Capítulo 8.- Redención
Balton me sube a un lujoso automóvil color rojo brillante, me sube al asiento del copiloto y abrocha mi cinturón de seguridad. Yo a penas me muevo, estoy muy cansado, mis ojos se cierran y se abren pausadamente, es como si el dolor y el cansancio me quisieran arrastrar, pero trato de resistir lo más que puedo. Él está aquí y no sé por qué me salvó si dijo que no quería saber nada de mí. Tengo que saber por qué está aquí.
Y cuando me sienta mejor, le diré que conduce como un demente, pasa entre los automóviles como si no pudiera esperar un turno, incluso la mayoría de las veces, se pasa la luz roja.
Llegamos a la carretera, por ratos me quedo dormido mirando las estrellas que adornan el cielo, luego el movimiento brusco del automóvil me despierta. Balton es así, si pudiera sonreír lo haría, sus formas toscas son agradables como un analgésico para mí.
Poco a poco veo que las casas van desapareciendo y seguimos por una carretera vacía; se nota que ya no estamos en la ciudad por que las estrellas son tantas, que casi pareciese que están unas sobre otras, son muy hermosas, nunca les puse atención hasta ahora.
Finalmente el automóvil baja su velocidad, entramos en un terreno grande. Balton presiona un botón en un pequeño control que sacó de su bolsillo y las rejas se abren automáticamente.
Está oscuro, pero la propiedad es hermosa e iluminada, hay pequeños árboles adornando los alrededores, arbustos de pequeñas flores de colores y una casa grande de dos pisos. La puerta principal se ve de madera fina y yo me pregunto cómo le haré para subir los escalones hacia ella, a penas y puedo ponerme en pie.
Balton detiene el automóvil y baja de la unidad hasta llegar a donde estoy, abre la puerta y se queda en silencio mirándome de una forma que no puedo descifrar, pero es muy intensa. No me ha dicho nada en todo el camino y yo no sé qué decir tampoco. Lo único que puedo hacer es bajar mi mirada como el cobarde que fui al querer dar fin a mi vida, al rendirme Lance ganó y eso no ayuda en nada a mi madre.
—Balton yo... —Se me cortan las palabras, no hay nada que pueda decir para justificarme.
—Nunca Iran. —Su voz ronca interrumpe mis palabras. Su mano sube a mi rostro y por primera vez desde que lo conozco, su toque es delicado y suave— Nunca intentes nada así de nuevo.
Sé a lo que se refiere y bajo mi mirada aún más, estoy avergonzado de lo que hice, si él no hubiese llegado a tiempo, yo me habría quitado la vida. No sé qué responderle.
—Mírame.
Con tristeza alzo mi mirada de nuevo, realmente estoy cansado de pelear contra corriente; el sentir que pierdo lo poco que tenía de mi madre, me tiene perdido y sin fuerzas. Yo no quería ser un asesino, me convertí en esto por volver a verla, si no puedo encontrarla, entonces nada de esto valió la pena.
—Promételo Irán. —Balton me insiste, pero yo no prometo cosas cuando siento que no las voy a cumplir, si no puedo salvar a mi madre de Lance, yo... No podría perdonármelo ni seguir.
—No puedo. —Contesto honesto.
El típico rostro de Balton cambia su gesto, tan rudo y fuerte, se ve vulnerable en este momento, o por lo menos así lo siento. Con su mano hace pequeños círculos en mi mejilla y se coloca entre mis piernas, acaricia mi cabello con cuidado mientras escurre sus dedos por mi nuca y me besa muy despacio. Mi labio está roto pero no me importa el dolor de aquella herida, tener su tibia boca en la mía es como encontrar un poco de redención en tanta miseria, pero como todo lo bueno en mi vida, el beso se termina muy rápido, Balton se aleja de mí bruscamente, no sé si es por no parecer débil o si lo hace porque aún está molesto conmigo.
Él sabe que casi no puedo caminar, por lo que casi carga conmigo para sacarme del automóvil, su brazo me ayuda a ponerme en pie y juro que solo teniéndolo tan cerca siento calma. Entre sus fuertes brazos me lleva en silencio al interior de la propiedad, no puedo caminar por mí mismo así que coloca su mano en mi espalda en un intento de ayudarme y brindarme apoyo, pero no es suficiente, el apoyo que necesito no es para caminar, lo que necesito es sentir que de alguna forma todo estará bien. Necesito tenerlo más cerca.
