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Capítulo 9.- Todo o Nada

Fue una buena golpiza la de ayer, pero no me importa, puedo caminar y mientras pueda hacerlo no voy a detenerme, vine por la ubicación de mi madre y no voy a irme sin ella.

Entro con una maleta en mi mano derecha a la mansión y en mi mano izquierda una botella casi vacía de licor barato.

Las miradas de todos los perros de Lance caen sobre mí, incluso Curtis me mira pasar y su gesto es extraño, como si no hubiese creído nunca que yo haría esto o tal vez solo está sorprendido de que Balton me dejó vivo otra vez, después de que lo contrató para matarme.

Mis pasos se escuchan fuertes por todo el camino, había mucho silencio por aquí. Ya casi es de noche y normalmente a esta ahora Lance acude a un casino, es fanático de ese lugar. Tirar dinero es como su actividad favorita, eso y fastidiarme la vida.

Adrede evito mirar a Curtis, odia que lo ignore; a este punto cualquier cosa que lo haga rabiar es mi amiga. Ahora viene siguiéndome cerca, de hecho va a decirme algo pero hoy no até las agujetas de mis botas, están largas y las aplasto donde camino y me voy al suelo.

La cara de idiota que pone Curtis, me causa algo de gracia, así que me rio de él y tomo otro sorbo al trago en mi mano.

—Iran ¿qué carajo haces? —me mira en el suelo y se inclina para ponerme en pie— estás todo borracho idiota, lárgate de aquí antes que Lance te vea así.

Lo ignoro dando otro sorbo a mi botella y sigo mi camino. Me dirijo hasta la oficina de Lance a pesar que Curtis trata de tirar de mí para detenerme. Incluso me hace tropezar y casi nos caemos juntos al suelo por el forcejeo, lo bueno es que salvé mi botella de que no se rompiera, no puedo perder el elixir de alcohol que estoy tomando.

Sin tocar la puerta entro a la oficina de Lance con mi cara de pocos amigos, solo ver la cara de Lance me pone de pésimo humor y con ese mismo gesto de desagrado que él me inspira, le hablo.

—¿En dónde pongo mis cosas? —Casi me atraganto con esa pregunta así que doy otro sorbo a mi botella para aguantar este mal rato.

El rostro de Lance se ilumina con una sonrisa de victoria. Estaba leyendo unos papeles y de inmediato los deja a un lado y se pone de pie contento.

—Sígueme.

Voy caminando detrás de él, a ratos me golpeo con las paredes, debí de atarme las agujetas de las botas cuando caí cuando llegué, pero ya estoy aquí detrás del imbécil de Lance, ya no puedo detenerme por pequeñeces.

Curtis nos sigue detrás, pero Lance no lo nota porque está muy ocupado llevándome a quién sabe dónde.

—Coloca tus cosas en ese mueble —entramos a una habitación enorme y lujosa, Lance me señala un mueble de lujo color café en la esquina derecha—, aquí te quedarás conmigo.

—¡¿Esta es tu habitación?! —Mi tono de voz lleva consigo todos mis reclamos y mi odio.

—Lo es. —Lance introduce la mano en su saco y saca un sobre blanco. ¡Es una fotografía de mi madre! Lo sé, tiene que ser, el muy cabrón ya estaba preparado para que yo viniera a discutir con él—. Te dije que te quería conmigo y cuando te digo que es conmigo, me refiero a que ya no voy a permitir que te apartes de mí lado.

—¡Vete a la a mierda Lance! —Me doy la vuelta, no se supone que yo deba quedarme en su habitación, ¡Con una mierda! Lance siempre encuentra cómo joderme la vida.

—¿No quieres entonces la foto de tu madre?

Estoy de espaldas a él y sé, que el sobre en sus manos contiene la fotografía de mi madre. Quedé frente a Curtis, su mirada es de desconcierto, no entiende tampoco qué carajo pasa en la cabeza de Lance ni en la mía.

—Jefe, si quiere puedo acondicionar de inmediato la habitación que sigue, puedo cambiar cerraduras y mantenerlo encerrado, vigilarlo para que no se escape, yo puedo...

—Él va a quedarse conmigo Curtis, ahora vete y cierra la puerta.

