Amenaza
Todo ocurrió demasiado rápido, apenas tuvieron tiempo de reaccionar cuando aquella sombra se coló en la habitación y, tras aventar el cuerpo de Jimin, la puerta volvió a cerrarse. El mayor, por acto reflejo, cubrió con su propio cuerpo el del menor y lo rodeó con sus brazos protectores, rezando porque todo fuera una horrible pesadilla de la que despertaría pronto, pero no estaba más que equivocado cuando el fuerte grito de Jimin, acompañado de un sonoro trueno, lo devolvió a la realidad y miró sobre su hombro como aquel ser desconocido lo sujetaba por el cuello.
Debía hacer algo, así tuviera que separarse del menor, es por eso que en un arrebato de adrenalina, se levantó y se tiró contra el robusto hombre. Éste sin mucho esfuerzo lo empujó a un lado y cayó directo sobre la cama.
— ¡Suéltalo! —gritó Jin volviendo a levantarse para volver abalanzarse contra el desconocido, que aún seguía sujetando al castaño por el cuello.
El rostro de Jimin se tornaba morado a medida que los segundos corrían y su oxígeno escapaba con cada bocanada de aire, buscando por más, pero que le era imposible. JungKook observaba todo con sumo horror, se había metido bajo la cama en cuanto Jin dejó de protegerlo y escondió su cabeza bajo sus manos y tembló, era lo único que podía hacer, temblar.
— ¡Jimin! —volvió a gritar el mayor mientras intentaba apartar las manos del estrangulador, pero su fuerza no era nada comparada con la de aquel sujeto y sus sollozos arrebatan la poca fuerza que intentaba reunir— ¡Déjalo! —se sintió inútil, tan inútil que lo único que podía hacer era gritar.
— ¡Cállate de una puta vez! —por primera el desconocido abrió la boca, dando una bofetada en el rostro de Jin que lo hizo volver al suelo. Luego soltó a Jimin y éste se deshizo sobre el suelo, cayendo como un peso muerto, sin vida, sin fuerza, sin nada.
Jin sintió su pecho contraerse al ver que Jimin no se movía del lugar y temió acercarse. El hombre crujió sus dedos y en cuanto la puerta sonó a sus espaldas, la abrió para dejar entrar a otro hombre, sólo que éste no era tan robusto como el anterior, pero aún así era demasiado alto, y cabe mencionar que daba igual de miedo.
El robusto desconocido dio un par de pasos, quedando frente a Jin, y sin pensárselo lo agarró del pelo y lo arrastró con él hasta el baño. Jin se quejaba por el dolor e intentó soltarse con cada golpe lanzado al brazo del gigante. Cuando la puerta se cerró, el otro comenzó a buscar por toda la habitación, en pocos segundos ésta estaba patas arriba.
JungKook que aún seguía bajo la cama, con su mano tapando su boca, se deslizó bajo la cama y con el mayor cuidado, sacó y alargó su brazo para intentar coger uno de los móviles que había sobre la mesita de noche. Estuvo a punto de tirarlo cuando su mano tembló y le hizo una mala pasada, pero que pudo controlar. Con el móvil entre sus manos, lo puso en silencio y buscó el número de su hermano. Se llevó varios largos minutos con el aparato en su oreja y éste sólo emitía la señal, pero nadie respondía. Volvió a poner la pantalla bajo su asustada y cristalizada mirada y buscó otro número al que llamar.
Jin fue alumbrado con la luz de una linterna y tuvo que taparse por el molesto brillo que desprendía. Cuando la luz dejó de posarse en su rostro observó al hombre frente a él, recordó las palabras de HoSeok, cómo éste le avisó sobre unos tipos que parecían ser peligrosos y cómo Jin lo dejó pasar tontamente. Ahora se arrepentía por no haber escuchado mejor aquellas palabras y haberle tomado en cuenta, porque ahora era demasiado tarde. ¿Qué harían con ellos? ¿Por qué hacían esto? ¿Y qué querían de ellos?
— He tenido que encerrarte aquí porque eres un completo estorbo y no dejabas de gritar —dijo el hombre mirando de arriba abajo a Jin, incomodando al chico sin poder evitar abrazarse a sí mismo—. ¿Qué edad tienes? —Jin no respondió, permaneció con el ceño fruncido y en alerta por si intentaba algo. Aunque poco podía hacer.
— ¡Si mi novio estuviera aquí te mataría! —elevó la voz Jin, intentando sonar seguro, pero las patéticas palabras del castaño lo único que causó en el hombre fueron sonoras carcajadas.
— ¿Y dónde está tu novio? ¿Está en una de las otras habitaciones? —volvió a reír, sólo que más calmado— No te preocupes, dentro de poco iremos a hacerle una visita —guiñó un ojo y Jin tembló ante el gesto.
