~Aniel~

Al entrar a la montaña miro a todos lados deslumbrado, los chicos están igual de maravillados que yo, Saturna no deja de suspirar recargada aún con su forma de niña pequeña en mi espalda, empezamos a bajar unas escaleras y abajo había un pequeño lago de agua cristalina que a su alrededor había unos pequeños árboles que brotaban del mismo, dentro se veían rocas, pero en el medio veía cómo una luz brillaba.

—Chicos, ¿ven eso?

—Bueno, les explico que su reto es buscar alguna cosa debajo del agua.

—¿A qué te refieres con "alguna cosa"?, ¿no sabes qué es? — Jeremith la interrumpe y ella niega con la cabeza.

—La piedra les mostrará lo que deben traer, al estar frente a ella la primera dejará de latir y brillará con intensidad.

—¿Quién irá?

Todos me miran y yo desvío la mirada

—Aniel eres el único que estuvo en clases de natación y puede durar mucho más tiempo bajo el agua.

—Jeremith, ¿porque tendría que ser yo?, podría ir alguna de ellas se conviertan en alguna cosa que pueda nadar, no lo sé, lo que sea.

La chica da dos pasos al frente y todos la miramos.

—Temo decirte que es imposible, no podemos hacer este reto porque la piedra no podrá mostrarnos, deben ser alguno de ustedes, menos Alex—.

—Me agradas chica.

—Tú no puedes solo porque Marcus está dentro de ti, eso hace que seas unos de nosotros—.

—Muchas gracias, Marcus, espera ¿Cómo sabes que está dentro de mí?

—Tú poder no es de un humano ordinario o el que le brindaría el bosque a uno.

—Lo intentaré, pero me deben una.

—No exactamente, porque también quieres salir del bosque.

No digo nada y bajó a la pequeña Saturna de mi espalda y me quito la camiseta para meterme al agua, estaba muy fría, pero traté de soportarla.

—No dejes perder la piedra, puede servirnos para algo más.

Andrés me pasa la piedra y veo a Saturna preocupada y en mi interior escucho su voz decir "Amo, tenga cuidado por favor" le sonrío y me sumerjo en el agua miro a todos lados y no veo nada, la luz de la piedra parpadea muy rápido y empiezo a nadar a lo lejos veo algo brillar y me dirijo allí cuando salgo del agua veo lo que parece ser otra cueva y frente a mi hay un cofre así que me dirijo a él y veo que tiene un pequeño agujero donde debe ir una llave, lo tomo para volver a sumergirme y pasar hasta dónde están los chicos. Salgo del agua para sentarme respirando algo forzoso y les entrego el cofre junto la piedra.

—Amo, ¿está bien?

Saturna se acerca a mi abrazándome y los chicos se distraen con el cofre, le agradezco y le hago saber a Saturna que estoy bien.

—Yo estoy bien, gracias por preocuparse— digo sarcásticamente a los demás.

—Para esto se necesita alguna llave, ¿dónde estará?

Jeremith pregunta y todos nos quedamos en completo silencio.

—Bien es hora de descansar, lo necesitan para poder continuar— la niña susurra.

—Yo no estoy cansado.

Alex lanza patadas al aire y simula una pelea y se golpea a él mismo.

—¡Auch!, deja de golpearme.

—Eso es muy raro Alex.

—Aniel, tú no eres quien tiene a un insoportable roba cuerpos dentro de ti, te dieron una hermosa chica.

Ruedo los ojos y los cierro dejándome caer con mis manos estiradas a los costados para luego darme cuenta que mi cabeza cae en las grandes piernas de Saturna quien vuelve a estar como antes.

—¿Nos quedaremos en este lugar?

—Supongo que sí, si los demás están de acuerdo.

La chica nos mira a todos, al vernos ya acostados se sienta con las piernas cruzadas a observarnos con detenimiento.

—Gracias por venir y ayudarnos con esto.

—¿Ayudarlos con qué? ¿a qué te refieres? — la miro confundido.

—Cómo le conté a Jeremith, los invoqué para que nos ayuden a vencer al rey de aquí y poder ser felices de una vez por todas.

—¿Y nos elegiste a nosotros? ¿por qué? — Andrés habla cortante.

—Porque Jeremith ha sido el elegido, no por mí sino por el bosque.

—Cuéntanos sobre ese tal rey del que hablas.

Todo lo que dice me intriga y me dan ganas de saber cada vez más sobre este lugar.

—Muy bien— se acomoda en su sitio —este bosque antes era como lo que ustedes llamarían el mundo perfecto, todas las especies vivían en paz y armonía bajo el mando de la Diosa Kaile, la amábamos, pero un día se enfermó y mientras descansaba ella fue asesinada.

Ella hizo una pausa seguida de un gesto de dolor y todos la mirábamos con mucha atención.

—Su sangre estaba por todos lados, traté de sanar sus heridas, pero no pude lograr nada, su hermano Greg quien se proclamó Dios y rey de este lugar trajo la oscuridad consigo, todas las especies se descontrolaron y se mataban unos con otros, era todo un caos. Greg comenzó a experimentar con todos y nos hacía sufrir— la vi bajar la cabeza y jugar con sus manos nerviosa —Empezó a atraer niños pequeños aquí y luego llevarlos al castillo haciéndoles creer que era bueno y les creó un parque con juegos en una de las habitaciones para mantenerlos ocupados. Todas las noches iba por uno de ellos y absorbía sus almas como si no valieran nada, luego juega con sus cuerpos en su laboratorio lleno de armas es muy horrible.

—Es un desquiciado— dije imaginándome todo eso.

—No saben lo horripilante que es, le pude mostrar la mayoría de las cosas a Jeremith en sus sueños, necesitamos su ayuda, por favor.

—Tranquila vamos a ayudarte— Andrés habla y Jeremith toma una de sus manos para tranquilizarla y Saturna toma la otra.

—No te preocupes, el amo y sus amigos nos ayudarán.

—¡Abrazo grupal!

Alex se acerca y los abraza a todos y Saturna me lleva hacia ellos y nos abrazamos por unos minutos, luego todos estábamos comiendo algo que nos había traído la chica, charlamos, reímos y planeamos uno que otro plan para tratar de terminar con Greg y después todos nos quedamos dormidos en el suelo uno encima de otro utilizándonos como almohadas. Hoy ha sido un gran día y mañana hay mucho por hacer.