Reunión
Apenas había salido el sol y dos jóvenes ya habían abierto sus ojos hace menos de un par de horas. Ambos estaban en la cama del mayor con unos simples pantalones puestos y el resto al descubierto. El moreno descansaba sobre el pecho de su novio, el cual lo era desde hacía un año y hasta entonces le habían ido demasiado bien, bueno, al menos entre ellos ya que el padre de Jin; el mayor por dos años, no aceptaba a NamJoon. Y aunque quizás tenía algo de razón, ya que los dos eran demasiado distintos, eso no les impedía estar juntos, pues como dicen, los polos opuestos se atraen.
— ¿Te he dicho ya que tu cama es mil veces mejor que la mía? —dijo NamJoon dibujando figuras en el terso pecho de su novio.
— Demasiadas, cada vez que lo hacemos.
— Y es por eso que me gusta tanto hacerlo aquí —dijo con una sonrisa pícara para luego besar la piel de Jin, que se erizó al mismo instante que sintió los carnosos labios del moreno—. ¿Echamos otro polvo antes de salir?
— Mi padre se despertará pronto, es mejor que no.
— Uno rapidito —continuó besando cada rincón de su torso—. Muy..., muy... rapidito.
— Aish..., está bien. Pero rápido, eh —NamJoon asintió victorioso y feliz al mismo tiempo, tiró del cuerpo del mayor para posicionarlo bajo él y comenzó a lamer sus pezones mientras metía una mano bajo el pantalón—. Ahh... A-ahh.
— Tu piel es tan suave, se nota que la cuidas demasiado —comentó mientras saboreaba aquella piel que tanto le pertenecía y que tan bien olía, por lo que no pudo evitar morder y provocar un sonoro gemido en el castaño.
— ¡Ah, idiota, más despacio!
— ¿No era uno rapidito? —Jin le dio un pequeño golpe en la cabeza y el otro rió por el gesto tan tierno. Porque dolor se podría decir que no había sentido ni una pizca, el golpe había sido tan flojo que no causó más que gracia.
Ambos seguían con sus temas sucios mientras no eran conscientes de que una tercera persona había despertado en aquella casa y que caminaba por el pasillo de la segunda planta en dirección a la habitación donde ellos se encontraban. Como era de esperar, la puerta se abrió y ambos se sobresaltaron, girando sus cabezas en dirección a la puerta y viendo a quien estaba bajo el marco.
— ¡Maldito niñato! —gritó el padre de Jin mientras levantaba un bate de béisbol que había traído consigo cuando escuchó ruidos poco normales provenientes de esta habitación— ¡¿Cuántas veces debo decirte que no te acerques a mi hijo?! —NamJoon esquivó el primer golpe y bajó rápidamente de la cama. Bastante torpe recogió su camiseta y zapatos y los tiró por la ventana.
— ¡Nos vemos luego! —gritó el moreno en dirección a su novio y, más veloz que antes, tuvo que esquivar otro de los golpes. El padre de Jin, más cabreado que antes por no dar ni uno –porque a pesar de que se trataba de un chico joven su intención era golpearlo– estaba harto de encontrarlo en la cama de su hijo, de comer la comida de su refrigerador y de llevar a su hijo por el mal camino.
— ¡No huyas! —el bate partió una pequeña lamparita que había en la mesa de noche y Jin gritó asustado tapando su rostro con las manos. Al mirar vio como NamJoon salía por la ventana y bajaba con dificultad por las enredaderas que había hasta dejarse caer, y después de quejarse por un calambre en el pie, salió corriendo con sus pertenencias entre los brazos.
El chico de 16 años con piel tostada continuó corriendo calle abajo, no es que le tuviera miedo al padre de Jin, pero a veces se ponía más agresivo de la cuenta y no era broma cuando decía que quería descuartizarlo –ya que es lo que más solía salir de la boca del hombre–. Aún sabiendo que no le seguía, continuó corriendo hasta llegar a su casa, dio la vuelta y se puso la camiseta junto a los zapatos. Ahora más decente, abrió la puerta trasera de la casa y entró sin hacer ruido.
Al parecer no había nadie aún despierto o al menos es lo que parecía, no había señales de vida por los alrededores y eso lo calmó un poco. Suspiró e intentó recuperarse de la buena carrera que se había metido, porque aunque no fue mucho, la nicotina en sus pulmones le dificultaba a la hora de correr, acabando por asfixiarlo.
— ¿Dónde has estado? —dio un brinco y el recipiente de cristal que tenía entre sus manos; el cual había acabado de coger de la nevera, estalló en el suelo y derramó todo el agua de su interior.
