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Beso


— Acércate.

JungKook tardó algunos segundos en reaccionar, mirándolo fijamente sin poder comprender el rostro de su mayor. Por alguna razón esa mirada le causaba nervios, como muchas otras que había captado cuando Jimin lo miraba de igual forma. ¿Qué significaba? Demasiado pequeño para entender ciertas cosas, y ésta era una de ellas. Tenía curiosidad, claro que la tenía, como cualquier niño cuando encuentra una llamativa caja en mitad de una sala. Quería saber que había dentro; que había en la cabeza del castaño cuando lo miraba así, pues ni su hermano o el resto llegaban a transmitirle tanta intensidad con una sola mirada.

El menor se levantó caminando los pocos pasos hasta Jimin, se volvió a sentar frente a él y esperó a que éste tomara la palabra. Pero después de estar en la misma posición por algunos minutos, su incomodidad se hizo palpable, y la mirada que le sostenía ya le era imposible de mantener. Bajó sus ojos, jugó con sus pequeñas manos y mordió su labio inferior sin saber qué hacer.

— ¿Estás nervioso? —pudo preguntar al fin, volviendo a obligar a JungKook a que lo mirase. JungKook negó repetidas veces con la mudez aún en sus labios— Eso es genial —el pelinegro sintió como el pecho de Jimin se infló y dejó soltar un fuerte suspiro; el cual no entendió.

— ¿Pasa algo? ¿Hice algo malo? —Jimin no pudo evitar sonreír por la dulzura que JungKook había puesto en su voz, y bueno, era un niño, ¿qué se esperaba?

— No —Jimin alargó su mano y acarició la suave cabellera del menor— No eres tú.

— ¿Quién es, entonces?

— Yo mismo.

— ¿Hiciste algo malo? —JungKook ladeó su cabeza intentando recordar si Jimin había hecho algo mal, pero lo cierto es que nada llegaba a su cabeza, más bien todo lo que recordaba era bueno— Yo no creo que hayas hecho algo malo, incluso me has salvado —los ojos de JungKook se abrieron más de la cuenta—. Quizás yo sí hice algo malo.

— ¿Cómo dices?

— Gracias —Jimin seguía sin entender—. Por salvarme.

— ¿T-te estabas refiriendo a eso? —JungKook asintió algo avergonzado y Jimin no pudo evitar soltar una fuerte carcajada— No seas así, Kookie. Que no me dieras las gracias no quiere decir que hayas hecho algo malo.

— Pero no te agradecí —Jimin volvió a sonreír en cuanto la cabeza del menor volvió a bajar.

— Está bien, pequeño —quería volver a levantar su mano y posarla en su cabeza, así sea lo único que llegara a poder hacer, pero también estaba la posibilidad de incomodar al menor. ¿Realmente lo incomodaba? Era algo que nunca se había atrevido a preguntar, y no sabía si era por saber una cruda realidad o por no aguantar sus impulsos si la respuesta era la deseada.

— Jimin hyung.

— ¿Sí?

— ¿M-me odias?

— ¡¿Qué?! —los pequeños ojos de Jimin se abrieron más de lo usual, despegando su espalda incluso por la repentina pregunta— ¿Por qué piensas eso?

— Es que... no entiendo algo —Jimin permaneció en silencio mientras observaba a JungKook recorrer con sus ojos cada rincón del vagón—. Tu forma de mirarme... no la entiendo.

— ¿M-mi... f-forma de mirarte? —el menor asintió volviendo sus ojos al castaño.

— Mi hermano y los demás cuando me miran no lo hacen igual... Es raro y me pone nervioso. ¿Qué significa?

— ¿Te pongo nervioso?

— C-creo que sí... ¡Pero no es que me moleste! —agitó sus manos cuando sintió que estaba creando un ambiente algo incómodo, o al menos eso pensaba él— ¡Jimin hyung me gusta! ¡Es el mejor hyung de todos! —aclaró JungKook con una amplia sonrisa en el rostro, mostrando sus tan inocentes sentimientos. Aunque para Jimin fue como un fuerte pinchazo en su pecho, reventando así su interior y dejando escapar las mariposas que tanto empeño se había propuesto en retener.

Los labios de JungKook volvieron a abrirse, dando paso al inicio de una nueva palabra, pero Jimin, quién estaba en otra parte, no echó demasiada cuenta y actuó por instinto.

Sin ejercer mucha fuerza, atrapó la delgada muñeca del menor y tiró de él. Jimin se echó a un lado y pegó la espalda del menor contra el frío metal, quedando él frente a JungKook y entre sus piernas.