—¡Pero jefe! Esto está mal, esto...

—¡Que te vayas, carajo! ¡Iran es mío y puedo hacer con él lo que yo quiera! —Cuando el grito de Lance se escucha, Curtis casi muerde su lengua para no seguir replicando y se marcha.

Lance me arrebata la maleta y la tira al suelo, me toma de la mano y me empuja hasta la pared más cercana. Invade mi espacio, sonríe ante mi mirada de odio, se inclina hacia mí rodeando con sus manos mi cintura, lo empujo con la mano que tengo libre para no dejar caer la botella, pero él se presiona sobre mí y me besa a la fuerza.

No le respondo ni por medio segundo, sin embargo ya no lo empujo y él se da cuenta. Sonríe, el muy imbécil, está feliz de obligarme como siempre a hacer lo que quiere y lo que se le pegue su jodida gana.

—¿Quieres la fotografía, Iran? —Lance pasa uno de sus dedos por mis labios y me mira sonriente—, tienes que ganártela y creo que ya sabes cómo.

Pega su boca con la mía otra vez y hago mi mejor esfuerzo por contener mis ansias asesinas y el nudo en mi estómago, si quiero que esto funcione, tengo que ceder un poco; así que le devuelvo el beso sin usar mis manos siquiera, lo único que muevo y de mala gana, son mis labios. Él no pierde el tiempo, invade mi boca con su lengua y su beso es hambriento y ansioso. Al mismo tiempo quiere abrazar mi cintura pero no se lo permito y a como puedo lo sostengo de las muñecas sin dejar caer mi botella. Aguanto como medio minuto de esto y lo empujo.

—Te odio, ojalá y te murieras muy pronto y mejor si puedo eliminarte por mí mismo —es lo primero que se me ocurre decir—, ahora dame mi fotografía.

—Aquí tienes. —Lance ríe de mí, pero pone el sobre en mis manos. Inmediatamente lo abro, es la fotografía que he esperado todos estos meses.

Mi madre ha cambiado un poco, su cabello rubio empieza a llenarse de canas; en la fotografía ella está regando agua a unas rosas, el destello del sol la hace lucir muy hermosa y tranquila. Esto es lo que me ayuda a seguir con vida, cada vez que veo una foto suya y la veo tan tranquila, sé que Lance no la molesta, que no le hace daño, que ella está bien y es así como mi alma se calma y una mínima paz llega a mi vida.

No sé dónde está ella, pero ella piensa que morí junto a papá, no sabe lo que tengo que aguantar para que Lance no la moleste, pero está bien, si ella está bien todo esto vale la pena.

Doy otro sorbo a la botella y siento como la mano de Lance empieza a escurrir por mi cintura.

—¡Suéltame! —con un movimiento brusco me libero de su agarre y sigo mirando mi fotografía—, quiero más alcohol, dile a tu perro Curtis que traiga otra botella.

Doy otro sorbo a mi botella que ya casi está vacía, mis ojos fijos en la fotografía de mi madre, quiero mirarla y aprenderme su imagen, si no salgo vivo de esto, quiero que su foto sea lo último en lo que mi mente piense.

Lance se acerca a mí de nuevo, trata de besar mi cuello y lo empujo otra vez, pero en esta ocasión saco mi revólver favorito, su mango es dorado y tiene una rosa de oro con rubíes, yo la diseñé, las rosas son las flores favoritas de mi madre, con esta arma recuerdo que debo resistir para poder buscarla.

—¡Curtis! —Al primer llamado de Lance, el nombrado entra a la habitación, creo que estaba en la puerta espiándonos—. Quítale todas las armas que traiga consigo y revisa también su maleta.

Curtis da un paso hacia mí con dos hombres a su espalda, dejo de apuntar a Lance y con rapidez disparo en su contra, mi arma es tan silenciosa como mi mano es veloz; a uno de ellos le doy en la pierna y al otro en el hombro, caen al suelo al mismo tiempo a los lados de Curtis, quien como el cobarde de siempre que es, pega un brinco asustado y luego nervioso revuelve su cabellera pelirroja con sus manos.

—Déjame ir —apunto de nuevo a Lance, directo al pecho—, quiero largarme.