— ¡Mierda! —exclamó mordiendo su labio y ahora girando su cabeza para ver a su hermano pequeño en pijama, con los pies descalzos y una almohada que no podía olvidar a la hora de dormir; es más, hasta cuando ya había despertado se la llevaba consigo y volvía a abrazarse a ella en el sofá mientras veía dibujos en la televisión— ¡Maldito renacuajo! —señaló al niño de 13 años que lo miró con sus grandes ojos algo asustado y preparado para recibir la primera reprimenda del día por parte de su hermano.
— ¿Qué pasa aquí? —otra voz se sumó y salvó al pequeño JungKook de una muerte segura, o al menos de momento.
— Es mi culpa, yo lo asusté —JungKook intentó defender a su hermano que aún lo miraba fijamente y con el ceño fruncido.
— No te preocupes, cariño, ve a ver tus dibujos —la mujer, la cual tenía el mismo tono de piel que NamJoon, sonrió al pequeño y alborotó sus cabellos cariñosamente—. ¡Y tú, ¿no tienes nada que decir?! —se dirigió ahora al mayor de los hermanos.
—¿Qué se supone que debo decir? —retó a su propia madre.
— ¿Qué pasa?—el padre de la familia hizo acto de presencia con su típica bata azul a rayas y su periódico en la mano.
— ¡Tu hijo! ¡De nuevo volviendo de a saber donde. Tienes que hablar con él, no puede quedarse toda la noche fuera de casa, ni siquiera nos dice a donde va! —la mujer, a cada palabra que soltaba, se alteraba y gritaba más y el hombre más dolor de cabeza sentía.
— Ya, ya, no hagas un drama —su mujer quedó boquiabierta al recibir tal comentario—. ¿Dónde has estado? —preguntó a NamJoon y su madre lo miró de igual forma con los brazos cruzados. NamJoon rodó los ojos, estaba harto de que cada vez que lo pillaban se repetía la misma historia.
— Con Jin.
— Oh, vale —soltó el padre con simpleza y se giró para ir al salón, donde se sentó junto a su hijo pequeño mientras leía el periódico.
— ¿Ya está? —dijo indignada— ¡Me tenéis harta! —la mujer suspiró cansada y se masajeó las sienes. Ignorando todo se fue a preparar café y NamJoon aprovechó el momento para salir rápido de allí— ¡Eh, recoge eso! —bueno, lo habría hecho si no tuviera una madre con tantos ojos.
[...]
Las clases del último día de escuela antes de las vacaciones estaban a unas pocas horas de acabar, pero aún en el descanso, debían esperar. Los chicos, aprovechando este periodo de tiempo se juntaron para hablar. A pesar de las diferentes edades los edificios de estudios daban todos al mismo patio, era lo más que podía hacer un pueblo tan pequeño como aquel. Igualmente, nunca ocurrió nada como para que el pequeño ayuntamiento debiera hacerse cargo y separarlos.
— Te prometo que no me río.
— Que no.
— ¡Va, Jimin, puedes contármelo!
— He dicho que no, eres un bocazas y hasta tú mismo lo has llegado a admitir.
— Pero soy tu mejor amigo, así que puedes decírmelo —el chico de sonrisa rectangular lo miró con ojos de cachorro abandonado y lo único que recibió fue una colleja por parte de su amigo—. ¡Auch!
— Deja de insistir, no te lo voy a decir.
— ¡Entonces no me empieces a contar para luego no decirme nada! ¡Tengo sentimientos, ¿sabes?! —TaeHyung, dueño de la sonrisa particular y cara de cachorro, hizo un puchero y fingió llorar.
— ¡Ay, cállate! —Jimin lo empujó y éste cayó al suelo.
Los dos chicos de 15 años siguieron con sus tontas discusiones, que claramente eran más bromas que otra cosa, solían ser así, ambos se molestaban mutuamente pero nunca llegaban a enfardarse ninguno. Entre aquellos juegos que sólo divertían a esos dos, llegaron los cuatro restantes. NamJoon corrió hacia ellos y se tiró encima de TaeHyung, el se quejó y lo echó a un lado, quedando ahora sentado en el mismo banco.
— No seas bruto, NamJoon —dijo Jin mientras se sentaba sobre las piernas de su novio.
HoSeok, sonriente como siempre, abrazó a Jimin y se sentó junto a él, éste tenía un año más que los dos amigos inseparables y también era bastante cercano a ambos, ya que era tan juguetón como Jimin y TaeHyung. El chico restante, YoonGi, quien tenía un año menos que Jin, pero que parecía el más maduro de todos, se sentó en el suelo por falta de espacio en aquel concurrido banco.
— ¿Habéis tenido algún problema? —preguntó YoonGi mientras apoyaba su espalda en las piernas de TaeHyung— ¿Qué habéis traído?