JungKook quedó petrificado cuando su mayor lo había acorralado de una forma tan rápida y posesiva que no le dio tiempo ni a reaccionar. Su boca ligeramente abierta comenzaba a secarse, no quería moverse, o más bien, no podía. Su cuerpo apresado estaba rígido, sus ojos bien abiertos no se apartaban de mirarlo y su respiración le facultaba el intentar no moverse, ¡pues tenía que respirar!

— Lo siento, Kookie..., pero es verdad, no te miro como a los demás —Jimin liberó la muñeca del menor, que cayó como peso muerto y dejó sus propias manos posadas a los lados del rostro de JungKook, sintiendo el frío del metal. Cosa que agradeció porque sentía que ardía—. No puedo verte como un amigo, ni como un hermano, simplemente no puedo. Ojalá pudiera, pero por más que lo he intentado tú has vuelto a provocar que consiga caer. No es tu culpa, no quiero que pienses eso. El único culpable soy yo, por querer demasiado a un chico que aún es un niño.

— P-pero hyung... Yo t-también te quiero.

— No de la misma forma, Kookie.

— ¿Cómo, entonces?

— ¿Seguro quieres saberlo? —el menor asintió sin comprender del todo lo que su mayor le estaba explicando.

Jimin se debatió en un duelo entre negaciones y afirmaciones. Quería hacerlo, quería que JungKook supiera cómo lo veía, qué era lo que Jimin sentía por el pequeño, pero el hacerlo podría provocar que el pelinegro se asustara y no lo volviera a mirar a la cara, e incluso podría decirle a su hermano y lo que era aún peor, a sus padres. ¿Qué pasaría si eso sucede? No quería que lo tomaran por un depravado mental, de verdad él lo quería, lo amaba desde hace tiempo, cuando lo veía llegar hasta él y le regalaba la sonrisa más hermosa que jamás había visto. No había estado seguro hasta no hace mucho y para cuando lo admitió sintió que fue la peor decisión de su vida.

JungKook sólo tiene 13 años.

La misma frase retumbó en su cabeza a medida que sus manos las acercaba al rostro pálido del menor, dejándose llevar poco a poco por el impulso, por esos oscuros ojos que no se apartaban de los suyos, obligándolo a cometer otro error más.

Sus manos se amoldaron a las mejillas del menor, rozando con su pulgar los labios de éste. Eran perfectos, pequeños, pero perfectos, quería probarlos y saber a que sabían, pero lo que más deseaba era descubrir qué se sentía. Los ojos de Jimin quedaron pegados a los labios del menor, no pudo evitar relamer los suyos imaginando probarlos ya. Volvió a levantar la vista y los ojos del pequeño seguían sin ser apartados de los suyos, buscando las respuestas del porqué su mayor actuaba así.

El corazón del menor latía con fuerza, jamás supo que un corazón pudiera latir con tanta intensidad. ¿Se moriría si seguía así? Su inocencia no lo ayudaba, ni siquiera a entender la situación que lo había llevado su mayor. Pero cuando notó que Jimin ya no lo miraba, su cuerpo se tensó, los ojos del castaño se habían cerrado, sus manos en su rostro se habían afirmado y sus labios se acercaban a él con una lentitud irreal.

¿Qué se supone que hacía?

JungKook no podía creer lo que Jimin estaba a punto de hacer. Ahora lo entendía, como lo que hacían sus padres, o incluso lo que hacían su hermano y Jin. ¿Era lo que se llamaba un beso? ¿De verdad Jimin lo iba a besar? ¿Por qué? ¿Tanto lo quería?

Para JungKook era su hyung favorito, el único que se había acercado a él cuando su hermano dejó claro que no lo hicieran. El único que le había sonreído con tanta sinceridad y dulzura que a veces pensaba que se trataba de un hermoso sueño. Pero era real y eso a JungKook le hacía feliz. Le gustaba su hyung y que éste estuviera con él, que le hablara e incluso que lo abrazara y le demostrara cariño.

¿Eso significaba que lo veía igual que Jimin?

Sin estar muy seguro, dejó de buscar respuestas, no porque quisiera sino porque los labios de Jimin se habían pegado a los suyos. Eran cálidos y suaves, y eso le gustaba, incluso cerró sus ojos como acto reflejo, dejándose llevar por lo que Jimin le hacía.