—No vas a ir a ningún lado Iran —Lance toma mi arma y me la arrebata, no opongo resistencia porque sé que no puedo herirlo a él—, te vas a quedar conmigo hasta que yo lo ordene.

Curtis se acerca y maldiciendo entre dientes, me revisa, encuentra otras tres armas escondidas en mi ropa y mis botas, me las quita todas y me deja sin nada. Satisfecho, Lance da indicaciones a Curtis para que se lleve mi maleta y a los hombres que herí.

Yo los insulto a ambos por igual, Lance solo se ríe y camino pasando de largo a ambos. En mi bolsillo trasero de mi pantalón guardo la foto de mi mamá.

Al caminar, aplasto con mi bota la pierna de uno de los hombres que herí y llego hasta la oficina de Lance, tomo su botella de cristal, siempre tiene buen licor ahí, tomo un vaso de cristal y me siento en el suelo abrazando la botella que recién agarré y la mía casi vacía, me acomodo con ambas botellas y el vaso en mi mano y cierro mis ojos.

—¡Idiota, solo tú te atreves a venir borracho! —estoy con mis ojos cerrados acomodado aquí en el suelo y siento como Curtis pasa su dedo por la herida de mi garganta—, ¿Cómo carajo te escapaste del Sanguinario?

—Lárgate. —Gruño y me remuevo.

—Tráelo de regreso. —Lance da la orden cuando me ve. Pero sigo ignorándolos a ambos.

—¡Déjenme dormir!

—Jefe, esto no está bien, no estoy de acuerdo ¡Iran está ebrio, no sabe lo que hace! ¡Esta mierda no es correcta! —Curtis alza la voz y grita. Abro por un momento los ojos y veo como Lance lo golpea en el rostro, lo hace caer al suelo aturdido.

—¡Él es mío! Y yo puedo hacer con lo mío lo que me venga en gana —Lance se inclina hacia Curtis y pone un arma en su mandíbula—, si no puedes hacer bien tu trabajo lárgate, pero pobre de ti que te metas con lo mío porque te mueres muy lento, ¿entendiste?

—Sí, jefe.

Lance lo suelta y con lentitud viene por mí y me levanta del suelo, soy muy delgado, así que no le cuesta tanto trabajo levantarme. Con el movimiento suelto la botella más llena.

—¿Y mi botella? —Pregunto y la busco con la mirada. Nadie me responde pero veo que Lance la levanta, la deja en su escritorio y nos sigue hacia su habitación.

Curtis me deja en la cama de Lance y abrazando la botella que traje y el diminuto vaso de cristal que tomé de la oficina del imbécil, me acomodo para dormir. A lo lejos los escucho hablar. Lance le ha prohibido a Curtis interrumpirlo de nuevo y le ha dicho también que no quiere a nadie cerca. Que se lleve mis armas porque soy inútil sin ellas y se largue de aquí junto con los demás que están con nosotros en el segundo piso.

—¿Y mi botella? —Cuando siento que Lance se sienta a mi lado, abro mis ojos y trato de sentarme somnoliento.

—¿Quieres brindar conmigo?

—¡Claro! —respondo con una sonrisa—. Brindemos porque voy a matarte.

—En ese caso, brindemos por morir juntos —Lance ríe a carcajadas, solo a él le resulta gracioso algo de esto—, te aseguro que no puedes matarme y en todo caso, nos moriríamos juntos, porque te arrastraré junto conmigo aún al mismísimo infierno.

—Púdrete.

—No te librarás de mí Iran. Soy capaz de matarme junto contigo. —El imbécil me toma de la nuca y el cabello.

—Eres un enfermo. —Sigue riendo como un demente pero me suelta y se da la vuelta. Se pone de pie y sale un breve momento de la habitación, quiero pensar que va a buscar la botella de licor.

Es ahora o nunca, busco en mi bolsillo mi teléfono y le quito la funda, observo el polvo blanco que Shanik me dio.

<<Dormirás en éxtasis por lo menos dos horas>> fue lo que ella me dijo cuándo me lo dio.

