y ni siquiera un gesto de fastidio, empezaba a pensar que me había dejado solo hasta que se posó en su forma frente a mí con el semblante totalmente indiferente dejándome inmóvil.
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