Tras la puerta se escuchó un fuerte ruido que no se supo si había venido del cielo o de la garganta de alguien, de igual forma, el hombre abrió la puerta y asomó su cabeza fuera del baño.
— He encontrado un pequeño gusano bajo la cama —dijo su compañero sosteniendo casi en peso el cuerpo del menor. JungKook pataleaba dando golpes al aire y en cuanto Jin reconoció su voz intentó salir del baño, aunque lo único que consiguió fue un nuevo golpe en su rostro y que volvieran a cerrar la puerta.
— Bien, ahora te quedarás aquí tranquilito, ni te moverás ni harás ruido, ¿me oyes? —amenazó el desconocido al pequeño niño obligado a sentarse en una silla— Si te mueves juro que te amarro. —JungKook bajó su cabeza y tras unos suaves golpecitos en su cabeza, aquel hombre siguió desordenando la habitación.
Definitivamente buscaban algo, pero, ¿el qué? ¿Qué tendrían unos adolescentes de valor? Lo único que tenían eran mochilas llenas de objetos sin valor, ni siquiera tenían tanto dinero. ¿Por qué arriesgarse?
El alto desconocido vociferó llamando a su compañero y poco tardó en salir del baño junto con Jin. Habían encontrado lo que querían, aunque no esperaron tan poco, eran siete chicos, ¿por qué llevaban tan poco dinero encima? Con frustración indicó que se movieran a la siguiente habitación y sujetando la cabellera de Jin, abrió la puerta para ponerse en marcha. El otro echó en su hombro el cuerpo inmóvil de Jimin y la otra mano atrajo el cuerpo de JungKook y tapó su boca para que éste no gritara una vez fuera.
Un adormilado HoSeok se despertó después de varios largos y fuertes golpes en la puerta. Con aquella tormenta fácilmente podías mezclar ruidos con truenos, y cuando estuvo seguro de que aquellos golpes en su puerta no provenían de la tormenta, abrió sin más, pensando que sería uno de sus compañeros, y no falló, sólo que no esperaba que estos vinieran acompañados.
Golpeado como habían hecho con Jin y Jimin, HoSeok cayó al suelo, despertando a TaeHyung en el mismo momento. No dudó en gritar y levantarse de la cama para correr lejos de las nuevas siluetas en su habitación. Uno de los hombres soltó a su rehén y no dudó en echarse encima de TaeHyung para acallarlo, la habitación poco tardó en llenarse de gritos y los desconocidos temieron ser descubiertos después de lo cuidadosos que habían sido hasta el momento.
Al parecer dieron con los dos seres más ruidosos de sus vidas.
TaeHyung terminó amordazado, al igual que su compañero HoSeok. Jimin seguía en el suelo sin dar señales de vida y Jin estaba sentado en una de las esquinas de la habitación observándolo todo, reteniendo sus muchas lagrimas e intentado controlar sus temblores. JungKook por otro lado seguía junto al desconocido alto, éste tenía su mano rodeando prácticamente todo el cuello del menor, lo habían usado como amenaza por si alguno intentaba gritar o hacer algo.
— Lo tengo —dijo uno de ellos con otro pequeño puñado de billetes pertenecientes a los chicos—. Falta la otra habitación.
— Será mejor que vayas solo, me quedaré aquí controlando a estos.
— Bien —sacó de su pantalón una enorme navaja y sonrió en dirección a Jin—. ¿Toca la habitación de tu novio? Podrías decirme cómo es y así le mando saludos de tu parte —Jin suplicó desde su esquina que no le hicieran nada, que tomaran todo lo que tenían y se marcharan de una vez, pero cada vez que el castaño suplicaba, al desconocido más divertido le resultaba. Era como un juego, donde el objetivo era difundir miedo y definitivamente llevaban ventaja.
Cuando la puerta se cerró, Jin no pudo más y se echó a llorar ahogando sus sollozos bajo sus manos. Tenía miedo, conocía lo suficiente a su novio como para saber que éste no se dejaría amenazar tan fácilmente, de seguro haría alguna locura y pensar en qué cosas podrían ocurrir en la habitación contigua lo aterraba exageradamente.
Por otro lado, JungKook luchaba contra sus impulsos de imitar al mayor y echarse a llorar, pero tan sólo respirar ya se le hacía difícil, ¿cómo podía moverse siquiera cuando sentía que el simple roce de la mano lo ahogaba? Desviar la mirada tampoco ayudaba, pues al hacerlo era imposible evitar mirar el cuerpo tendido en el suelo de Jimin. ¿Por qué no se movía? Llevaba así demasiado tiempo. ¿Estaría... muerto?