Espero que tenga la razón o estoy acabado. Vierto un poco de licor en el vaso, después abro lo más rápido que puedo el sobre y vierto todo el polvo dentro y guardo la envoltura vacía dentro de la funda de mi teléfono y tan rápido como puedo lo meto a mi bolsillo; cuando Lance regresa a donde estoy, ya me encuentro vertiendo lo último que me queda de licor dentro del vaso. Se nota un poco el polvo dentro, discretamente lo muevo con uno de mis dedos.

Lance no lo nota, porque él fue a buscar a su oficina un vaso de cristal similar al que tengo yo y lo llena con el licor de su propia botella.

Siento alivio al ver que no se nota el polvo que disolví y pongo el shot casi en mis labios.

—Si vamos a brindar, que sea con algo bueno. —Lance me quita mi vaso y me ofrece el suyo.

Me pongo de pie y trato de tomar mi vaso de nuevo.

—No desperdicio ni una gota de lo mío.

—¿Esta cosa horrible? —Lance sonríe, lo veo muy contento de hecho— Tienes que probar algo de calidad.

—Dame el mío, Lance. —Gruño y trato de quitárselo.

—Toma —Empuja hacia mi pecho el vaso que él sirvió y de un solo trago, toma el contenido del mío—. ¡Esto sabe horrible, Iran! ¿Dónde lo compraste?

—En una tienda barata. —Me tomo el licor que él me ofreció.

Lance se tomó la droga, por unos momentos pensé que iba a tirarlo, ojalá que el maldito se duerma rápido.

—No volverás a tomar cosas baratas, yo solo tengo lo mejor.

Su comentario me irrita mucho, parece que mientras más me enojo, él más se divierte.

—Quiero irme Lance, sabes que no pertenezco aquí —dejo el vaso de cristal sobre el mueble más cercano—, siempre he hecho lo que has querido. Quisiste que fuera tu protector y lo hice, quisiste que fuera un asesino, me convertí en uno, quisiste que me encargara de distribuir tu merca, lo hice. Pero esto... Obligarme a estar así contigo, ¡Esto sobrepasa mis límites! ¡Realmente nunca te hice nada malo, todo lo contrario y tú siempre has sido un cabrón conmigo!

—Sí me has hecho algo muy malo —Lance me empuja y caigo sobre su colchón y sube sobre mí— siempre has despreciado el amor que siento por ti. Juntos seríamos la mejor pareja de todas.

—Te odio, nunca podría sentir amor por ti, no me vengas con historias cursis porque no te quedan.

Mi rostro es serio y lleno de odio hacia él.

—Shhhh, ya no hables, te voy a demostrar, que sí puedo ser bueno contigo si tú te portas bien conmigo.

Lance me besa y le respondo sosteniéndole las manos para que no me quite la ropa, no tengo tantas fuerzas porque no me he repuesto del todo de los golpes que recibí ayer, así que empiezo a desesperarme de que las jodidas drogas no hagan efecto en este imbécil.

Mierda, Lance se despega de mi boca y va por mi cuello, joder.

—No sabes cuánto he esperado este momento, Iran.

<<El mismo tiempo que yo he esperado para matarte, imbécil>>

No puedo resistir más, empiezo a buscar a mi alrededor con qué carajo golpear a este cabrón, pero de pronto ya no se mueve, está aplastándome pero inmóvil.

—¿Lance?

Lo empujo de un lado y ya está dormido. Respiro aliviado, ahora tengo que apresurarme.

Tiro de su ropa hasta que lo dejo en solo boxers, lo acomodo en la cama y la herida en mi costado me reclama por ello, nuevamente empezó a sangrar un poco, joder.

Más no me detengo, me quito la camisa y la arrojo al suelo. Lance está profundamente dormido. Reviso su ropa, encuentro su billetera y además de dinero tiene una larga tira de preservativos, abro uno y luego otro, para tirar en el suelo dos envolturas vacías y el contenido en el cesto de la basura. Devuelvo la billetera a su lugar y tomo su teléfono personal.

La contraseña es su huella digital, voy hacia él y tomo su dedo pulgar, lo coloco sobre la pantalla y se desbloquea el sistema. Reviso de arriba a abajo el teléfono, leo tan rápido como puedo sus mensajes.

Él intercambió mensajes de texto con una persona hace dos días, ahí le dicen la ubicación de un parque donde le dejarán la fotografía que es para mí. Siempre ha sido un cabrón astuto, así no puedo rastrearlo.

Copio el número y se lo envío a Balton y más tardé en escribirle que él en responderme, está muy preocupado por mí y eso me hace sonreír como idiota.

Balton no está de acuerdo en que yo esté aquí y tardé horas en convencerlo de no venir. Dijo que puede despellejar a Lance vivo hasta que nos diga dónde está mi madre, pero lo tomo como mi última opción, si me llevo a Lance con nosotros, sus perros comenzarán a buscarlo y eso es muy peligroso para mi madre.

Devuelvo el celular al bolsillo de Lance, no me sirve de nada, Balton buscará rastrear ese número telefónico pero no lo siento como algo seguro, podría ser un número desechable y así no encontrará nunca al portador.

Busco entre el mueble de su ropa, sus zapatos, debajo de la cama, busco por toda habitación, sé que tiene una laptop escondida en algún lado.

Abro la puerta y no veo a nadie rondando, salgo tan rápido como puedo y llego hasta su oficina, tiene una computadora allí, la reviso pero ni contraseña tiene, no hay nada que me sirva.

Me siento frustrado, el reloj va en mi contra, llevo un poco más de una hora buscando, se me agota el tiempo y no tengo nada.

Pregunto a Balton si ha logrado rastrear el número que le di y me responde que no hay nada todavía.

Alzo mi mirada, encuentro un mueble con libros, camino hacia ellos y los muevo y ahí encuentro la laptop. La enciendo y me pide contraseña, lo intento varias veces y nada.

¡Joder! Estoy tan frustrado, que quisiera tirar de mi cabello y arrancarlo.

¿Qué tipo de contraseña puede poner un enfermo psicópata como Lance?

Después de pensarlo escribo mi nombre, pero no es la contraseña... Sigo pensando y luego otra idea viene a mí.

—Rosalía.

Susurro el nombre de mi madre y lo escribo, ¡Esa era la contraseña!

Entro al sistema, pero no hay información de ella. Abro las carpetas, reviso los archivos, lo que hay aquí son sus cuentas bancarias y su dinero de las ventas de la merca. Está la ubicación de todos los centros de carga de merca, de sus casas de seguridad, de las ubicaciones donde se fabrican las drogas, hay listados de los proveedores, de los clientes y una larga lista de traficantes a su servicio. Ciertamente esta información es muy valiosa, la copio toda en una memoria USB que encontré entre sus cosas y la guardo en mi pantalón. Apago la computadora, la regreso donde la encontré.

Aviso a Balton que no encontré la ubicación de mi madre, él quiere empezar a discutir conmigo diciéndome que yo me largue de aquí o vendrá por mí. Pero soy más terco que él, no me iré sin la ubicación de ella. No me importa si tengo que esperar a que Lance despierte y sacarle la verdad a golpes... Bueno tal vez a golpes no funcionará, pero debo pensar en algo más. Ya no tengo tiempo.

A paso apresurado regreso a la habitación y veo que ya empieza a moverse, está por despertar. Joder.

Trago saliva y me quedo paralizado por unos segundos, el corazón me late en los oídos, un movimiento en falso y mi madre terminará muerta. No puedo fallar.

Entonces, ¿qué hago?

Cierro mis ojos un minúsculo momento y trato de pensar sin entrar en pánico, entonces recuerdo aquel día, cuando les hice creer que Balton me había hecho daño. Ya lo hice una vez, puedo engañarlos de nuevo.

Me quito mi cinturón, desabrocho el botón de mi pantalón y mi cremallera, ato un extremo del cinturón a la cabecera de la cama, que tiene una especie de tubo de metal, el otro extremo lo ato a una de mis manos, muevo la sábana roja de seda y me acuesto al lado de Lance boca abajo y finjo estar dormido, estoy al lado derecho de donde él está.

No tengo ni jodida idea si creerá mi mentira, pero es lo único que se me ocurrió. Mi rostro lo dejé hacia él, así mis mechones rubios disimulan un poco que a ratos entre abra mis ojos para ver lo que el imbécil hace.

Lance despierta por completo, talla su cabeza un poco y luego su mirada se posa en mí.

—¡Sí! —Veo la sonrisa iluminar su rostro y se acerca a mí y deja un beso en mi hombro desnudo.