Lo aprieto del brazo y en un movimiento brusco casi caigo, pero logré lo que quería, junté nuestros cuerpos en un abrazo. Noto la incomodidad de Balton por mi acción, sin embargo se queda rígido como una estatua y no hace nada para evitar el reclamo de un verdadero consuelo.
En unos pocos segundos, sus fuertes brazos me rodean y ahí, tan cerca de alguien tan cerrado y estoico como él, siento que ninguna jodida persona me lastimará de nuevo. Estoy seguro, por la postura y los gestos de Balton, que también siente aquella extraña conexión. Algo que solo un hombre marginado como yo y un sanguinario como él pueden compartir. El sentimiento de un hueco siendo tapado con fuerza de voluntad y algo que aún no me atrevo a admitirme a mí mismo.
Rato después, estoy en su cama, él me ayudó a bañarme sin decirme ni media palabra, ahora está curando en silencio la herida de mi costado. Arde mucho, como ya pasaron las horas, empezaba a infectarse, pero poco a poco me iré sintiendo mejor.
Con una venda, Balton cubre mi herida y enrolla mi costado pasando también una venda por mi pecho. Después se desaparece un rato, me quedo en su habitación; miro al techo mientras mi cabeza gira entre todas mis ideas rotas y trato de hacer un plan, es ahora o nunca, debo recuperar a mi madre o morir en el intento. Ya es el límite y debo ser preciso, es todo o nada. Cambiaré mi vida o terminaré con ella, no pienso seguir así; estoy muy cansado, pero en esta última pelea daré todo de mí.
Mis pensamientos se interrumpen, Balton trae consigo un plato humeante de sopa. Lo miro con algún gesto que solo puede ser interpretado por tristeza, no lo pude evitar, desde que me separaron de mi familia, nadie cuidó así de mí. Shanik ha hecho lo que puede, pero aún con ella siempre he tenido una barrera para que no pueda ver debilidad en mí.
Sale como por un segundo y regresa con una silla, está frente a mí.
—Come.
Balton es la única persona en el jodido mundo que cuando me da una orden, me esfuerzo por contener las ganas de mandarlo a la mierda, odio las órdenes. Las he recibido prácticamente toda mi vida.
—¿Cómo me encontraste? —Prefiero cambiar el rumbo de mis pensamientos, porque en realidad quiero saber su respuesta.
—Come.
Vuelve a repetir y me doy cuenta de que no he probado ni un bocado. Mi estómago gruñe y hasta ahora me doy cuenta de que muero de hambre, obedezco, pero solo porque tengo hambre, no porque él me lo haya ordenado... Dos veces.
—Fui al bar a buscarte, lo he hecho desde que te dieron de alta, como no llegaste nunca, supuse que era un hecho de que no querías insistir en arreglar nuestro problema.
Entonces ahora veo que si no obedecía en comer no pensaba responder mi pregunta, qué pesado es.
¡Momento! ¿Fue al bar a buscarme? ¿Por qué nunca se me ocurrió buscarlo ahí? Qué idiota soy.
—Dijiste que no querías saber nada de mí —respondo molesto— pero sí te busqué aunque no te encontré.
—Estas con Lance, ¿qué querías que hiciera? —Parece considerar la idea por un momento—, pensé en matarlo pero supuse que no te agradaría que me deshiciera de tu novio.
—Lance no es mi novio. —Gruño molesto y he perdido el apetito, pongo el plato a un lado, no me gusta el giro que está dando esta conversación.
—Come.
Me ordena de nuevo pero esta vez de mal modo y eso me irrita demasiado. No sé cómo puede hacer que quiera estar con él y que al mismo tiempo quiera golpearlo.
—¡No tengo por qué hacer lo que tú quieras, no eres mi jodido dueño!
Le grito, no pude evitarlo, así me pongo cuando me imponen las cosas a la fuerza y de mala gana.
—¡Claro que yo no soy tu dueño, tu novio Lance sí lo es!
Furioso Balton sale de la habitación y azota la puerta.