La sangre se le heló a la misma velocidad que sus pensamientos, por algunos segundos el oxígeno no pasaba de sus pulmones. Quería librarse, quería correr junto a su hyung y saber que estaba bien, que sólo estaba agotado o malherido, pero vivo.
— S-señor —la inaudible voz de JungKook llamó la atención de toda la habitación, incluso la del desconocido—, déjeme a-acercarme a él —inocentemente, JungKook señaló con su índice el cuerpo del castaño y el hombre elevó una ceja desconcertado.
— No está muerto —dijo y JungKook elevó su cabeza para mirarlo con los ojos abiertos de par en par.
Si de verdad no mentía, JungKook sentía que podía volver a respirar con normalidad, pero si de verdad lo hacía, lo único que pretendía es que no lo comprobara y entrara en pánico. Se preguntó si debía confiar en un desconocido que les estaba robando y agrediendo. Lo normal sería desconfiar, pero él sólo era un niño y sus deseos de querer que Jimin seguía vivo y que el hombre sólo decía la verdad, era tan fuerte que se aferró a esa idea.
Varios minutos después, todos se alarmaron por los ruidos exteriores y, en un rápido movimiento, sus dos compañeros faltantes fueron empujados dentro de la habitación. Jin exclamó un grito ahogado al ver a NamJoon con algunos cortes en su ropa y sus manos manchadas de sangre. Era inevitable cuando pensó que algo ocurriría con el rubio, y en efecto ahí estaba. Acunó el cuerpo de su novio entre sus brazos y pegó su espalda en su pecho, comprobando aquellos cortes superficiales.
— Menuda mierda tenían —comenzaron los dos desconocidos a hablar entre ellos—. No sé tú, pero yo no voy a conformarme con esto después de lo que hemos montado.
— Tengo una idea —dijo uno de ellos, más concretamente el que sujetaba a JungKook, a quién dejó a un lado y se separó con su compañero para hablar.
El menor no dudó ni un segundo en correr hasta Jimin y quedar agachado junto a él. Buscó su rostro escondido bajo sus brazos y cuando se encontró con sus parpados cerrados, pero su pecho subiendo y bajando, se calmó, sonriendo aliviado y abrazándose al cuerpo fuertemente.
— Jimin hyung, despierta —susurró cerca de su oído, pero el mayor no se inmutó—. Jimin... —JungKook reprimió sus lágrimas y hundió su rostro en el pecho del castaño.
— ¡Tú! —gritó uno de los agresores— ¡Te vienes conmigo! —YoonGi, al ser señalado, se levantó con sus piernas temblando y se auto señaló— Sí, tú... y tú también —señaló ahora a Jin—. Los dos vendréis conmigo.
Obligados a separarse de sus amigos, los dos chicos chocaron sus espaldas contra la puerta y esperaron alguna orden por parte del hombre robusto. Una vez echados afuera, cerró la puerta y los obligó a caminar sin mirar atrás.
— ¡Eh, mocoso, ¿quién te ha dado permiso para moverte?! —JungKook negó desesperado con la cabeza, siendo empujado hacia atrás para así separarlo del cuerpo de Jimin.
— ¡No quiero, déjame! —gritaba negándose a volver junto aquel individuo, el solo pensar en el áspero tacto de su mano un escalofrío recorría todo su cuerpo.
— ¡No me obligues a usar la fuerza! —JungKook gritó fuerte cuando su cabeza fue echada hacia atrás con rudeza, había agarrado el pelo del menor y así conseguir lo que quería, volver a tenerlo entre sus manos. NamJoon se levantó del suelo con pesadez, pero que llevado por la rabia ignoró el dolor de su cuerpo y se abalanzó contra el desconocido.
[...]
— Es muy sencillo. Entráis, amenazáis, cogéis el dinero y salís corriendo —los dos chicos lo miraron incrédulos. ¿De verdad hablaba en serio?—. Coged esto —el hombre les pasó un par de mascarillas y una navaja. En el momento que sus dedos tocaron aquellos objetos, sabían que no iba en broma, de verdad los estaba obligando a robar por ellos.
— N-no podemos hacer es-esto.
— No seáis nenazas y entrad de una vez —los chicos dudaron mirándose entre ellos—. Una llamada y mi compañero comenzará a partir cuellos —ambos negaron reiteradas veces y colocándose torpemente las mascarillas, se alejaron del hombre tras una última mirada, abrieron la puerta de la tienda y, asustados por la voz del dependiente que les daba la bienvenida, caminaron hacia él con el objeto punzante en sus espaldas.
Ninguno de los dos creía aún qué estaban a punto de hacer, pero cuando sus pies se detuvieron frente a la caja registradora, no tuvieron más remedio que actuar.
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Mae mía, que caos estoy montando xDDD
Caos, caos, caos, caos... ¡¡UAA HAHAHAHA!! Sorry, bai <3
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