TaeHyung pidió a YoonGi que cogiera su mochila y lo mirara él mismo. Sacó varias ropas que volvió a meter, también hizo lo mismo con varios paquetes de dulces y comidas enlatadas frías.
— ¿Nadie ha traído mantas?
— Yo sí, pero no para todos, no me cabía tanto en la mochila —contestó Jimin cogiendo la suya y enseñando lo que él había agarrado de su casa.
— No os preocupéis, yo he venido con dos mochilas —soltó Jin sonriente y sintiéndose orgulloso por ser tan precavido.
— Como era de esperar de Jin hyung —TaeHyung se abrazó a Jin pero rápidamente fue quitado por el novio del castaño.
— ¿No es muy sospechoso traer dos? —preguntó YoonGi dando por finalizado su cometido de inspeccionar todas las mochilas.
— Qué más da.
Los seis continuaron allí mientras repasaban el plan que habían ingeniado el día anterior para llevar a cabo hoy mismo; en cuanto terminaran las clases y llegaran los autobuses para los campamentos de verano y los viajes de fin de curso.
— ¿Ese no es tu hermano? —preguntó Jin afinando su vista a lo lejos.
— Sí, pero déjalo, no lo...
— ¡¡JungKookie!! —gritó Jimin agitando sus brazos para que el otro lo viera.
— ...llames —el moreno terminó por formular la frase que había dejado a medias en cuanto el más bajo había gritado.
El pequeño se acercó corriendo y con una sonrisa en el rostro, porque a pesar de que su hermano no quería tenerlo cerca cuando estaba con sus amigos, a él le encantaba la compañía que le brindaban estos. Todos eran muy cariñosos con él, sobretodo Jin y Jimin, y más aún éste último, tanto que a veces NamJoon no entendía las acciones de su amigo.
— Hola —saludó JungKook con una dulce voz y sus manos juntas mientras se mecía de adelante hacia atrás algo nervioso.
— ¿Dónde ibas solo? —Jin le sonrió y esperó a que el menor contestara.
— Iba al baño.
— Pues corre que ya mismo toca la campana —dijo su hermano deseando que se largara de una vez y así pudiera hablar con el resto de lo que importaba. JungKook asintió a la vez que se le borraba aquella tierna sonrisa y se alejó lentamente en dirección a los baños.
— Eres muy duro con él —Jimin resopló sin apartar la mirada del pelinegro y se levantó con intención de ir tras él, pero alguien lo detuvo por el pie.
— Ahora no, siéntate, hay que hablar antes de que entremos en clase —dijo YoonGi y el castaño obedeció—. Recordad bien dónde nos tenemos que reunir, también tened cuidado de que nadie os vea; ni profesor ni alumno, ¿entendido? —todos asintieron y permanecieron en silencio—. Esperamos unos diez minutos en el punto de reunión, si alguno mete la pata y no llega dentro de ese tiempo, se queda fuera.
La molesta campana sonó en ese mismo instante y todos tuvieron que dejar la conversación para entrar en clases. De todas formas habían planeado todo a milímetro, nada podía salir mal, o eso esperaban. Al terminar las clases, los alumnos comenzaban a agruparse por año y clase, así los profesores lo tenían más fácil y controlaban todo para saber qué alumnos subían y cuáles no. Antes de que los seis chicos hicieran lo mismo, se habían reunido en el lugar que habían acordado, todos fueron llegando poco a poco y los nervios comenzaban a sentirse en el aire.
— ¿Todo listo? —preguntó Jin— Mi padre ya cree que estoy de camino para ver a mi madre —rió por la mentira que le había metido a su padre, ya que él no tenía ni viaje ni campamento.
— Mis abuelos se creyeron que iría a acompañarte —añadió YoonGi que estaba en la misma situación que Jin y que ambos habían juntado sus mentiras para que así tuviera alguna excusa.
— Bien, entonces todo perfecto por ahora. Nos toca a nosotros —NamJoon miró a HoSeok, Jimin y TaeHyung, los que sí tenían un viaje y campamento pendiente, pero que claramente no asistirían. La parte más complicada se la llevaban estos cuatro chicos ya que debían asegurarse de que sus nombres estuvieran en las listas de los profesores, pero no ir.
— Será mejor que vayáis ya. Os esperamos donde acordamos —YoonGi palmeó al que tenía a su lado y, junto a Jin, se largó a esperarlos en dicho lugar.
Los cuatro respiraron profundamente nerviosos, juntaron sus manos para darse fuerzas y salieron corriendo a sus respectivos grupos para llevar a cabo su plan.
-------------------------------------
Edades de los personajes (por las dudas):
Jin: 18 años.
YoonGi: 17 años.
HoSeok y NamJoon: 16 años.
Jimin y TaeHyung: 15 años.
JungKook: 13 años (cuuute <3 xDD).
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro