•En el sueño.

Se vuelve todo oscuro —1... 2... ¡3! —volví a escuchar la niña —te toca, te busqué y te encontré ¡Perdiste!, Te toca encontrarme —la niña hablaba con emoción, pero no pude verla, seguía oscuro —¡Vamos Jeremith!, trata de encontrarme —comienzo a dar pasos cortos —te daré una pista —hubo unos segundos de silencio y como un susurro sonó su voz a mi alrededor —el bosque...

Y como si todo este tiempo hubiese tenido los ojos cerrados, los abrí, delante de mí pude ver el sendero que me llevaba al bosque, observaba mi alrededor mientras caminaba —Niña —la llamé, pero solo en un simple susurro. La escuché decir "sigue mi voz, aquí estoy" su voz se escuchó como un murmullo proveniente de todos lados y seguí caminando.

Vi la niña en el fondo pero seguía sin verle el rostro, a su lado había alguien que la sostenía de la mano, parecía ser un hombre pero por más que quisiera ver su rostro lo veía como un borrón, ella sonaba triste al hablar —Jeremith... se acabó el juego —agachó la cabeza en pena —pero volverás mañana a jugar, ¿no? —levantó la cabeza y logré ver su sonrisa —es divertido, me gusta jugar contigo —la persona que la sostenía se agachó, le dijo algo al oído y de inmediato desapareció su sonrisa —adiós, tengo que irme —dieron media vuelta y empezaron a caminar alejándose de mi vista.

Me quedé parado allí, perplejo, no pude verle la cara y a puro esfuerzo logré ver cuando sonrió, ¿Qué está pasando aquí? Comencé a correr hacia donde se habían ido y me tropecé con una piedra, estaba sangrando, al levantar la mirada vi a la sombra que acompañaba a la niña justo a unos cuantos pasos de mí, era larga, iba acercándose y yo retrocedía arrastrándome poco a poco cada vez que daba un paso.

Sus pasos eran lentos, vi que sonrió. Aquella era una sonrisa maligna, sádica, me levanté y traté de correr lo más rápido que pude mientras miraba hacia atrás esperando perderlo o que solo me dejara en paz pero lo veía caminando al mismo paso lento, cuando miro hacía adelanté lo veo parado en el medio del bosque -creo que ir tras ellos no fue buena idea- pensé mientras me adentraba entre los árboles, me escondí entre un árbol caído y una piedra. Sabía que no era alguien bueno y lo busqué con la mirada esperando realmente no encontrarlo, no lo veía hasta el momento que sentí que alguien me tocó el hombro y cuando volteo para ver pero al instante despierto.

Me senté en la cama de golpe, sudado, tenía el corazón acelerado. Pasé mis dedos desesperado por mi cabello y me levanté de la cama para ir al baño.

Miré mi reflejo pálido en el espejo, me lavé la cara y volví a mirarme con una lucha interna —necesito saber qué pasa ahí dentro— dije intentando verme y sonar seguro para mí mismo.

Me metí a la ducha, unos minutos después salí, me vestí y bajé las escaleras hacia la sala donde estaba Lía y me siento a su lado —Hola pequeña— le dije mientras le agarraba sus cachetes y ella gruñía molesta —¿Dónde está mamá? — sonreí ante su tierna expresión.

—Aquí estoy hijo— mi madre habló y me dirigí a la cocina.

—¿Cómo sigues mamá? —le dije mientras la observaba —¿Qué estás haciendo? — pregunté curioso sin esperar a que respondiese la primera.

Mi madre me miró divertida —yo estoy bien y debes dejar de ser tan curioso, la curiosidad mato al gato, ¿Recuerdas? —soltó una risita que me hizo sonreír —estoy haciendo galletas de chocolate —se volteó para meter la bandeja al horno.

—Bien, entonces— alargué la letra s —me iré a esperar las galletas con Lía— le avisé y me fui a sentar en el sofá junto a mi hermana menor a ver Tom y Jerry, era nuestra serie animada favorita y solíamos durar horas viéndolos correr y hacer travesuras, y al parecer hoy pasaban un maratón. Luego de un largo rato mamá llegó con las galletas y leche fría, nos sentamos los tres a verlo, después, Lía se quedó dormida en los brazos de mamá y la lleve a su cama. Me fui a mi habitación y revisé unos mensajes que tenía en mi celular, era del grupo de los chicos y se me ocurrió contarles de mis sueños tan extraños.

Yo: ¡Ey chicos!

Últimamente he tenido unos sueños raros.

Andrés: ¿Raros cómo? ¿A qué te refieres?

Alex: Cállate, deja que nos cuente.

Aniel: Te escuchamos.

(Les conté todo).

Alex: Si que es raro, yo que tú ni duermo.

Andrés: Bastantes raros, pero después de todo son solo sueños.

Aniel: ¿Cómo no pudiste verle la cara?

Yo: No sé, ya les expliqué todo, sin dejar nada fuera.

Chicos quiero ir a ver qué pasa allí dentro.

Alex: No cuentes conmigo.

Andrés: Puede ser peligroso, Jeremith, además ya dije que SOLO FUE UN SUEÑO.

Aniel: No estoy seguro de eso, Andrés tiene razón.

Yo: ¡Venga chicos! ¿me dirán que no están interesados?

Andrés: Quizás sea interesante todo lo que cuentas, pero no estoy seguro de que sea buena idea ir allí.

Aniel: Solo fue un sueño hermano.

Alex: Sigo sin estar de acuerdo, no iré ni loco allí.

Yo: Bueno, si ustedes no quieren, iré solo.

Aniel: ¿Qué dices? No puedes ir solo.

Yo: Ustedes son mis únicos amigos y si no son ustedes, no será nadie.

Andrés: Está bien, iré, pero si nos matan será tu culpa.

Yo: Podré vivir con eso jajaja.

Alex: irán ustedes, yo no.

Yo: ¿Qué dices tú Aniel, vienes o qué?

Aniel: Iremos.

Yo: Ok, todos iremos.

Alex: ¡No me incluyan!

Yo: No tienes opción.

Alex: ¡Diablos! Eso no es justo.

Yo: Será mañana, luego de la secundaria.

Todos nos pusimos de acuerdo, decidí dejar a un lado mi celular y ponerme a jugar videojuegos. Cuando me aburrí bajé a comer algo, al ver que ya era de noche miré fuera sorprendido y subí a dormir.