Su sonrisa se ensancha cuando ve que mi mano izquierda está alzada hacia el cabezal de la cama porque está atada.

Se sienta en la cama y se inclina hacia el suelo y recoge uno de los envoltorios vacíos de preservativo y ríe a carcajadas como el demente desquiciado que es.

—¡Al fin eres mío, Iran! —Exclama con tanto gusto que siento náuseas y ganas de vomitar.

Lance se acerca a mí y comienza a besar mi hombro y luego mi espalda. Tengo que fingir estar dormido y siento la impotencia de no poder golpearlo en la cara por lo que planea hacer con mi cuerpo.

¿Qué rayos hago ahora?

—¡Jefe! —Curtis entra gritando como un loco y se detiene de golpe cuando nos ve.

No muevo ni un músculo porque se supone que estoy dormido, sin embargo el alivio me recorre por completo.

—¡Te dije que no me interrumpieras, carajo! —Lance se pone de pie furioso.

—¡¿Qué le hizo?! —Curtis me mira horrorizado y eso realmente me sorprende. Me mandó a asesinar después de todo, pensé que me odiaba y que quería que algo malo me pasara. Ya no entiendo nada.

—¡No es tu puto problema! — Pocas veces he visto a Lance tan enojado, es un hombre enorme como Balton, si Curtis no se anda con cuidado va a matarlo.

—¡Es mi puto problema porque yo le he ayudado a esconder la ubicación de la vieja para que él no la encuentre!

—¡Cállate, inútil! ¡Puede escucharte!

—¿Y qué si me escucha? Después de todo, la orden que nos dio usted, es que no lo dejemos irse de aquí.

Debo avisar a Balton que a quien tenemos que sacarle la verdad a punta de golpes es a Curtis, lo sospeché pero él nunca dio señales de saber dónde estaba mi madre.

—¿A qué viniste? —Pregunta Lance sirviéndose un poco de licor.

—Tenemos un problema —Curtis no puede quitar los ojos de encima de mí, realmente puedo distinguir su disgusto por esta situación—, el
Sanguinario apareció de nuevo y ha prendido fuego a todo el almacén de Romex. La merca de nosotros estaba ahí todavía, la entrega la íbamos a hacer mañana. Por lo menos hemos perdido diez toneladas de droga.

—¡Quiero a ese hijo de puta muerto! —Lance está furioso, empieza a buscar su ropa por el suelo.

—Se fue —Curtis finalmente deja de mirarme y su atención está en Lance—. Lo buscamos, pero al Sanguinario nadie lo encuentra cuando se va. Es imposible encontrarlo.

—¡Ustedes son un montón de inútiles! —Lance ya está vestido y camina para salir de la habitación—, todo tengo que hacerlo yo mismo, carajo.

Respiro aliviado, gracias a Balton tengo algo más de tiempo.

De pronto veo que Curtis camina apresurado hacia mí y me empuja por la espalda, me mueve bruscamente una y otra vez.

—¡Despiértate, idiota! —Me grita y me sigue moviendo con brusquedad— ¡Despierta, despierta!

—¡¿Qué quieres?! —Gruño y no me responde, se mueve hacia mi mano y desata la atadura que me hice con el cinturón. Me siento despacio, como si estuviera adormilado.

Curtis levanta mi camisa y zapatos del suelo y me los pone en las manos, sin previo aviso mete su mano en mi pantalón y saca mi teléfono.

—¡Oye!

Comienzo a quejarme pero él cubre mi boca.

—Cállate o te juro que te golpeo con lo primero a mi alcance.

Saca mi revólver especial, aquel que tiene la rosa incrustada en su empuñadura, lo pone en mis manos también y hace un no sé qué con mi teléfono. No entiendo muy bien lo que hace, pero me pongo mi camisa por cualquier cosa.

—Esta es la ubicación de tu madre. —En mi teléfono está un mensaje suyo en el que con la aplicación, un pequeño mapa aparece, la dirección está algo lejos, pero puedo llegar. Mis ojos se abren muy grandes, incrédulo lo miro sin entender.

—¿Por qué me ayudas? —Al hacer mi pregunta deslizo mis dedos por la pantalla, envío la dirección a Balton de una vez.