El mayor movió lentamente sus labios sobre los del menor, lo había hecho cuando supo que no había sido rechazado, pero la idea de asustarlo aún estaba ahí y no quería provocarlo. Con lentitud siguió acariciando sus labios con los suyos, el menor no lo rechazaba, pero tampoco los movía. Bajó sus manos de las mejillas hasta sus brazos, bajando y dejando suaves caricias en su piel; incluso sintió como ésta se erizaba. Las bajó más dejándolas en su delgada cintura e impulsándose más hacia adelante, dejó su cuerpo pegado al menor.

El pelinegro tragó saliva nervioso por las sensaciones tan extrañas que sentía en su cuerpo, era algo nuevo, pero no desagradable, de hecho le gustaba, tanto que subió sus manos por el pecho de Jimin y se aferró con fuerza a su camiseta.

El primer jadeo vino por parte de Jimin, sintiendo que algo entre sus piernas se despertaba y sin poder controlarlo agarró las piernas de JungKook, las separó aún más y se metió entre ellas, dejando éstas a sus costados y su entrepierna pegada a la suya.

JungKook no pudo evitar asustarse cuando algo duro rozó allí abajo, provocándole algunos hormigueos que más que satisfactorios lo hicieron entrar en pánico. Abrió sus ojos y separó el cuerpo de su mayor con sus manos aferradas al pecho del contrario.

— ¡H-hyung...! —la respiración jadeante de Jimin era lo único que ahora se escuchaba entre ellos. El beso había sido roto y las caricias ya no proporcionan la calidez que se estaban dando.

— L-lo siento —fue lo único que pudo articular Jimin cuando se dio cuenta de la estupidez que estuvo a punto de llevar a cabo. ¿Acaso pensó en llegar hasta el final? Claro que lo pensó, y es lo que habría hecho si el menor no llegaba a detenerlo.

Estuvo fuera de control, su cuerpo había dejado de acatar órdenes, se había soltado por completo, dejando que sus instintos lideraran. Fue un estúpido, cometió el mismo error que en el motel, sólo que esta vez había llegado a más. ¿Acaso no podía haberse conformado con sólo besarlo? Sus hormonas lo traicionaron y ahora se debatía por lo que JungKook pensara de él.

— Perdóname, fui demasiado lejos —Jimin retiró las manos de su menor con arrepentido y avergonzado, JungKook pudo leerlo en sus apagados ojos y sintió un fuerte dolor en el pecho.

— ¡No estés triste, hyung! —la desesperación en los ojos del menor descolocó por completo al castaño.

— N-no estoy triste, Kookie. Sólo me pasé... Lo siento. No se volverá a repetir.

— ¿No... te gustó? —preguntó el menor en un hilo de voz— Porque a mí sí.

— ¿Qué has dicho?

— Me gustó el beso —confesó el menor con sus mejillas sonrojadas y sus ojos clavados en el suelo.

El silencio se hizo presente, tanto que JungKook se arrepintió de haberse sincerado tanto pero, ¿qué podía hacer? Era la verdad, ese beso había sido mejor que cualquier dulce que haya probado en su corta vida. No le gustaba mentir y mucho menos con su hyung favorito. El significado aún no lo tenía claro, pero nada malo puede salir de algo que tanto le había gustado.

Se atrevió a levantar su vista, poco a poco, temiendo encontrarse a un Jimin enfadado, pero para su sorpresa fue todo lo contrario. El mayor tenía una sonrisa pintada en el rostro, una que se ensanchó aún más cuando los grandes ojos del menor lo miró una vez más. No pudo evitar extender sus brazos y volver a acercarlo a su cuerpo, pero no con intenciones indebidas, sino porque necesitaba sentir el calor correspondido de su pequeño.

Jimin era feliz, era feliz por saber que aquel beso que habían compartido no fue rechazado y fuera lo que fuera a ocurrir en un futuro poco le importaba, pues lo más importante es que fue correspondido.




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¡Hola! Sé que a algunas/os les dije que haría maratón después de terminar mis exámenes en esta semana, pero lo cierto es que no voy a poder :( Mañana me voy al campo a correr tras las cabras cual Heidi por unos días xDD, no sé cuando vuelva, pero haré maratón cuando vuelva a mi casa :3

Oh y una pregunta jaja, ¿a alguien de aquí le gusta EXO? Y sí es así, ¿os gustan el KaiSoo y el ChanBaek? (Hay un por qué detrás, pero ya diré más adelante)

¡Nos vemos y muchos besosososos para todas/os!

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