Sea como sea me siento mejor físicamente, más ahora que estoy furioso, Lance siempre me arruina la vida aun cuando no está presente. Busco mis zapatos, me largo de aquí, tengo que prepararme de todas formas, voy a conseguir la dirección de mi mamá cueste lo que cueste.
Doy pasos pequeños pero firmes y salgo de la habitación, Balton está sentado en un sillón de la sala de estar y al parecer tiene una lucha consigo mismo. Supongo que soportarme no es fácil y empiezo a dudar en mi arranque de ira. Pero me lo aguanto, sigo caminando y llego hasta la puerta principal.
—Eres tan idiota.
Me detengo cuando escucho su voz.
—¡Solo estoy harto de las órdenes, jamás lo entenderás!
Balton se pone de pie rápidamente y camina hacia donde estoy, aprieta mis brazos con sus manos y me mira directo a los ojos, imponente como siempre, pero a la vez cansado de lidiar conmigo, o por lo menos así lo siento yo.
—Entre tú y yo no son órdenes Iran. Son peticiones muy específicas y directas, sin rodeos ni palabras de sobra. Tú no eres menos que yo y tampoco eres más que yo. Lo que tenemos es consensual, es mutuo. Tú quieres algo y me lo pides, si yo quiero algo lo digo y ya. No soy tu jodido dueño y no quiero serlo, yo solo quiero ser...
—¿Qué quieres ser de mí?
—Olvídalo.
Balton se da la vuelta frustrado, creo que se le dificulta expresarse con palabras, lo entiendo porque es lo mismo que estoy sintiendo, es una mezcla de sentimientos, siento el impulso de no querer separarme de él y de estar a salvo a su lado, sentí mucho dolor cuando se fue y ahora estoy indeciso en su puerta, mirándolo en el mismo conflicto en el que estoy yo.
Pero no puedo, no puedo quererlo, no puedo querer estar con él, este tipo de cosas cursis no son para tipos como nosotros. Me largo de aquí, es lo mejor para ambos.
No puedo apoyar bien mi pie en el suelo, pero aun así logro salir de la casa, bajo las escaleras y me detengo viendo el enorme portón eléctrico, ¿cómo rayos voy a salir de aquí? ¿Trepando?
Sin embargo, no puedo seguir caminando, Balton ha llegado por mi espalda, su mano fija en mi abdomen, me sostiene con fuerza pero no me lastima, ha tenido el cuidado de no presionar la herida de mi costado. Sin embargo un enorme cuchillo está en mi garganta, el filo del mismo eriza mi piel.
—Sería más fácil eliminarte y terminar con todo esto.
Su voz es tétrica en mi oído, trago saliva, sé que lo dice muy en serio.
—Hazlo, termina con esta vida de mierda, no debiste salvarme de mi mismo hace rato. Lo que no hizo mi bala, que lo haga tu cuchillo.
Balton no me responde, pero tampoco me suelta.
—¡Hazlo Balton, mátame!
Odio como mis ojos se ponen húmedos y más odio sentir que pensé que sentíamos la misma cosa y al parecer me he equivocado. No puedo defenderme de él, no traigo ningún arma conmigo, no tiene caso.
Pero no voy a acobardarme, no ahora; alzo mi mano y presiono su arma contra mi carne haciéndome daño. Casi al instante, Balton se da cuenta de lo que hago y forcejea conmigo para tirar su cuchillo al piso. Un poco de sangre se escurre por mi cuello, esta herida es nada comparada con todas las que ya tengo.
—¡Estás loco!
Me regaña cuando él fue quién amenazó mi vida.
—Tú eres el que quiere matarme. Tan solo me salvaste para eliminarme por ti mismo.
—No quiero matarte Iran...
Balton me sostiene por las mejillas y veo en sus ojos la misma desesperación que me consume por dentro.
—¿Entonces qué es lo que quieres?
Exijo saber, necesito saberlo. Busco en sus ojos verdes la respuesta pero no sé interpretarla, tal vez ni el comprende lo que siente.
—Te hiciste daño. —Dice al mirar mi herida y la sangre que escurre hacia mi pecho.
—¡Suéltame! —Lo empujo, voy a largarme de aquí.
Pero él no tiene intención de dejarme ir, me aprieta del brazo y se empuja hacia mí, su boca encuentra a la mía y me besa con intensidad. Sus labios esponjosos y tibios se amoldan perfecto a los míos. Es como si yo perteneciera aquí, a sus labios, a su cuerpo.
