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3. Yo soy Itadori Yuji

Rodó en el suelo, esquivando los grandes pinchos del segundo monstruo. En ese punto, después de correr por demasiado tiempo, supo que no podría simplemente salir por la puerta principal. Ni siquiera sabía qué había en el patio delantero. Si no fuera por el enorme monstruo que se encontraba en la parte trasera de la preparatoria, no habría escogido esa ruta.

—Yo podría hacerme cargo —dijo Sukuna desde su mano.

Yuji volvió a correr sin rumbo alguno; era el que más lejos había llegado, pero no precisamente de forma limpia.

—No te voy a dejar —dijo Yuji.

—Sube por esas escaleras. Si no me dejas encargarme de esto, entonces escóndete.

Hizo caso; de todas formas, no tenía algo mejor para salir de la terrible situación en la que se encontraba. Subió las escaleras de dos en dos y corrió a toda prisa, entrando en uno de los salones. El armario de los utensilios de aseo fue su escondite.

Aguantó la respiración mientras escuchaba los pasos de aquel monstruo. ¿Qué habría deseado esa persona para terminar así?

Los deseos eran los que habían dejado a todos en ese punto. Anhelos tan grandes que los llevaron a perderse a sí mismos por completo. ¿Qué deseaba él? En ese momento ya ni siquiera importaba. Con Sukuna en su interior, no es que quedara algo que salvar de su propia humanidad.

Era consciente; no mataba a nadie y tenía completo control sobre sí mismo. Sin embargo, no podía sacarse de la cabeza la idea de que un día ya no se podría decir lo mismo; algún día solo sería un monstruo más.

—Mocoso —susurró Sukuna desde su oreja—. Quedémonos aquí por un tiempo.

—Sí.

Sangre bajaba por su brazo. La herida no era tan grande, pero todavía dolía. Llevaba apretado con fuerza el bate que encontró en su camino hasta la cafetería. Su compañera venía tras él, demasiado agitada y blanca como un papel.

Si eran sinceros, cuando salieron no tenían una buena idea de lo que les esperaba afuera. No vieron casi nada el primer día, y después de eso estuvieron escondidos en la sala del club de ocultismo, completamente a salvo.

—¿Ese fue el monstruo del que nos contó Iguchi-kun? —preguntó la chica cuando Itadori se detuvo en el baño de mujeres del primer piso.

—Es ese. Recuerdo que nos contó que tuvo que correr y que apenas logró pasar antes de que bloquearan las escaleras —respondió él, después de tomar algo de agua del grifo—. Ya casi llegamos, solo nos faltan...

Un sonido de pasos los puso alertas de inmediato. No podían dejarse atrapar por ningún monstruo.

Ozawa se puso detrás de él, empuñando con fuerza el par de tijeras que tenía en la mano. Yuji, por su parte, se alistó para dar un fuerte golpe, tomando el bate con ambas manos.

—Creo que vi a alguien entrar en este baño hace un rato —dijo una persona afuera.

—¿Sobrevivientes o un monstruo?

—Se veían como humanos. Iré primero.

Yuji quería bajar la guardia; no parecía haber peligro, pero de todas formas no bajó el bate hasta que vio a la persona que hablaba asomarse por la puerta.

—¿Itadori, eres tú? ¡Ozawa también! ¡No puedo creer que estén vivos! —dijo el chico, uno de los compañeros de clase de ambos, que se había quedado dentro del salón aquel primer día.

—¿Entonces es seguro? —preguntó Ozawa, esperando una respuesta de Yuji.

—¡Sukuna, ven aquí, es el chico del que te hablé! ¡El que se parece a ti!

Poco después, otro joven entró, un poco mayor, quizás de último año. Era alto, fuerte y de cabello rosa, aunque lo que realmente impresionó a Yuji fue el tremendo parecido entre los dos. Sukuna era una versión más madura de sí mismo.

Sus ojos se encontraron un momento, miel contra miel. Y entonces el mayor sonrió complacido, ofreciendo su mano, la cual fue tomada tiempo después con algo de duda.

—Mucho gusto, me han hablado mucho de ti. Soy Ryomen Sukuna, el líder del grupo que se encarga de la recolección para los sobrevivientes.

—Yo soy Itadori Yuji.

—Y yo soy Ozawa...

—Bien, regresemos —interrumpió Sukuna, soltando a Yuji para darse la vuelta—. Continuaremos la exploración mañana.

—¿Él acaba de ignorarme? —preguntó la chica.

—Eso parece.

Hola todos soy yo con un capítulo nuevo, espero que si les guste. He puesto mucho cariño en esto.

Si ven algún error no duden en decirme, se los agradecería mucho.

Si les gusto y quieren apoyarme voten y comenten por favor. Si no saben que decir pueden dejar un emoji de espejo (🪞).

No siendo más, nos leemos en el próximo capitulo o en otra de mis historias.

Los quiero.

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