—Yo soy un asesino, Iran —Curtis tira de mi brazo obligándome a ponerme en pie—, soy un cabrón, vendo drogas, pero jamás vendo ni compro personas. Esto que Lance hace contigo, es demasiado bajo. No voy a disculparme, solo he hecho mi trabajo, así que lárgate de aquí antes que cambie de opinión.

<<Considéralo hecho>> me responde Balton con respecto a la dirección de mi madre, eso significa que ya va en camino.

—Gracias, Curtis. —Juro que casi abrazo mi teléfono, esperé tanto tiempo este momento.

—No me agradas, que te quede claro.

—Tú tampoco me agradas, así que estamos a mano.

—Bien. —Curtis sonríe un poco— Ahora úsame para salir de aquí y pobre de ti que me dispares.

—Trataré de contener mis ganas. —Bromeo por única vez en mi vida, el sentir que mi madre estará a salvo me hace sentir que todo va a estar bien.

Bajamos las escaleras y nos vamos al lado opuesto de donde Lance está, cuando casi hemos llegado encontramos a tres hombres de Lance. Tomo a Curtis con una de mis manos, lo presiono contra mí usándolo de escudo.

—¡No te puedes ir, Irán! —Grita uno de ellos.

—¡Quítense cabrones o me los quiebro a los tres! —Ellos me miran y se miran entre sí.

—¡Largo de aquí que este demente va a matarme! —Ordena Curtis pero ninguno de esos tres se mueve. Es obvio que tienen instrucciones precisas de Lance y no van a dejarme ir.

Uno de ellos nos dispara; empujo a Curtis al suelo y disparo contra ellos, una bala por cada uno y los tres quedan tendidos en el suelo, muertos.

—¡Vamos! —Grito y agarro a Curtis por la camisa corriendo a la salida. Nos han detectado, mi revólver tiene silenciador pero el de ellos no.

Giro mi mirada y veo a cuatro más siguiéndonos. Disparo contra dos y salgo corriendo con Curtis a mi lado.

Unas lámparas se hacen añicos a nuestro paso, pero ninguna bala nos alcanza, son unos imbéciles para disparar.

—¡Vamos a mi auto! —Curtis se sube a su automóvil color azul y yo subo al asiento del copiloto. Aprovecho que soy delgado y saco la mitad de mi cuerpo por la ventana.

Disparo en contra de esos cabrones, están subiendo a las camionetas. Si nos alcanzan, Curtis estará muerto y a mí me esperará algo mucho peor.

—¡Mierda! —Curtis grita y da un volantazo que casi me hace caer del vehículo, una bala dio en su brazo.

Me sostengo lo mejor que puedo, Curtis va zigzagueando, el dolor en su brazo no le permite conducir bien.

Enfoco mi mirada, el aire mueve mi cabello y me molesta en los ojos, y un momento después, mis ojos captan los del conductor, logro ver el pánico en sus ojos y suelto el tiro. Le doy en la cabeza, la sangre empapa el parabrisas y la unidad donde vienen los que nos persiguen choca con la otra y vuelcan entre sí.

—¡¿Cómo carajo hiciste eso?! —Curtis está sorprendido mirando por el retrovisor, una de las camionetas explotó al chocar con la otra y han bloqueado el camino a la tercera que nos perseguía.

Por fin, entro al automóvil metiendo la mitad de mi cuerpo que tenía de fuera y acomodo mi cabello alborotado de un lado.

—¿Estás bien? —Mi pregunta le extraña y asiente, sé que le duele y está sangrando.

—Vamos por tu madre —Curtis está pálido, me ha sorprendido que siendo tan cobarde haya lanzado la ira de Lance contra él—. Por lo menos ya se te bajó la borrachera.

—Ya fueron por mi madre y confío en él para encontrarla.

—¿Entonces a dónde vamos?

—Vamos por Shanik.


¡Hola!

Querido y bello lector, ¿te ha gustado mi historia?

💜Realmente espero que sí 💜

Vengo a decirles, que ya entramos en la última parte de la historia.

¡En las próximas actualizaciónes ya viene el gran final!

Les espero con mucho amorx 😙😙😙

Besos y abrazos:
💙 Di 💙

🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾

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