Sus manos me levantan por los glúteos, vamos de nuevo a su casa, sé que quería irme pero no puedo mentirme, no quiero separarme de él y por la forma en que me besa creo que no quiere separarse de mí tampoco.
Me despego de su boca un segundo para respirar un poco, mi cuerpo duele todavía, Balton aprovecha y muerde mi hombro. No deja de caminar, primero pienso que vamos a su cuarto, pero no es así. Pasamos por una puerta de cristal que estaba abierta y visualizo una alberca.
Él se lanza al agua junto conmigo, me besa de nuevo debajo del agua y nadamos juntos hacia la orilla. Balton se mete entre mis piernas y muerde mi cuello en la parte más sensible, aquella que me encanta y lo sabe.
Me besa de nuevo y siento su lengua introducirse en mi boca para jugar con la mía, es dominante y me mueve a su gusto pero no me importa; me devora como si no me hubiese tocado nunca y luego baja a mi cuello otra vez, ahora en la herida que recién hice. Suaviza su agarre y pasa su legua sobre mi herida. Mis dedos se mueven por su cabello corto y negro.
Siento su respiración agitada, mi pecho se mueve rápido; él está igual que yo, solo que se ha detenido. Cierra sus ojos verdes y pega su frente con la mía. Sé lo que piensa y por eso no puede estar en paz conmigo, creo que es momento de decirle la verdad.
Mi cuerpo tiembla y mi corazón aumenta sus latidos, pero debo decirle la verdad y que suceda lo que deba de pasar.
—Soy propiedad de Lance, pero eso solo por que él me compró cuando yo era un niño.
Ante mis palabras, Balton despega su frente de la mía y comprendo que jamás se imaginó una respuesta como esta.
—Él tiene a mi madre, si no obedezco sus órdenes, él...
Ni siquiera puedo repetir en voz alta que tengo miedo que ella sufra por mi culpa; solo alzo mis brazos y los enredo en su espalda y lo abrazo. Necesito un consuelo, no puedo negármelo.
Al principio Balton no se mueve, pero luego me aprieta con fuerza entre sus brazos, de inicio es un abrazo torpe, ni él ni yo sabemos darlo, pero cuando se relaja y me corresponde, juro que siento que con él a mi lado ya no puede pasarme nada malo.
—Mataré a Lance por hacerte daño.
Yo niego con mi cabeza, si Lance muere, cualquiera de sus hombres hará daño a mi madre.
—Solo ayúdame a salvarla, de Lance yo me hago cargo.
Balton me suelta de su abrazo y me besa de nuevo, sé que no somos buenos con las palabras, pero me dice miles de cosas con sus besos.
—Ya no me iré a ningún lado sin ti.
Sonrío al escuchar su respuesta, y empieza a hablar conmigo, es como si una barrera entre nosotros se hubiera caído.
Platica conmigo mientras llena mi cuerpo de caricias moderadas por las heridas que tengo, nunca lo escuché hablar tanto mientras me hace el amor y el mundo gira tan lento.
Repetimos las caricias en la habitación hasta quedar saciados y completos.
Por ultimo me recuesto en su pecho, solo una sábana nos cubre ahora, exhausto casi me empiezo a quedar dormido. Su mano acaricia mi espalda de arriba abajo con suavidad y paciencia.
Él me pregunta sobre todo este embrollo y yo respondo con la verdad a todas sus dudas. Aprovecho la ocasión para hacer mis propias preguntas, quiero saber cómo pudo encontrarme y me ha respondido que Curtis fue al bar, que cuando lo vio se sentó a su lado y lo contrató para matarme.
Balton dice que iba a ignorarlo pero no pudo hacerlo, no después de que Curtis le dijera que es más piadoso matarme a lo que Lance hace conmigo, por eso fue a buscarme hasta que me encontró.
Balton dice que tuvo que correr para poder alcanzarme antes que yo jalara el gatillo.
Esto es tan extraño, pero no lo analizo mucho, estoy muy cansado. Entre sus brazos puedo dormir tranquilo, sé que puedo descansar y nada me hará daño. Mañana es un día importante, me gana el cansancio eso no se lo he dicho, mañana encontraré a mi madre, sea cual sea el precio que deba cargar conmigo.
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